6. No nacimos para odiarnos.

Había sido un largo camino para llegar a Idris.
Alec se bajó de su caballo y atravesó el gran portal que conectaba la ciudad con el mundo exterior. El cazador ya había estado allí antes, en el pasado, cuando solía llamarse Alexander Morgenstern.
Recordaba la primera vez que había estado en ese lugar.

Tenía a penas doce años y su padre los había traído a la ciudad para comercializar con un juego de ajedrez que había hecho con cuernos de brujos.
Valentine lo consideraba una de sus mejores obras y quería enseñarle a sus hijos a tallar objetos, pero Alec siempre se había negado por qué le parecía desagradable.
En cambio su hermano siempre había demostrado interés por la actividad. Alec podía entenderlo. Pero no podía entender por qué el era tan diferente a su familia. Por qué  era la oveja negra?

De niño siempre había querido la aceptación de su padre, pero en cuanto iba creciendo, el tiempo logró que cambiara de opinión.

Alec caminaba por la ciudad llena de puestos de comercio. Su mano sostenía la rienda de su caballo. La gente pasaba a su alrededor, concentrados en sus propias vidas.
Alec pensó que la ciudad no había cambiado mucho desde la última vez que había venido.
Mientras caminaba, en la distancia, un joven lo miraba. Un joven que sostenía una ballesta con una flecha que se dirigía a Alec. Pensó que con un solo disparo, el pelinegro caería muerto. Pero matarlo no era la orden que había recibido.

El desconocido cambio de objetivo de objetivo: el caballo. Con mover el dedo, la ballestas liberó la flecha.

Por un momento, todo iba bien para Alec. Hasta que su caballo dio un gran y profundo relincho, luego calló muerto.
La gente se quedó paralizada cuando escucharon al animal. Alec vio la flecha que sobresalía del constado de este. Luego, miró hacia una casas y allí estaba un arquero. El joven de ojos azules se paralizó, pero no fue por mucho tiempo.
Alec sacó su arco y una flecha, disparó. Pero el desconocido la esquivó antes de sacar una flecha y ponerla en la ballesta para disparar.
Alec esquivó la flecha y esta se clavó en la columna de un negocio. La gente empezó a dispersarse y Alec empezó a hacer lo mismo.

El desconocido vio que la presa escapaba.
-Mierda- dijo.
-Lo lograste?- preguntó una voz.
-No, Clary- dijo el chico.
-Eres un tonto, Simon- le dijo otro.
-Gracias, Jace- dijo con sarcasmo.
-Supongo que habrá que atraparlo a la antigua- dijo Clary, mientras sacaba una daga de su cinturón.
-Le disparé al animal así que no podrá ir muy lejos- dijo Simon.
-Entonces que esperan? Hay que atraparlo y cobrar la recompensa.
-Siempre apurado, he Jace?
-Callete o cortaré tu linda cabeza con mi espada.
-Aww, crees que soy lindo?
-Eres un idiota- dijo Jace antes de besar a Clary- Vamos, bebé, hay que cobrar la recompensa para comprarte esos lindos cuchillos que te prometí.

Los tres amigos empezaron a perseguir a Alec por los techos de las casas y negocios. El pelinegro podía ver que lo perseguían y de vez en cuando les disparaba flechas pero ellos parecían más rápidos.
Sin embargo, Alec era mas inteligente.
Tomó una capucha de un negocio y la usó para camuflarse con otras personas.
Jace maldijo por lo bajo.
-Mierda, lo perdimos.
Los tres estaban con la multitud buscando su objetivo.
Entonces, Clary llegó a vislumbrar una figura encapuchada que parecía esconder un arco.
-Creo que lo vi, chicos- les dijo a sus amigos- Iré por él.
-Clary...-dijo Jace.
Pero la pequeña pelirroja no lo escuchó y empezó a correr hacia el chico.

Alec vio que una de sus perseguidores aún lo tenía en la mira, empezó a correr de nuevo. Llegó a pasar por un negocio de frutas y verduras, tiró un cajón de manzanas para que la pelirroja no lo persiguiera. Pero eso no la detuvo y la fruta quedó esparcida por todo el piso.

Al final, Clary logró acorralar a Alec en un callejón sin salida. Alec sacó su arco y Clary se le quedó viendo con su espada corta en la mano. Ambos estaban jadeando por la carrera, pero no sacaban la vista del otro. Ambos estaban preparados por si el otro atacaba.
Entonces Alec disparó y empezó el combate. Clary daba estocadas, pero Alec las esquivaba con gran habilidad, logrando que la pelirroja se irritara.
Flechas eran disparadas pero Clary era lo suficientemente veloz para evitarlas.
Entonces, un chico rubio y otro castaño aparecieron.
Alec solo sonrió. La pelea tomaba más ferocidad con cada movimiento.
El de ojos azules logró dispararle en el hombro al rubio y a la pelirroja. Pero las flechas se habían acabado.
-Creo que ya no tienes más flechas- dijo Simon.
-Por qué me persiguen?- preguntó Alec.
-Acaso no tienes idea?- preguntó Jace.
Alec solo movió la cabeza en señal de negación.
-Todos quieren tu cabeza- dijo Clary- Por ayudar a brujos, eres un criminal cuya cabeza vale más dinero que otra.
-Me dicen criminal cuando son ellos los que matan y venden marcas de brujo?- dijo Alec- Y ustedes, que son caza recompensas.
-No es nada personal- dijo Simon- Sólo es dinero y fue un gran golpe de suerte que estés aquí.
-Yo me iré y si saben los que les combinen, no me seguirán- dijo Alec.
-Eso no pasará, niño bonito- dijo Simon.
Antes de que Alec pudiera advertirlo, Clary le arrojó un cuchillo a la mano que tenía el arco. La pequeña arma se quedo clavada en su mano y Simon aprovechó para dispararle con su ballesta una red eléctrica.
Alec cayó al suelo, envuelto en electricidad y dolor.
Antes de desmayarse, lo último que vio fue el rostro de sus oponentes y luego llegó la oscuridad.

***

C

uando despertó, estaba encadenando a unas cadenas que colgaban de la pared. Su cuerpo quedando a unos pocos centímetros del suelo.
Luego, un hombre entró a su celda y le tiró un balde lleno de agua fría. Alec empezó a tiritar.
-Despierta, basura- dijo el hombre- Ahora será tu juicio.

El hombre se acercó a sus cadenas y lo liberó, pero antes de que intentara algo más, Alec usó sus piernas para patearlo con una increíble fuerza y dejarlo inconsciente.
El joven de ojos azules se dirigió a la puerta, pero otro guardia lo sorprendió antes de que pudiera salir y le clavó un bastón que  emitía electricidad al contacto. Alec cayó al piso nuevamente.
-No creas que escaparás tan fácil- dijo el guardia.

Alec volvió a ser encadenado y llevado hacia la puerta que llevaba a la salida de la prisión. Su mirada no evitaba posarse en los otros prisioneros, todos dañados con marcas y cicatrices.
Eso es lo que iba a depararle?

Alec llegó a lo que parecía ser una sala de juicio. Allí había un grupo de personas en unas gradas (el jurado) y otro hombre sentado en una silla más alta que otras.
Alec se sintió oprimido por las miradas de todos los presentes que lo estaban juzgando.
Pero llegó a ver a una señorita de cabellos negros como sus ojos, con una piel blanca y quizás la única alma que pudiera tener hacia él un ápice de sensibilidad y compasión.
-Nombre- dijo el juez.
Pero Alec no contestó.
-Nombre- volvió a decir el juez.
-De qué serviría?- dijo Alec- Después de todo, para ustedes ya soy culpable y cuando esté muerto ustedes se olvidarán de mí cuando pase una semana bajo tierra.
-Entonces le diremos...nadie- dijo el juez.
Todos parecían estar de acuerdo.
-Yo quiero saberlo- dijo una voz.

Todos se fijaron en quién había sido la que habló. Era la muchacha.
Alec lo consideró un momento.
-Alexander Bane- dijo al final.

El hombre que estaba al lado de la muchacha se tensó al escuchar la declaración. La joven emitió un gritito.
-Usted sabe de qué se lo acusa?- preguntó el juez.
-Dicen que por ayudar brujos- dijo Alec.
-Tenemos un testigo que confirmó esa información- dijo un hombre que estaba al lado del juez- Que pase el testigo!

Alec se quedó petrificado al ver que se trataba del joven que había escapado aquél día.
-Es él?- preguntó el juez al hombre.
-Si- respondió el otro- Es él quien ha matado a mis compañeros. Él y su...esposo brujo.
-Entonces no hay nada más de que hablar...
-Qué?- dijo la chica- No debe hablar en cerio. Señoría, no puede sostenerse en el testimonio de un solo hombre...
-Señor Lightwood, saque de aquí a su nieta inmediatamente.
-Si, señoría.
-No! Abuelo!
-Isabelle, comportate.

El hombre sacó a la chica, Isabelle, de la sala. Alec sentía que había algo muy raro con Isabelle, algo familiar que no podía detectar.
Cuando el juicio terminó, Alec había sido declarado culpable por sodomía, asesinato y conspiración con brujos. Su castigo será recibir treinta latigazos y de seguir vivo, la muerte.

***

Isabelle refunfuñaba mientras su abuelo la sacaba del brazo a rastras del edificio de justicia.
-No podemos dejarlo!-gritó Isabelle.
-Isabelle, calmate- exigió el hombre.
-No me voy a calmar!
-Que te pasa con ese chico? Solo es un criminal, deja de preocuparte.

Isabelle no contestó, solo apartó el rostro de la mirada de su abuelo y se fue corriendo a su casa donde se encerró en su habitación
Y si ese joven era su hermano perdido?

Hacía no mucho tiempo, uno de los mayordomos le había revelado una verdad que estaba fuera de su conocimiento, porque estaba prohibido siquiera hablar de ese asunto.
Le había sido revelada la verdadera historia de sus padres y que tenía un hermano. Isabelle no había sabido que contestar.
Después de todo, creció con unos abuelos que la amaban y con la mentira de qué sus padres la habían abandonado con ellos. El remordimiento de odio que le hicieron tener fue muy grande, pero no comparado con no saber que fue de ellos durante tantos años.
Pero ahora tenía un hermano. Será posible que padres también?

Durante la cena, se había mantenido callada mientras escuchaba la charla que tenían sus abuelos.
-Dicen que el chico que atraparon era el que conspiraba con los brujos- soltó su abuela.
-Así es, querida- contestó su abuelo- pronto será ejecutado.
-Una enfermo menos en este mundo, que alivio.
-Enfermo?- preguntó Isabelle.
-Si, Isabelle, que más sería?- dijo su abuela, llevándose con tranquilidad un pedazo de carne que tenía en el tenedor a la boca.
-No veo que hay de malo en que un hombre se enamore de otro.
-Isabelle! No digas barbaridades en mi casa.
-Yo solo me pregunto que lo trajo aquí- dijo su abuelo- Por qué salir de la seguridad de su bosque sabiendo que fuera de él podría haber gente que lo quiera muerto, cosa, que fue así.
-Nadie sabe que pasa por la cabeza de gente como él. Entablar relaciones con brujos, perturbar el sistema de un negocio que ha funcionado desde hace mucho tiempo...es tan horrible!
-Creeme, querida, que cuando sea ejecutado habrá fiesta por muchos días. Además, con lo que le harán...
-Que le harán?- Isabelle empezaba a preocuparse más a medida que la conversación transcurría.
-No lo sabes, querida? Ese chico es el único que conoce la ubicación del escondite de los brujos. Los soldados se la sacarán y cuando lo hagan, ninguna de esas abominaciones del demonio podrá salvarse.

Eso había sido suficiente para ella. Se paró de la mesa con la excusa de que no tenía hambre y se fue a su cuarto.

Holaaaa
Así es, volví😎

Espero que les haya gustado el capítulo.
Que les pareció?

Bueno, supongo que aquí empieza el drama.
Pero no se preocupen, ya tengo ideas en mi mente sobre esta historia. Así que, actualizare más seguido.

Besos y saludos😘
También, gracias por leer, votar y comentar💜

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