Final

No sabía en qué momento se había puesto a hiperventilar pero lo estaba haciendo y ruidosamente además. Su madre siempre le dijo que quien subía muy alto en algo, se sentiría adolorido a la caída y bueno, al parecer tenía razón.

En su caso no estaba adolorido emocionalmente, pero sí físicamente, pues por extraño que pareciera, había dejado que aquel extraño le diera placer una vez más y se masturbara sobre él como si aquello fuera algo de todos los días.

Lo que sí tenía era temor, no estaba seguro porqué pero su mente comenzó a divagar en que el señor Shin podría ser alguien malo, es decir... ¿Quién tiene tanto dinero siendo honesto?. En estos tiempos casi nadie.

— Intenta no respirar un par de segundos para que calmes tu respiración o acabarás desmayandote por la falta de oxígeno. —murmuró Wonho a un lado de la cama, arreglandose la ropa.

Él lo miró aterrado. Ni siquiera supo cuándo Wonho se apartó de él, además... ¿Estaba loco? ¿Pensaba ir donde su hermano? ¿Acaso iba a contarle que se metió con su cita, no una, sino dos veces?

— ¿Piensas salir? — preguntó asustado.

Wonho asintió con seriedad mientras acababa de ordenar un poco el desorden que había hecho.

— Quedarme encerrado fingiendo es aún más sospechoso que dar la cara. —admitió.

Hyungwon no pudo contradecir su comentario pero seguía sin parecerle la mejor opción.

— ¿Escapar no es una opción? —preguntó temiendo la respuesta.

— No —afirmó Wonho, mirándolo fijamente—, con él no es una opción. —avanzó hacia el delgado y lo incitó a vestirse, intentando ayudar— confía en mí como lo haz hecho hasta ahora... —susurró ganándose una mirada de preocupación de parte de Hyungwon— vamos a salir de aquí inmediatamente después de que yo te diga, así que por favor, prepara todo. Arreglaré esto.

El delgado asintió sin saber qué más decir. No es como que pudiera hacer algo más tampoco, así que en cuanto Wonho salió de la habitación, se levantó, se vistió y se fue a la habitación que se le había designado cuando llegó a ese lugar, no sin antes hechar un vistazo a lo que había en la casa.

Logró ver a Wonho parado firmemente frente a un hombre mayor, no sabía qué tan mayor era aquel al que llamaban señor Shin, pero parecían estar discutiendo sobre algo muy importante, con la seriedad de quien discute sobre política o algo parecido.

No perdió mucho tiempo en espiar porque lo que menos quería era ser visto y tener que dar vergonzosas explicaciones, así que en cuanto volvió a la habitación recogió todo sin dejar de sentir aquella extraña incomodidad en su cuerpo que rozaba al dolor, pero que por alguna razón no le molestaba sentir.

Simplemente el hecho de recordar lo que había ocurrido poco antes de eso, lo hacía sonreír y pensar que aquel suave dolor no era algo intolerable. Hasta llegaba a pensar que valía la pena.

Mientras estaba sentado en la cama pensando o más bien fantaseando con Wonho, él entró a la habitación sin tocar la puerta lo que le provocó un susto instantáneo.

— Es hora. —murmuró sin mirarlo.

Antes de que pudiera responder, los fuertes brazos de Wonho ya cargaban su pequeña maleta y su otra mano se entrelazaba con la suya provocandole un sonrojo instantáneo.

— P-pero... —respondió mientras bajaban las escaleras.

No pudo objetar nada más, simplemente salieron de la mansión y aunque no lo había planeado, se encontró de frente con aquella persona que no quería ver.

— Hyungwon... —susurró el hombre al verlo.

Él se paralizó por completo y estaba seguro que Wonho fue capaz de sentir el frío que recorrió su cuerpo por varios segundos.

— S-señor Shin... —respondió intentando erguirse y dar su mejor sonrisa.

El hombre no hizo nada más que verlo directamente por un par de segundos hasta que decidió volver a hablar.

— Buen viaje. —respondió sin más.

Wonho volvió a incitarlo a caminar hacia el auto y él lo hizo sintiéndose extraño. No conocía al señor Shin fuera de aquella cosa extraña que no sabía describir, pero por alguna razón, el sentimiento de culpa lo invadió y sentía que le había fallado. Y también a sí mismo.

Ingresó al auto soltando un largo suspiro y desde ese momento hasta casi el final del viaje se dedicó únicamente a mirar por la ventana en total silencio, respondiendo con algún sonido de negación o asentimiento a lo que sea que Wonho quisiera decirle.

Todo lo que podía pasar por su mente era aquello que su consciencia le gritaba, haciendo énfasis en aquella parte que le reclamaba lo tonto que era por dejarse llevar por su inmadurez y perder el dinero que necesitaba. Era tener una aventura con un chico o millones en sus bolsillos pero por alguna razón eligió lo primero.

Se sentía culpable aunque por extraño que pareciera no podía arrepentirse. Sobretodo porque aquel mismo tonto con el que había tenido sus primeras dos experiencias sexuales estaba a su lado viéndolo con preocupación y acariciando su brazo con una delicadeza impecable que solo le hacía querer congelar el tiempo y quedarse a vivir ahí para siempre.

— ¿Por qué tan triste? —susurró Wonho paseando su mirada entre el camino y su rostro— ¿Estas... —hizo una breve pausa— Arrepentido?

Él le sonrió débilmente y negó. No mentía, no estaba arrepentido en lo absoluto pero si se sentía culpable y triste porque todo acabara.

— Es solo que todo ha sido tan caótico que el volver a casa se siente extraño... —respondió mirando hacia el mayor— ya sabes, volveré a mis asuntos... Al trabajo de medio tiempo, a la universidad... —suspiró— aún no sé como pagar algunas cosas que me faltan así que supongo que tendré que buscar un trabajo extra por ahí.

Wonho asintió mientras bajaba la velocidad del auto considerablemente, sabiendo que estaba a pocos metros de llegar a la casa de Hyungwon.

Se había acabado y ninguno parecía querer aceptarlo.

— ¿Te sientes mal por todo esto? —preguntó en un susurro sin poder mirarlo a la cara.

— Un poco. —admitió Hyungwon— Es decir, por el hecho de que las cosas no fueron según lo planeado y no soy de las personas que improvisan.

Wonho sonrió aún mirando a la carretera.

— Improvisaste muy bien... —confesó provocando que Hyungwon se sonrojara violentamente.

Sonrió como un tonto tomando aquellas palabras de doble sentido como un cumplido, pues el hombre de su primera vez parecía complacido con la experiencia y de alguna manera aquello alimentaba su ego y le hacia sentir que aquella experiencia no fue en vano del todo. Pero igualmente le resultaba agridulce el simple hecho de ver que el auto se detenía justo frente a su residencia.

Soltó un largo suspiro sin poder ocultarlo y sus ojos se cristalizaron sin motivo. Entonces miró hacia Wonho quien tenía la mirada puesta en el volante como si tampoco quisiera decir adiós.

— Yo... —se rascó el cuello con nerviosismo. No sabía exactamente qué hacer, sobretodo si los recuerdos del comentario tonto de Wonho al verlo por primera vez venía a su mente— no sé qué decir realmente... —confesó en voz baja— así que gracias, supongo.

Esperó recibir alguna respuesta de parte de Wonho, no sabía precisamente qué, pero algo. Quizá un adiós aunque sea, pero no hubo nada más que un asentimiento.

Mentiría si dijera que aquella simpleza en sus acciones no lo hicieron sentir mal, pero se reprendió internamente, recordandose a sí mismo que aquello no se trataba nada más y nada menos que de un experimento que salió mal.

Tomó su maleta del asiento trasero y abrió la puerta dispuesto a salir sin mirar atrás, sintiéndose vacío.

— Hyungwon... —escuchó a su lado, entonces volteó esperanzado de escuchar algo bueno o al menos algo que lo reconfortara de aquel vacío— ¿Puedo besarte una última vez? Lo siento, pero tus labios son muy tentadores y si no nos vamos a volver a ver nunca, al menos me gustaría recordar un buen beso.

Aquello no lo reconfortó, sin embargo no pudo negarse a la petición porque también sentía que ese beso era necesario por algún motivo. Entonces se acercó al mayor en señal de que su respuesta era positiva y sus labios no tardaron en unirse en un beso lento y suave de ojos cerrados que duró un par de minutos que se sentían eternos y al mismo tiempo demasiado rápidos.

Pero al igual que todo en la vida, el beso llegó a su fin y se sonrieron mutuamente, diciéndose adiós sin palabras.

— Suerte con todo... —susurró Wonho.

Él asintió con una débil sonrisa.

— Lo mismo para ti... —respondió sin ánimos.

Wonho también asintió y en cuanto él se bajó del auto, el mayor le hizo un ademán para decirle adiós a lo que él respondió con una sonrisa para finalmente cerrar la puerta del auto y verlo arrancar.

Se quedó de pie mirando el auto hasta que desapareció de su vista y fue hasta entonces que soltó un largo suspiro y se dispuso a ingresar a su apartamento. No sabía cómo sentirse, pero sí sabía que quería llorar hasta el cansancio, una buena ducha y dormir. Quizá llorar mientras se duchaba o llorar hasta dormir. O quizá todo mezclado, como sus sentimientos.

Al llegar adentro, cerró la puerta y se lanzó a su cama mientras tocaba con la punta de su dedo la textura de sus labios. Aún sentía el cosquilleo de los labios de Wonho sobre los suyos y si cerraba los ojos podía jurar que lo miraba sonriendo o soltando algún chiste estúpido y comenzó a llorar.

Lloró porque por primera vez en mucho tiempo se sentía tan culpable por todo. Era su culpa haber iniciado algo así, era su culpa haber fallado en el plan, era su culpa que Wonho se haya enojado, era su culpa lo de volver a estar con él, y más que nada, era su culpa dejarlo ir tan fácil.

Todo, todo era culpa suya y aunque a su ego le dolía, debía admitirlo en voz alta.

Se sentó en la cama molesto consigo mismo y miró la caja en donde había  llegado todos los regalos previos al fin de semana acordado y apuntó mentalmente que debía devolver todo, incluso la ropa que se le había regalado.

Recogió su maleta y comenzó a sacar de ella aquellas bonitas prendas que llevaba para pasar el mejor fin de semana de su vida, pero que resultó ser de todo menos tranquilo. Entonces sacó las prendas que no le pertenecían y comenzó a devolverlas a la caja una por una. Hasta que se encontró con algo extraño ahí.

Un sobre color rojo vino estaba encima de su ropa, resaltando con justa razón y sellado al parecer. No recordaba haberlo visto antes, sin embargo no tardó en tomarlo para ver de qué se trataba aquel extraño sobre.

Cuando lo abrió, lo primero que figuró frente a sus ojos fue un jugoso cheque a su nombre que casi le provocó un infarto. Jamás había visto tantos ceros en una cifra que fuera destinada a su nombre. Luego había otro papel simple que parecía simplemente tener un par de números escritos a mano. Y por último un papel doblado que parecía ser una nota que decía: “Ha sido un fin de semana maravilloso, me alegro que hayas sido tú en todo tu esplendor, sin fingir, sin pretender ser alguien que no eres. Te has portado bien en general y aunque no de la manera que esperábamos, esa primera vez fue excelente, espero que pienses lo mismo que yo. Debo admitir que me sentí molesto contigo por haberme ignorado tantas veces con mis declaraciones cursis en las servilletas cada vez que dejaba tu propina en la cafetería a la cual voy solo por verte y que prefirieras elegir hacer algo como esto, pero de cierta forma me alegra que lo hicieras y tambien me alegra que te gustara esta versión fresca de mí... ¡incluso me sentí más joven! En tus manos dejo dos cosas que pueden servirte mucho; una es el cheque con el dinero que prometí, seguramente te ayude en tus estudios y demás. La otra es mi número telefónico, no prometo ser la persona más interesante del mundo, pero sí la persona que esté para ti, siempre... Piénsalo y elige bien.

Psdt: El señor Shin que conociste era mi padre, le conté con demasiada emoción que por fin me hiciste caso y tuvo que ir a convencerse por sí mismo...  ( ತ_ತ ) aunque eso hizo que todo el misterio pareciera más real, lo siento por eso. <3 ”

— Sr. Shin Hoseok.
(Wonho solo para ti <3)


Lo que sentía en aquel momento era indescriptible. Jamás había deseado tanto matar a alguien y besarlo al mismo tiempo.

¡Wonho, maldito hijo de...!

¿Quién tenía la culpa?
Pero más importante:
¿A quien demonios le importaba
eso cuando tenía una importante
llamada por hacer?

Maldito señor Shin.
Maldito Wonho.

Maldito y perfecto hombre.
Maldita necesidad de volver a besarlo.
Todo era su maldita y muy dulce culpa.

[ F I N ]

• ✘•

Buenaaaas xD
Ahora por fin se sabe todo ah.
Gracias por acompañarme al final de esta corta historia, ya saben que al igual que siempre estaré publicando un epílogo próximamente y ya veremos como están las cosas después de este punto xD

Hasta pronto
🖤

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top