10.
Los húmedos labios de Wonho se paseaban con libertad por todo su cuello y jamás se había sentido tan extasiado. Al menos naturalmente.
Se aferró a la ancha espalda del mayor con una mano y con la otra tiró de los mechones de su cabello que se enredaban en ella mientras atraía la cabeza del contrario como si deseara hacer que su lejanía se redujera aún más, sin importar que ya no había más distancias.
Esta vez no habían afrodisíacos de por medio o la expectación de estar con un total desconocido. Esta vez se trataba del deseo que sentía cuando veía a Wonho y de lo mucho que deseaba que poseyera su cuerpo nuevamente sin importar el dolor de después.
No sabía qué era lo que le excitaba más; aquella traviesa mano que le acariciaba la entrepierna sin vergüenza o la jodida sonrisa victoriosa que sabía que Wonho pintaba en su rostro cada vez que sus caricias le arrancaban un jadeo.
— Van a escucharte... —susurró sin separarse demasiado de su sensible piel, provocando una nueva corriente que lo atravesó entero— ¿Quieres que te esuchen gemir mi nombre?
No pudo evitarlo y volvió a gemir ante esa pregunta. No entendía como era posible que aquel hombre lo tuviera tan extasiado apenas con un par de besos y caricias.
— No me importa... —jadeó con los ojos cerrados.
Claramente sintió como los labios de Wonho formaron una sonrisa contra su cuello, hasta separarse lentamente.
— ¿Seguro? —preguntó viéndolo directamente a los ojos.
No. No estaba seguro de nada, pero mierda, ¿como iba a negarse a sí mismo el placer de volver a estar con la persona que lo estaba viendo de esa manera?
Afortunadamente no tuvo que responder nada porque antes de que lo hiciera, Wonho le dio la vuelta y lo obligó a apoyar las manos contra la pared para evitar chocar.
Si estar con Wonho ya era demasiado para él, el simple hecho de estar en aquella posición y sentir el cuerpo de Wonho acercándose al suyo lo hacía desfallecer. El misterio de no saber lo que Wonho haría después era aún más intrigante.
— ¿Qué pasaría si me detengo ahora? —susurró dejando un beso en la parte trasera de su cuello al mismo tiempo que colaba sus manos por debajo de su costosa camisa, rozando su abdomen muy suavemente solo con la punta de sus dedos— Dime...
Hyungwon se apoyó con más fuerza en la pared cuando aquellas traviesas manos que lo exploraban subieron hasta sus pequeños pezones que estaban totalmente duros.
— Cállate... —pidió en medio de un jadeo— por favor...
No supo en que momento, pero de alguna manera Wonho se las había arreglado para desabotonar su pantalón y una mano suya había empezado a colarse entre su ropa interior, provocandole un severo escalofrío.
Volvió a gemir y sintió sus piernas flaquear ante su tacto sin embargo la otra mano de Wonho lo apretó por la cintura para sostenerlo y acabó por apretarlo contra su cuerpo, entonces supo claramente que Wonho estaba igual de excitado que él.
— Pensé que me odiabas por dejarte adolorido... —se burló en un susurro mientras masajeaba su húmedo miembro arrancandole varios gemidos y jadeos— pensé que querías mantenerte a salvo de mí... ¿Acaso ahora te apetece más dolor? —sacó su mano de la ropa interior del delgado y agarró su trasero con fuerza— ¿Acaso me dejaras que vuelva a entrar aquí? —preguntó soltando una fuerte nalgada que le arrancó un suave grito— ¿Qué hay del señor Shin?
El cansado Hyungwon gruñó un poco molesto. No quería más burlas, ni altanerías. Quería que lo poseyera y no había más explicaciones.
— No me importa. —gruñó y se dio la vuelta de nuevo para quedar frente a él— ¡No me importa! —le gritó dando un suave golpe en su pecho y mirándolo fijamente— ¿A quien demonios le importa el señor Shin cuando estas tú aquí?
Wonho sonrió complacido de aquella respuesta y sin esperar más reclamos volvió a besar al menor casi con salvajismo. Sabía que a ese punto, Hyungwon ya estaba casi desesperado y si el delgado quería más de él, iba a complacerlo.
Aprovechó a lanzarlo a la cama y técnicamente le arrancó la ropa hasta dejarlo totalmente desnudo y a su disposición. Suyo.
No pudo desaprovechar la oportunidad de apreciar aquel blanquecino cuerpo sudoroso que tenía en su cama. Delgado, blanco como la nieve pero jodidamente excitante y suyo. Solo suyo.
— ¿Sabes que mañana es lunes? —preguntó con una sonrisa divertida. Hyungwon frunció el ceño pero negó. Estaba un tanto aturtido por todo la odisea que había estado viviendo como para pensar en el maldito lunes y en todas sus responsabilidades— Sabes que si te follo ahora como quisiera, estarás mal por días de nuevo... ¿No es así?
El delgado volvió a fruncir el ceño.
— No piensas parar ahora, ¿o si? —cuestionó al borde de la molestia. Pero Wonho simplemente sonrió y negó mordiéndose los labios mientras bajaba lentamente hacia su pecho.
— No... —susurró poco antes de dejar una suave mordida en su pezon izquierdo— no dije eso... —volvió a susurrar repitiendo su acción pero en el otro lado— solo digo que... Voy a hacer un pequeño sacrificio para no sacrificarte a ti.
Hyungwon tragó con fuerza sin poder dejar de jadear al sentir a Wonho besando todo su abdomen y dejando de vez en cuando pequeñas lamidas en sus zonas más sensibles.
— ¿Q-qué...? —preguntó a los segundos, después de que su cerebro procesara lo que el mayor había dicho.
Pero para cuando ese momento llegó, Wonho estaba ocupado como para seguir hablando. Sin previo aviso tomó el miembro de Hyungwon en su boca e hizo una succión tan poderosa que arrancó un grito del menor e hizo se sentara en la cama.
Soltó una risita al ver la reacción del menor. Todo era nuevo para él y cualquier cosa alteraba su cordura a unos niveles insospechados. Era tierno y excitante, definitivamente esa era la definición perfecta para Chae Hyungwon.
— Necesito que te recuestes... —pidió sin dejar de masajearlo y de dar presión sobre él— vamos a darle un poco de alivio a tu cuerpo... —se supo de pie y lo soltó un poco para finalmente traer un pequeño envase que movió en el aire— Afortunadamente estoy preparado.
No tardó demasiado tiempo para vertir el líquido en ambas de sus manos ante la atenta mirada de Hyungwon quien aún no lograba regular su respiración. Con mucho cuidado volvió a retomar su labor, pero está vez lo acompañó con una lenta intromisión que no tardó en ser notada por el menor.
Decir que Wonho no sabía lo que hacía, sería mentir. Wonho sabía lo que hacía y lo hacía malditamente bien, tanto que lo tenía retorciéndose en su cama y apretando las sábanas con sus manos incluso cuando no había una penetración real. Sabía que si la hubiera habido, todo estaría aún más intenso de lo que ya estaba.
Todo era muy caótico y estaba sintiendo placer en áreas de su cuerpo que no sabía que existían, pero que a partir de ese día no podría olvidar. Y como si todo lo que estaba ocurriendo no fuera suficiente, la boca de Wonho volvió a hacer de las suyas y no contuvo ninguno de los sonoros gemidos que emitía su cuerpo involuntariamente.
A ese punto no le importaba nada. Y el señor Shin se podría ir al infierno si quería.
En aquel momento donde su cuerpo le anunció con un conocido hormigueo que su orgasmo estaba cerca, tomó el cabello de Wonho con fuerza y lo obligó a apartarse para finalmente derramarse sobre su propio abdomen y manchando un poco la sábana.
Wonho miró su manchado abdomen y el leve temblor de su cuerpo con una sonrisa.
— Lindo... —suspiró poniéndose de pie— ¿puedo?
Señaló su entrepierna y Hyungwon asintió en repetidas ocasiones. No podía negar aquella preciada oportunidad de ver a Wonho darse placer frente a él.
Era algo que no sabía que necesitaba en su vida, hasta ese momento.
Mientras el mayor retiraba sus prendas inferiores apenas lo necesario para dejar libre su firme erección, él le invitó a que se posicionara sobre él, pues si iba ver un espectáculo de esa magnitud, debía verlo bien.
Wonho comenzó con su labor estando a la altura de su pecho, con una rodilla a cada costado suyo. Sus manos viajaron a las piernas de Wonho y se encargó de dejar alentadoras caricias ahí mientras sus ojos se perdían en la escena que tenía delante y en lo mucho que deseaba poder tener la experiencia para darle placer de la misma manera que Wonho se la había dado a él, pero solo se limitaba a acercarse a dejar un par de lamidas en la punta cada cierto tiempo, arracando un par de suspiros de parte de Wonho hasta que el mayor también obtuvo su ansiado orgasmo y se derramó sobre el pecho del delgado, encargándose de dejar un rastro de su líquido en ambos pezones del menor por el simple hecho de que era excitante ver a Hyungwon limpiándose con los dedos suavemente.
Habían tantas cosas que quería hacer con él, tanto por enseñarle, tanto por darle que el tiempo se le hacía corto. Estaba a nada de pedirle un poco más y esta vez si hacerlo como debería, pero en ese momento su puerta fue golpeada, sobresaltando a Hyungwon quien borró todo rastro de felicidad de su rostro.
— ¿Si? —preguntó Wonho frunciendo el ceño hacia la puerta.
Hubo un corto silencio del otro lado hasta que la voz de Domo se escuchó.
— El señor Shin ha llegado hace un rato y solicita su presencia en la oficina... —informó quizá con demasiada preocupación.
Automáticamente la mirada de Hyungwon se posó en Wonho con demasiado temor y él simplemente soltó un largo suspiro.
¿Era probable que todo se
fuera a la mierda?
Sí, lo era. Pero no era su culpa,
era del tonto que se dedicó a seducirlo
primero en vez de escapar antes.
• ✘•
El próximo cap es el final.
¿Qué creen que pasará?
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