Capítulo 7
La costumbre de levantarse temprano todos los días se había adherido a él como una fuca rutina. Apenas abrió los ojos notó la peculiar luz que ya inundaba el área. Era difícil adivinar la hora cuando todo estaba cubierto por aquel color tan pálido, cuando ni siquiera el gallo del matadero había soltado su canto matutino.
Se llevó las manos a los ojos y los restregó por un instante, notando los pasos apresurados que ya se dirigían a su posición. Cuando volvió a separar los párpados percibió la figura de Alby a su lado, quien ya se llevaba un dedo a los labios para indicarle que guardara silencio y que mirara hacia arriba.
Los ojos pardos aún adormilados obedecieron al instante, terminando por abrirse como platos al notar que sobre ellos se alzaba un cielo gris, carente de sol, de nubes, de todo. Un ahogado gemido brotó de sus labios al instante. Si tenía que agregar algo más a las fucas cosas a las que preocuparse además de Tommy, eso terminaba por quedar en el primer puesto.
Miró de nuevo al líder del área poco antes de ponerse de pie de un simple movimiento, siguiendo de cerca los pasos que daba el moreno entre los cuerpos aún adormilados sobre el césped.
Caminaron durante unos minutos antes de que finalmente, el rubio fuese capaz de divisar las figuras de los demás larchos que eran los Encargados del lugar. Sí, era algo grave, pero había pasado tan de repente, que no había tiempo siquiera para organizar una asamblea.
—¡Shuck! —fue la voz de Minho la que le sacó de sus pensamientos, en conjunto con aquella risa contenida que el asiático luchaba fieramente por contener entre sus labios—. Newt, ¿Por qué plopus demoraste tanto? ¿Acaso estabas...?
—¡Carajo, Minho! —la voz del rubio sonó para interrumpir la pregunta del larcho que no paraba de mirarlo con los ojos más chinos de los que ya era acreedor—. ¿No puedo dormir en paz por un día de mi vida? Cierra la fuca boca y empezemos con esta mamada —. Rodó los ojos y centró su atención en Alby, quien ya le estaba mirando interrogante y en silencio.
Pero realmente no había tiempo para pensar en cosas garlopas, estaban ahí para discutir la situación actual del área, no para que Minho se burlara de la escena que había interrumpido hacía unos días.
—¿Y bien? —había sido Zart el primero en tomar la palabra tras aquel extraño montaje, escrutando con su apagada mirada a todos los ahí presentes.
—¿Y bien qué? Esto no tiene sentido —de nuevo había sido Minho el que tomó la palabra, cruzándose de brazos al tiempo que rodaba los ojos y soltaba un suspiro exasperado.
—Debemos seguir con nuestras tareas —Sartén habló, tratando de sonar neutro, manteniendo la esperanza que ya amenazaba con romperse en el hueco que existía entre sus palabras.
—¡Exacto! Este shank tiene razón, estamos perdiendo valioso tiempo parados como garlopos inútiles aquí.
—¡Shuck! Minho, cierra la fuca boca y déjame pensar —la voz de Alby había sonado a tiempo para callar a todos los que ahí se encontraban.
Newt solo había observado a todos en silencio. Estaba preocupado por el sol, si claro, el fuco cielo ahora parecía una maldita maquinaria averiada, pero había otro problema que le había dejado casi toda la noche despierto, y ese problemita era ligeramente más pesado que lo que sucedía a su alrededor. ¿Cómo había llegado hasta ese fuco punto? Si, claro, Thomas era más importante que seguir con vida, genial.
—La larcha sigue dormida ¿No? —habló finalmente Winston, sacando a todos de sus cavilaciones y centrando su atención en él— Las cosas están cambiando, desde que ella llegó...
—Sabíamos que esto iba a terminar algún día —el rubio finalmente había tomado la palabra. No le apetecía hablar de Teresa, no cuando era capaz de traer a su mente la escena de Thomas huyendo de ella. No le agradaba ni por asomo—. Tarde o temprano pero lo haría. Nos están obligando a apresurarnos ¿No? Nos quedamos sin sol para las plantas. Creo que deberíamos... Hacerlo —hizo una pausa, logrando que la mirada de Alby le escrutara en silencio, como si no supiera a qué rayos se refería con ello.
—Debemos continuar con nuestras tareas, como dijo Sartén —. Prosiguió hablando, sabiendo de antemano que el líder no estaba en condición de tomar una decisión por aquel instante. Los murmuros a sus espaldas le hacían notar que los demás habitantes ya despertaban, y notaban el problema sobre sus cabezas —. Los corredores tienen el papel más importante en esto ¿No? — esta vez miró a Minho, quien había abandonado el rostro de burla y lo había transformado en uno de seriedad total —. Solo eso, debemos estar preparados. — finiquitó mientras se cruzaba de brazos a la altura del pecho y se llevaba la diestra a la boca, mordiendo la uña de su pulgar como un mero acto de nerviosismo.
Los demás a su alrededor hablaron, pero Newt ya se había desconectado por aquel instante. Sus ojos pardos habían regresado al área, específicamente al lugar donde se hallaba Thomas, quien ya se movía entre los demás habitantes y observaba al cielo. Notó la pequeña y regordeta figura de Chucky a su lado, terminando por suspirar al instante. No fue capaz de notar cuando los demás shanks a su alrededor se dispersaron, no al menos hasta que el peso de la mano del asiático sobre uno de sus hombros, le trajo a la realidad de nueva cuenta.
—Shuck, Newt, sé más discreto. No le daré el día libre a Tommy así que descarta la idea de enrollarte con él hoy —la risa burlona del asiático que había acompañado aquel susurro, tan solo había logrado que el rubio le mirase como si estuviese a punto de matarlo, pero por supuesto, el Encargado se había separado lo suficientemente rápido para evitar ser incinerado por los ojos color chocolate de Newt.
Más que agregar, si, además del rollo con Tommy, tenía el problema del cielo, y ah si, a Minho que no paraba de joderle con el primer tema. ¿Por qué demonios no lo publicaba para que todos se enteraran? Rodó los ojos con exasperación al segundo en que fue capaz de retomar su camino, ignorando la rutina que Thomas ya iniciaba en compañía del asiático de mirada rasgada.
Además ¿Qué tenía que pensar? Lo que había sucedido en el Cuarto Oscuro no debía ser importante. Solo había sido cosa de una noche, de una calentura ¿No?
Claro, debía decirle eso a sus manos que ya temblaban a sus costados, delatando lo bien que recordaba el tacto de la piel de Tommy debajo de sus yemas. Otro suspiro y Newt ya estaba pensando que la vida se le escaba en el medio de estos. Esas mamadas eran cosas de shanks, de larchas inútiles, no eran para él.
Apretó los labios en una fina línea antes de regresar su atención a los habitantes en la cocina, específicamente en Sartén, quien parecía ignorar todo el problema a su alrededor y continuaba sirviendo el pan tostado como de costumbre. La envidia le hizo sonreír un poquito, ¿Cómo era posible que ese shank estuviese tan tranquilo cuando tantas fucas cosas raras pasaban a su alrededor?
Cogió uno de los platos de pan tostado con mermelada antes de ir a tomar asiento, no demorando absolutamente nada en notar la pequeña figura regordeta que terminó por instalarse a su lado en la mesa.
—Newt...
—Tranquilo, Chucky —habló el rubio mientras observaba el pan en el blanco plato, como si este fuese a desaparecer solo por el simple hecho de mirarlo hasta el cansancio— Las cosas no pintan bien, pero las hemos tenido peor ¿No? Aún hay comida y agua —finalizó sonriendo, tratando de tranquilizar al menor con ese simple gesto.
El chico solo había apretado los labios a la par que trataba de fingir una sonrisa. Fue la mano de Newt sobre su espalda la que con suaves palmaditas, habría terminado por pintar una expresión de quietud verdadera sobre las facciones de Chuck.
—Thomas va a resolverlo, él resolverá el laberinto, nos llevará a casa, lo prometió —. La sonrisa que se había pintado tan amplia en los labios del larcho, logró que el corazón de Newt se encogiera en su pecho. Él también quería confiar en Tommy, él también quería creer que existía una salida y que el castaño sería capaz de encontrarla.
—Lo hará, Chucky, lo hará.
Sus ojos se quedaron fijos en la caja. No se había movido y la hora de los suministros había pasado desde tiempo atrás. No llegarían era demasiado obvio a ese punto, además de quitarles el sol, ahora los Creadores les habían quitado la materia prima para subsistir en el lugar.
Aquello debía ser suficiente para quebrar a cualquiera, pero no tenía tiempo para detenerse a pensar en eso. Cierto, era desesperante y desalentador ¿Y qué ganaría con darle vueltas al asunto? Alby ya había comenzado a recorrer las áreas para dar la instrucción de la racionalización. No sabían cuánto tiempo tendrían que aguantar bajo esas condiciones, y lo único que quedaba por aquel instante, era esperar. El laberinto debía traer alguna novedad, si todo a su alrededor estaba cambiando a pasos agigantados, no había razón para dudar que aquel enorme lugar no daría alguna señal buena para variar.
Soltó un suspiro mientras volvía a morder la uña de su pulgar, escuchando como los shanks a su alrededor continuaban hablando, pero no fue capaz de distinguir ni una sola palabra de aquello.
Regresó sobre sus pasos en dirección a la Finca, aunque su mirada de vez en cuando terminaba por desviarse a la puerta por la que Thomas se había ido aquella mañana, como si esperara verlo aparecer de forma mágica entre esas paredes y dedicarle una de sus sonrisas.
Eso era lo que necesitaba por aquel instante: era algo que jamás había sido capaz de notar, pero las propias terminaban por instalarse en sus labios con la sola presencia de Tommy a su alrededor. ¿Por qué la presencia de aquel shank le pesaba de aquella manera?
Soltó otro suspiro, ya había perdido la cuenta de cuantas veces había repetido aquella acción durante el día, pero rogaba que nadie se hubiese dado cuenta de ello.
—¿No han vuelto? —las palabras de Alby le sacaron de sus pensamientos de un segundo a otro, obligándose a mirar al moreno que se había posicionado a su lado desde hacía unos minutos atrás. Se maldijo por no haberse percatado de ese detalle, y por el hecho de que el líder había notado el lugar hacia el que miraba.
—No todos —no iba a mencionar el nombre de su corredor favorito, no junto a uno de los shanks que le conocía mejor y podía deducir fácilmente, la pequeña ensoñación con la que ese apodo se deslizaba fuera de sus labios.
—No confío en ese shank. Todos lo miran como si fuese un fuco dios —por supuesto, Alby poco ya podía recordar de lo que había visto durante la transformación, y la prueba de ello se hallaba en la manera en la que se expresaba de Thomas.
—No los culpes por tener esperanza, shank. Dale el beneficio de la duda —. Las palabras de Newt habían logrado que los oscuros ojos del líder se posaran en él, mientras la duda asaltaba su rostro, como si le preguntara en silencio como era posible que tuviese esa clase de pensamientos.
—Shuck, Newt —el rostro del moreno se relajó y media sonrisa se escapó de sus labios. Newt temió por un segundo e hizo un repaso mental de la situación de días anteriores. Si Alby supo de su pequeña trifulca con Thomas, no había mencionado nada al respecto, al menos no hasta ese momento—. Espero tengas razón.
Toda la tensión que se había instalado en el rostro del rubio terminó por desaparecer tras eso. Agradeció a Alby en silencio por aquellas palabras, poco antes de notar como este finalmente se alejaba y le dejaba en paz con sus retorcidos pensamientos.
Se llevó una vez más la mano a la cara, tan solo para quitarse la pequeña y fina capa de perlado sudor que ya se había adherido a su piel, poco antes de notar como dos figuras finalmente se asomaban por las puertas del laberinto y se perdían en dirección de la Sala de mapas. La tranquilidad volvió a inundar su cuerpo.
Se estaba preocupando demasiado por Thomas ¿Y todo para qué? De nuevo se halló odiándose por pensar de demás y confundir las garlopadas que habían pasado entre ellos. El cielo estaba muerto sobre sus rubios cabellos, la caja estaba atorada y él, bien él solo estaba pensando en mamadas.
Rodó los ojos y dejó que sus pasos le guiaran de nuevo hasta la cocina, la cena estaba a punto de ser servida y aunque no tenía ni una pizca de hambre, no iba a desaprovechar una de las pocas actividades que le mantenían la mente ocupada.
Sartén terminó por recibirle con una enorme sonrisa en los labios, como si estuviese tratando de enmascarar toda la preocupación que le abordaba con aquella expresión; pero Newt lo agradeció en silencio. Devolviendo el gesto, terminó por tomar uno de los platos rebosantes de pasta y fue a tomar lugar en una de las mesas que yacían más alejadas. Necesitaba estar solo, no quería hablar y si era posible, solo quería centrar su atención en el delicioso queso derretido que adornaba la comida en su plato.
Enrolló un par de fideos en su tenedor y estuvo a punto de llevarse el primer bocado a los labios, pero el plato que fue colocado en la mesa justo a su lado, le hizo separar sus ojos pardos de sus alimentos y fijarlos en la figura del shank que tomaba lugar junto a él.
Durante un segundo el aire le hizo falta en los pulmones, pero fue capaz de enmascarar todos aquellos sentimientos desbordantes y fingir que la comida era mucho más importante que la presencia del castaño.
—Creo que jamás seré capaz de seguirle el paso a Minho. —Murmuró nada más al dejarse caer a un lado del mayor, mirándole apenas por el rabillo del ojo a la par que sus manos iban a parar de igual manera, al plato de comida.
—Te lleva años de ventaja, shank, no te hagas ilusiones —la voz de Newt había sonado normal, quizá hasta un tanto forzada para poder alcanzar ese tono, probablemente esa había sido la razón por la que el rubio se apresuró a llenarse la boca de fideos, evitando continuar hablando al menos por aquel instante.
—Newt... —la voz de Thomas había sonado en un susurro apenas audible para que el rubio a su lado pudiese escucharle.
Pero el mayor solo se limitó a tragar el bocado que tenía de momento, moviendo la cabeza para fingir disfrutar la comida mientras ignoraba al larcho junto a él.
—Newt... —de nuevo su nombre se deslizó fuera de los labios que le quitaban el sueño, logrando que finalmente, la mirada parduzca del mayor se centrara por breves segundos en el castaño—. Tenemos que hablar.
El corazón estuvo a punto de detenérsele por aquel instante. Era natural que el chico quisiera hablar, es decir, ¿Quién en su sano juicio dejaría las cosas como estaban? Y aunque el rubio se había propuesto no pensar en ello, tal parecía que el corredor no había seguido esa línea de pensamientos.
—¿Encontraron algo nuevo en el laberinto? Creo que eso deberían hablarlo cuando Alby esté presente —la nula entonación que había usado por aquel instante le había sorprendido, incluso a él mismo, pero no quería tocar el tema, no estaba listo, no aún.
—No me refiero a eso, lo sabes —. Había un breve atisbo de decepción en las palabras de Thomas, como si este hubiese estado esperando a que Newt sacara el tema, algo que definitivamente no iba a pasar.
—Lo siento, entonces no sé de qué hablas —la mirada del rubio estaba centrada en el tenedor, ese que ya tenía enrollados un par de fideos en él.
—Newt... —hizo un último intento, Thomas de verdad quería sacar el tema sin llegar a ser él quien lo mencionara abiertamente, pero a ese punto, sabía que no obtendría nada del mayor si no era lo suficientemente claro—. Sabes que hablo de... De la otra noche.
El rubio tuvo que obligarse a mantener la postura, con sus extremidades tensas descansando sobre la mesa, no se había atrevido a mirar al shank a su lado ni una sola vez por aquel segundo.
—No hay nada qué hablar, shank. No lo intentes —esta vez optó por llevarse un nuevo bocado a los labios, mientras trataba de concentrar su atención en la sensación ardiente de la comida que ya le quemaba las papilas.
La mirada color miel decayó al instante, como si tuviera las palabras en la punta de la lengua pero no se atreviera a mencionarlas, y Newt, Newt agradecía ello. Contaba con que Thomas se detuviera a ese punto y dejara el tema de lado. Pero no lo hizo.
—Newt... Yo...
—No necesito nada de esto, Tommy —la voz del rubio sonó firme, dispuesto a interrumpir cualquier otra palabra que osara deslizarse fuera de los bonitos labios que ostentaba el menor—. No esperes nada de mí. No voy a comportarme como una idiota shank enamorada y espero que hagas lo mismo —hizo una pausa, sin detenerse a mirar la figura del larcho que yacía a su lado—. El sol desapareció y los suministros dejaron de llegar, Thomas. Me parece que hay cosas más importantes de las que encargarse.
Los ojos color miel se quedaron fijos en la figura del rubio, esa que aún continuaba inmutable a su lado, como si las palabras que estuviese soltando por aquel instante no tuviesen la más minima idea del impacto que causaban en él.
—Newt, espera, yo...
—Detente —esta vez los ojos pardos del rubio finalmente se apartaron del plato sobre la mesa, dignándose a mirar las bonitas almendras que yacían sumidas en el medio de dos charcos contenidos. El corazón de Newt se le estrujo en el pecho y estuvo a punto de detenerse por aquel instante, pero no lo hizo—. ¿Qué quieres saber, Tommy? —hizo otra pausa en el medio de sus palabras mientras sus iris se movían rápidamente, escrutando la figura del castaño a su lado, ese que yacía con los hombros caídos y con la mirada a punto de estallar en lágrimas.
Aquello definitivamente debía ser suficiente para que el rubio se tragara su orgullo en conjunto con sus preocupaciones, pero como había sucedido anteriormente, no lo hizo.
—Me gustas ¿De acuerdo? —la voz le sonó en un hilo, sintiéndose tan expuesto, que no pudo mantener más tiempo sus ojos clavados en Thomas, no cuando ese pequeño brillo de esperanza relució en sus ojos y le hizo querer desistir de nueva cuenta—. Pero yo no lo pedí —las palabras continuaron brotando de sus labios, el filtro de su mente se había desconectado desde tiempo atrás y realmente, no estaba razonando ni una sola de las cosas que por aquel segundo le estaba soltando al corredor. Solo estaba dejando que todo se deslizara fuera, como sea —. Y no lo quiero.
El tiempo se detuvo por aquel momento entre ambos. El aire se tornó denso y la atmosfera estaba tan tensa, que podía ser rebanada con un cuchillo.
Thomas presionó sus sienes con ambas manos, y tardo más de medio minuto en poder recuperar el habla.
—¿Por qué me dices algo que ni siquiera quieres sentir, eh? ¿Tanta vergüenza te provoca ese sentimiento, Newt? —. Apretó los puños que descansaban sobre la mesa, y clavó su penetrante mirada amielada en aquellos bonitos ojos color chocolate en los que tantas veces se había perdido, y ahora al fin sabía porque. Lo sabía, pero se negaba a aceptarlo. Porque no era correcto, ni era normal. Además, el otro prácticamente estaba diciendo que no quería sentir nada por él. Y eso, a oídos del corredor sonaba como un nuevo rechazo, más que confesión de amor.
—Te juro que no te entiendo, a veces actúas como si me odiaras y luego me sueltas este tipo de cosas, así, de la nada —. Replicó a la par en que tomaba y aferraba el tenedor con una de sus manos, con fuerza tal, que sus dedos se tornaron blancos al instante. Estaba conteniéndose para no soltar todo aquello que venía tragándose desde hacía un día atrás, cuando se habían besado en el cuarto oscuro.
Los ojos pardos del mayor se quedaron fijos en los color miel de Thomas, guardando silencio, descifrando cada gesto que se asomaba por las facciones del menor frente a él, escuchando cada palabra sin responder absolutamente nada, al menos hasta que tuvo oportunidad.
—¿Terminaste? —mantuvo la cejas ligeramente curvas, extendiendo la diestra hasta una de las muñecas del menor con el único objetivo de intentar suavizar el férreo agarre que el otro mantenía sobre el cubierto—. No es vergüenza, Tommy, no malinterpretes mis palabras —esta vez usó un tono suave, escaso, casi con un toque de dulzura. Compresivo y a su vez, contrariado —. No fue fácil para mí asimilarlo —hizo una pausa, sabiendo de antemano que Thomas rebatiría aquello, pero increíblemente, este se mantuvo en silencio pese a ello.
—Necesitamos distancia, Tommy —esta vez quiso ocultar su mirada, pero quería ser firme con Thomas, merecía una explicación— No puedo contigo cerca, Tommy, no puedo con... —esta vez sus pardos ojos pasearon entre ambos de manera alterna, obligándose a escupir las palabras de su boca, esas que ya se negaban a salir por cuenta propia— Esto —. Finiquitó mientras trataba de que la quietud en su mirada se mantuviese unos minutos más, los suficientes para que Thomas aceptara su excusa tan pobre y le odiara lo suficiente para alejarse.
En el fondo sabía que no era lo que quería, pero era lo que consideraba correcto.
Lentamente, Thomas aflojó el agarre que había mantenido sobre el tenedor, apartando la mano del tacto del rubio casi por mero acto de reflejo. Desvió la mirada tan solo para poder ocultar sus facciones desechas por todo el cumulo de emociones negativas, esas que estaba experimentando en ese fuco momento.
—¿Al menos te interesa saber lo que yo opino de todo esto? Yo pienso que no, porque solamente piensas en ti, y en mantener tu garlopa reputación de sub- capitán —. Gruñó intentando sonar firme, pero su voz había salido casi en susurro, y su labio inferior había temblado de manera imperceptible, delatando todo aquello que estaba esforzándose por esconder.
—Tommy...
—Puedes estar tranquilo, no volveré a buscarte —. Thomas no dejó que el rubio se excusara, ¿Qué podía decir por aquel instante que cambiara el resultado tan atroz que había obtenido? — Trataré de tener el menor trato posible contigo. Y no dejaré que "esto", como tú le llamas, interfiera con mis obligaciones como corredor —. Forzó una pequeña sonrisa en los labios, y bajó la mirada, sintiéndose repentinamente más miserable de lo que se había sentido cuando estuvo encerrado dentro de la caja sin recordar ni su fuco nombre.
En algún punto Newt deseó no haber abierto la boca, pero lo hecho, hecho estaba y no podía dar marcha atrás solo para evitar la tristeza que se asomaba en las facciones de Tommy.
Quiso agregar que lo lamentaba, que de verdad quería disculparse por haberlo hecho dudar pero ¿Y qué? ¿Qué estaba esperando qué sucediera? Sinceramente agradecía que Thomas lo odiara de momento.
Le dedicó una sonrisa que se balanceaba en sus cimientos antes de finalmente, terminar por ponerse de pie y alejarse de Thomas, con la firme intención de mantener su palabra.
Continuará.
Como última nota final: El rechazo tiene un guiño de igual manera al bello fic de PandaDigg. Como habrán ya notado, es uno de mis fics favoritos del mundo mundial, no pude evitar tomar la inspiración de una de las escenas que más me ha hecho llorar en mi fuca vida.
De igual manera, le agradezco a esa personita especial, Annie, quien se encarga de regalarme diálogos y pensamientos bellísimos de Thomas, mismos que hallan a lo largo de todos los capítulos del fic.
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