XXIV
¤Salida Nocturna¤
Había llegado la noche otra vez,tan magnánima y fiel ante el romanticismo,el había terminado todos sus quehaceres y había logrado que moisés concilie el sueño.
Las noches siempre eran calurosas,de alguna manera algunas frías.
Había esperado hasta la madrugada que todos durmieran para así salir con Egipto.
Egipto estaba nervioso esperandolo,dando venidas e idas en un mismo lugar,cabizbajo y con las manos por detrás de su espalda,su torso desnudo empezaba a mostrar de manera dislumbrante aquellos lunares diagonales que subían hasta su clavícula desde el medio de su esternón.
Eso significaba que aquel momento único se haría presente una vez más.
Pueblo hebreo mientras tanto buscaba la forma en que salir,las siervas...algunas simplemente yacían despiertas,se escabullia tras las sombras de los pilares evitando a toda costa a los soldados del palacio.
Sentía mucho miedo,demasiado a decir verdad,podrían confundir su actitud con conspiración y aquello sería un grave problema,lo condenarian a muerte.
Pero logró salir,sano y a salvo,suspirando por la suerte que lo acompañaba,sentía mucha adrenalina en estos precisos instantes.
Egipto se había sentado a los pies de una esfinge frustrado por la tardanza de su pareja,hasta que sintió unas suaves manos tapar sus ojos,sintió aquel aroma a jazmín muy particular y que conocía a perfección y sobre todo aquella voz amigable que brindaba al preguntarle 《¿Adivina quien soy?》
-emmm,eres Libia?-se había atrevido a realizar aquella pregunta.
Pueblo Hebreo se había molestado,a decir verdad se había puesto celoso,además quien era ese tal Libia,por que lo confundía con el,aparto sus manos de Egipto para mirarlo mal,de manera ciertamente celoso.
-Quien es Libia??-había preguntado con un tono de celos.
-Tranquilo mi amor,solo bromeaba,tu eres único y el dueño de mi corazón.-había mencionado dulcemente mientras se paraba y abrazaba al hebreo.
-Muy gracioso.-hablo con saracasmo,pero no podía enojarse con el.
-Ven,vamos a caminar un rato!-exclamó el egipcio,tomado sus mano y encaminandose hacía las orillas del Nilo.
Accedió y corriendo ligeramente llegaron al río,observando en aquellas aguas el reflejo del universo plasmarse sobre ellos,las estrellas más dislumbrante que nunca,el cielo además de oscuro tenía leves toques púrpuras brillantes como también blancos y rojizos,la luna más grande y llena que nunca, y de toda aquella maravilla la suave brisa desértica avivaba el deseo de probar los labios ajenos frente al reflejo de ellos en las aguas del sagrado rio.
Pueblo Hebreo se sentía nervioso,demasiado por aquellos pensamientos,miraba de reojo a Egipto que parecía perdido en sus pensamientos.
-Pueblo Hebreo te amo mucho.-mencionaba el egipcio,mirándolo fijamente a los ojos,sosteniendo su mentón con sus dedos,haciendo que lo mire a los ojos.
Estaba nervioso a más no poder,su rubor era el más claro hecho de aquello,aquellas palabras lo impulsaban a besarle como si no hubiese un mañana,como si mañana no lo volviera a ver,pero se aguantaba,tenia miedo y aquello lo apresava de querer cumplir lo que deseaba,tenia que decir algo,o realizar algo.
Puso sus manos en su varonil rostro,observando aquellos ojos delineados y de bordes turquesa que brillaban con tan solo verlos,con tan solo la presencia de los rayos lunares de la luna en el paisaje nocturno.
Sus labios temblaban,sus ojos se movían de un lado al otro en horizontal,se acercó de apoco cerrando sus ojos,sentía la respiración ajena chocar con la suya,su cuerpo sumiedose en el calor del momento producto del pánico y nerviosismo.
Lo beso,fue un beso mágico,ambos correspondiendo dejándose llevar por las riendas del amor y dejando de lado la razón que les decía que pararán,
Se aferraban el uno al otro sin querer separarse en ningún momento, ahora la necesidad de aire les cobraba factura,necesariamente necesitaban separarse para vivir.
Sonrojado se separo del amor de su vida, reía por lo bajo recibiendo un corto beso como uno robado por parte del egipcio,por parte del dueño de su corazón.
Egipto lo abrazo por la cintura señalando las estrellas del firmamento sobre las aguas,con una vara de oro,señalando que las más grandes eran ellos,y la más brillante era el,deslumbrante ante todas,brillante y que opacaba a las demás.
Se sentaron a las orillas del gran sagrado río que había sido testigo de su amor en primera instancia,de su amor joven y que aún lo seguía siendo,abrazados,con una sonrisa en sus rostros,con la mirada perdida en el reflejo del otro.
Egipto se separo por un momento d el,sacando de su shenti una flor envuelta en una tela suave de lino color dorado.
-toma Pueblo Hebreo.-le cedía la flor en sus manos mientras guardaba la tela.
-Que significa?-preguntaba por el detalle.
Egipto paso una de sus manos por su rostro acariciandolo con su pulgar mientras la otra yacía sobre la flor,acariciando cada pétalo de la misma en las manos de su amado.
-Eres tu mi corazón.-alegaba con toque romántico mirándolo a los ojos y volviendo sus mirara a la flor.
-que clase de flor es?-volvía a preguntar.
-Es la flor del Jazmín Egipcio,es fraganciosa y hermosa como tu,delicada como lo eres tu...-suspiro y proseguio.-sus pétalos son suaves como tu piel,vomo la piel de tus labios.-término mirándolo enamorado a los ojos.
Aquellos colores que decoraban a la flor le recordarán al egipcio,en especial aquel amarillo que resaltaba sobre el blanco que poseía detonaciones moribundas de un rosa pálido.
Aquella flor la guardo debajo de su nemes,mientras le regalaba una sonrisa al egipcio,posando sus manos en su rostro nuevamente para darle un pequeño beso.
-te amo Egipto.-alegaba feliz,sus ojos se aguaban y brillaban ante la luz lunar.
-Yo igual Pueblo Hebreo,como no te imaginas...-le robó un beso y sonrió.
A lo lejos de aquel río,bueno no muy lejos se encontraba una flor que llamo la atención al hebreo y aquello lo captó el egipcio.
Era una flor exotica,azul con leves detonaciones,con muchos pétalos sobre una neufar verde,habían Muchas que mágicamente aparecían de lo bajo del rio,las aguas las traían y robaban la atención del Hebreo.
-quieres una?-preguntaba al hebreo quien con solo su mirada decía aquello,decía que si pero que no queria molestar.
Egipto se había lanzado al río con su indumentaria,solo en busca de aquello que quería su amor,la consiguió,y en sus manos sosteniendo aquella flor de loto la entrego al Hebreo quien solo miraba aquello de manera embobada e hipnotizado por la belleza de aquella flor que nunca había visto hasta el momento.
-Se nos hace de tarde cariño,debemos ir al palacio,por cierto aquella flor es una flor de loto azul,también egipcia.-alegaba orgulloso el egipcio encaminado al hebreo con el al palacio.
Pueblo hebreo no olvidaría jamás aquella muestra de afecto,nunca la olvidaría.
Fue un bello momento que ambos disfrutaron pero que el destino estaba dispuesto a separarlos,pronto los pondría a prueba para ver si su amor era fuerte y duradero como el tiempo mismo.
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