Pelea de Pareja

-Deberías aprovechar que mañana tenemos libre para recortarte el cabello.

Jean la observó sorprendido desde su cómoda posición extendido en la hierba de aquel jardín alejado del cuartel, con su cabeza sobre el regazo de Mikasa y los dedos de la chica enredados en su pelo.

-Sí, ya viene siendo hora, ¿verdad? -respondió por inercia.

Mikasa asintió.

-Pensaba en recortarlo yo también -agregó ella-. Ya está bastante crecido.

-Te queda bien así.

-Ya comienza a molestarme -respondió Mikasa tomando un cadejo y mirándolo detenidamente-. Creo que debería cortarlo más. Darle algo de forma.

Jean se incorporó y pasó su mano por el cabello de Mikasa.

-A mí me gusta mucho así. Creo que más largo te quedaría muy bien. Podrías hacer como Sasha y tomarlo en una coleta.

-Para eso, mejor cortarlo. Es más práctico -concluyó Mikasa con naturalidad.

Jean bufó. Usualmente Mikasa ignoraba los rebuznos de Jean. Extrañamente ambos difererían en ideas o valores, su relación era lo suficientemente pacífica, sobre todo porque Mikasa sabía cuando no enganchar con los malos humores de Jean. Pero esta vez…

-¿Qué? -preguntó Mikasa.

-Pensaba que para variar podrías dejarte crecer el pelo.

Ahí estaba, ese gesto de molestia instalado en el rostro de Jean. Su ceño fruncido y un simpático morrito. Era el rostro de un niño mimado.

-Es incómodo. Mantener el cabello largo requiere cuidados, no tengo tiempo para eso.

-Insisto, creo que te quedaría bien -afirmó Jean con un tono remilgado-. Pero allá tú.

Mikasa frunció el ceño.

-Es mi pelo y hago lo que quiero con él. Y tienes razón, problema mío.

Jean guardó silencio, pero volvió a enredar sus dedos en el cabello de Mikasa. Jean, muy a su pesar, algunas veces no sabía callarse la bocota. Usualmente trataba de morderse la lengua, pero esa vez…

-Me gustaría verte con el cabello largo. Además fue idea de Eren que te lo cortaras…

-Una muy buena idea -afirmó Mikasa.

Jean retiró su mano del cabello de Mikasa.

-No te lo cortes…

No era una orden, era una petición. Sin embargo, aquello le cayó como patada en el estómago a Mikasa. Primero porque ella sí quería cortarlo y segundo, porque insinuó que Eren tenía algo que ver en ello. Odiaba que Jean sacara a Eren como excusa para comenzar una discusión. Como si el mencionarlo lograse que ella diera su brazo a torcer en un arranque de rebeldía.

-Me lo voy a cortar y fin del asunto -determinó Mikasa, no con el mejor tono.

Jean hizo una mueca, ya no graciosa, sino de molestia. Primero porque Mikasa no quería darle en el gusto por una sola vez, segundo, por el tono.

-Perfecto -respondió Jean duramente -Córtatelo bien corto. Como un soldado. Porque esa melena igualmente se te viene a la cara, ¿no? Córtatelo tanto que no sepa la diferencia entre tú y Levi.

Oh, oh. Había hablado de más y la reacción de la chica no se hizo esperar. Mikasa se puso de pie bruscamente.

-¿De verdad estamos peleando por mi pelo? -exclamó y se indicó al pecho -Es mi pelo, es mi cuerpo y no tienes derecho alguno a influir en mis decisiones sobre él.

-¡Por favor! Jamás te he faltado al respeto ni me he metido en nada que respecte a ti -ahora fue él quien se puso de pie para mirarla de frente.- Solo quiero ver a mi novia con el pelo largo.

-No te pertezco. Así que deja de llamarme tu novia. No soy de tu pertenencia.

Aquello subió de tono más rápido de lo que cualquiera de los dos hubiese querido. Mikasa realmente no quiso decir aquello de esa manera, tampoco Jean quiso exigirle algo que sabía que no era de su incumbencia. Solo era un deseo infantil y tonto. Pero ya era muy tarde para desdecirse, ambos estaban en caliente.

-Entonces no eres mi novia. ¡Qué bueno saberlo! -exclamó Jean con evidente molestia.

-No seas tonto, Jean. Sabes que no es lo que quise decir -Mikasa también alzó el tono.

-No, fuiste bastante clara. Parece que el único que se toma en serio esto soy yo. Tienes razón, soy un tonto. Un maldito imbécil -respondió de mala forma.- ¡Ah! Pero si Eren te dijera que te dejases el cabello largo no lo dudarías un segundo.

-¡Claro, como si todas las decisiones de mi vida tienen algo que ver con Eren! ¡Si hubiese escuchado a Eren no estaría ahora de novia contigo! Si me corto el puto pelo es porque me molesta no por Eren. ¡Idiota!

-¡Ahora me insultas! ¡Fantástico! -la indicó con el dedo.- Pues les haré un favor a tu Eren y a ti. ¡Terminamos!

Mikasa se quedó de piedra.

-¿Qué? ¿Cortas conmigo porque no quiero dejarme crecer el pelo?

-No. Corto contigo porque me llamaste idiota.

Mikasa frunció los labios. Sus manos empuñadas a sus costados.

-¡Bien! -exclamó ella furiosa -¡Y me cortaré el pelo cuan corto quiera!

Mikasa emprendió la marcha completamente iracunda.

-¡Hazlo! ¡Ojalá a tu Eren le guste mucho!

Mikasa se volteó.

-¡Eres un maldito idiota, Jean Kirstein!

Y así, Jean vio a Mikasa perderse en el camino de regreso al cuartel. Se sentó en la hierba nuevamente tratando de recapitular en qué momento aquella conversación tomó ese rumbo… Momento, ¿había cortado con Mikasa? ¡Era un gran idiota!

.

.

Fue una semana muy incómoda. Ni Jean había cortado su cabello, ni tampoco lo había hecho Mikasa. Sin embargo, ninguno de los dos cedía en su orgullo. Armin era de todos, el único que notó algo extraño entre ambos. No porque no anduviera todo dulzura, porque Jean y Mikasa no eran de ese tipo de parejas. De hecho, a simple vista nadie notaría algo extraño entre ellos.

-He decidido cortarme el cabello -comentó Sasha a la hora de la cena-. Cuando vayamos a Trost iré donde una profesional del tema. Quiero algo bonito.

-Sí, buena idea -comentó Armin-. Yo también. Vamos juntos.

Mikasa dejó sus cubiertos sobre el plato.

-Yo también -dijo y le dio una mirada de soslayo a Jean.

Jean se apoyó en el respaldo de la silla y bebió de aquella cerveza que había conseguido en el pueblo.

-Pues yo me lo dejaré crecer -dijo Jean con su tono altanero y miró a Mikasa.

La chica se lo quedó mirando fijo.

-No te atreverías -gruñó ella sorprendida y amenazante.

-Y me dejaré la barba -agregó para picarla.

-Oh, no. No lo harás -insistió Mikasa.

El intercambio de miradas asesinas se vio interrumpida por la voz de Connie.

-Te verías muy cool -opinó el muchacho-. También me lo dejaré crecer, el pelo.

-¡Sí! Te quedaría muy bien -opinó Sasha.

Jean se sonreía triunfante, mientras que Mikasa mascullaba por lo bajo. Si había algo que detestaba era que Jean descuidara su apariencia. Le gustaba así de cabello corto o, al menos, bien peinado. Y afeitado. La barba le raspaba el rostro y le era molesto.

Cuando todos se retiraban del comedor rumbo a sus habitaciones, Mikasa tiró de la manga de la camisa de Jean para obligarlo a detenerse.

-No vas a hacerlo -advirtió la muchacha.

Jean la miró sin entender, pero el semblante severo lo hizo comprenderlo de inmediato.

-Solo mírame hacerlo.

-¿Me estás retando, Kirstein?

-¿Por qué te estaría retando, Mikasa? Hace tiempo que me ronda la idea. Además es mi pelo, ¿no?

Mikasa se cruzó de brazos y enarcó una ceja.

-Lo haces porque sabes que detesto verte desaliñado -aclaró Mikasa-. ¡Oh! Claro… Lo haces para imitar a Eren, ¿no?

Jean se rio.

-Quizás así te guste más, ¿no crees? -la bromeó y Mikasa frunció el ceño-. Se me hace tarde. Nos vemos mañana.

Mikasa lo vio adelantársele.

-¡Sobre mi cadáver, Kirstein!

Jean se volteó y le lanzó un beso. Lejos de molestar a Mikasa, que era la idea, solo la hizo soltar una espiración pesada de cansancio. ¿Hasta cuándo llevarían esa absurda batalla sin sentido?

Bueno, tratándose de ambos y su orgullo… aquello podría durar hasta que alguno de los dos cediera. Y ese, era trabajo de Jean. Mikasa Ackerman jamás daría su brazo a torcer.

.

.

Mikasa no dejaba de mirarse en cuanto reflejo hubiese en su camino. Había ido al pueblo junto con los chicos. Sasha había obtenido un lindo y femenino corte. Armin había cortado su rubio cabello dándole un aspecto más adulto. Y ella…

Repasó su imagen en el brillo de su equipo de maniobras. Había pasado directo a la bodega solo para no toparse con nadie. Ahí se había escondido contra todo pronóstico.

Estaba muy corto, su pelo. Demasiado corto. En su afán por llevarle la contraria a Jean y hacerle ver que ella era dueña de sus decisiones, le había insistido a aquel barbero que masacrara su cabello oscuro. Obra que el hombre realizó no sin tratar de disuadirla.

"Tienes un cabello tan oscuro. Es tan exótico. Deberías dejarlo crecer"

Ahora en realidad se preguntaba si parecería una chica utilizando el uniforme.

Negó rápidamente con la cabeza.

-¡Qué ideas tan idiotas, Mikasa! -se reprendió-. Una soldado no debe preocuparse por su aspecto.

Su cabello ahora tan corto como el de un varón, le permitiría darse duchas más cortas, no preocuparse por secarlo y tan solo podría mojarlo un poco para domarlo por las mañanas.

Entonces, si era tan funcional… ¿por qué estaba llorando? Ella no lloraba por superficialidades. Era una mujer fuerte y con suficiente carácter para que algo tan idiota como el largo de su cabello no le afectara.

La puerta se abrió y ella se limpió el rostro rápido para volver a su labor, aceitando las bobinas.

-Hola…

Aquella voz, la distinguiría donde fuese. ¿Por qué tenía que ser Jean al primero que se topara de toda la tropa?

Lo escuchó acercarse y tomar su propio equipo de junto al muro. Mikasa lo ignoraba, por orgullo, pero sentía la mirada castaña de Jean inspeccionándola con detención.

Al cabo de un rato sintiéndose observada, alzó la voz:

-¿Qué? -exclamó finalmente mirando al muchacho, quien también lo hacía sin mucho disimulo -¿Me vas a decir que me queda horrible y me parezco a Levi?

Jean negó.

-No debí decir eso -se disculpó el muchacho -. Eres hermosa, jamás te parecerías a Levi. Podrías raparte todo el cabello como Connie y seguirías siendo la chica más linda de toda la isla -Mikasa le sonrió-. Me atrevería a decir que de todo el mundo, pero puede que haya otras…

Mikasa enarcó una ceja.

-¿Ah sí? -preguntó cruzándose de brazos, Jean se le acercó -¿Con que debe haber alguna chica más linda? Creo que seguiré afilando las cuchillas, entonces.

-¿Vas a cortarles el cuello? -bromeó Jean.

-No -respondió Mikasa sacando una cuchilla y revisándola cuidadosamente -Voy a cortarte las pelotas.

A pesar de su tono serio, Jean le sonrió. Mikasa soltó un suspiro y dejó la cuchilla dentro del equipo. Apoyó sus manos en la mesa.

-Es demasiado corto -murmuró sin mirarlo.

-Me gusta -comentó Jean con sinceridad, Mikasa lo notó-. Me gusta más que la melena. Te ves muy elegante. Nadie pensaría que una mujer tan delicada y hermosa sería tan letal… Muy sexy.

Mikasa, en lugar de seguirse mortificando por creer su feminidad desvanecerse, se sintió renovada en su confianza.

-¿Sexy? -soltó una risita y miró a Jean a su lado -¿Cuán sexy?

-Tan sexy que estoy a un segundo de ponerle el seguro a la puerta y encerrarnos aquí unos diez minutos -dijo sugerente.

Mikasa se mordió levemente los labios para esconder una sonrisa maliciosa.

-Que sean veinte…

-De acuerdo.

Jean se alejó para trabar la puerta. Pronto estuvo junto a ella otra vez. Antes que se le lanzara encima, Mikasa habló:

-¿Esto significa que se acabó esta absurda guerra?

-Eso si quieres olvidar todas las estupideces que dije y volvemos a lo de siempre. Ya sabes, tú, yo, siendo novios y felices -canturreó Jean de buen humor.

-Por supuesto… -suspiró Mikasa cuando Jean ya estaba con la nariz enterrada en su cabello y sus labios besándole el cuello-. ¿Jean?

-¿Mm?

-Eres un gran tonto.

El chico sacó el rostro de su cuello y la miró con el ceño fruncido.

-Pero eres mi gran tonto.

Él se sonrió y le acarició la mejilla.

-Y tú, eres mi chica patea culos.

Mikasa lo miró un segundo.

-Creo que prefiero ser solo tu chica -iba en serio. Jean asintió -Entonces… ¿vas a rasurarte mañana?

-Sí, claro.

Sin embargo, mientras se besaban, Jean pensaba en no afeitarse y Mikasa pensaba que, después de todo, la barba le sentaría bien. Y no picaba tanto, al final y al cabo.

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