CAPITULO 13
CAEL
Fresita me dejó en mi oficina, para regresar a su galería de arte.
Dejándome sentado, solo y aún sin probar el almuerzo que me trajo, cosa que miro fijamente y con mis propios pensamientos como única compañía.
Pensamientos que se componen vagando mi vista, ahora a los chicos de mi piso que regresan de su comida entre risas y charla que no llego a oír bien por el hermetismo de los vidrios que componen mi oficina y puerta cerrada.
En realidad, en el más joven.
El muchachito.
Solo llevando una camisa clara a juego dentro de su pantalón de vestir, también del mismo tono y suéter colgando de sus hombros.
Su pelo muy corto con cierto matices rubios, lo lleva algo desprolijo.
Debe ser culpa de la brisa, acusando que fueron todos a almorzar fuera del edificio.
Y para mi sorpresa.
Me encuentro sonriendo como idiota, pensando en que me hubiera gustado ir con ellos y lo lindo que le queda su pelito así.
- Ca...ra..jo... - Me reprocho por este último pensamiento.
¿Y deseo?
Más.
Cuando seguido a ese interés poco coherente, sigue la sensación de mis manos ante el recuerdo por ese tacto sintiendo lleno de placer, dibujando ese cuerpo en mi sueño húmedo.
Jesús, no puede ser...
¿Era su cuerpo?
¿Alberto acaso, durmió conmigo cuando me trajo?
Lo observo con disimulo, detrás de la pantalla de mi computadora.
Será, que ese cuerpo que sentí tan real, tocando dormido.
¿Era el suyo?
No puede ser.
Me niego.
Porque, algo me decía que era femenino.
Frunzo mi ceño.
O era lo que yo pretendía para justificar inconscientemente el placer o la puta excitación que sentía ante el contacto de uno masculino contra el mío, acostado?
- Mierda...mierda...mierda... - Me pongo de pie, exhalando una fuerte, dura y profunda respiración, caminando el largo de mi oficina para acomodar mis emociones.
- ¿Tengo inclinación homo, ahora? - Me pregunto.
Pero mi cerebro no contesta, el muy traidor.
Volteo, mirando a través del vidrio a todo el piso como los chicos.
Cada uno en su labor.
- Okey... - Me digo. - ..si me estoy volviendo gay... - Empiezo a mirar en detalle a cada uno. - ...tengo que encontrar cierta atracción sexual en ellos...
¿No?
Y mi inquisición sensual, carnal o como se diga, empieza.
- Veamos...veamos... - Susurro, recorriendo a cada uno.
Porque mi muchachos son para el campo femenino, uno jodido Edén de atractivos.
Observo al primero.
Charly, es un tipo seductor.
Hechizante, diría yo.
Atrayendo las masas tanto homos y hasta al público femenino sin importar su condición, ya que su monumental cuerpo.
Uno, muy trabajado por horas de gimnasio, más altura y ese encanto propio de diseñador con sus telas y colores con moda snob, no pasa desapercibido.
Pero, no.
Solo, siento amistad.
Cero atracción sexual en algo de él.
Me pasa lo mismo con los gemelos, cuando deposito mi vista ahora en ellos.
Alegres y siempre con ganas de trabajar, predispuestos a lo que sea en referente a la editorial.
Joviales con su actitud y cada prenda que visten como calzan.
Y muy apuestos a la par cada uno y soy testigo cuanto mujer cruzan, llamando su atención por ser descaradamente alegres y buenos chicos.
Tampoco.
Nada de seducción, siento por los gemelos.
Solo un cariño que se podría denominar de hermano mayor, pese a ser su jefe.
Ahora mis ojos en Matías.
Y me cruzo de brazos expectante con él.
Porque es una gran pieza masculina.
Todo lo que puede llegar a gustar a una mujer, como hombre gay.
Excelente condición física, pero sin exageración en la musculatura.
Alto.
Inclusive más que yo.
Corte de rostro anguloso como una perfecta nariz que sostiene uno intelectuales lentes de armazón grueso y de moda.
Su pelo castaño corto de los lados pero algo largo arriba y hacia un lado, lo hace llamativo y difícil de pasar desapercibido a lugar donde entra o se encuentra.
Dueño de muchos suspiros con su aire intelectual.
Sin mencionar que es una excelente persona y la educación como compañerismo, lo avala.
Pero nada.
Absolutamente, nada.
Ni una erizada de piel me provoca.
Y mi pecho se infla de orgullo y satisfacción, ante mi definitivo y categórica reflexión ecuánime a mi posible atracción a mi gremio.
Hasta que deposito mis ojos en el último.
Y oh, mierda...
En Albertito.
Y en el preciso momento que saca del bolsillo una golosina.
Para ser preciso, una paletita de fresa.
Y...
Santa.Mierda.
Observando desde mi postura, veo como hablando y escuchando como si nada, pero muy concentrado a lo que uno de los gemelos frente a él le decía.
Puso ese chupetín en su boca mientras seguía escuchándolo.
Y carajo.
Porque mi pene y yo, sentimos como rodeó a la golosina entre sus labios, saboreándolo.
Mi rostro arde y siento que mi respiración se me entrecorta.
Ya que sus labios son llenos, como delineados y hasta besables con cada lamida que le da.
Oh, Jesús.
Sacudo mi cabeza.
¿Qué demonios?
¿Lo acabo de describir como besables?
Toso.
Un ataque de tos me invade por mis calientes pensamientos de Elvis con su dulce chupándolo.
Y camino rodeando mi escritorio para llegar a la botella de gaseosa que me dejó Demian y quedó a medio tomar, mientras aflojo en el proceso mi corbata como los primeros botones de mi camisa, procurando tomar asiento en mi silla.
Mi mano algo temblorosa por la jodida tos que tengo, es arrebatada por alguien en el momento que lo llevo a mi boca para intentar beber de él.
Y casi me atragantado más y es un puto milagro que no muera por eso, cuando veo a Elvis frente a mí, con su adorable rostro juvenil y aniñado.
Que empuja mi silla con un pie bien a lo macho y conmigo encima, por más espacio para que respire.
Seguido de verter el contenido de la botella en un taza y me lo ofrece eficiente con su mano rozando mis dedos, pero obligándome con suavidad a que beba.
Su magnetismo es tan poderoso en su pequeño cuerpo a comparación del mío.
Que secuestra mi voz, cuando acepto la taza y mudo, bebo de ella con ganas para apaciguar mi ahogo.
Y porque, pese a la distancia que nos separa.
Siento que invade mi espacio personal, absorbiendo como tomando mi oxígeno y sin entender porqué, mi corazón late tan aceleradamente, ya que todo se enfoca en mí.
En ese roce de momentos antes y de sus dedos con mi piel.
Mando a mi cerebro, centenares de órdenes.
¿La principal?
Que resista a su mirada preocupado e inocente tan cerca mío, mientras palmea mi espalda intentando con ello, calmar mi tos obligando a que eleve uno de mis brazos.
- ¿Está mejor, jefe? - Suelta su vocecita masculina. - Noté que se ahogaba y corrí a socorrerlo.
Y yo, rezo.
Por sentirme rendido ante su ingenuidad.
Y porque si hace un movimiento más mirándome así, juro que acabo entre mis pantalones.
Dios, él no tiene idea como me afecta con su dulzura y naturalidad.
No puedo hablar, pero le digo que sí, asintiendo y recuperando el aliento.
- Gracias... - Puedo decir coherente e invitando a que retome su trabajo junto a los chicos que asomados en la puerta, lo felicitan por su rápida actuación y mi pulgar en alto a todos, que ya estoy bien.
Pero palpitaciones dentro mío, al ver que sale de mi oficina y yo siento.
Mierda...
Que me deja con ganas.
¿De qué?
No sé.
Pero algo así, como de estar con él a solas y dentro de una habitación.
Creo...
BEATRIZ
Fue momentáneo.
Y mi curiosidad me pudo.
Con disimulo, obvio.
De ver como el gladiador tipo animal enjaulado iba y venía de su oficina de un extremo a otro.
¿Mucho trabajo?
¿Estrés laboral?
Para luego, detener esos endiablados pasos y mirarnos.
Uno por uno.
No sé, que pasaba por su sexy cabeza.
Tal vez por la pronta reunión con esta importante firma cafetera, ante la nueva firma temporal que publiciten en el magazine y por ello, nuestro jefe profundamente sumergido en su pensamientos, miraba a los chicos con las propuestas.
Calculo.
Y recordando la paletita de fresa que me dieron como cambio en el almuerzo cuando fuimos con los chicos, lo saco para que algo dulce y a modo postre, me acompañe mientras sigo con mi labor y escucho atenta lo que me dice uno de los gemelos para que anexe al informe de mi trabajo.
Pero el súbito ataque de tos del gladiador y desde su oficina, llama mi atención.
Y antes de que los chicos reaccionen y por ser mi escritorio el más cerca de su puerta.
Corro a su ayuda.
Mi abuelita del sur, sabe ahogarse con frecuencia con su propia saliva.
Tema viejo para mí, como mi madre y hermano.
Por eso sabemos ser veloces y prestos, ante esa asistencia.
Y antes de que Cael repare de mi presencia.
Yo de un movimiento, lo acomodo mejor en su silla y casi conmigo encima.
Lo obligo a que beba de la taza.
Y le doy palmaditas tipo bebé en su espalda y que eso aplaque su ahogo, elevándole un brazo.
Sobre su gracias algo abrumado por semejante ataque de tos, vuelvo a mi mesa, bajo las felicitaciones de los chicos y Megan asomada justo en ese momento a la puerta del piso y a medio abrir.
- Hora de la reunión, hombres... - Nos dice sonriente, mientras Matías me incentiva con un golpe de hombro al pasar por mi lado a que me una.
Tomo mi cuaderno de notas, siguiendo a los chicos y un gladiador que con seña desde su oficina, nos indica que vayamos sin él.
- Tal vez, seas el próximo premiado para el 8 de marzo, lanzamiento y portada de temporada aniversario de Féminan... - Me dice alegre Charly, caminando a mi lado.
Lo miro sin entender.
- ¿Premio? - Digo, llegando al ascensor.
Imito a los chicos dejando pasar a Megan primero y siendo caballero, por ser la única mujer.
- Un galardón entre otros que se le da al empleado por su esfuerzo y dedicación en el año en la fiesta apertura, Alberto... - Sigue Megan emocionada y casi estrujando los papeles que lleva en sus manos por eso, una vez dentro todos. - ...una gran y mega fiesta, lleno de celebrities, exquisita comida con excelentes tragos y buena música.
- Pero no creo, siquiera ser postulado para eso. - Interrumpo, mientras descendemos al piso de reunión. - Cuando sea esa fiesta, solo cumpliré... - Y si Dios me lo permite. - ...poco más de dos meses como activo de la empresa. - Saco mis cálculos.
- Pasando los 45 días ya puedes, porque según la presidenta estás apto de ver como te desenvolviste e hiciste por la empresa. - Acota, Santiago.
- El año pasado se condecoró al hombre encargado del fotocopiado y anillado de la empresa, por sus grandes servicios y cooperación, Beto. - Prosigue su hermano.
- Ángela es media bruja con su carácter agrio y déspota. - Murmura Megan ya saliendo todos del ascensor. - Pero las promociones la pueden ganar cualquiera...
- Guau... - Solo digo, siguiendo a todos por un pasillo.
Y sonrío soñadora.
Me corrijo.
Tal vez cuando me valla entonces, sería lindo ver en un puesto de revistas la portada donde en su interior tenga alguna gráfica publicitaria hecha por mí, en una pared de la casa de mi madre en sur.
Encuadrado y decorando esta, algún tipo de reconocimiento por mi labor.
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