CAPITULO 12

CAEL

La mierda.

- Puta erección que no me baja... - Susurro sentado en mi cama, tratando de despabilarme y refregando mis manos en mi cara con fuerza, intentando despejarme de la resaca pesada que golpea como saco de boxeo mi cuerpo como cerebro.

Este último que bombea mi sistema nervioso y no precisamente para que la sangre se active en todo mi organismo, mientras chequeo la hora de la mañana.

Miro mi entrepierna.

Más bien.

A mi jodida verga que sigue dura.

Aunque es normal y siempre nos levantamos con una cúspide mañanera.

La famosa carpa entre las sábanas.

Vuelvo a mirarme y palparla mientras me pongo de pie, intentando acomodarla y caminando como puedo en dirección al baño.

Y rasco mi mandíbula sin entender, ya que jamás algo de una escala Ritcher y de grado 8.

Intento acomodar mis recuerdos de anoche en el bar.

Los chicos.

Mucha cerveza helada.

Tragos.

La buena música del lugar.

La salida y despedida de todos, fuera de este.

Doblado de borracho por más que tomé poco por mi baja tolerancia de alcohol.

Y...

- ¿Después, qué? - Me pregunto frente al espejo con cepillo de dientes en mano y ya la ducha abierta y como todo sonido.

Y mi cabeza no coopera.

Nada.

Solo, pequeños y milésimos flash de imágenes mías y de los chicos con intangibles momentos del bar.

Niego, deshaciéndome de mi ropa y ya desnudo, me meto en el agua caliente.

Ducha que me obligo sin casi una gota de fría, para que su calor me despeje.

En especial mi mente como rostro tirando todo mi pelo hacia atrás, seguido de mi espalda.

Y hace su efecto.

Pestañeo.

Mucho y abriendo mis ojos como puedo, bajo el caudal de agua sobre mí, viniendo la imagen de otro cosa a mi memoria.

En realidad, no una imagen.

Una sensación.

Mis manos recorriendo un cuerpo femenino.

Porque, estaba dormido.

La sensación curvilínea y suave, contra mí.

La cremosidad de su piel por más ropa y prendas puesta que llevaba, recostado al lado mío.

Un cuerpo femenino que me despertaba con cada caricia recorriéndolo.

Y despabilo.

Vuelvo mi vista hacia abajo, mientras me enjabono.

Ya que mi jodido pene en solo rememorar ese momento, lo que estaba bajando.

Vuelve a subir por ponerse dura ante mi recuerdo.

Y me apoyo contra los húmedos azulejos sin creer.

¿Tuve un sueño porno?

¿Pero, con quién?

Sé, que era mujer.

Elevo mis manos frente mío.

Porque la sensación de la redondez de sus senos y pese a que los cubría algo, está vigente su tacto en mis dedos.

Cálido.

- ¿Pero, su rostro? - Me pregunto sin entender nada, cerrando la ducha y buscando una toalla.

Nada, otra vez.

Mi condenado cerebro hasta ahí llegó, por más que procuro recrear si a la salida del bar, me acompañó una linda dama del bar hasta mi departamento.

Pero volviendo a mi cuarto, no hay indicios de algo femenino.

Miro las sábanas a su largo y por sobre ellas.

Ni siquiera, hay prueba de sexo.

Me encojo de hombros, riendo y buscando ropa limpia.

Mas de treinta años y un sueño húmedo como puber de quince.

Y lo más irracional.

Que la causa, no fue por Vanesa.

BEATRIZ

Mi pie golpea una y otra vez con mi zapato contra el piso de forma continua y muy nerviosa sentada ya en mi escritorio de trabajo.

Y mordiendo mi pulgar por haber llegado primera y muy temprano, saludo a los chicos que a horario van entrando en el piso y ocupando sus lugares.

Me escabullí de su departamento.

Y como soldado cobarde.

Hui despavorida y casi hora antes de entrada a la editorial de mi departamento, ya duchada y cambiada, ante una guerra de encuentro con el jefe en el ascensor o nuestro pasillo del edificio.

No tenía los ovarios.

Mejor dicho, ahora.

Los huevos para enfrentarlo y si por esas casualidades de la vida me pregunte.

A solas los dos.

¿Qué pasó anoche?

Santo Dios.

Si hasta a ciencia cierta ni yo, lo sé muy bien.

Solo que compartimos cama.

Su acolchada y esponjosa cama de dos plazas.

Pero, nada más.

¿No?

Lo avalaba mis pantalones bien puestos, como su bragueta bien subida mientras dormíamos.

Pero el recuerdo de esa insipiente.

Dura.

Y comestible erección taladrando mi trasero mientras dormíamos, me llena de dudas.

¿Acaso hubo segunda base entre nosotros?

No.

No creo.

Mastico mi boli, preocupada.

¿Pero, si hubo por culpa del alcohol entre ambos, sin saberlo?

Y la llegada del gladiador interrumpe mis reflexiones como nerviosismo, notando que como si nada nos saluda general a todos mientras Megan la asistente general tras él, le entrega unas carpetas y acompaña a su oficina.

Me vuelvo sombre mi silla.

¿Será?

¿Qué no recuerda nada?

Froto mi pecho aliviada y reacomodándome frente a mi escritorio.

Debe dar por hecho que Demian lo acompañó con su borrachera y recostó.

Y sonrío, tomando las fotos de unas modelos que debo seleccionar para una campaña y retomar mis obligaciones.

Perfecto.

- ¿Cuál, te parece la indicada? - Del otro lado de mi mesa y casi en frente, Matías entre los lindos gemelos me pregunta con un informe entre sus manos que busca.

- Solo te separé media docena del book con las indicaciones que me lo pediste... - Digo, entregándoselo por sobre nuestros escritorios.

Niego sonriendo.

- ...soy novato... - Algo tímido. - ...no puedo, semejante responsabilidad... - Justifico mientras Matías echa una ojeada con los gemelos.

- Pues yo creo que lo hiciste espectacular. - Exclama Charly sumándose al grupo, para mirar también las modelos seleccionadas, alisando entre sus manos un género de tela muy lindo con su seda. - Solo, que necesitamos únicamente cinco mujeres...

- Sí, es verdad... - Acota Matías sin dejar de ver analíticamente cada foto de mujer sin poder decidir.

Y lo entiendo.

Porque en realidad tanto esas seis que separé, como las docenas que siguen en el book sobre mi escritorio, son mujeres realmente hermosas.

Como toda modelo, sea publicitaria o de pasarela.

Muy delgadas.

Extremadamente preciosas en su belleza física.

Y prolijamente cuidado, tanto su pelo como cada porción de centímetro de su piel.

- Que el cliente decida... - Habla Esteban, bajo un silbido aprobatorio al ser el turno de ver las fotos. - ...la reunión con ellos mostrando las ideas con su producción, es después del mediodía...

- Ok. - Formula aprobando Matías.

Me mira.

- Beto, te vienes conmigo...

- ¿Qué? - Me señalo. - ¿Yo?

Asiente normal y sentándose en el borde de mi escritorio.

- Eres mi asistente de producción...

- Pero, yo...

- Nada, hombre... - Señala con la mano que y aún, sostienen esa media docena de fotos mi cuaderno de notas personal. - ...vi que escribes cosas en él. - Prosigue. - ¿Lo que supongo que son tu ideas propias, no?

Fijo mi vista en el abierto.

Sip.

Es verdad.

Pero cierta vergüenza recorre mi sistema y oculto mis escritos con una mano arriba.

- Solo, son simples anotaciones. - Me justifico, pero Matías con los gemelos e incluso Charly, niegan.

- Días que empezaste y con tu primer proyecto, veo varias hojas escritas, Beto... - Dice. - ...si hay ideas en él, lleva ese cuaderno contigo hoy a la reunión... - Palmea mi hombro y concluye regresando a su mesa, seguido por Charly consultándole algo.

Y yo suspiro todavía con mis ojos puestos en mi cuaderno de notas.

Para luego mirar la base de datos de la pantalla de mi computadora, donde detalla la nueva portada publicitaria de nuestro magazine y la propuesta de cambio de temporada e imagen de una reconocida marca de café y pide cinco modelos para la misma.

Mierda.

Sonrío feliz.

¿Por qué, no?

Matías y los chicos, no solo confían en mí.

Sino.

Que me alientan a ello.

Y tomando mi bolígrafo acerco mi cuaderno para releer mi anotaciones y remarcar lo importante, si necesitan algo en esa dichosa reunión cafetera y publicitaria.

Serán poco más de dos meses mi trabajo acá.

Y hasta tal vez, antes de irme silenciosamente y para mi orgullo.

Pueda ver en algún puesto de revistas y diarios un Féminan con una propaganda gráfica mía.

CAEL

El sonido de una bolsa de papel, se siente al ser depositado a un lado de mi escritorio.

Traída por Fresita, cual con otra parecida entre sus manos la abre mientras toma asiento del otro lado.

- Gracias. - Solo digo agradecido por el sándwich dentro con una botella de gaseosa de limón, cual bebo un buen trago.

Jodida resaca.

- Supuse que no bajarías a la hora del almuerzo. - Me dice comiendo el suyo. - ¿Cuándo es la entrega?

- Entregado en el imprenta a más tardar el sábado pasado el mediodía, para que se reparta el lunes por la madrugada y envíos al interior... - Respondo sin dejar de mirar el boceto de cada página que lo va a componer en esta tirada.

- ¿Y cómo te sientes después de semejante borrachera, querido... - Demian me pregunta risueño.

Cosa que me hace levantar la vista del bosquejo.

- Perfecto. - Creo. - Bastante bien. - Murmuro. - Pero... - Digo.

- ¿Qué? - Me interrumpe.

Extraño.

Porque pese a ser toda su alma como postura y hasta cada masticar de su comida, tranquilo en la silla.

Percibo ansiedad.

Dudo en comentárselo, pero es mi mejor amigo y tal vez, ría cuando lo sepa.

- Anoche tuve un sueño húmedo... - Suelto.

Deja su almuerzo a un lado, lleno de curiosidad.

- ¿Húmedo?

Asiento, dejando un rato mi trabajo y volviendo a beber de mi gaseosa.

- Y no, solo duro como una piedra, si no que mis pelotas explotaban de excitación. - Soy sincero.

¿Para qué, mentir?

Y la risa me puede.

- Lo más gracioso... - Río con ganas. - ...es que soñé con una mujer, cual no veía su rostro, pero sentía su cuerpo junto al mío... - Me inclino hacia Fresita y para que solo él me escuche.

Los chicos no están.

Salieron por su hora de almuerzo.

Pero una inoportuna Ángela o Megan trayendo un informe pueden oír, apareciendo de la nada.

- ...porque... - Elevo mis manos frente a él. - ...la tocaba y parecía tan real... - Finalizo divertido y reflexivo.

Lo miro.

- ¿Puedes creerlo? Como un adolescente en plena pubertad... - Otra risa se me escapa, tirando mi pelo hacia atrás. - ...sin haber ido acompañado de alguna mujer del bar y... - Lo señalo. - ...cuando tú, me trajiste a casa, cual gracias, hermano...

El turno de reír de Demian.

Cosa que lo hace casi ahogándose por la profunda carcajada que lo embarga y se obliga a abrir apurado y beber de su gaseosa.

- ¿Q...qué yo...te traje? - Intenta hablar sobre su risa en auge, sacando su abanico para hacerse aire en el rostro, intentando recuperarse. - ...darling, yo no te llevé anoche... - Formula reponiéndose.

- ¿Qué? - No entiendo nada.

¿Entonces, quién?

- Cael, cariño... - Me dice, mientras corrige su maquillaje negro por abajo de sus azules ojos. - ...el que trajo a hasta tu departamento fue Beto...

- ¿Elvis? - No me lo creo.

- ¿Quién? - Su turno de no entender.

- Olvídalo... - Digo, tirando toda mi espalda contra mi respaldo pensativo y por más cara rara que pone por ese apodo.

- Si lo dices por el muchachito, sí... - Su voz me hace elevar mi vista, porque se pone de pie limpiando sus labios por el último bocado de su comida. - ...al pequeñín tienes que agradecerle por llevarte y cuidar de ti...

¿Cuidar?

- ...of corse... - Responde ante mi mirada perpleja. - ...todos teníamos las borracheras de nuestras vidas, inclusive Alberto. - Prosigue. - Cual muy amablemente, se ofreció y como vecino tuyo a llevarte...

- ¿A mi departamento?

- Ajá...

- Entonces, él... - Recalculando. - ...me acostó? - Jesús.

Vuelve a asentir.

- Supongo.

Ay, no...

No.

Y no.

Cubro mi rostro y con la otra le hago seña, que siga con lo suyo.

Pero Fresita no se va, porque el muy puto se dio cuenta de mi tormento y cuando estaba por abrir la puerta para irse una risotada que lo llena, me lo confirma.

Carajo.

- No me digas que piensas que tu sueño húmedo es a causa de Be...

- Ni se te ocurra terminar esa oración... -Lo miro con odio y fulminante.

Porque mi querido y gótico amigo, está con su lengua muy afilada.

Y porque, jodidamente.

Creo que tiene razón, maldita sea...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top