Capítulo 4 (final)

Sus labios no dejaban de fruncirse recordando lo que Jungkook le había dicho la noche anterior antes de irse a la cama. Era una cosa acerca de llevarlo a un lugar sorpresa, él realmente no tuvo una oportunidad de indagar más sobre el tema ya que luego de recibir un beso, el castaño se durmió con rapidez.

Era extraño, ni siquiera estaban cerca de una fecha especial que podían celebrar. Algo se traía entre manos, sin omitir que contó con el descaro de dejarlo con la duda, no sólo esa noche, sino también la mayor parte del día siguiente cuando desapareción sin despedirse.

Sentía como su lobo estaba poniéndose triste, nunca pasaron tanto tiempo separados de Jungkook (exceptuando la vez que Taehyung terminó la Universidad). Incluso para él era angustiante, así que no supo qué hacer cuando recibió un mensaje del castaño diciéndole que iba en camino para buscarlo y que, por favor, parase de estar preocupado.

Increíble, nos deja solos todo el día y después piensa que por decir "por favor" todo estaría bien entre nosotros.

Alfa tonto.

Eso no era todo, Yoongi tenía esa mirada divertida en su rostro cuando estuvieron reunidos a la hora de almorzar, mientras que Jimin le sonreía con mucha nostalgia. No entendía. No comprendía de qué se estaba perdiendo si siempre estuvo con ellos. Los únicos que parecían ser normales eran Joongki (por supuesto, ¿qué podía tener un cachorro de trece años que ocultar?), y la linda Hyejin.

Ah... pasaron tantas cosas con los papás Min; luego de ser tan buenos y gentiles, la vida finalmente los compensó logrando que pudieran tener un hijo biológico. Habían perdido la esperanza la vez que decidieron rescatarlo a él del refugio, pero ahora Hyejin era su milagro y no podían ser más felices con la nena de cabellos negros y adorable eyesmile que vivía rodeada de amor. De todas maneras,
Taehyung seguía amándolos incondicionalmente sin importar que ya no era un pequeño.

Estaba sentado en el mueble de la sala de estar, mirando la puerta como si con eso fuese a obtener todas las respuestas que necesitaba. Según las palabras que dijo Joongki cuando tenía nueve años, no funcionaba porque sus poderes eran débiles y él no estaba creyendo lo suficiente.

No pasó mucho, el auto del alfa fue escuchado por el rubio, logrando que su nervioso lobo se inquietara el doble. La curiosidad burbujeando en su pecho lo hacía sentir ridículo, quizás estaba haciendo un gran asunto donde no lo había.

—Tae —Jungkook dijo con suavidad una vez que entró a la casa.

—¿Qué hiciste? —fue lo primero que preguntó con los ojos entrecerrados. Una sonrisa gigante iba estirándose en los labios del menor.

—¿Estás molesto? Lo siento por dejarte solo tanto tiempo —seguidas las palabras, se acercó para levantarlo del sofá y envolver sus brazos alrededor de su cuerpo, el cual se relajó. Dios, Taehyung lo extrañó tanto que no pudo evitar restregar su nariz en la unión del cuello y el hombro, llenándose de su olor— Perdóname por no avisar, cariño. Quiero que sea perfecto.

El omega frunció el ceño, sus gestos exigían una explicación.

—¿Qué cosa? ¿Por qué me estás ocultando algo?

—Te dije que es una sorpresa. Las sorpresas no se dicen.

—Pero me dejaste solo. ¡Ni siquiera te dignaste a responder mis llamadas! —Taehyung bramó aún entre los brazos de Jungkook.

Los labios del alfa depositaron un beso sobre los suyos.

—Lo compensaré ahora si vienes conmigo —dijo sonriente el pelinegro, dejando pequeños besos en sus labios una y otra vez.

—¿Puedes decirme cómo?

—Tienes que esperar —espetó sin ceder a su cara fingiendo inocencia.

—Sabes lo impaciente que soy, amor.

—Esperarás —repitió el menor, riendo al ver la actitud del rubio.

A pesar de que tanto Jungkook como Taehyung detestaban sobre las sorpresas -hablaron del tema infinidades de veces con anterioridad-, estaba seguro que amaría el lugar y tacharía de la lista un sueño menos. Jimin estuvo de
acuerdo, mencionó que aquello sería un gran paso para ellos.

—Vamos entonces, no puedo esperar más.

—¿Llevas lo necesario? —Taehyung asintió luego de pensar que no necesitaba mucho si no sabía a qué lugar iban— Bien, andando.

Jungkook se separó, haciendo un pequeño movimiento con la cabeza para que lo siguiera al auto. Trataba de ocultar la sonrisa lo más que podía.

El viaje en vehículo fue calmado, Taehyung trataba de sacar conversación de lo que fuera para distraer su mente y no inquirir otra vez sobre dicha sorpresa. Le frustraba, pero se le contagiaba la euforia del lobo en su interior -el cual hubiese deseado pasar más tiempo entre los brazos cálidos del castaño-, haciéndolo sentir emocionado también.

Chan estacionó frente a un edificio que se alzaba orgulloso a su vista. ¿Qué estaba tramando? ¿Dónde estaban y qué tenía que ver con ellos? Habían miles de preguntas pasando por la cabeza de Taehyung, ninguna sin contestar gracias al alfa sonriente intentando ser misterioso.

—No entiendo —admitió Taehyung angustiado, los nudos de su estómago enlazándose. El pelinegro dio un apretón comprensivo a su mano, besando su mejilla.

—Necesito que confíes en mí —sacó algo de su bolsillo. Era un pañuelo— Una vez que nos bajemos, te colocaré esto en los ojos.

—Lo que quieras, sólo.. que sea ahora, apresúrate.

Jungkook salió del auto, acercándose rápidamente a Taehyung para cumplir su palabra y ponerle la venda con cuidado. Por algún motivo el contrario estaba temblando, suspirando ante el roce de los dedos del menor en su mejilla.

Sosteniéndolo con fuerza, el alfa lo dirigió en torpes pasos mientras susurraba que se relajara un poco. Subieron uno que otro escalón que lo hicieron tropezar, después entraron en lo que parecía ser un ascensor y él estaba anticipando llegar rápido porque se sentía estúpido caminando así.

—Cuando entremos retiraré la venda de tus ojos y te explicaré porqué oculté esto —dijo repentinamente el hombre de cabellos oscuros. Taehyung tragó saliva, mordiendo sus labios— Tae, eres lo mejor que me ha pasado en la vida, por lo que creo que es momento...

—¿De qué hablas? —cuestionó, su voz tornándose ansiosa.

—Un segundo, amor —Jungkook se alejó un paso, el sonido de unas llaves llamó su atención. Taehyung no tenía idea de qué esperar— Ven conmigo, cuidado con tropezar.

El mayor realizó lo pedido. El lugar al que entraron era cálido, también reconoció un rico aroma a lavanda. El cuerpo de Jungkook se posó detrás de él.

—Desde que te conocía no tuve ninguna duda de que te quería a mi lado para siempre. Estuviste en todo momento... estás en todo momento y me siento afortunado de ser yo gracias a ti —de pronto, las manos del alfa deshacían el nudo del pañuelo que cubría sus ojos, su respiración haciendo cosquillas en su nuca. El corazón de Taehyung latía rápido, su lobo daba vueltas emocionado— Mira.

—Guk... ¿Qué?

—Bienvenido a nuestro hogar, Tae.

Un departamento. Un gran departamento. Blanco, muebles negros y sofás de cuero, con fotos de ellos en cada mesa visible. Era acogedor e incluso desde la entrada podían descubrir que si se acercaban al balcón tendrían una hermosa vista de la ciudad de Daegu.

Taehyung se lanzó a los brazos de Jungkook sin darle tiempo a reaccionar, enrollando sus piernas en su cintura.

—Eres increíble, mi amor —sollozó en su cuello, negándose a separarse— Te amo tanto, Gukkie, tanto de verdad.

—No llores, omega —el menor rió, sin embargo, su voz se oía rota— No seas un bebé.

—Cierra la boca —dijo el rubio divertido. Salió de su escondite y le regaló una suave sonrisa a pesar de que sus ojos estaban empañados y sus mejillas mojadas por las lágrimas.

—¿Estás feliz? —ni siquiera se había molestado en bajarlo, Jungkook sonreía y lo abrazaba siin problemas.

—Soy la persona más feliz —afirmó Taehyung bajito, como si estuvira hablando de un hecho secreto.

—Te lo mereces. Te mereces todo —respondió el alfa muy cerca de su rostro— ¿Quieres ver el resto del lugar?

Y Taehyung asintió antes de cerrar la mínima distancia con un apasionado beso -el cual era necesario luego de lo que pasó en el transcurso del día-, pensando que, sin importar el tiempo, él seguiría enamorado y hundido por ese hombre.

En la cena de esa ocasión, Jimin y Yoongi le cuestionaban cosas de su hogar, teniendo curiosidad de cuándo mudarían sus pocas cosas (porque Jungkook se encargó de comprar nuevos muebles). A la hora de dormir mimaron a Joongki, le abrazaron a pesar de las quejas porque todavía lo consideraban un infante. Aunque no lo dijo, en su carita se apreciaba lo afligido que estaba; él no deseaba que sus hyungs se fueran, y no lo admitiría nunca, pero aquellos besos con olor a gardenias combinadas con chocolate y nueces lo hicieron sentir mucho mejor. Jimin se veían un poco afectado también por la mudanza de sus chicos, seguía considerándolos sus cachorros, le había repetido a Jungkook cada que tenía la oportunidad que mientras estuviera con vida, ellos serían sus bebés. De vez en cuando un ataque repentino de nostalgia le entraba y culminaba consintiéndolos con panqueques con miel que el rubio solía amar.

Exactamente luego de haber pasado una semana, el hombre de hebras oscuras estaba llevando las últimas maletas más pesadas al auto con ayuda de Yoongi, aprovechando el momento que los omegas tenían con Hyejin y Taehyung en el patio.

Era divertido que la reacción del último chico de los Min fuera la misma que tuvo Taehyung cuando recién lo conoció, sin embargo ahora protegía a Hyejin con su vida, entrando en el papel de padre (cierto hermano celoso le prohibió tener novio hasta los treinta, ¡la niña apenas podía dar un paso sin caerse!)

Estaba feliz de tener a Tae para él solo, además, el que sus cuidadores dieran su bendición le hacía creer que era el alfa más suertudo. Una gran familia, amigos asombrosos, un omega comprensivo y amoroso...

Jungkook amaba su vida.

—Estaba muy pequeño cuando vine aquí por primera vez —comenzó. Sus ojos vagaban por el viejo árbol de manzanas donde vio a un Taehyung de ocho años. Yoongi le prestó atención— No hay mucho que pensar acerca de mi infancia... ya sabes, antes de que me buscaras en el refugio, pero cuando se trata de Taehyung, no hay algo que pueda olvidar.

—Te pusiste muy feliz cuando lo miraste —acotó el mayor.

—A su lado me siento bien, como si las cosas a mi alrededor tomaran color.

El hyung con olor a café con leche sonrió. Varios recuerdos llegaron a su mente, su pecho se apretó un poco.

—Años atrás, cuando eran cachorros, Taehyung estaba muy confundido. Él pensaba que te odiaba porque ibas a robarle a su JiMin hyung —rió— Sus acciones demostraban lo contrario, y un día me preguntó, "¿Por qué siento que debo protegerlo, Yoongi hyung?". Esas palabras nunca saldrán de mi mente.

—¿Le dijiste...?

—No —lo cortó de golpe. La atmósfera había cambiado, no era mala en absoluto, pero sí melancólica. Se sentía como si estaban dejando ir algo. Ambos alfas terminaron con la tarea del equipaje, tomando asiento para continuar con su charla— Él era un niño, no podía confirmarle lo que Jimin y yo sospechábamos porque eso probablemente iba a confundirlo, así que le dije que se debía a que era mayor que tú y tenía un gran instinto.

Jungkook dejaba escapar suspiros, el rostro de Yoongi estaba serio y se notaba cansado.

—Que Taehyung y yo tengamos un pasado duro no es casualidad. Claro, pudo haber sido diferente, pero hyung... elegiría esto de nuevo si tuviese elección.

—¿Sabías que mi omega y yo también somos destinados?

Los ojos de Jungkook se achicaron por la sonrisa iluminando su cara.

—¿En serio? Estar con tu pareja y que este sea tu destinado es grandioso, no se puede explicar.

—Lo sé, por eso no dudo que Taehyung y tú estarán bien —culminó el alfa con una palmada en la espalda del contrario, reconociendo que, junto con su Mimi, lo hicieron bien. Un buen trabajo.

Unas carcajadas se escucharon del interior de la casa, ambos se levantaron, no sin antes darse un apretón de manos que decía muchísimo: Gracias. Gracias por todo.

—¿Estás listo, Gukkie? —preguntó Taehyung tan radiante como se podía estar. Jimin y Joongki venían detrás de él (el último mencionado con la lobita en sus brazos).

El alfa menor se acercó a su omega, tirando de su mano para abrazarlo con fuerza.

—Más que listo, cariño —besó su frente— ¿Y tú lo estás?

—Siempre —respondió Taehyung, envolviendo sus brazos en el cuello de Jungkook mientras descansaba su mejilla en su hombro.

Siempre que esté contigo.

Fin.

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