Ella escuchó que había un genin raro que siempre usaba un mono verde con calentadores naranjas. Pero aunque era extraño, su talento en el taijutsu era incomparable. Su ética de trabajo era alta, y su determinación brillaba. Rock Lee era la persona que necesitaba para ayudarla con su problema. Sakura caminó a un campo de entrenamiento opuesto a donde solía ir. Había una sola persona entrenando en esta oscuridad, temprano en la mañana, y casualmente, era justo la persona que estaba buscando.

"Disculpa... ¿eres Rock Lee?"

El chico dejó de dar una patada alta y el conejo le dio una vuelta para darle una amplia sonrisa al extraño.

"¡Sí, lo soy! ¿A qué te debo esta visita, oh hermosa flor de loto de pelo rosa?" el exclamó. El niño de once años se movió antes de dar unos pasos hacia adelante.

"Mi nombre es Sakura Haruno, y escuché sobre tu habilidad. Si no es una molestia, ¿crees que podrías ayudarme con mi taijutsu?"

Lee la miró por unos momentos antes de que sus ojos se iluminaran. Cayó de rodillas y le cogió las manos mientras latas de lágrimas corrían por su rostro.

"¡Qué... tan joven! ¡Estaré Honrado en ayudar a una belleza como tú! ¡Vamos, Sakura-san! ¡Te enseñaré todo lo que pueda!"

~

Entrenar con Rock Lee fue agotador, pero fue una experiencia extrañamente satisfactoria. A pesar de ser un bicho raro vestido de spandex, en realidad era un tipo muy amable y educado. Podía ser excéntrico a veces, pero valió la pena. Sakura entrenó con él los martes y jueves, y bajo su tutela, pudo ver cómo sus habilidades de taijutsu mejoraban rápidamente.

Otra cosa que notó fue que Lee era una persona con la que fácilmente podría llevarse bien. Era seguro decir que se estaba convirtiendo en un buen amigo suyo y que podría convertirse en un aliado muy confiable en el futuro.

Un día después del entrenamiento, Sakura buscó refugio en la montaña Hokage. El cielo era un hermoso tono de azul profundo con manchas blancas que brotaban de las costuras. Se preguntó: ¿el cielo se veía igual en todas partes del mundo? Una sonrisa cruzó su rostro. Ella lo descubriría pronto. Muy pronto. Su sensei ya sabía acerca de sus planes. Intentó convencerla de que no lo hiciera, pero nada de lo que dijera podría cambiar de opinión. Ibiki lo aceptó eventualmente.

Sakura suspiró.

Trescientos ochenta y dos días.

Todo lo que tenía que hacer era esperar.

Sacudió la cabeza y se volvió a la casa vacía y caminó hacia la mesa de café. Algunos sobres estaban esparcidos en la tapa de cristal, el correo de hoy. Ella no lo había tratado antes debido al entrenamiento de Lee. La mayoría de ellos eran facturas de electricidad y agua, pero una estaba dirigida a ella desde Kirigakure.

Sakura sacó un kunai y cortó el costado. Se cayó una carta y una fotografía de una niña recién nacida. Desplegó la carta y leyó la familiar letra sucia.

Sakura,

Bueno, ¿qué tengo que decir... Suiren acaba de dar a luz a una niña? Su nombre es Kana y es la chica más hermosa que he visto en mi vida. Y conociéndote, déjame aclarar esto. Uno, ella no es azul, Dos, sí, ella es mía. Espero que puedas visitarnos pronto para que Kana pueda conocerla 'onee-san'. 

Hasta pronto, mocosa,
Kisame

Sakura sonrió. Parece que tendría que faltar a la escuela la próxima semana.