TUTORIAS


Después de la reunión, el ambiente en el grupo parecía más relajado. Todos parecían estar de acuerdo en seguir adelante con la idea de las tutorías, y había una energía renovada en el aire. Karen había sugerido que los estudiantes con mejores calificaciones se ofrecieran como tutores para ayudar a aquellos que estuvieran teniendo dificultades en las clases. A todos les parecía una buena forma de integrar más a los miembros del grupo y, de paso, mejorar el rendimiento académico.

Steph se sintió emocionada por la idea. No solo porque sentía que era una buena oportunidad para ayudar, sino porque, en su mente, representaba una excusa perfecta para pasar más tiempo con Rodrigo. Siempre le había atraído, pero nunca había tenido la oportunidad de conocerlo realmente. Ahora, como tutora, podría hacerlo.

Una vez que todos se inscribieron, los tutores fueron asignados a los estudiantes según su rendimiento. Los de mejor calificación se encargaban de aquellos con calificaciones más bajas. Al llegar la lista, Steph miró su nombre junto al de Rodrigo. Su corazón dio un pequeño brinco.

Karen, al ver su emoción, no tardó en acercarse a ella, dándole una mirada cómplice.

—Steph, no te hagas ilusiones. —La advertencia en su voz era clara—. Sabes cómo es Rodrigo. Ese tipo no es de los que se comprometen. El típico "fuck boy". No quiero que termines lastimada.

Steph asintió, aunque en el fondo, el entusiasmo seguía intacto. Sabía que Karen tenía razón, pero no podía evitar la esperanza de que esta vez las cosas fueran diferentes. Estaba decidida a disfrutar de la experiencia y ver qué pasaba.

Esa tarde, Steph se dedicó a preparar su clase para Rodrigo. Quería hacerlo bien, mostrarle que podía ser una buena tutora, y quizás, si las cosas salían bien, la oportunidad de pasar más tiempo con él se presentaría. Quería ayudarle con lo que más le costaba: la materia que les había dado más dificultades en clase.

La noche antes de su sesión de tutoría, Steph decidió invitar a Rodrigo a su casa para que pudieran estudiar más cómodamente. A pesar de las advertencias de Karen, su corazón latía con fuerza. Esta era la oportunidad de ver si sus sentimientos habían cambiado o no.

Al día siguiente, Rodrigo llegó a la casa de Steph con una sonrisa relajada. Aunque era un chico de actitud relajada y confiada, había algo en él que hacía que Steph se sintiera nerviosa, como si su cercanía pusiera en riesgo sus propios pensamientos y emociones. Aceptó la invitación sin dudar, y rápidamente se acomodaron en el salón, rodeados de libros y papeles con las explicaciones que Steph había preparado.

—¿Listo para empezar? —preguntó Steph, con una sonrisa nerviosa.

Rodrigo se recostó en el sillón, mirando a su alrededor.

—Claro, pero antes, quiero hablar un poco. —Su tono era relajado, casi como si estuviera en su casa.

Steph asintió, preocupada por la dirección que podría tomar la conversación.

—¿Sobre qué quieres hablar? —preguntó, tratando de mantener la calma.

Rodrigo se sentó, dándole una mirada tranquila.

—Bueno, de hecho... quería hablarte sobre Ricardo. —Steph se tensó al escuchar su nombre, pero intentó no mostrarlo. —He notado que se ha ido integrando bien al grupo. Todos lo estamos empezando a aceptar más, y parece que le cae bien a todos, ¿no?

Steph asintió, pero por dentro sentía una mezcla de alivio y curiosidad. Sabía que Ricardo estaba empezando a ser parte de la dinámica del grupo, pero no había pensado en cómo lo percibían los demás.

—Sí, es un buen chico —respondió, sin querer entrar demasiado en detalles.

Rodrigo sonrió, como si ya supiera algo más de lo que decía.

—No te preocupes, Steph. Sé que a veces es complicado... pero no tienes que ocultar nada. No soy de los que van juzgando. Te aseguro que guardaría tu secreto, pero tal vez no sea tan secreto, ¿sabes?

Steph frunció el ceño, algo desconcertada por sus palabras.

—¿Qué quieres decir con eso? —preguntó, curiosa, pero intentando mantener una actitud casual.

Rodrigo se encogió de hombros, aparentemente tranquilo.

—Bueno, sabes me enteré del rumor sobre el cuaderno "R+S" —dijo, soltando la información sin rodeos. — Lana lo mencionó en el paseo, cuando estábamos haciendo las duplas. Supuse que se refería a ti y a Ricardo. No te preocupes, no soy tonto. Ya sabes cómo es este grupo, los rumores vuelan rápido. Pero tranquilo, no voy a decírselo a nadie.

Steph se sintió aliviada, pero al mismo tiempo, se preguntó cuánto sabía Rodrigo realmente. ¿Sería capaz de adivinar la verdad si comenzaba a hacer más preguntas?

—Vaya... —murmuró, intentando mantener la compostura. —No sabía que se había corrido ese rumor.

Rodrigo se inclinó hacia adelante, mirando a Steph con una sonrisa irónica.

—Bueno, la gente habla. Pero no te preocupes, ¿ok? No te voy a juzgar ni nada. Tal vez no sea tan secreto, pero no es mi estilo meterme en esos temas aunque hubiese sido divertido que fuese por otra R. No crees?

Steph, aunque tenía pánico por dentro trato de asentir y reírse algo era realmente extraño, porque Rodrigo no parecía saber toda la verdad pero hacia suposiciones, sabría algo? , no podía evitar sentirse más incómoda. Algo no cuadraba. Quizás solo lo había supuesto, pero la forma en que lo había mencionado la dejó pensando.

Mientras Rodrigo seguía hablando de cómo Ricardo se había integrado al grupo, Steph no podía dejar de preguntarse sobre el pasado de él. Si había algo que la inquietaba, era su reputación de "chico difícil". ¿Realmente debía confiar en él, o todo esto era solo parte de su juego de ser el guapo de la clase?

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