SEGUNDA IDEA

La idea de la caminata finalmente comenzaba a tomar forma. Steph había propuesto que fuera a un lugar pintoresco y tranquilo, no muy lejos de la ciudad, perfecto para pasar un día al aire libre. Karen, como siempre, estaba involucrada en la organización, asegurándose de que todo saliera según lo planeado.

En la reunión de planificación, Karen, Steph, Rodrigo, y Ricardo se sentaron juntos en una cafetería para ultimar los detalles. Karen lideraba la conversación, mientras Steph intentaba no perder de vista a Ricardo, notando cómo él parecía más comprometido desde el karaoke.

—Entonces, vamos a necesitar dos buses para todos. Ya hablé con la empresa de transporte, y pueden recogernos el sábado por la mañana —anunció Karen, revisando una hoja con todos los detalles.

—¿Y quiénes están confirmados? —preguntó Steph, tomando notas en su cuaderno.

—La mayoría de los de la clase. Emma, José, Lana, Marcos, y hasta Andrea dijeron que sí. Pero también hay algunos que aún no han confirmado —respondió Karen.

Rodrigo, que estaba revisando la lista, intervino con una sonrisa.

—Esto está quedando bastante grande. ¿Seguro que podremos manejar a tanta gente?

—Por supuesto. Para eso estamos aquí —respondió Karen con confianza.

Cuando comenzaron a discutir la ruta, Ricardo, que había estado callado la mayor parte del tiempo, sugirió un camino alternativo.

—He estado investigando un poco, y creo que podríamos tomar esta ruta. Es menos transitada y tiene mejores vistas —dijo, mostrando un mapa en su teléfono.

Steph se inclinó para ver mejor, impresionada por el detalle que Ricardo había puesto en su investigación.

—Eso suena genial, Ricardo. Me gusta la idea de algo más tranquilo —comentó, sonriendo.

Rodrigo, que había estado observando la interacción, no pudo evitar notar el tono de complicidad entre ellos, a ese punto todos notaban algo solo que Rodrigo no sabía ni del rumor y mucho menos del plan por lo que para el era un acercamiento extraño, genuino pero extraño después de todo conocía a Steph desde hace 10 años y nunca se la habría imaginado con alguien como Ricardo.

Cuando terminaron de organizar los detalles, Steph y Rodrigo se quedaron un poco más en la mesa mientras los demás se levantaban para pagar. Fue entonces cuando Rodrigo, con su característica sonrisa amigable, lanzó la pregunta que haría que Steph se pusiera nerviosa.

—Oye, Steph, ¿pasa algo entre tú y Ricardo? —preguntó, en un tono casual, pero con cierta curiosidad genuina.

Steph casi dejó caer su cuaderno al escuchar la pregunta.

—¿Qué? ¿Por qué preguntas eso? —respondió rápidamente, sintiendo cómo el calor subía a su rostro.

—No sé, simplemente lo noté. Ustedes dos han estado hablando más últimamente. Amos te conozco hace tiempo —dijo Rodrigo, encogiéndose de hombros. —No es que esté diciendo que eso sea malo, solo me dio curiosidad.

Steph rió nerviosa, tratando de desviar la conversación.

—No, para nada. Solo estamos... conectando más como amigos. Nada raro, te lo prometo.

Rodrigo la miró por un momento, como si no terminara de creerle, pero finalmente sonrió.

—Está bien. Si tú lo dices. Solo espero que no estés en problemas, porque ya sabes que puedes contar conmigo para lo que sea.

—Lo sé, gracias —respondió Steph, aún sintiéndose algo incómoda.

Esa noche, mientras revisaba los últimos detalles de la caminata, Steph no podía dejar de pensar en la pregunta de Rodrigo. ¿Acaso se estaba notando algo más que una amistad? ¿Y si después de todo el plan dejase de ser un plan, los sentimientos podrían volver realidad?

Por otro lado, no podía evitar sentirse un poco culpable. Aunque su plan seguía en marcha, cada vez era más consciente de que estaba empezando a disfrutar genuinamente de la compañía de Ricardo. Y eso hacía que todo se sintiera más complicado.

Karen, siempre atenta, le envió un mensaje antes de dormir.

Karen: "Todo listo para el sábado. Pero ten cuidado, Steph podrías poner en riesgo el plan si te acercas mucho a Rodrigo."

Steph suspiró al leer el mensaje. Karen tenía razón. Necesitaba mantener el control, no solo del plan, sino de sus propias emociones. Si quería que esto funcionara, no podía dejar que nadie, mucho menos Rodrigo, la desestabilizara.

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