PASO 1
La fiesta seguía su curso, con la música de fondo y los grupos de estudiantes conversando animadamente. Sin embargo, Steph no podía evitar sentir que había algo más en juego. Había logrado que Ricardo se quedara, y ahora necesitaba que su presencia en el grupo fuera más que una simple coincidencia. Estaba lista para dar el siguiente paso en el plan.
Ricardo, a pesar de estar en un ambiente que no le era del todo cómodo, comenzaba a relajarse. Después de la comida con la junta, se había dado cuenta de que no era tan difícil socializar con ellos. En la fiesta, se encontraba de pie cerca de una mesa, escuchando a algunos chicos hablar de fútbol, aunque parecía más interesado en observar el ambiente que en participar activamente.
Steph lo observó desde la distancia. En cuanto vio que estaba solo, decidió acercarse. Sabía que este era el momento perfecto para dar ese primer paso hacia una conversación más cercana. Caminó hacia él con una sonrisa natural y, sin dudarlo, comenzó a hablar.
—Veo que estás observando la fiesta desde el "banco de los tranquilos" —dijo Steph, con un tono juguetón.
Ricardo la miró y sonrió levemente.
—No soy mucho de fiestas grandes, la verdad. Prefiero algo más tranquilo, pero no está tan mal, ¿verdad? —respondió, su voz calmada pero con un toque de humor.
Steph se sintió aliviada al notar que no estaba tan distante como pensaba. De hecho, parecía estar comenzando a sentirse más cómodo en su presencia.
—Sí, claro. Yo también preferiría estar en otro lugar, pero ya sabes cómo es esto, todos esperan que haga lo que se espera de una delegada —respondió Steph, haciendo una pequeña mueca de complicidad.
Ricardo se rió suavemente. La conversación fluía sin esfuerzo, y aunque había algo en su mirada que aún mantenía una distancia, Steph sabía que esto era solo cuestión de tiempo.
De repente, el grupo de la junta directiva se acercó. Karen, como siempre, lideraba el grupo con una energía que atraía a todos, pero esta vez, a diferencia de otras ocasiones, Ricardo parecía más a gusto con ellos. A medida que el grupo se unía, se hizo evidente que había una química inesperada entre Ricardo y el resto.
—¿Sabías que Ricardo toca la guitarra? —comentó Karen con entusiasmo, dirigiéndose a Steph. —A lo mejor podríamos hacer algo con él en la próxima reunión de la junta.
Steph miró a Ricardo, sorprendida, mientras él hacía una pequeña mueca.
—No es gran cosa —dijo él modestamente.
Pero Karen insistió, sin poder resistirse a la idea de incluirlo.
—¡Vamos, no seas tímido! ¡Tú y yo podríamos formar una banda, imagínate! —exclamó Karen, haciendo que todos rieran.
A Ricardo no le gustaba demasiado ser el centro de atención, pero algo en la actitud del grupo lo hacía sentirse aceptado. No había esa presión de cumplir con expectativas ajenas, como en las fiestas de siempre. Aquí, en el círculo más cercano, se sentía genuinamente cómodo.
Steph, observando la dinámica, decidió aprovechar la oportunidad para acercarse más a él, invitándole a participar en algo que pudieran disfrutar juntos.
—¿Qué tal si después de la fiesta vamos a dar un paseo? Puede ser algo más tranquilo, solo los de la junta y tú. Sin ruido ni tanta gente —sugirió Steph, con una sonrisa que invitaba a la confianza.
Ricardo la miró por un instante. Algo en su propuesta le hizo sentir que, por fin, estaba en un espacio donde podía ser él mismo. No tenía que ser el chico distante ni el espectador de la fiesta. Era solo Ricardo, en un momento relajado con alguien que parecía comprenderlo.
—Me parece una buena idea —respondió, dejando de lado su usual actitud reservada.
Más tarde, cuando la fiesta estaba llegando a su punto más alto, el pequeño grupo se apartó del bullicio y comenzó a caminar por la calle, hacia un parque cercano. Había algo tranquilo y fresco en el aire de la noche que ayudaba a liberar la tensión que todos llevaban dentro. Mientras caminaban, la conversación fluía con facilidad. Steph se dio cuenta de que Ricardo no solo era alguien que había observado desde lejos, sino que había mucho más detrás de su mirada tranquila y sus respuestas cortas. Le gustaba su forma de ver el mundo, su ironía sutil, y la forma en que hablaba de las cosas que realmente le interesaban.
—¿Te has dado cuenta de lo poco que necesitamos para disfrutar? —preguntó Ricardo, mientras caminaban por el sendero del parque.
Steph lo miró, sorprendida por su reflexión tan profunda.
—A veces es difícil encontrar momentos como este, ¿no? —respondió ella, intentando comprender mejor lo que Ricardo quería decir.
—Sí, la gente tiende a complicar las cosas. Pero cuando encuentras un lugar tranquilo, una buena compañía, es todo lo que necesitas —explicó Ricardo, sin dejar de caminar.
Steph sonrió, sintiendo que por fin comenzaba a conocer a Ricardo realmente, sin máscaras ni expectativas. Esta conversación, aunque sencilla, la hacía sentir como si hubiese dado un paso más en su acercamiento. De hecho, parecía que el plan no solo estaba funcionando para crear una imagen de ellos como pareja, sino que estaba comenzando a formar una conexión amical genuina.
El grupo llegó al final del parque, y aunque no era tarde, la conversación fluía de una manera que hacía que el tiempo pareciera detenerse. Steph miró a Ricardo con una sonrisa cómplice, sabiendo que estaba logrando acercase a él ,sería bueno usarlo? claro que no, se veía bueno después de todo , no merecía ser utilizado de esta forma , solo necesitaba que los rumores cambiasen de dirección verdad? no era necesario ilusionarlo después de todo, tal vez este no era solo un juego de percepciones después de todo.
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