Nuevas Caras y Viejos Problemas
La elección de delegados se llevó a cabo al inicio de la jornada. Aunque yo ya sabía que sería la única candidata, la profesora insistió en hacer la votación formal. Me puse de pie frente al salón, tratando de disimular mi nerviosismo.
—Hola a todos. Bueno, creo que ya saben quién soy —dije, intentando sonar relajada—. Espero poder representar bien a la clase y que este año sea inolvidable para todos.
Mi discurso fue breve y directo. Para mi sorpresa, recibí algunos aplausos, aunque la mayoría sólo murmuró un desganado "sí" antes de que levantaran la mano para votar por mí. Y así, oficialmente, me convertí en la delegada de la clase. No estaba segura de si sentirme orgullosa o aterrorizada.
Cuando terminó la clase, Karen apareció por fin. Como era de esperar, llegó tarde y con su característico cabello despeinado.
—¿En qué estabas pensando? —preguntó mientras me arrastraba hacia el patio.
—¿Qué cosa?
—¡Ser delegada! ¿Por qué aceptaste? ¿Acaso fue por Rodrigo?
Suspiré. Karen siempre veía más allá de mis palabras.
—No fue por él, ¿ok? Simplemente... me distraje y dije que sí.
—Claro, Stephanie. Bueno, espero que no te arrepientas. Ese puesto te va a quitar tiempo, y tú dijiste que este año ibas a concentrarte en tus notas.
Antes de que pudiera responder, la atención de Karen se desvió hacia un chico que caminaba por el patio con aire tímido. Era alto y delgado, con cabello castaño y un rostro particular y único. Definitivamente no lo habíamos visto antes.
—¿Quién es ése? —preguntó Karen, siempre curiosa.
En ese momento, la profesora lo presentó frente al salón.
—Chicos, les presento a Ricardo Yatra. Es nuevo en el colegio, viene de otra ciudad, y espero que lo ayuden a adaptarse. Stephanie, como delegada, quiero que le muestres la escuela y lo pongas al tanto de las reglas.
Karen, emocionada como siempre, se acercó al chico antes de que yo pudiera decir algo.
—¡Hola, Ricardo! Soy Karen, y ella es Stephanie. Si necesitas algo, sólo tienes que pedirlo.
Ricardo sonrió tímidamente y asintió.
—Gracias. Es mi primer día aquí, y la verdad estoy algo perdido.
Yo no tenía muchas ganas de ser guía turística, pero ahora no tenía opción.
—Vamos, te mostraré el colegio —dije con un tono más amable del que esperaba.
Mientras caminábamos por los pasillos, Ricardo me contó que había llegado porque su familia se había mudado por el trabajo de su padre. Aunque parecía reservado, tenía un aire tranquilo que lo hacía fácil de tratar.
—Bueno, este es el patio principal. Y ahí está la cafetería. No es la mejor, pero al menos venden buena limonada.
Ricardo rió y asintió.
—Gracias, Stephanie. Eres muy amable. Creo que voy a necesitar mucha suerte este año.
Mientras lo guiaba, no pude evitar sentir que este chico traería algo diferente al colegio, algo que podría cambiar muchas cosas... incluyendo mi propio mundo y tal vez no estaba del todo mal.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top