JUEGOS EN LA CAMINATA
La caminata continuó por el sendero, y el aire fresco se combinaba con la energía del grupo. Aunque Ricardo intentaba mantener su mente ocupada y centrada en el paisaje, no podía evitar sentir que cada paso lo acercaba más a una decisión que aún no estaba listo para tomar. Lo bueno era que, mientras caminaba, estaba rodeado de amigos, y por un rato, podía dejar de lado las preguntas que lo rondaban.
En un punto del recorrido, Karen, con su entusiasmo habitual, propuso una actividad que alteró la dinámica de la caminata: un juego en el que los miembros del grupo debían formar duplas para realizar ciertas tareas. Era algo ligero, pero lo suficiente para que todos interactuaran más entre sí y rompieran cualquier posible barrera de incomodidad.
—¡Vamos a hacer un juego! —anunció Karen mientras sacaba un par de papeles con las instrucciones. —Cada dupla tendrá que completar una tarea, y quien termine primero, gana.
El grupo se detuvo en el sendero, intrigado por lo que Karen había planeado. Todos comenzaron a formar duplas de manera natural, aunque algunas de las combinaciones fueron más espontáneas que otras.
Las Duplas y la Diversión
—Yo me voy con José —dijo Emma, riendo, mientras se acercaba a él.
—Perfecto, yo con Andrea —respondió Marcos, guiñando el ojo, lo que provocó que Andrea lo mirara de reojo, aunque también con una sonrisa.
Ricardo observó el movimiento del grupo, y en el último momento, Steph lo miró, y un poco por impulso, él dijo:
—Creo que nos toca a nosotros.
Steph asintió, con una mezcla de emoción y nerviosismo, pero también con una sonrisa.
—Parece que sí —respondió con tono ligero, intentando disimular lo que sentía.
El grupo se dividió, y Karen explicó las reglas: cada dupla debía completar una serie de pruebas: desde encontrar una roca con una forma peculiar, hasta tomar una foto divertida en una postura inusual, todo mientras continuaban el recorrido por el sendero.
El Juego en Marcha
Las primeras pruebas fueron sencillas, y las risas no faltaron. Emma y José encontraron la roca más rara que habían visto, y la foto de ellos intentando imitar a un árbol en una pose cómica hizo que todos se detuvieran a reírse.
Ricardo y Steph, por su parte, se encontraron con un obstáculo algo más complicado. La tarea era encontrar una flor que tuviera un color específico, pero, al parecer, las flores en el sendero no seguían las indicaciones de Karen. Ambos se agacharon al mismo tiempo para examinar una planta, y por un momento, sus manos se rozaron. Fue un toque sutil, casi imperceptible, pero que hizo que Ricardo se sintiera más nervioso de lo que había esperado.
—Esto no está siendo tan fácil —comentó Steph, tratando de restarle importancia al momento. Se levantó, sonriendo—. Pero bueno, ¿quién iba a decir que encontrar flores sería tan complicado?
Ricardo se rió, aliviado de que ella no pareciera haber notado el gesto.
—Sí, parece que las flores no leen las instrucciones de Karen —respondió, sonriendo también.
Mientras tanto, en otras partes del grupo, las risas seguían. Rodrigo y Lana, que habían formado una dupla, no dejaban de bromear sobre lo torpes que eran para encontrar el objeto que Karen había mencionado. Sin embargo, se notaba que se estaban divirtiendo, y a pesar de las bromas, su compañerismo era evidente.
—Te dije que este juego era una excusa para que todos trabajáramos en equipo —comentó Karen mientras observaba a los demás, con una sonrisa satisfecha en su rostro. A veces, le gustaba ser la organizadora, sobre todo cuando veía cómo todos se integraban tan bien.
La Foto Especial
Finalmente, la última prueba consistió en tomar una foto grupal en la cima de una pequeña colina, con todos los participantes en una pose divertida. Cuando llegó el momento, las duplas se agruparon, y las risas siguieron siendo el tema central. Karen, siempre tan observadora, no pudo evitar notar cómo Ricardo y Steph se miraban de una manera diferente a los demás. Parecía que el contacto entre ellos, aunque sutil, no había pasado desapercibido, lo que aunque ponía a Karen feliz por el plan y por su amiga había algo en ella que la había estado atormentando un tiempo.
—¡Sonrían! —gritó Karen, logrando captar el momento en una foto espontánea.
Cuando todos se reunieron para ver las fotos en las cámaras de los teléfonos, Steph y Ricardo se quedaron un poco más atrás. No porque no quisieran unirse, sino porque, de alguna forma, se sentían más cómodos estando juntos en ese instante. El tiempo parecía haberse desacelerado cuando sus miradas se cruzaron, y aunque ninguno de los dos dijo nada en voz alta, ambos sabían que había algo en el aire. Algo que ni ellos ni el resto del grupo podían definir aún.
Con el final del juego, el grupo retomó la caminata, y aunque los demás continuaron bromeando y divirtiéndose, Ricardo no podía dejar de pensar en lo que acababa de suceder. La conexión con Steph seguía creciendo, de manera imperceptible, pero poderosa. Sin embargo, aún había algo que lo detenía: el miedo de ilusionarse, el miedo de querer algo que quizás no duraría.
Mientras avanzaban por el sendero, su mente seguía divagando, pero una pequeña parte de él comenzaba a aceptar que tal vez había algo más que solo una amistad en el aire.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top