INICIA EL PLAN
El sol de la tarde entraba suavemente por la ventana del salón de clases cuando Steph, con su típica actitud decidida, comenzó a hacer los últimos arreglos para lo que sería la primera fiesta organizada por ella como delegada de la clase. Sabía que este evento sería clave no solo para consolidar su posición, sino también para acercarse a Ricardo y hacer que el "efecto novio" comenzara a tomar forma.
La fiesta se celebraría en su casa. Había conseguido el permiso de sus padres sin mayores problemas, gracias a su habilidad para convencerlos con su argumento de que sería una excelente oportunidad para socializar y fortalecer la cohesión del grupo.
Ese mismo día, durante el receso, Steph se acercó a Ricardo. Lo había observado durante las últimas semanas, y aunque sabía que no era el tipo de persona a la que le gustaran las grandes reuniones, el plan tenía que seguir adelante.
—Hola, Ricardo. Quería invitarte a la fiesta de la clase que estoy organizando. Es en mi casa este fin de semana —dijo Steph con una sonrisa amigable, mientras él la miraba algo indiferente.
Ricardo levantó una ceja, claramente no muy entusiasmado.
—¿Una fiesta? No sé, no soy mucho de esas cosas. Prefiero estar tranquilo, la verdad.
Steph no se desanimó. Sabía que tenía que ser astuta, y rápidamente vino a su mente la estrategia que Karen le había sugerido.
—Entiendo, no a todos les gustan las fiestas. Pero, ¿qué tal si antes vamos a comer? Estaré con Karen y parte de la junta directiva. Así podrías conocer mejor a todos y, si después te animas, podrías unirte a la fiesta. No te vendría mal un poco de compañía, ¿no?
Ricardo se quedó pensativo por un momento, mirando a Steph como si estuviera considerando la idea.
—Bueno, no soy un gran fanático de las reuniones, pero supongo que un almuerzo no está tan mal. Está bien, acepto —dijo finalmente, aunque no parecía del todo convencido.
Steph sonrió, contenta de haber dado el primer paso. Sabía que después de ese almuerzo, las cosas cambiarían.
La noche de la fiesta, Steph se encontraba preparando su casa para recibir a todos. Había decorado la sala con luces suaves y una mesa de snacks dispuesta con esmero. La música ya estaba lista y los primeros invitados comenzaban a llegar. Sin embargo, su mente estaba ocupada pensando en lo que pasaría esa noche.
Mientras tanto, en el restaurante donde habían quedado para la comida, Karen, José y Emma ya estaban en la mesa, era clave que los mas "comunicativos" por no decir chismosos de la clase estén dentro del plan sin que ellos sepan claro. Todos eran conscientes de que Ricardo no era el tipo de chico que solía frecuentar ese tipo de reuniones, por lo que estaban dispuestos a hacerle sentir cómodo.
Cuando finalmente Ricardo llegó, se notó de inmediato que algo había cambiado. En lugar de su habitual actitud reservada, parecía mucho más relajado. Su gesto era más amigable, y sonrió cuando vio a los demás, incluso saludando a Karen con una pequeña broma. Se sentó junto a ella y comenzaron a conversar de manera fluida, como si se conocieran de toda la vida.
Después de la comida, todos se dirigieron a la fiesta. Steph se sentía satisfecha. Había logrado que Ricardo aceptara estar allí, aunque no sabía si se quedaría mucho tiempo. Lo importante era que estaba dando el primer paso.
Cuando llegaron a la fiesta, la mirada de Andrea no pasó desapercibida. Ella, que siempre había sido la más observadora del grupo, se fijó en Ricardo en cuanto entró por la puerta. La sorpresa se reflejó en su rostro, y no pudo evitar hacer un comentario bajo, pero lo suficientemente fuerte para que todos lo escucharan.
—¿Ricardo? ¿De verdad? No esperaba verlo aquí —dijo Andrea, levantando una ceja con desdén.
Steph, al notar la expresión en el rostro de Andrea, trató de mantener la calma. Andrea siempre había tenido la tendencia de criticar a los demás, especialmente cuando se trataba de algo que no encajaba con su idea de lo que era "aceptable". Pero ahora no iba a permitir que sus opiniones afectaran el curso de su plan.
—Sí, está aquí. Nos fuimos a comer antes y todo, así que lo convencimos —respondió Steph, con una sonrisa forzada, tratando de sonar natural.
Andrea, aunque no lo admitiera abiertamente, no podía evitar sentirse un poco incómoda con la situación. Ricardo, el chico tranquilo y algo distante, parecía haberse integrado más de lo que esperaba. Y eso, en su mundo, era una señal de que algo estaba cambiando. Sería que Andrea empezaba a sospechar que la R era él y no Rodrigo , el plan funcionaría? tenía que.
Steph miró a Ricardo, quien se veía relajado entre los demás, y sintió una mezcla de satisfacción y nerviosismo. Lo que había comenzado como una pequeña estrategia, ya estaba dando frutos. Sin embargo, sabía que esto solo era el principio.
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