XV

Capítulo 15

―Alan, aquí está tu auto, sano y salvo, y con el tanque lleno, muchas gracias, pero no quiero volver a conducirlo.

―¿Eh? ―El mayor se notaba extrañado por el comentario de su amiga y la risita de la pelirroja―, ¿ocurrió algo con el auto? ¿Te ocasionó problemas?

―¡Es un auto muy caro para ser manejado por mí! Imagina que le hubiera pasado algo... ¡Me hubiera vendido contigo! ¡Nunca terminaría de pagar los daños de un auto como este!

―No me digas que... ¿A penas caíste en cuenta del tipo de auto que traías?

―Se dio cuenta cuando un tipo le pregunto si andaba en malos pasos y que si por eso traía semejante auto. ―La pelirroja le explicaba un poco la situación al mayor mientras reía por las reacciones de su amiga.

―Oh Alice, vaya que eres un poco despistada ―decía con un tono inundado de ternura que no pasó desapercibido por Jessy pero sí por la castaña―. Tranquila, yo sabía que cuidarías muy bien de mi auto, nunca estuve preocupado por eso, y si hubiera pasado algo, yo estaría más angustiado por ustedes, su bienestar es más importante que algo material.

―Gracias, aun así, espero no tener que volver a conducirlo, aunque no niego que es una belleza.

Después de aquel viaje, del que llegó entregando el auto con urgencia, temiendo que algo le pasara, transcurrieron dos días, días en los que la chica se dedicó a buscar algún lugar de renta (algo que aún no lograba conseguir) e ir a visitar a Richy al hospital, descubriendo que estaban por darlo de alta y aprovechando para ayudar al señor Rogers a llevar a su hijo a casa.

Un nuevo día estaba iniciando y una llamada de un número desconocido sorprendió a la chica que acababa de levantarse. Al contestar descubrió que se trataba de alguien de la comisaría a quien se le había ordenado localizarla.

―Bueno, ¿con la señorita Crawford?

―Sí, ¿quién habla?

―Soy el oficial Eric Biggs, el agente Bloomgate me pidió que me comunicara con usted para pedirle que se presente en su oficina cuanto antes.

―¿Pasó algo?

―Oh no, solo desea que le ayude con un asunto especial, a demás dijo que hoy le entregaría su placa.

―¿Mi placa? Vaya, no pensé que lo haría tan pronto... ―Alice hablaba cuando de pronto reaccionó y se quedó en silencio, temiendo decir algo que metiera en problemas a su amigo.

―Je, je, je, tranquila, estoy enterado de toda su situación, así que no debe preocuparse por nada.

―Pero...

―Sé lo que ocurrió, Alan se la pasa hablando de usted y terminó contándome como le pidió que se uniera al cuerpo, gracias a las pláticas con Alan siento que ya la conozco sin siquiera conocerla en persona.

―Oh... ―Alice estaba muy sonrojada.

―¿Debo ir con uniforme o...? ―Alice hablaba algo temerosa, pero fue interrumpida por la persona del otro lado de la línea.

―No, no es necesario, de hecho me dijo Alan que le informara que tenía que venir vestida de civil.

―Bien, en cuanto esté lista voy para allá.

―Gracias, la estaremos esperando.

Alice, algo extrañada, se arregló lo más pronto que pudo para dirigirse a la comisaría, moría de curiosidad por saber con qué necesitaba ayuda Alan. La chica se dio una ducha rápida y al salir, cepillo su cabello y lo recogió en una coleta de caballo dejando su fleco peinado de lado, se maquilló un poco y después se vistió con un short de mezclilla azul y una playera de tirantes color vino, después se colocó sus botines sobre unos calcetines con figuras de conejitos. Cuando terminó con ello, agarró su bolso y las llaves de su motocicleta y antes de salir se colocó una chaqueta de color negro.

El trayecto hasta la comisaría le pareció interminable, la curiosidad la estaba carcomiendo, no sabía para qué podría ser útil ella en ese momento. Al llegar al lugar, con la primera persona que se encontró fue con un hombre un poco más joven que Alan, de tés blanca y cabellos oscuros y rizados, con unos ojos color miel, muy agradable a la vista y que parecía sonreír mientras la veía acercarse.

―Buenos días, ¿Es usted la señorita Crawford, verdad? ―Decía aún con la sonrisa en el rostro.

―Sí, así es. ―le contestaba la chica mientras bajaba de su motocicleta.

―Me lo imaginé, es tal como Alan me contó ―el tono un tanto insinuante que usaba el hombre, le comenzaba a sacar los colores a la chica―, además, conozco esa motocicleta.

―¿Eh?

―Yo traje esa motocicleta desde Grimrock en aquella ocasión cuando encontramos a la señorita Donfort, y Alan la estuvo usando uno o dos días.

―Me imagino que usted es el oficial Biggs.

―Así es, por favor sígame, la llevaré con Alan.

Así las dos personas caminaron por los pasillos del lugar en un extraño silencio que no llegaba a ser molesto, a Alice le caía bien aquel extraño, aun cuando se comportaba de forma un tanto bromista, no, esa no era la palabra que buscaba, estaba siendo insinuante, como si él supiera cosas y lo dejara saber con esos comentarios que le hacía.

Cuando estaban a pocos pasos de llegar a la que Alice reconocía como la oficina de su amigo, aquel hombre comenzó a sonreír de forma extraña, algo que alertó a la chica.

Una vez frente a la puerta, Eric tocó una, dos, tres veces y tras escuchar un “pase” del otro lado, abrió la puerta y soltó una frase que nadie esperaba.

―Alan, tu novia ha llegado. ―La sonrisa de aquel hombre se hizo mayor al ver el sonrojo de los otros dos.

―¿Podrías callarte, Biggs? Ella no es mi novia. ―Decía el mayor con un tic en el ojo, molesto por las palabras de su amigo.

―Pues debería, no sé que están esperando ustedes dos para comenzar a salir, ya hasta le prestas tu Mercedes... ―tras soltar semejante comentario, Eric volteo con la chica y le guiño el ojo, haciendo que el color carmín subiera a sus mejillas con mayor intensidad.

―Estamos esperando que gente como tú nos diga lo que tenemos que hacer. Por favor, Eric, ¡largo de aquí!

―Ok, ok, ya me voy, pero piensen lo que les dije. ―Eric salió de la oficina dejando a los otros dos solos, Alan no sabía como romper el silencio que se instaló en el lugar por culpa de su amigo. Estaba a punto de disculparse cuando escucho algo de la chica.

―Jajaja, se ve que te llevas muy bien con ese tipo... ―Alice hablaba mientras reía, claro que el tono rojo seguía instalado en sus mejillas, pero no podía negar que todo había sido muy gracioso.

―Es un buen amigo, pero a veces suele ser algo pesado.

―Parece muy agradable...

―Lo es...

Alice veía a su amigo y sonrió, el hombre se veía rudo, algo frío, pero ella entendía que esa tenía que ser la imagen que tenía que mostrar debido a su puesto en la comisaría, sin embargo, entre más lo conocía más se convencía de que era un buen hombre, uno capaz de mostrar una faceta muy diferente fuera del ambiente de trabajo.

Después de unos momentos en silencio, Alice pregunto aquello que tanto la estaba carcomiendo por dentro.

―Alan, me dijo tu amigo que necesitabas que te ayudara con algo, ¿Qué es?

―Bueno, necesito que hables con Phil Hawkins...

―¿Qué?

―Te dije que buscaría esclarecer este caso, y para eso te necesito a ti.

―¿Y yo como te puedo ayudar?

―Interrogando a Hawkins.

―¿Me quieres usar para sacarle información?

―No, solo quiero confirmar la información que ya me dio a mí.

―Mmmm.... ―Alice se sentía algo indecisa, temía que Phil se sintiera engañado y terminara molesto con ella, aunque si eso ayudaba a descubrir que era inocente, era un precio que estaba dispuesta a pagar.

―Está bien, dime, ¿qué tengo que hacer?

―Iremos al lugar donde está detenido, tú entraras a la sala de visitas y platicaras con él, pero te voy a pedir que grabes la conversación entre ustedes.

―Bien, solo una cosa... ¿Él sabe que iré a verlo o que soy policía?

―No, esa noticia se la darás al final, y claro que no sabe que irás, no queremos que ensaye sus respuestas.

―Ok, lo haré.

―Bien, aquí tienes tu placa, en unos minutos saldremos.

Alan salió de la oficina por unos momentos antes de volver por su amiga para dirigirse a aquel lugar donde el joven barman se encontraba recluido. El viaje fue ameno entre pláticas, bromas y música, más cuando estaban llegando, una sensación de emoción y nerviosismo atacó a la chica, ya que al fin había caído en cuenta de que iba a conocer al hermano de su amiga, a ese que le coqueteo cuando mensajearon, ese que le pidió ayuda, ese al que Jake no toleraba ni un poco.

Una vez en el lugar, Alan hablo con el encargado del lugar y le pidió que dejaran salir al joven Hawkins a la sala de visitas, lugar que estaba solo en ese momento, ya que la hora de visitas aún no llegaba. Cuando llevaron al hombre a aquel sitio, Phil noto que solo había una chica sentada en una de las bancas, entretenida con su móvil y que al verlo llegar lo guardo en su bolso y le sonrió.

―Al fin nos conocemos, Phil.

―... ―Phil la vio atentamente por unos segundos, hasta que―. Tú, ¡eres Alice!

―Así es, lamento que nos tengamos que encontrar en este sitio, pero lo importante es que al fin nos encontramos.

―Pero... ¿Cómo es que te dejaron verme? La hora de visita aún no comienza.

―Sí, bueno... tengo mis influencias. ―La chica sonrió y Phil lo hizo con ella por un momento, hasta que recordó algo.

―El agente Bloomgate, ¿no es así?

―Alan se ha vuelto un buen amigo y me ha ayudado mucho. Gracias a él al fin puedo conocerte.

―Bueno, algo por lo que tengo que agradecerle a ese idiota.

―¡Oye! No seas así, él no es malo, solo hace su trabajo, por desgracia fuiste tú quien se vio involucrado en algo que se ve muy turbio.

―Alice, te juro que soy inocente, yo no hice nada de lo que se me acusa...

―¿Y de qué es de lo que se te acusa? Cuando me hablaste por teléfono, parte del masaje se vio cortado por una grabación.

―Creen que yo hice algo para deshacerme de Michael Hanson y quedarme con el bar.

―¿Por qué pensarían eso?

―Se encontró el testamento de Michael en el bar, en dicho documento decía que me dejaba a mí esa propiedad, aquí todos piensan que yo sabía sobre eso y que por eso me encargué de desaparecer al tipo.

―¿Y? ―cuestionaba la chica con una ceja alzada.

―¿No me digas que estás dudando de mí?

―No dije eso, solo quiero saber tu versión, ¿qué fue lo que realmente paso? ¿Me podrías contar tu historia?

―¿Tienes tiempo?

―Todo el del mundo... claro mientras no me vengan a sacar los custodios ―la chica rio un poco y Phil solo suspiro y sonrió con ella para comenzar a hablar.

―Bien... te contaré todo. Todo empezó hace poco menos de diez años. Yo llegué a la vida de Michael Hanson poco después de la muerte de su hija. El hombre solía cuidar del bar Aurora él solo y por eso llegaba a descuidar a su familia, tal parece que por eso terminó dejándose de su esposa, aun así todo era igual para ese hombre. Cuando pasó lo de Jennifer, el hombre se vio involucrado en ese asunto, no sé si alguien lo culpaba de la muerte de la chica o que sé yo, pero lo detuvieron y lo interrogaron en varias ocasiones.

―¿Qué pasó después?

―No encontraron pruebas para inculparlo y terminaron por dejarlo en libertad. Aun así, Michael siempre se sintió culpable por la muerte de su hija, era su culpa por no estar con ella el día del festival, era su culpa por siempre estar lleno de trabajo y no querer contratar trabajadores en el bar, él se sentía fatal.

―Fue así que llegaste tú, ¿no es así?

―Si, yo necesitaba trabajo, y cuando vi el anuncio de que el bar solicitaba a alguien, no dude en ir.

―Phil, ¿Qué relación tenías con Michael Hanson?

―Al principio era solo una relación empleado/jefe, sin embargo, con el tiempo esa relación cambio, Michael trataba de darme lo que no pudo darle a Jennifer, y yo, que estaba necesitado de una figura paterna, aceptaba y correspondía todo lo que me daba.

―Adoptaron una relación padre/hijo.

―Sí, algo así, estuve muy preocupado cuando ocurrió lo de su desaparición.

Mientras los chicos seguían platicando dentro de la sala, afuera de esta se encontraba Alan esperando a que su amiga y nueva colega saliera del lugar. Alan no se inmutó cuando escucho la voz de su amigo a su lado, mientras se asomaba por la pequeña ventana que tenían la puerta de la sala.

―Se ve que es buena en lo que hace. ―Sí, por eso le pedí que entrara al cuerpo...

―¿Solo por eso?

―Sí, Eric, solo por eso...

―¿O sea que el hecho de que te gusta esa niña no influenció tu decisión?

―No.

―Porque no te creo...

―Basta, deja eso Eric.

―Deberías de decirle lo que sientes, igual y te acepta...

―¿Crees que una chica como ella va a querer andar con un viejo como yo?

―Sí, si le desagradara la idea se molestaría cuando hago esas insinuaciones, y ella en vez de enojarse y decirme algo solo se sonroja y sonríe...

―Es demasiado educada y linda para molestarse y pelear con alguien como tú.

―O le gustas y por eso le agrada lo que digo...

―Eric..

―Ya, no te enojes.

―Mejor ayúdame con esto, parece que ese tipo en realidad dice la verdad, con respecto a lo de Hanson.

―Tal vez, pero ¿qué tal lo que denunció el señor Anderson?

―Respecto a eso, Alice tenía razón. El auto del señor Anderson no fue manipulado.

―¿Como estás tan seguro?

―Mande un mecánico externo al Garage Rogers a revisar el auto y ellos me confirmaron que fuera de los daños por el accidente, el auto no tenía ni una manipulación externa que pudiera ocasionar el siniestro.

―Al final Alice tendrá lo que desea, la libertad de ese tipo.

Los hombres comenzaron nuevamente a escuchar atentamente la plática de los chicos, platica que cada vez incomodaba más al agente Bloomgate.

―Phil, ¿eres sincero con todo lo que estás diciendo?

―Por supuesto que si, hermosa, yo sería incapaz de mentirte.

―Eso espero, Phil, no me gustaría que encontráramos algo que demuestre que me estabas mintiendo.

―¿Encontráramos?

―Oh, creo que olvide decirte algo, desde hace unos días formó parte del cuerpo policíaco de Duskwood.

―¿Qué? ―La expresión en el rostro de Phil fue difícil de interpretar por la chica.

―Lamento no haberte dicho antes, es solo que...

―¿Eso quiere decir que ya te quedarás en Duskwood?

―Sí... ―Alice estaba temerosa de que el chico se molestara y comenzara a gritar, después de todo ya había visto como se enfadaba con Jessy.

―Genial, así nos podremos ver muy seguido. ―Phil mostró una gran sonrisa, desconcertando un poco a su visita.

―¿No estás molesto porque ahora soy policía?

―No, ¿Por qué lo estaría?

―Pero...

―Gracias a este trabajo ahora te tendré más cerca.

―Jajaja esperaba una reacción diferente de tu parte, Phil, creí que te enfadarías conmigo.

―No puedo enojarme contigo, hermosa, con todos menos contigo.

―Oh Phil, eres tan lindo. ―los chicos iban a seguir hablando cuando la puerta del lugar se abrió de golpe y entro uno de los hombres que esperaban afuera.

―¡La hora de visita se acabó!

―¿Alan?

―Tenemos que irnos... ―decía mortalmente serio el mayor.

―Y no es porque este celoso, no pienses mal Alice, surgió algo en la comisaría. ―Decía el otro hombre asomándose por la puerta, sin entrar del todo a la sala.

―¡Cierra la maldita boca, Eric!

―Basta los dos ―exclamaba la chica, tratando de tranquilizar a sus compañeros―, lo siento, Phil, mis compañeros empiezan a molestarme por ser nueva en el lugar, pero todo está bien. Me tengo que retirar.

―Está bien, hermosa, el trabajo es primero. Al menos ya te conozco en persona.

―Me alegra que me entiendas...

―Oye hermosa, ¿puedo darte un abrazo?

―¡No! El contacto físico de ese tipo está prohibido. ―Alan negaba con un tono fuerte en su voz.

―Lo siento, Phil reglas son reglas. Pero cuando estés libre te daré un abrazo muy muy fuerte. ―Decía la chica con una enorme sonrisa, viendo de reojo a su amigo.

―¿Es una promesa?

―Es una promesa.

―Bien, te debo una copa en el Aurora.

―Trato.

Tras decir eso, siguió a Eric, quien ya había salido de la sala, dejando a Alan con Phil quien lo veía con una sonrisa de lado, haciendo molestar al mayor.

―Espera noticias de nosotros, pronto sabremos si eres inocente o si te quedarás aquí por mucho tiempo.

―No encontrará nada que me incrimine porque soy inocente.

―Ya lo veremos...

Tras cruzar esas cuantas palabras, llegó el custodio para llevarse a Phil a su celda, dejando a un Alan solo y muy confundido por su propio comportamiento.

Afuera del lugar, en el estacionamiento, Eric y Alice esperaban a Alan. Mientras pasaba el tiempo, Eric molestaba a la chica con el asunto del mayor.

―Alice, ¿no has notado nada raro con Alan?

―¿Raro, cómo qué?

―No sé, raro...

―No sé qué es raro para usted, a demás no tengo mucho tiempo de conocer.

―A ese tonto le gustas...

―Ah, se refiere a eso... bueno, ¿no era más fácil decir eso desde el principio?

―Actúas muy despreocupada, no pareces sorprendida...

―Es que no lo estoy, yo ya sabía que Alan gustaba de mí.. tarde mucho en notarlo, ya que soy muy despistada, pero alguien me hizo descubrirlo...

―¿Y? ―Eric estaba muy curioso de saber la respuesta de la chica, esperaba que la chica correspondiera a los sentimientos de su amigo.

―Si se pregunta que pienso sobre eso, le digo que me siento muy alagada de que alguien como Alan se fije en mi, sin embargo, acabo yo de terminar con una relación y aún me duele, así que ahorita no tengo deseos de pensar en una nueva relación...

―Ya veo...

―A demás hay alguien más pretendiéndome... así que tengo mucho que pensar.

Tras decir eso vieron que Alan iba llegando a donde ellos estaban, así que dejaron el tema de lado y cada quien subió al auto en el que habían llegado y tomaron rumbo hacia la comisaría, ya que tenían respuestas de interrogaciones que tenían que comparar.

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¡Listo, nueva actualización!!! ¡Creo que la inspiración se ha quedado más tiempo conmigo!!! ¡Espero que les guste!

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