II
Capítulo 2
La mañana había llegado; sin embargo, los chicos que estaban en aquella cabaña no habían logrado dormir ni un poco después de lo que había pasado la noche anterior. Todos estaban dispersos en las habitaciones del lugar y, en ese momento, solo Alice y Alan, quien había llegado muy temprano, estaban en la sala conversando sobre qué hacer una vez que pudieran salir de ahí.
―Quiero ir a la mina, quiero ver si puedo ayudar en algo.
―No puedes ir, tienes que descansar. Solo mírate... no dormiste nada y, aun cuando parece que estás tranquila, comienzas a llorar cuando crees que nadie te está viendo. No estás en tus cinco sentidos.
―Pero iré contigo, no estaré en peligro ―la chica se limpiaba una lágrima que corría por su mejilla antes de voltear a ver a aquel hombre. ―, además…
―Además, nada, ya dije que no, y si me sigues retando, te llevaré detenida por desacato. ―La expresión dura de Alan hizo que Alice solo se cruzara de brazos y desviara la mirada.
―Ok, ya entendí... se me olvidaba que usted era policía. ―Decía de mala gana la chica, ya que había olvidado ese detalle. ―¿Y qué planea hacer?
―¿Comenzarás a hablarme de usted? ¿No te parece un comportamiento muy infantil?
―Bueno, creo que a partir de este momento tendré que cuidarme, ya que si no me lleva presa por ser sospechosa de la desaparición de Hannah, lo podría hacer por hablarle de “tú”. ―Decía la chica un poco risueña, a pesar de su pésimo estado de ánimo, todo para tratar de molestar al mayor.
―Hmp... ―El hombre solo soltó un ligero bufido y después se acercó a la chica para acariciarle la cabeza como a un cachorro―. Tranquila, no irás a prisión, solo quiero que estés bien.
―... ―la chica, después del gesto de aquel hombre, solo atinó a fruncir el ceño y mirarlo de mala manera―. No soy una niña ni un cachorro desprotegido, estoy bien, así que puedo hacer las cosas por mí misma.
―Lo sé, pero es bueno que de vez en cuando te dejes consentir y permitas que alguien más haga las cosas por ti, al menos una vez. ―Alan volvió a acariciar la cabeza de la chica para después limpiar una nueva lágrima que salía de sus ojos, a lo que esta solo sonrió.
―Parece que ustedes dos se llevan muy bien... ¿Qué este sujeto no sospechaba de ti, Alice?
―¡Dan!
―Señor Anderson, usted está muy equivocado, yo nunca dije que ella fuera sospechosa.
―No lo dijo, pero seguro lo pensó...
―Dan, eso ya no importa, lo importante es que nos está ayudando con nuestro problema y nos llevará con Hannah. ―Alice se acercó a él y lo trató de calmar, no quería que lo terminaran arrestando por faltas de respeto a la autoridad.
―Con permiso, tengo que hacer una llamada. ―Alan salió de la cabaña, dejando solos a los chicos, quienes no sabían muy bien cómo iniciar una conversación y estaban en un extraño silencio, silencio que al final fue roto por el mayor.
―No esperaba que terminaras relacionándote tan bien con ese sujeto.
―Cuando al fin me comuniqué con él, fue algo amargo, pero gracias a su ayuda logramos encontrar a Hannah; además, yo tuve la culpa por no querer contestarle desde un principio. Ahora solo quiero ser amable y agradecida con él.
―Y parece que le caíste muy bien.
―No creo que tanto, hemos estado discutiendo desde hace un buen rato.
―No lo parecía... ―Dan guardó silencio unos momentos antes de decir lo que realmente quería―. No pensé que fueras tan impulsiva, pequeña...
―¿Por qué lo dices?
―Mira que arriesgarte a venir a Duskwood tú sola a ver a un maldito que te tenía amenazada con matarte.
―Bueno, es que me siento responsable en parte de todo lo que estaba pasando. Si yo me hubiera mantenido al margen y hubiera aceptado dejar todo en manos de la policía, tal vez no solo tendríamos a Hannah, sino que Richy también estaría con nosotros y Jake no se habría puesto en peligro. ―Jake, ese nombre la hacía llorar cada vez que lo escuchaba. Dan, al verla, jaló de ella para poder abrazarla un poco.
―Parece que el Hackerboy es muy importante para ti. ―Decía serio el mayor; tenía ciertas ideas de lo que había entre ellos dos y quería confirmarlas.
―Bueno, desde el principio aprendió a ganarse su lugar. Era un raro asocial, pero siempre supo tratarme bien y reconocer mi trabajo. Él siempre me vio como una ayuda en el caso y no como una amenaza. Además, me siento responsable de lo que le pudo haber pasado.
―¿Qué quieres decir?
―Si yo hubiera ido a ver al Hombre sin Rostro, si yo me hubiera armado de valor para venir a arreglar las cosas, Jake no hubiera dejado su lugar seguro y el FBI no lo habría encontrado, ni estaría ahorita lastimado o quizás muerto en esa mina... Si yo me hubiera encontrado con Richy, tal vez todo esto se habría evitado y ellos estarían con nosotros.
―Ni siquiera lo conoces y le has llorado desconsoladamente desde que llegaste, además de que te quisiste sacrificar por él.
―Mi sacrificio no era solo por él, era por todos ustedes, y... ¿Llorar solo por él? ¿Crees que Richy no me importa? Es verdad que él fue el responsable de todo, pero aun así le tomé un gran cariño. Él se equivocó, pero es importante para mí; todos ustedes lo son...
―Pero él... Hackerboy es especial, ¿no es así?
―Dan, ¿acaso estás celoso?
―Solo quiero entender por qué arriesgar tanto por alguien con quien posiblemente nunca…
―¿Nunca podre conocer y estar..? ―La chica se separó de él y desvió la mirada. Dan le iba a decir algo cuando una voz los sacó del trance.
―Dan, ¿puedo hablar contigo? Oh, disculpa, no sabía que estabas con Alice. ―Decía Lilly al verlos juntos y notar que había interrumpido algo importante.
―Está bien, Lilly, yo tengo que ir a buscar a Alan, con permiso. ―Alice salió del lugar en busca del policía, ya que sentía la necesidad de escapar de aquellas palabras dolientes.
―¿Pasó algo entre ustedes? ―decía la rubia, viéndolo con una ceja alzada.
―Creo que arruiné mi relación con la chica... ―Dan parecía dolido; muy tarde descubrió que sus palabras lastimarían a su amiga y que, ahora, por la interrupción de Lilly, le sería más difícil arreglar las cosas.
―Oh, Dan... ¿qué fue lo que le dijiste para que se enfadara?
―Le dije que no debía preocuparse ni sacrificarse por el hacker si nunca podría siquiera conocerlo.
―Vaya, eso sí que fue un golpe duro para ella.
―Es que no entiendo qué tiene de especial ese tipo para que ella se ponga así; solo es un tipo raro y misterioso que posiblemente ande metido en cosas muy fuertes y que solo puede traerle problemas a ella.
―Dan... ¿te puedo contar un secreto sobre ese tipo raro?
―Claro, ¿qué es?
―Pues, ese tipo raro y misterioso metido en problemas con el gobierno... es mi medio hermano.
―¿Qué?
―Cuando subí aquel video en el que culpaba a Alice de ser la responsable de lo de Hannah, Jake habló conmigo y me explicó todo.
―Él pudo decirte eso solo para hacer que quitaras el video; después de todo, en ese video también lo atacabas a él.
―Él me mostró pruebas, entre ellas una foto de mi padre junto a su madre. Además, se lo confesó a Alice en un arranque de sinceridad.
―Oh...
―Logré llevarme bien con Jake, ya que él no es el culpable de nada, pero ahora no puedo ver a mis padres a los ojos.
―Lo siento, pequeña. Pero, ¿por qué confesarle algo como eso a Alice?
―Jake se enamoró de ella y quería demostrarle lo que sentía por medio de ese tipo de acciones. Él creía que dándole información sobre él, aunque fueran pequeños datos, ayudaría a Alice a confiar en él; Jake haría cualquier cosa por ella.
―Oh... ¡MIERDA!
―Veo que ahora entiendes qué pasó hace rato...
―Alice y el hacker estan enamorados y yo le dije que nunca podrían estar juntos. ¡Soy un idiota! Estoy seguro de que ahora me odia.
―No está en su naturaleza odiar a las personas. Mírame a mí, le hice tanto daño y, aun así, me aceptó.
―No es lo mismo.
―Tranquilo, todo va a estar bien. Solo tienes que buscar el momento ideal para disculparte con ella. Dan, ¿te puedo hacer una pregunta?
―Claro, pequeña.
―¿Te gusta Alice?
―¿Eh? No...
―¿Estás seguro?
―... ―Dan se quedó en silencio, meditando la situación.
―Parece que sí te gusta, pero ni siquiera eres consciente de ello. ―Lilly sonrió para darle apoyo, aunque por dentro estaba preocupada por sus amigos. Dan estaba experimentando sentimientos por una chica que posiblemente nunca le correspondería, ya que amaba a alguien más, alguien que posiblemente estaba muerto.
Los chicos continuaron platicando, ahora sobre aquello por lo que Lilly había buscado al mayor originalmente, mientras Dan no quitaba la vista del gran ventanal que mostraba todo lo que pasaba afuera de la cabaña.
Por otro lado, Alice veía atentamente a Alan mientras este hablaba por teléfono. Por un momento, se le había olvidado que ese hombre era el jefe del departamento de policía. Él era muy diferente a como ella lo había imaginado; se había comportado amablemente con ella desde que se encontraron, a pesar de que había sido un poco amargo en su comportamiento cuando al fin se comunicó con él. Pero... ¿Él realmente era así o estaba siendo condescendiente con ella por la posible pérdida que acababa de sufrir?
―¿Ocurre algo, Alice? ―decía el mayor, acercándose a la chica y sacándola de su trance―. ¿Acaso tengo algo en la ropa o en la cara?
―¿Eh? ¡Ah! No, nada... ―decía, un poco desorientada y muy avergonzada por ser descubierta haciendo algo inconscientemente.
―Tu mirada sobre mí no decía lo mismo; empezaba a sonrojarme ―decía, en un tono un tanto juguetón, tratando de descolocar un poco a la chica.
―Lo siento, es solo que no esperaba verte en tu faceta de jefe mandón tan pronto.
―¿Jefe mandón? ―decía con una ceja levantada.
―Solo jugaba, lo que pasa es que se me olvidó por un momento quién eras y verte hacer tu trabajo me hizo pensar algunas cosas...
―¿Y qué cosas pensabas? Si se puede saber.
―En el miedo injustificado que sentía de hablar contigo... creo que si hubiera dejado eso de lado y te hubiera dado una oportunidad, todo esto no hubiera pasado.
―Dejemos de pensar en el pasado y concentremos en el ahora. Acabo de hablar con uno de mis hombres y me ha informado que la señorita Donfort ya está en la comisaría y en el auto ya traigo los neumáticos; nada más es cosa de que el señor Miller salga y me ayude con eso.
―Yo también puedo ayudar con eso. Si lo hacemos entre los tres, será más rápido.
―Oh, no, no, no... usted no va a hacer nada de esto. ¿Acaso crees que esto es trabajo para una señorita?
―Lo he hecho muchas veces. Al estar sola, necesito saber hacer muchas cosas sin importar si es "trabajo de hombre o de mujer".
―No me importa, no dejaré que te ensucies las manos si nosotros podemos hacerlo. ¿Recuerdas lo que te dije sobre dejar que te concientan de vez en cuando?
―Qué aburrido... Oye, tengo una pregunta... ¿y mi motocicleta?
―Tranquila, está en la comisaría. Cuando lleguemos a Duswood, podrás recogerla.
―Gracias, Alan.
―¿Y cómo están los chicos?
―No lo sé, solo platiqué un poco con Dan, pero Lilly tenía que hablar con él y salí a agarrar un poco de aire.
―¿No tienes curiosidad de saber de qué hablan? ―Pregunta con una ceja alzada, curioso por la acción de la chica.
―No, además necesitaba salir de ahí urgentemente.
―¿Acaso el señor Anderson te estaba molestando? ―Esa fue la impresión que le daba la actitud de la chica, algo que lo preocupó.
―No, al menos no intencionalmente...
―¿Qué quieres decir?
―Dan suele ser brusco y soltar palabras sin pensar, y en ocasiones suele ser muy duro. Sé que lo que dijo lo hizo sin querer, pero sus palabras me dolieron...
―Oh, lamento esto. ―Alan se acercó más a ella y la abrazó de los hombros.
―Tranquilo, normalmente eso no me afectaría, pero ahora estoy muy sentimental por todo lo que ha pasado ―Alice bajo la mirada por un momento para despues voltear al ventanal de la cabaña―. Parece que los chicos tenían alcohol, necesito un trago, ¿vamos?
―No deberíamos...
―Sólo uno, ¿sí?
―Está bien, vamos.
Ambos entraron a la cabaña y el mayor buscó el lugar donde estaban los licores, sirvió dos vasos y se acercó a la chica, entregándole uno de ellos.
―¿Bebes whisky? ―decía, tendiéndole el vaso a la chica.
―Claro, gracias.―Alice aceptó el vaso y le dio un primer sorbo a la bebida.
―¡Alice! ¿Ni siquiera has desayunado y ya estás tomando alcohol? ―decía Cleo, quien se había unido a los chicos al ver la acción de su amiga.
―Tranquila, Cleo, no pasa nada; además, ahorita me hace más falta esto que el alimento.
―Nada de "no pasa nada", señorita, usted no va a beber a estas horas y en ayunas, y punto. ―Dan se acercó a Alice y le quitó el vaso de whisky que le acababan de entregar para beberlo él.
―¡Oye, eso era mío! ―dice haciendo un pequeño berrinche, molesta de que le hayan quitado su trago.
―Sí, pero te hará daño.
―¿Y a ti no?
―Estoy acostumbrado a beber.
―¿Y qué te hace pensar que yo no?
―Si lo estás o no, no me importa, lo hago por tu bien, y usted, oficial... no debería dejarla hacer estas cosas.
―Yo opino que la señorita ya está muy grandecita para tomar sus propias decisiones; ella sabe lo que hace. Además, yo no soy quien para prohibirle o no hacer algo.
―¿En serio cree que ella sabe lo que hace? Le recuerdo que vino a verse con un secuestrador sin pensar en su seguridad. ―Alice, al escucharlo, sólo bajó la cabeza.
―Sé que tal vez no fue la decisión más acertada, pero deberían entenderla; ella lo hizo por ustedes, lo hizo por la señorita Donfort y el joven Rogers. ¿Acaso ustedes no hicieron lo mismo por sus amigos? ¿Usted no haría lo mismo por ella, señor Anderson? ¿No se arriesgaría por Alice? ―Alice, al escuchar aquel cuestionamiento, no pudo evitar voltear a ver a Dan.
―Claro que lo haría sin pensarlo, esa fue una pregunta estúpida... ―la afirmación salió de sus labios sin titubeos.
―Y dígame, ¿yo tendría que detenerlo por querer ayudar a una amiga o por beber un trago para calmar la preocupación por ella? No, ¿verdad? ―Dan solo bajó la mirada sin saber qué contestar.
―¿Qué pasa aquí?
―¡Thomas! ¿Cómo está Jessy? ―Alice se acercó rápidamente a Thomas, preocupada por su amiga.
―Se logró quedar dormida, Alice, pero me costó mucho tranquilizarla, aun con las pastillas que Alan nos dio.
―Entiendo... oye, Alan trajo los neumáticos para los autos, deberíamos ir a cambiarlos cuanto antes para poder ir a ver a Hannah.
―Alice... ¿tú sabes cambiar las llantas del auto? ―preguntó sorprendida Lilly por el comentario de la chica.
―Claro, es muy fácil, a menos que estén muy apretadas las tuercas...
―Parece que no entendiste lo que dije... solo el señor Miller y yo haremos este trabajo, tú tienes que descansar.
―Pero…
―Alice, deja que ellos se encarguen. No queremos que te lastimes; mejor deberías ir a ver que Jessy esté bien.
―Dan ―Alice lo pensó por un momento antes de aceptar―, está bien.
―Perfecto, Lilly, vamos a ver qué podemos preparar para desayunar.
―Está bien, Cleo.
Así, todos comenzaron a hacer sus labores correspondientes y, una vez que el desayuno estuvo listo y los autos tenían llantas nuevas, la mayoría se acercó a comer, con excepción de dos chicas: Alice, quien estaba pensando en todo lo ocurrido, y Jessy, quien, después de despertar un rato, se había vuelto a dormir, ahora en el regazo de su amiga, quien le daba apoyo y consuelo tras verla llorar. Alice acariciaba el cabello de la chica mientras estaba perdida en sus pensamientos.
Meditando sobre las cosas, decidió sacar su celular del bolsillo de su chaqueta y comenzó a leer nuevamente el chat de Richy, pensando en el miedo, la desesperación y la culpa que podía estar sintiendo todo este tiempo, diciéndose a sí misma que si él le hubiera pedido ayuda, ella se la hubiera brindado sin dudarlo... Sin embargo, ya nada se podía hacer; su amigo posiblemente estaba muerto.
Alice estaba a punto de guardar su celular cuando se escuchó el tono de un mensaje. Al ver quién era, notó que era Dan.
Chat Dan
Dan: Hey, pequeña, ¿cómo están por allá arriba? Subiría a verlas, pero... bueno, ya sabes.
―Estamos bien, Jessy está dormida; la pobre no había descansado nada.
Dan: Tú tampoco lo has hecho.
―Tranquilo, puedo aguantar un poco más.
Dan: Me preocupas, deberías dormir un poco.
―Con tanta cosa que tengo en la cabeza, me es imposible conciliar el sueño.
Dan: Entonces ven y come algo.
―Dan... no tengo apetito, siento que si algo cae en mi estómago lo voy a regresar...
Dan: Por favor.
―Está bien, Dan, voy para allá.
Alice bajó y llegó al comedor, donde todos comían más a fuerzas que de ganas. Los ánimos estaban por los suelos y eso se notaba en sus rostros.
Una vez que terminaron, Lilly fue a llamar a Jessy para avisarle que era hora de irse. Todos tomaron sus cosas y subieron al auto en el que habían llegado para tomar rumbo a Duskwood. Alan les había dicho que tenían que ir a la comisaría, ya que ahí se encontraba Hannah, además de que tenían que hacerles unas preguntas de rutina. Después de todo, habían sido amenazados y Alan les había dicho que tenían que poner una denuncia formal.
Una vez que llegaron y entraron al lugar, fue solo cuestión de tiempo para encontrar a esa chica que tanto habían estado buscando. Todos se apresuraron a llegar y al fin poder saludarla, abrazarla y decirle lo angustiados que habían estado por ella. Solo dos personas se quedaron más atrás: Dan, quien aún batallaba para controlar su silla de ruedas, y Alice, quien sentía que no pintaba nada ahí. Después de todo, a pesar de que trabajó duro para encontrarla, no sabía bien por qué había terminado siendo involucrada en este embrollo.
―Alice, ¿qué pasa? ¿te preocupa algo?
―No, nada... ¿te ayudo?
―Te lo agradecería un montón.
Alice se paró detrás de Dan y comenzó a empujar su silla todo el camino que faltaba hasta llegar a donde estaban los chicos.
―Hola, chica, nos tenías preocupados.
―¡Dan! ¿Qué te pasó? ―Hannah, al ver que Dan estaba en silla de ruedas, se preocupó.
―Larga historia, te la cuento después.
―Y ella, ¿es tu novia? Creí que querías algo con Jessy...
―No, Hannah, ella no es mi novia; de hecho, esperaba que tú nos dijeras quién es ella.
―¿Yo? ―Hannah volteó a ver a Alice atentamente―. ¿Te conozco?
―No lo sé, esperaba que tú me lo dijeras cuando te encontráramos.
―Pensamos que tú conocías a Alice, ya que me llegó su número desde tu celular cuando habían pasado dos días de tu desaparición ―Le explicaba Thomas mientras la abrazaba fuertemente―. Al día siguiente de que me llegó su número, me contacté con ella y desde entonces estuvo a nuestro lado ayudándonos a buscarte.
―Gracias por estar con mis amigos en los momentos difíciles, pero... lo siento, no logro recordarte.
―Me lo imaginé, seguro llegué aquí por mera casualidad. ―Hablaba con calma a pesar de que se sentía realmente extraña por al fin estar hablando con esa chica, esa mujer que era realmente importante para su amado hacker.
―Alice, ¿puedes venir un momento, por favor?
―Claro, Alan, los dejo, chicos. Me imagino que tienen mucho de qué hablar. ―Alice se fue, dejando a los chicos con su amiga, quien, a pesar de verse feliz por estar con ellos, tenía un gran dolor en su corazón.
―Parece una buena chica, pero ¿por qué tiene esa expresión de dolor en el rostro?
―Ella estuvo muy preocupada por ti y por Richy. Cuando se enteró de lo del incendio en la mina, se puso muy mal; ella había congeniado mucho con Richy y le dolió mucho saber que él puede estar... bueno, ya sabes. ―Cleo le explicaba con calma las cosas a su amiga.
―Además, al parecer perdió a otra persona muy querida para ella. Parece que la vida se ensañó con ella.
―Pobre.
Mientras ellos hablaban un poco más, Alan llevaba a Alice al lugar donde estaba su amada motocicleta.
―Como te lo prometí, tu motocicleta está sana y salva.
―Muchas gracias, Alan. Estaba muy preocupada; ya tuve muchas pérdidas y no quería perder también a mi pequeña. ―Alice acariciaba el asiento de su vehículo.
―No voy a negarlo, tienes buen gusto; es una buena motocicleta.
―Claro, ¿con quién crees que estás hablando? ―La chica tomó las llaves del vehículo y su casco, y volvió al edificio junto al policía. ―Alan, quiero pedirte un favor...
―Déjame adivinar, ¿quieres ir a la cascada, no es así?
―Así es, siento la necesidad urgente de ir. ¿Puedes llevarme? ―En la voz de la chica se notaba un tono de súplica que el mayor no pudo ignorar.
―Sólo si me prometes algo.
―Lo que sea.
―Quiero que me cuentes toda la verdad...
―¿Cuál verdad? ―Alice se sorprendió; no esperaba algo así.
―La única que existe... El FBI llegó de la nada y tú pareces esconderme algo, así que quiero saber si lo uno y lo otro están relacionados.
―... ―Alice se mantuvo en silencio; no podía hablar sobre eso, no podía revelar que Jake estaba ahí, ya que podría ponerlo en riesgo en caso de que hubiera logrado escapar.
―Alice, sé que estás asustada de hablar, pero... necesito saberlo todo, ya que si te llevo a ese lugar y te topas con los agentes del FBI, tienes que estar preparada para lo que pueda pasar. Si cometes un error, te puede ir muy mal.
―... ―Alice seguía en silencio; estaba muy confundida y no sabía qué hacer.
―Alice ―Alan se acercó a la chica, la hizo levantar el rostro para después ponerle sus manos sobre los hombros y hacer que pusiera toda su atención en él―, si me dices la verdad, no sólo te llevaré a la mina, sino que también te doy mi palabra de que, sea lo que sea, no saldrá de nosotros, y sea lo que sea, no te meterás en problemas, ni tú ni los que estén involucrados.
―¿Me lo juras... por lo más importante que tienes en tu vida?
―Sí, te lo juro...
―Está bien, Alan, te contaré todo lo que aún no sabes.
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