[XVI]
Saludos cordiales.
Ya sé, ya sé. Hace tiempo que no me pasó por aquí y público algo ¿La razón? Perdí el amor. Sé que suena raro, pero ya no le tenga el amor que le tenía a esta historia (y la pareja en si); supongo que es parte de mi forzada ausencia en el fandom.
No quiero, sin embargo, simplemente abandonar la historia y pasar al siguiente proyecto; quiero darle el final que ha tenido siempre y marcharme en paz, habiendo concluido el proyecto que empecé hace años.
En los próximos días (según tengo planeado) publicaré los cuarto últimos capítulos y el epílogo. Lamento si esperaban más de esta historia, pero no se me dan bien las secuelas.
Lo último que tengo que decir es: perdón. A todos los que odiaron a Matt, a Nath, y a mí. De verdad lo siento, suelo escribir para liberarme, y aquí no fue la excepción.
No tengo más que decir, por favor disfruten.
Despertó con la sutil caricia del sol de la mañana en su rostro, descubriendo que no se encontraba en la enorme cama de su habitación; el desorden creado por la ropa, los materiales de arte y una serie de lienzos con trabajos a medio camino era buena pista para saber dónde estaba. Ni recordaba haberse dormido allí, junto al pelirrojo, sin embrago, el alivió de no estar desnudo hacía irrelevante el asunto.
Se deslizó de la cama con cuidado, no queriendo despertar al muchacho que dormía profundamente dando la espalda al sol. Contempló su cuerpo inmóvil en la cama; el cabello caía en desorden por la almohada, cubriendo su rostro y ocultando a un pequeño Kwami que dormía junto a su portador como si nada.
-¿Dónde se metió Plagg...?- susurró con calma, avanzando entre la serie de trampas mortales esparcidas por el suelo, llegando hasta la puerta sin hacer ruido o toroezar y caer.
El corto pasillo del departamento tenía un aspecto menos deprimente con la luz de la mañana, aún así, el aura de tristeza que inundaba el lugar prevalecia por encima de todo. El bullicio de algunas ollas, y trastes que se movían sin cuidado en la cocina le dió una idea de dónde, y qué, podía estar buscando su Kwami a esa hora de la mañana.
-Plagg, este no es nuestro hogar, mejor no causes destrozos- le reprochó en un susurro, entrando en la pequeña habitación para descubrir el desorden que no había notado la noche anterior, preguntándose si era culpa del pelirrojo o del Kwami- Haste a un lado y déjame preparar el desayuno.
-No sabes cocinar, Adrien ¿Vas a envenenarlo?- se burló con una maldad más propia del zorro que de él, haciendo al humano preguntarse si la forma de ser del otro Kwami sería contagiosa- Mejor deja a un experto hacerse cargo.
-No vamos a desayunar Camembert- cortó sin muchos ánimos, bostezando antes de acercarse a tomar una lata de café molido y analizar la cafetera en un silencio que parecería digno de un pensador, más que de un modelo- Mejor ve y pregunta a Feuu que suele comer Nath en las mañanas.
Se quedó solo segundos después, cuando el pequeño gato decidió hacerle caso y cambiar de habitación. Descifró la cafetera un par de minutos después, la puso a funcionar esperando no arruinar algo tan sencillo y, con el desorden de fondo, busco utensilios que recordaba de la noche anterior para preparar un te fresco que ayudase al pobre muchacho a sentirse mejor.
-Normalmente solo desayuna un café cargado y sale corriendo a vete tú a saber dónde para regresar en quince minutos y comenzar a pintar como si no tuviera nada mejor que hacer- explicó el zorro, con esa apatía usual en él, sentándose en algún espacio libre de la encimera, a ver cómo el rubio se movía de un lado a otro, intentando no quemar nada- ¿Si sabes lo que estás haciendo?
-Normalmente diría que si, pero estaría mintiendo- contestó, apagando a una olla con agua caliente, vertiendo el líquido en una taza y añadiendo la infusión de hierbas con un poco de miel- ¿No come nada más?
-Nop, todo lo que tiene su sistema hasta antes de medio día es cafeinaambos Kwamis observaba como el rubio preparaba un festín que podría enfermar a alguien con los hábitos alimenticios del pelirrojo- ¿Por qué haces esto? Te ahorrarás problemas si simplemente te vas y ya.
-Nathaniel tuvo una noche pesada- se explicó, apagando la cafetera para servirse a si mismo una humeante taza de café, con miel y un poco de leche, que sabía mejor de lo que habría esperado- Quiero que se sienta mejor antes de marcharme. No agravar el mal estado en que se encuentra.
-Bien dicen que el amor es ciego- protestó el Kwami, abrazando al felino a su labor como si la situación fuera un drama- Y que los que se enamoran son idiotas ¿Quién soy yo para negar esa aplastante lógica?
-Dijo él mientras abrazaba a su amor platónico, olvidando que las leyes universales se aplican a todos y no a unos pocos- burló con una sonrisa, dejando la taza sobre la encimera y terminando de servir la suerte de platillos que había logrado preparar en poco tiempo- Ahora, con su permiso, voy a asegurarme que Nathaniel siga vivo.
El pelirrojo se removía en la cama, buscando una forma cómoda de seguir durmiendo, mientras el los le iluminaba los párpados e impedía que la paz de una largo día de sueño prosiguiera. Se quejó en voz alta justo cuando Adrien entraba en la habitación, sacando al rubio una sonrisa de ternura.
-Si no tienes hambre, vasta con decirlo- bromeó en voz baja, dejando la bandeja sobre la mesa de luz y sentándose junto a él en la cama- No hace falta invocar al demonio.
-¿Adrien? ¿Qué... qué haces aquí?- Lavoz le salía esposa, casi como si estuviese enfermo, la cabeza le dolía montones y las náuseas que el olor de la comida recién preparada le causaban eran apenas soportables- ¿Como... entraste?
-Anoche, tu fuiste quién me dejó entrar- explicó alargando la mano para tomar una almohada del otro lado, y colocarla con delicadeza bajo la cabeza del pelirrojo, obligándolo lentamente a incorporarse- Te pasaste, ligeramente, de copas en la despedida de Iván ¿Creíste que iba a dejarte a tu suerte en un bar con un tipo del que ni siquiera sabias su nombre?
Nathaniel tenia los flashes de una pista de baile, un chico guapo y un forcejeo por un beso; sin embargo, lo que había entre el momento en que el otro chico lo beso y esa mañana, pese a lo mucho que le molestarse admitirlo, era un misterio para su memoria.una atacada lo atacó en cuanto el sitio aroma de un te de manzanilla invadió sus fosas nasales, preocupando ligeramente al rubio.
-Ugh... huele dulce...- protestó, negándose a recibir la humeante taza, apartando el rostro al instante en que Adrien insistia- Aleja eso de mí, no quiero vomitar.
-Nunca habías tenido una resaca ¿O si?- el pelirrojo negó antela pregunta, sintiendo sus mejillas teñirse de rojo por la vergüenza- Vamos, beberlo, puede que comités después, pero al menos ayudará a que te sientas mejor. La única forma de mejorar es descansar.
-Un ibuprofeno también ayudaría- comentó, tomando a regañadientes la taza entre sus manos, dando un sorbo que le supo mejor de lo que esperaba. Bebió lentamente el líquido hasta que solo quedaban hojas secas y una fresa quw contenía la infusión- Mejor de lo que esperaba. Normalmente no bebo más que café.
-Lo sé, Feuu y su indiferencia me informaron- dejó en las piernas del muchacho la bandeja con el resto de comida: un plato de huevos revueltos, un vaso de jugo de naranja u unas galletas saladas que el pelirrojo no recordaba haber comprado- Ahora, come. No me iré hasta ver qué has desayunado apropiadamente.
En silencio, sorprendido por la buena cocina del rubio, comió la totalidad de un desayuno que, normalmente, lo tendría mareado por la cantidad. De vez en cuando, mientras masricaba, observaba en perfil de Adrien, repasando cada detalle de su anatomía facial, preguntándose si aquellos labios sabrían tan bien ahora como sabían siempre.
-Puedo darte una foto, si quieres- le dijo en algún momento, correspondiendo a la intensa mirada del pelirrojo, moviendo uno de sus Legos mechones para despejar su rostro- ¿O prefieres un beso? A lo mejor te dura un poco más.
-La boca me sabe a mil demonios, debo verme fatal y oler aún peor ¿Por que querrías besarme ahora?- susurró con decepción, sintiéndose la cosa más horrible del universo, huyendo de la verde mirada del otro- No valgo ni una facción del tiempo que ahora mismo me dedicas ¿Por qué sigues aquí?
-A la primera pregunta mi respuesta sería que porque, si puedo besarte en tu peor estado, será un deleite swguir haciéndolo cuando estés más que perfecto- con una mano, tomó la mejilla del pelirrojo y volteo su avergonzado rostro, fijando sus ojos en los aqua que brillaban por las lágrimas que parecían querer escapar en ese momento- Y la segunda... bueno ¿Y por qué no?
Compartieron un beso dulce, con sabor a alcohol y manzanilla, que hacía a Nathaniel sentirse fatal. Adrien no lo obligó a durar mucho, porque se podía imaginar la vergüenza que ahora mismo atacaba su autoestima. Al separarse, besó su frente y tomo los platos y vasos ya desocupados, levantándose de la cama y sonriendo con cariño al muchacho.
-Deberias darte una ducha, a ver si te sientes mejor- aconsejó mientras dejaba atrás la habitación, descubriendo a los Kwamis observando con discreción desde la habitación de en frente- Yo me hago cargo de la cocina.
Nathaniel no supo organizar sus sentimientos hasta que, cerca del medio día, se quedó completamente solo de nuevo, acompañado por el silencio, la sombra del pasado y un Kwami que deseaba apoyarlo sin poder encontrar las palabras. Adrien seguía siendo ese chico dulce que su memoria le presentaba en sueños, seguía teniendo esa personalidad agradable que no quería olvidar y seguía amándolo tanto como el día en que se había marchado.
Su corazón palpitaba con fuerza ante la idea de poder volver a lo que antes había sido; tenía la intención de declarar sus sentimientos el día de la fiesta que Chloé había organizado, y ahora que sabía que no eras unilaterales, tenía la confianza que necesitaba para hacerlo. Solo necesitaba practicar.
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Espero poder cumplir mi intención esta vez, y no marcharme de nuevo para no volver. Francamente, con esta historia le estoy diciendo adiós a mis vacaciones, así que puede que la motivación sea mayor.
No sé si haya alguien ahí aún leyendo esto, si los hay, pues gracias por no perder la fe en mi. Debería buscar una forma de compensar eso.
Aprecio que hayan leído hasta aquí, nos vemos mañana con otro capítulo.
Nos leemos luego :)
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