[Epilogo]


Saludos cordiales.

Y sean bienvenidos al final de esta historia. Hay muchas cosas por decir, sin embargo, el momento de los agradecimientos y comentarios será después, ahora mismo debemos centrarnos en el capítulo que se presenta ante nosotros para darnos un poco de felicidad.

Me tomaré la molestia de traducir los textos en ingles en los comentarios, para que no tengan que sufrir con la mediocre traducción de Google. Además, adoro forzarme a practicar.

Sin más que decir, espero que disfruten la lectura.

Dejó salir un suspiro, observando el vaho disiparse rápidamente, mientras intentaba ignorar el ajetreado ambiente que lo rodeaba; no importaba cuanto tiempo llevase allí, aun no podía acostumbrarse a la enorme cantidad de gente, al ruido y a la velocidad con que las personas vivían.

Empujó la puerta de la cafetería, frotándose las manos para recuperar el calor, mientras se formaba en la fila, leyendo rápidamente la carta electrónica exhibida sobre la caja, buscando su café favorito y estudiando mentalmente su economía, tanteando la idea de acompañarlo con algo más.

Good aftermoon, what can i get you? — la chica del otro lado del mostrador no se molestó en ocultar el interés que su apariencia le generaba; no era extraño que ocurriese, se había dado cuenta que un cabello tan rojo como el suyo, sumado a sus ojos, creaban una apariencia llamativa para cualquiera, especialmente en una cuidad tan monótona; sin embargo, su respuesta no dejaba de ser una sonrisa amable y una sutil negativa con la cabeza.

I'll get a latte and a blueberry muffin, please— no estaba seguro de si debía llevarle algo a él, sin embargo, y por mas que quisiese hacerlo, no tenia mucho dinero en esos momentos.

It'll be five dolars— no estaba extrañado por el precio, siempre era mas o menos el mismo, y era eso lo que tanto le gustaba de poder tener una pequeña cafetería cerca de casa, que podía gastar un poco menos en aquellos antojos que el invierno traía consigo.

Entregó el dinero y espero pacientemente a que le llamasen por su orden. Paseó la mirada por el lugar, prometiéndose que, si algún día volvía a ver a Feuu, le llevaría de allí uno de esos apetitosos brownies que estaban en la vitrina, gritando su nombre. También se dijo a si mismo que, cuando no estuviese tan apresurado, se sentaría en una de aquellas mesas y dibujaría a las personas en la calle, el paisaje de la cuidad y cualquier otra cosa que le pareciese interesante.

Volver a la calle, después de haberse adaptado al agradable calor del local, sin duda tendría malas repercusiones en su salud; caminó rápidamente, evitando derramar su café, hasta dar con la entrada del enorme edificio que, obviamente, era su hogar en aquella ciudad. Detestaba las miradas desconfiadas de las personas le daban cuando veían a alguien de sus características entrando en aquel lugar, sin embargo, no le sorprendía.

Hey! What do you think you're doing? — una voz desconocida llamó su atención, sujetándole del brazo y casi mandando su taza de café por los aires. Ahí estaba de nuevo, esa estúpida situación en la que personas "preocupadas" intentaban evitar que ingresase a un complejo de apartamentos tan costoso como aquel— Why are you entering to this place?

no se molestó en contestar, sabia que con esas personas el razonamiento estaba fuera de la mesa, además, no se creía con la paciencia suficiente como para hablar ingles fluidamente en aquellos momentos. Zafándose del agarre de aquella persona, llamó a la recepcionista, y le pidió amablemente que le permitiese entrar, ya que tenia las manos ocupadas y la oportunidad de detener la puerta con su cuerpo se había desvanecido. La chica, con esa usual sonrisa que debía mantener en el rostro, pidió al guarda que desbloquease la puerta, autorizando el ingreso del pelirrojo bajo la ofuscada mirada del transeúnte que le había confrontado.

— Thank you, I'm so sick of this people. They're so annoying— la chica solo rio suavemente y asintió, dándole la razón al respecto.

I'm gonna put your photo an tell the World that you live here, if that helps— ambos rieron ante la posible solución y, recibiendo la poca correspondencia que había para ellos, caminó hasta el ascensor para, finalmente, subir hasta su actual hogar.

Era extraño tener que poner una tarjeta para poder subir a su departamento, pero teniendo en cuanta que aquel lugar era la elección del padre de Adrien, no le sorprendía en lo absoluto. Llevaba un año adaptándose a esa rutina tan extraña, trabajando en sus pinturas en alguna galería rentada, viviendo a la sombra de la riqueza de su novio y tratando de convencer al mundo que, en realidad, se sentía bien allí; era difícil pensar en una diva diferente, pero añoraba con recelo el pequeño departamento que tenía en Paris, y el desastre que podía tener allí.

Caminó por la sala de estar, sonriendo por la calidez del lugar, dejando las cartas y demás cosas sobre la mesa de centro y dirigiéndose a la cocina para poder terminar su merienda. agradecía que los vasos conservasen el calor, porque ese ajetreo habría congelado su café bajo otras circunstancias. Desde allí podía escuchar como el rubio discutía por teléfono con alguien, maldiciendo de vez en cuando y alzando la voz, exasperado por lo que fuera que discutían.

For the love of god, I've already told you that it's not my decision— detestaba escuchar aquellas discusiones, porque le dejaban ver una faceta del rubio que pensaba que no existía, sin embargo, agradecía fuertemente que ese desconocido rostro suyo se quedase con el trabajo y no se entrometiese en su relación; le dolería mucho tener que lidiar con eso estando tan enamorado como lo estaba— You know what? I'm going to deal with that tomorrow, right now I have something more important to do.

Nathaniel vio a su pareja entrar a la cocina, lanzando el teléfono hacia la encimera y apoyando la frente sobre la isla, quejándose sonoramente, maldiciendo el nombre de la encargada del evento que se encontraba dirigiendo para su padre.

— Si esto sigue así, voy a volar a Paris por mi anillo y destruir a esa estúpida...— amenazó con desgano, volteando a ver a su pareja, que le ofrecía la mitad del muffin— Gracias.

— Estoy bastante seguro que eso seria homicidio— señaló con una sonrisa, acercándose al rubio para acariciarle la cabeza, intentando tranquilizarle— Vamos, no dejes que su incompetencia te amargue la noche, que dormir estresado no te hace ningún bien.

Adrien le sonrió de vuelta, alargando la mano para quitarle el gorro que mantenía su rostro despejado y su cabello bajo control, escuchando una maldición en cuanto la larga cabellera rojiza se entrometió entre sus labios y el café que se encontraba disfrutando. Le resultaba tierna la forma en que Nathaniel se molestaba por su cabello y, aun así, se rehusaba a cortarlo mas arriba de sus hombros.

— Te ves lindo, es como regresar en el tiempo a cuando te cubrías la mitad de la cara con tu cabello— comento, despejando sus ojos y abrazándolo por la cintura, quitándole la taza de café y dejándola sobre la isla— Y pensar que de eso ya son siete años.

El pelirrojo dejo un suave beso sobre sus labios, riendo suavemente y correspondiendo su abrazo, llevando sus manos tras su cabeza, jugando con su cabello.

— Siete años de una accidentada relación amorosa— ambos rieron ante el comentario, volviendo a besarse segundos después. Aunque ambos bromeaban mucho al respecto, era difícil olvidar todas las cosas que habían vivido desde el momento en que Nathaniel había decidido regresar a buscarlo cuando el akuma atacó la escuela.

— ¿Sabes? Hay algo que quiero preguntarte— murmuró entre beso y beso el rubio, deshaciendo el abrazo para tomar su mano y guiarlo hasta la enorme terraza cubierta del departamento, perdiéndose un momento en la lujosa vista que tenían desde allí.

— Deja de mirar la cuidad— burló con cariño, entrelazando sus dedo y acompañándolo en buscar aquel punto perdido del horizonte— Seguirá siendo la misma hasta el día en que nos marchemos.

— Puede ser, pero quiero grabarme cada detalle de esta noche— Adrien volvió a fijar sus ojos en Nathaniel, apretando su mano y armándose del valor que antes creía que solo el anillo de ChatNoir podía darle— La verdad es que nunca creí que estarías aquí, conmigo. Desde el momento en que regresaste a Paris no podía dejar de pensar en lo mucho que no quería viajar para ayudar a mi padre, en cuanto quería quedarme allí, contigo. Nunca imagine que serias tu quien decidiría seguirme.

Nath sintió su cuerpo temblar y su corazón acelerarse cuando, al voltear la mirada, se encontró con Adrien sobre una de sus rodillas, sosteniendo firmemente su mano y con la mirada fija en sus brillantes ojos aqua. Ya se hacia una idea de hacia donde iba aquello y, aun así, no parecía completamente capaz de procesarlo.

— Por eso, en esta noche de invierno, quiero preguntarte ¿Te casarías conmigo? — soltó su mano para sacar de su bolsillo la pequeña caja de terciopelo negro, enseñándole el anillo que había elegido para él. Nathaniel se cubrió la boca con las manos, intentando contener las lagrimas que se acumulaba en sus ojos, sonriendo tan ampliamente como sus mejillas se lo permitían.

— ¡Por supuesto que sí! — chilló con emoción, envolviendo en un abrazo al rubio, empujándolo hacia atrás, provocando que ambos cayesen al suelo entre risas y el alegre llanto del pelirrojo— Una y mil veces sí.

Se sentaron en el piso, uno delante del otro, compartiendo un dulce y cariñoso beso mientras, con cuidado, Adrien le colocaba el anillo. Al separarse, Nath lo admiro con los ojos brillantes, considerándolo la cosa mas hermosa que había visto nunca; lo admiró en combinación con el brazalete que le había dado la noche que terminaron, descubriendo que se complementaba de una forma peculiarmente perfecta.

No le interesaba que tan grande era la piedra, o de que material estaba hecha, ero era poco relevante al lado de la oleada de emociones que inundaban su ser. Hacia un año, regresaba a Paris sin saber que esperar de la vida, ahora, completamente convencido, estaba seguro que cualquier camino que tomase, su destino siempre seria al lado de Adrien, de la persona que mas amaba en el mundo.

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Bueno, ¿Cómo están? Espero que se encuentren bien en esta pandemia, que estén en compañía de buenas personas que se preocupan por ustedes y que no estén expuestos a ambientes tóxicos o demasiado estresantes.

Francamente, no creí que escribiría esto tan pronto, pero debo admitir que terminar finalmente con mis tareas de este semestre me dejo de buen humor y decidí darle el final que tenia pensado desde el día en que empecé a escribir esta historia.

Para todas las cosas que tengo que decir, los espero en los agradecimientos; y antes de que me lo pidan, si, hare el capítulo de la boda, pero no sé cuanto tiempo me tome. Ya saben que pueden ser entre una semana hasta un año, pero lo escribiré porque es algo que necesito sacar de mi mente antes de seguir adelante.

Ah, y por si alguien se pregunta como es el anillo, pues les dejo una pequeña descripción y una foto. Se trata de un anillo de compromiso de oro rosa, adornado por una diamante oval negro y con un valor de $2.350 dólares.

Sin mas que decir, espero que les haya gustado el capítulo, que lo hayan disfrutado mucho, y, por ultima vez les digo...

Nos leemos luego :)

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