8-Felicidad

Todavía no me podía terminar de creer que ella hubiera aceptado salir conmigo. Estaba en una nube y en mi mundo cuando vi que chasqueaban los dedos frente a mis ojos.

—¿Estás bien?—me preguntó preocupada.

—Eh, si, solo que me siento muy feliz de estar contigo—respondí con una sonrisa.

—Idiota...—susurró.

—¿Vamos al gremio a por una misión?—pregunté.

—Claro, hay que ganar dinero.

Ya en la salida y empezando a caminar le tomé la mano y ella se puso algo nerviosa. Aunque yo era el que más nervioso estaba, pero poco me importaba, caminaba de la mano con la persona que más quería.

Al llegar al gremio, se giraron a saludar a Erza y dieron un grito de sorpresa cuando nos vieron las manos. 

—¿Qué significa esto?—preguntó Wakaba.

—¿Erza con novio?—preguntó una joven.

Caminamos hasta la barra en silencio, vi que ella temblaba un poco y un poco sonrojada.

—Pastel de fresa...y...¿qué quieres tomar?—me preguntó.

—Yo lo mismo.

—Ara ara se ven muy bien juntos—aquellos nos hizo sonrojar aún más—ahora les pongo los pasteles.

Levy se acercó y nos felicitó.

—Ah, aquí tienes el libro que—Erza se lo arrebató de las manos y lo guardó, aunque de reojo alcance a leer el título.

Debió darse cuenta porque me vio completamente rojo y mirando a la barra temblando un poco.

—Esto...gracias por el libro Levy, ya te daré mi opinión—dijo.

Ella se acercó a mi.

—Creo que te llevarás una grata sorpresa, ha leído mucho sobre el tema—me dijo en un tono de picardía.

Levy salió despedida de un golpe hasta darse de morros contra la pared.

—Se refiere a libros sobre la naturaleza...si, me gusta mucho la naturaleza—dijo tratando de que no la descubriera.

Mirajane después de dejar la comida, fue a ayudar a la pequeña peliazul que aún estaba inconsciente.

—¿Qué misión deberíamos hacer?—preguntó comiendo un pedazo.

—No sé...alguna sencilla, no tengo ganas de ver monstruos durante una temporada—dije recordando lo sucedido en nuestra primera misión.

—Ya veo, primero comamos y luego ya veremos.

Ella parecía una niña cuando comía pastel. En un bocado, me di cuenta que tenía un poco de nata en la mejilla.

—Anda, deja que te limpie—le pase la servilleta—listo.

—Gracias—dijo avergonzada.

—Ara ara que pareja tan feliz—nos dio la bebida—Erza puede parecer bruta, pero para este tipo de cosas es muy vergonzosa, no olvides ser gentil por las noches.

—¿Ser gentil por las noches?...¿eh?—me puse colorado y Erza casi golpea a Mira de no ser por los buenos reflejos de ella.

Después de comer, decidimos tomar una misión fácil. Era participar en una feria ya que mucha gente había caído enferma y necesitaban personas para completar un cupo para poder representar y enseñar a las futuras generaciones la cultura del lugar.

Era nuestra primera misión como pareja y a ella se le notaba tranquila.

—Menos mal que ahora estamos más relajados—pensé mirando por la ventana—por cierto, ¿qué tenemos que hacer exactamente?.

—Bailar vestidos con ropa de época.

—¿Bailar?, pero si yo...no sé bailar—dije.

—Tranquilo, yo se bailar—parecía sacar pecho de ello.

—¿Esto no será como en la montaña cuando tenías un supuesto plan para no perder el camino y luego salimos por el boquete verdad?—ella desvió la mirada, parecía no querer hablar—lo sabía.

—Bueno, no quería decepcionarte...yo no se bailar muy bien que digamos—confesó.

—No me vas a decepcionar tonta. Supongo que podremos practicar un poco antes—dije.

El encargado de la misión nos recogió en la estación al llegar. Una vez depositado el equipaje en su lugar, nos pusimos los vestidos y trajes que nos dieron para poder practicar, debíamos llevar cuidado con no romperlos ya que eran complejos de arreglar.

Yo llevaba un esmoquin y escuché un ruido detrás mía. Erza llevaba un vestido verde y con adornos de época que le hacia resaltar su belleza.

—Estás muy...guapo—dijo apartándose un mechón.

—Gracias...tu también—me acerque un poco y mis ojos no pudieron evitar bajar la mirada hasta su pecho. Aquel escote dejaba poco a la imaginación.

—¡No me mires tan descaradamente!—puso sus manos para tapar.

—¡Lo siento!—me apresuré a decir.

—Por lo menos...si lo haces, disimula—desvió su mirada.

Aunque al principio fue difícil, finalmente en unos días logramos aprender todo el baile junto a otras personas que habían aceptado la misión también. Por las noches, dormíamos en habitaciones individuales y eso pareció molestar mucho a Erza.

Aquella noche, a falta de dos días, escuché unos ruidos desde la ventana. Al retirar las cortinas vi que era Erza.

—¿Qué haces aquí?—pregunté en voz baja.

Ella me dio un abrazo.

—Apenas hemos podido estar juntos, se supone que una pareja debe estar junta y tener algo de intimidad—contestó.

—Ya...pero la misión...—ella se sentó en mi cama.

—Además...no soy la única que te mira—inflo los morros—otras te miran de forma...lujuriosa.

—No digas chorradas—me reí pero al ver que ella no lo hacia me callé enseguida.

—Eres muy despistado.

—Bueno, a ti también te miran...

Nos quedamos callados unos segundos antes de sentarme en el borde de la cama. Le rodeé con el brazo y la coloque en mi hombro.

—Solo tengo ojos para ti—le susurre.

—Eso me tranquiliza.

Ahora que me fijaba a la luz de una vela, pude ver que su pijama poco tenía que envidiar de su vestido y no pude evitar mirar a cierta zona.

—¿Qué es esto?—preguntó agarrando cierta parte—¿por qué hay un bulto tan..?—se retiró avergonzada al darse cuenta—¿por qué esta ''eso'' así?.

—¡No puedo evitarlo!—me cubrí con las manos.

—Pervertido.

—No soy quien lee esos libros—replique.

—Idiota, yo que venía a por mimos y veo un pervertido—se puso en pie y se hizo la enfadada.

La agarré y tumbe a la cama poniéndome encima.

—¿Qué haces?—preguntó sonrojada.

—Dar mimos a la chica que quiero—dije sonriente.

—Hum. Yo...yo soy Titania, la reina hada, no caeré tan fácilmente.

Me acerque a su oído y le susurré algunas cosas.

—¡Pervertido!—en ese momento la besé—bueno...siempre hay una primera vez para ser derrotada—dijo bajando la voz a medida que hablaba.

Sin decir nada más, volvía a besarla.

Continuara...

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