4-Romeo y Julieta

Me sorprendió bastante la idea de tener que hacer teatro como una misión, pero el dinero era el dinero y tampoco es que fuera muy baja la recompensa, al contrario, era bastante llamativa. Lo primero fue practicar la voz y estuvimos bastante tiempo con eso, hasta que alcanzamos la nota de voz perfecta para tener un nivel decente según el profesor.

La obra era Romeo y Julieta, aunque pensé que no tendríamos el papel principal. Erza estaba emocionada de participar en una obra como aquella. Aunque estaba algo nerviosa.

—Bien, descanso antes de dar los papeles—dijo el hombre dando unas palmadas.

Estaba bebiendo agua cuando vi que Erza se puso algo rígida.

—Hola Erza—me giré y vi que allí estaba, era Jerall.

—Je-Jerall—dijo nerviosa.

—He venido a la ciudad cuando he detectado una gran magia, no imagine que eras tú—comentó mientras saludaba.

—No sé si eso es un halago o una burla—pensé.

—He venido a hacer una obra de teatro—dijo ella acercándose.

—Ya veo, yo sigo en busca de gremios oscuros para darles caza.

Eso si que no me lo esperaba, suponía que era una forma de remedir sus pecados. Continuaron charlando como si yo no estuviera, solo bebía agua mientras hablaban del pasado. Me sentía raro y algo celoso de que pudiera hablar con tanta informalidad con ella.

—Bien muchachos se acabo el descanso y...—se quedo mirando a ambos—¡sois la pareja ideal, necesito que hagáis de Romeo y Julieta!—subió al escenario y empezó a mirarlos detenidamente—si, definitivamente sois los indicados.

Les dio los guiones a ambos que estaban de piedra.

—Pero yo solo...—decía este.

—Nada de peros, empezad a practicar—ordeno.

Ambos esbozaron una sonrisa y comenzaron a practicar los diálogos. 

—¿Yo que papel hago?—le pregunté.

—Ah...pues...lo siento pero ya están repartidos, ¿por qué mejor no vas a ayudar con los vestuarios?—aquello fue como una patada en la boca.

Asentí con una falsa sonrisa. Lo peor fue ver que el trabajo era mucho más duro ya que teníamos que preparar todos los trajes, ordenarlos según la escena e incluso arreglar algunos defectos que tenían o coser complementos.

—Ojalá le hubiera ahogado—pensé cabreado por dentro.

Aunque se me rompiese el corazón por dentro, tuve que admitir que realmente ambos se veían muy bien juntos. Estaban muy compenetrados y su actuación era genial, tanto, que emocionaba a los presentes.

Y el día de la actuación llegó, preparado para tener todo listo, vi a Erza enfundada en un vestido de la época y no pude evitar esbozar una sonrisa al verla tan guapa como en aquel preciso momento.  Salieron a escena como si fueran profesionales y actuaron de maravilla, yo estuve ocupado ayudando al resto del personal con los trajes. Pero sin duda, lo peor fue cuando se dieron un beso antes de la escena donde ambos morían.

—Hacen una pareja genial—dijo una de mis compañeras suspirando—ojalá encontrar a un chico así.

Al terminar la obra, todos los espectadores aplaudieron con énfasis, incluido yo, aunque por mi parte lo hice por seguir al resto.

Cuando todo terminó, ambos estaban charlando ya vestidos con su atuendo habitual. Yo solo guarde todo lo que me dijeron y fui a descansar un poco en la cafetería. Aunque no paso mucho tiempo hasta que ellos aparecieron para tomarse un café mientras hablaban tranquilamente.

—Ha sido una gran obra, ¿no crees?—me preguntó un compañero.

—Si—contesté sin muchas ganas.

Al cabo de un rato y cuando ya estaba cansado de permanecer allí, me marche sin siquiera recoger mi parte de recompensa, ni todo el dinero del mundo podría quitarme el dolor que sentía en ese momento.

Cuando me quise dar cuenta, estaba ya en casa, había alquilado un lugar más grande y más cómodo. Al pensar en lo sucedido, le pegué un puñetazo con rabia a la pared. Me hice daño, para que negar los hechos...pero me sentí incluso algo aliviado el liberar todo lo que tenía dentro.

—Mejor me curo y me voy a dormir—y así paso mi día.

Fue una de las peores noches que recuerdo, incluso lloré. Pero no había nada que podía hacer, ella había escogido ya a su media naranja.

Al regresar al gremio al día siguiente, me senté frente a Mirajane y le pedí algo de desayunar, no tenía hambre pero era mejor tener el estomago un poco lleno.

—¿Qué te ha pasado en el brazo?—preguntó.

—Nada, me caí y me hice daño—contesté. Aunque no pareció convencida.

—¿Y la obra?.

—Pues...—le conté todo.

—Bueno, es una nueva experiencia—dijo con una sonrisa.

—¡Erza!—gritaron todos saludando a esta cuando entró.

—Genial...—pensé antes de tomar mi plato e irme a un rincón apartado antes de que me viera.

Me senté a comer tranquilamente, pero miraba de reojo mientras ella hablaba con Mirajane. Luego, escuché unos pocos pasos aproximarse hacía mi y aunque no miraba, por el ruido supe que era ella.

—Aquí estás, te dejaste esto ayer—dijo entregándome una bolsa con dinero.

—Ah, si, gracias—la tomé y la dejé a un lado mia.

—Ayer fue un poco raro, no me atrevía a actuar delante de tanta gente y menos de una obra tan conocida—dijo riendo un poco.

¿Por qué tenía que sonreír?, podía sentir que la tristeza desaparecía solo con verla sonreír, pero al mismo tiempo mis ojos se comenzaban a inundar y era lo único que no quería.

—Debo irme—dije saliendo a toda prisa dejando algo de comida en el plato.

Cuando estaba lejos y en la parte solitaria del parque, me tiré al suelo y golpeé con rabia. La venda me daba igual, estaba ya roja por la sangre que volvía a brotar pero apretaba los dientes para no dejar escapar un grito de rabia.

—Calma...calma—respiré un par de veces antes poder tranquilizarme del todo.

Al cabo de un rato y ya más tranquilo, regresé al gremio. Al entrar, Mirajane me miró y me acerque a preguntarle si tenía vendas.

—Me he vuelto a caer—dije fingiendo estar avergonzado por ello.

—Pasa dentro, enseguida voy—me dijo.

—Gracias.

Entré a la enfermería y estuve esperando un rato, era extraño porque no tenía mucha faena en el gremio y estaba su hermana y otra chica de pelo morado para ayudar. La puerta se abrió y cuando alce la mirada, vi que era Erza.

—¿Qué haces aquí?—pregunté.

—¿Se puede saber que te ha pasado en la mano?—me preguntó con el botiquín y unas vendas.

—Solo me caí—desvié la mirada.

Ella solo se sentó a mi lado y con su mano, me hizo voltear a verla.

Continuara...


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top