Capítulo 36| ¿Qué ha pasado?

Ink miró hacia los costados. Había dejado a los niños hacía ya un rato para irse a dormir a su respectiva habitación, y justo en ese momento se había despertado, invadido de un sueño profundo, los ojos le pesaban y empezó a bostezar. La cama le parecía el objeto más blando que existía en todos los universos, y su almohada parecía haber sido creada en el paraíso. Por haber dormido mal, ahora sus ojos estaban rodeados de ojeras, y que la casa estuviera en completo silencio no ayudaba en nada, pues cada vez tenía más ganas de dormirse.

El Anti-Void en esos mismos instantes parecía como el que hubo en un remoto tiempo, es decir vacío del todo, sin ningún ser vivo en él, y el esqueleto multicolor pensó eso porque no había ni un mínimo sonido, y, todos los objetos parecían haberse vuelto minúsculos, pero quizás era solo una impresión por la somnolencia. 

—¿Y Error?—Preguntó Ink una vez ya se había recuperado de su visión borrosa por haberse despertado hacía unos segundos. En la cama continua no había nadie, es decir que Error se había ido de la habitación a saber qué parte de la casa.

Ink se levantó, pensando sobre los últimos acontecimientos que había vivido.  A veces pensaba que todo eso parecía un sueño del que nunca podría despertar, un ciclo que nunca acabaría incluso si intentara finalizarlo. Tan solo eran ilusiones suyas, pero es que en verdad le parecía un sueño, pues aunque entre todos los universos la fantasía estaba presente, esa clase de fantasía sobrepasaba todos los límites. 

¿Cómo se podrían haber creado dos fusiones de él y Error? No tenía ninguna clase de sentido, aunque lo buscase, pues se habían creado de la nada. Si al menos se hubieran creado a base del algún tipo de ADN de Error y él...

Ink acabó de levantarse, mirando hacia la nada, recuperándose de las impresiones anteriores. Debía pensar en qué hacer con los pequeños. No llevaba mucho tiempo de relación con Error, así que no podían encargarse los dos de ellos, pues todavía no sentían tanta confianza de pareja, y en cualquier momento una discusión podría provocar una separación, y para los pequeños no sería ningún suceso bueno.

Yendo hacia el comedor de la casa, Ink escuchó bastantes llantos. Eran los bebés, que lloraban sin cesar. Ink corrió hacia allí para mirar lo que pasaba, y vio que los bebés ya no eran tan bebés, pues parecían infantes de unos tres años que lloraban en las minúsculas camas, mientras se escuchaba el sonido de sus estómagos rugiendo. Necesitaban comer, y ya no les serviría papilla, necesitaban un alimento completo.

Ink suspiró, no entendía cómo los pequeños podían crecer a esa velocidad vertiginosa, a ese paso, en menos de un mes ya habrían alcanzado los veinte años, aunque bueno, tenían el ADN de Error y él, así que serían prácticamente inmortales, pues podrían llegar a una edad bastante elevada con un cuerpo joven por siempre hasta que algún trágico accidente o simplemente el tiempo acabe con ellos.

—Chicos, por favor, no lloren, es desesperante.— Murmuró Ink frustrado, estaba algo aburrido del llanto de los infantes, y además, uno todavía no tenía ni nombre, por lo que el esqueleto multicolor se sentó a pensar. Su mente empezó a procesar los distintos nombres que pasaban por su cabeza, hasta que al fin se decidió por uno: Gradient. No sabía por qué, pero fue el único nombre que se le ocurrió para ese pequeño.

Los pequeños se quedaron mirando a su 'padre' mientras se sentaban en el suelo, confusos al escuchar el nombre de Gradient, y éste sonrió con una cálida sonrisa radiante. Parecía que le había gustado ese nombre, cosa que agradó a Ink, pues le parecían criaturas la mar de dóciles, aunque no sabía lo que le esperaba en el futuro. 

Ink, aunque fuera el creador de tantos universos alternativos, nunca fue el mejor cuidando de animales o personas, cosa que sorprendía bastante a los conocidos de Ink, pues si éste podía crear tantas criaturas, universos y cosas por el estilo no entendían cómo no los podría cuidar como niñero.

  — ¿Dónde habrá ido Error?— Se preguntó dejando a parte a los pequeños, que se habían puesto a jugar entre ellos sin preocupaciones, pero Ink si que tenía que pensar en su futuro.

Ink se levantó de la cama en la que se había sentado anteriormente para después ir al salón, dejando a los niños solos, pero después les iría a alimentar con cualquier cosa que encontrara en la cocina, pues según su crecimiento ya podrían alimentarse de cosas más desarrolladas y no papilla de frutas.

  — ¡Error!— Gritó Ink mientras miraba el reloj de la cocina, impaciente. ¿Dónde estaría su pareja? Eso era lo que quería averiguar, pero a ese paso y con esos gritos que no llegaban ni a gritos no lo conseguiría.

  — Ya, ya, shorty, estoy aquí.— Murmuró Error apareciendo desde la puerta de la cocina con un tazón de yogur, tomando pequeñas cucharadas.— Ya hace tiempo que me levantado, el problema es que no quería despertarte, pero veo que ya lo has hecho por tu cuenta.— Aclaró con un tono gracioso.— Y creo que no eres muy paciente. Y eres un poco tonto, Inky, debías buscar por toda la casa, no sentarte y simplemente esperar. Esperando no lograrás nada en tu vida.

Ink sonrió, avergonzado. Normal, no se le ocurrió el detalle que debía buscar en la cocina, fue muy imbécil de su parte. 

De repente, el esqueleto multicolor empezó a sentirse mareado hasta sentir un pequeño pitido que le empezó a molestar cada vez más. Poco a poco fue perdiendo el equilibrio, hasta caer de la silla y golpearse la cabeza, viendo todo de color negro, y al fin, desmayarse.

  — ¿Ink? ¡¿Ink?!— Y eso fue lo último que escuchó antes de caer en un sueño profundo del que quién sabía cuándo despertaría.

En su sueño, empezó a ver recuerdos de él con Error, los bailes, su declaración, todo lo pasado, cuándo lo salvó de los otros Sans en la rebelión. Tenía un presentimiento de que esa sería la última vez que vería a Error, y no entendía la razón. 

Los sueños cada vez se redujeron, hasta volver de nuevo la mente de Ink en negro. Éste estaba consciente, pero no podía abrir los ojos, tampoco escuchaba nada, solo ese incesante pitido que le estaba poniendo de los nervios. No sabía qué le estaba pasando, sentía como su cuerpo se movía, pero a la vez no, y a una velocidad vertiginosa.

  — ¿Qué está pasando?— Se preguntó en su mente, pues los 'músculos' de la cara no reaccionaban, por lo que no podía hablar en sí. Sentía un gran dolor en el cuerpo, como si se estuviera desintegrando, y lo único que deseaba era que fuera una alucinación.

Y al fin, pudo abrir los ojos. 

CONTINUARÁ

¡Hola! Como pueden observar, esta historia ya está llegando a su final. ¿Tienen ya alguna conclusión de lo que está pasando? Dejen sus teorías acá abajo en los comentarios y nos vemos en el próximo capítulo :D

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