DIECISIETE

—Dejadme hablar a mí —dice Yaroc. Todos le miramos extrañados—. Mi padre dedicó gran parte de su vida a viajar. Él me habló de estas tribus. Pero pensaba que estaban más al este. Yadei, ayúdame a salir.

—¿Por qué yo?

Yaroc pone los ojos en blanco.

—Ellos creen que los jóvenes son aquellos que han de portar la voz de los adultos. Abre la puerta muy lentamente y no mires a nadie.

Hago caso de lo que él me dice y veo como todos clavan su mirada en mí. Camino con cautela hasta llegar a la puerta de Yaroc y le ayudo a que se apoye en mí. Nos ponemos frente al coche, produciendo exclamaciones entre los nativos. Yaroc habla lentamente, pensando en qué ha de decir.

—Les voy a decir que necesitamos cruzar el país, pero que no conocemos el camino y que... la bestia antigua es un vehículo con el que haremos el viaje —me susurra.

Yo asiento lentamente y suspiro. Un aullido nos sorprende y una mujer con el pelo extremadamente decorado se acerca a nosotros. Lleva pintura en la cara y los brazos. Sus ojos son tan claros que casi parecen ciegos. Yaroc me traduce lo que dice. "¿Quiénes sois y qué hacéis aquí? ¿Por qué surgís de la bestia antigua?".

—Somos viajeros —explica Yaroc en su lengua— que queremos cruzar el país. La bestia antigua no produce ningún daño. Es nuestro transporte.

"¿Y tu pierna? ¿La bestia te la arrancó?"

—No. La perdí por una herida —hace una pausa y me susurra lo que va a decir—. Mi padre os conocía. Yo soy muy parecido a él. Él me habló de vosotros y me enseñó vuestra lengua.

Yaroc cierra los ojos, esperando con ansias que esta sea la misma tribu de la cual su padre le habló.

Se miran entre todos y tras unos minutos empiezan a saltar de alegría. "Conocemos a tu padre. Nos hablaba de una joven hermosa llamada Rafmé. Dinos, ¿es ella tu madre?". A Yaroc se le crispa el rostro y aprieta los puños.

—Lo es —inspira—. Pero mi padre murió y ahora vengo a pediros ayuda. No conocemos estas tierras. ¿Podríais ayudarnos?

La mujer hace una mueca de tristeza, asiente y vuelve a aullar.

—Dice que le sigamos con la bestia antigua.

—¿Podemos confiar en ellos? —le pregunto mientras le ayudo a entrar en el coche.

Yaroc sonríe.

—Mi padre se casó gracias a ellos... Así que supongo que sí.


Imagen de Deviantart por Wasteland-Warriors, todos los derechos les pertenecen a ellos.


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