║FINAL 1°║

-¡Debemos llevarla rápido con Yumiko para que la atienda rápido! -exclamó la pelimorada completamente preocupada por el estado en el que se encontraba su mejor amiga.

Orion no se hizo esperar y tomó en brazos a Artemis y voló rápidamente hacia la ubicación de la albina, los demás no se hicieron esperar y lo siguieron claro que con unos pasos de desventaja.

En un rato Orion llegó con la albina la cual estaba practicando con su arco, está al ver que el amarillento venía con Artemis en muy mal estado dejo de hacer lo que estaba haciendo y se dispuso a acercarse rápidamente a ambos.

-¿¡Orion qué fue lo que le paso!? -preguntó asustada al ver en las condiciones que se encontraba la diosa del espacio.

-F-Fue Xull, no pude salvarla ni protegerla... Debes ayudarla Yumiko por favor, eres la única que conozco que se que puede salvarla, te lo suplicó por favor -en su voz se podía notar la desesperación y el miedo, realmente estaba asustado y preocupado.

-Ve y dejala dentro de mi casa en mi recámara, iré por unas cosas y haré todos lo posible.

No se hizo esperar y rápidamente corrió hacia adentro dejando a Artemis en la cama de la albina. Ésta muy apenas y podía respirar, aún mantenía sus ojos cerrados.

Aún estaba débil.

-Por favor Artemis, no me dejes... No quiero estar solo de nuevo...

Luego de unos minutos llegó Yumiko a la habitación y detrás de ella venían los demás. Se posicionó al otro extremo de la cama y estiró ambos brazos pero luego se dio cuenta de que los demás estaban ahí.

-Necesito que me dejen sola con ella, pueden esperar abajo en la sala.

-Ni de chiste me iré, no pienso apartarme de su lado -pronunció autoritario.

-Orion por favor necesito estar sola con ella para poder revisarla y no podré hacerlo con más de dos presencias aquí. Te prometo que en cuanto terminé podrás estar con ella pero mientras no.

Al amarillento no le quedo de otra que abandonar la habitación junto a los demás.

Después de que todos salieran Yumiko tomó ambos extremos del casco de Artemis y se lo quitó dejando ver el rostro de la diosa.

Ésta estaba con mucha fiebre y sus ojos estaban entrecerrados, colocó una mano en su frente tratando de medir su temperatura la cual retiró de inmediato asustada.

-Es más grave de lo que pensé.

Pasaron varias horas desde que habían llegado a la casa de la albina, todos se habían retirado excepto el amarillento el cual estaba muy preocupado Yumiko no había bajado para nada y eso lo estaba matando.

Luego de una hora más la albina por fin bajo, Orion al verla rápidamente se levantó y se dirigió hacia donde estaba.

-¿Cómo esta? Dime que la salvaste por favor -preguntó preocupado juntando ambas manos en son de súplica.

-Logré salvarla pero se encuentra muy débil, necesitará de mucho reposo y cero esfuerzos.

-Ten en cuenta que así será, ¿puedo subir a verla?

-Claro pero por el momento se encuentra dormida para que no hagas tanto ruido.

Orion asintió y subió las escaleras llegando a la habitación de la albina, entró y observó a Artemis descansando. Se acercó y se sentó en la orilla de la cama, acarició por donde debería estar la mejilla por encima de su casco.

Recostó su cabeza con cuidado en el pecho de Artemis escuchando su corazón latir, se abrazó a su cuerpo y se acurrucó en ella. No quería separarse para nada de ella, sentía que si lo hacía algo más la atacaría y pondría su vida en peligro de nuevo.

Pasadas unas horas se quedó dormido encima de Artemis y en ese momento la diosa del espacio había despertado y se topó con una escena tierna ante ojos de ella.

Con una de sus manos acarició el casco que utilizaba el amarillento y le correspondió el abrazo provocando que Orion se acurrucará más en ella. Artemis sonrió y frotó su cabeza con la de su pareja y se quedo dormida.

Luego de un rato más, Orion comenzaba a despertar debido a unas caricias que estaba recibiendo en su cabeza pensó que era Yumiko por lo que no alzó la mirada.

-No molestes Yumiko.

-No soy Yumiko -dijo con voz amable logrando llamar la atención del amarillento.

Éste rápidamente levantó la mirada y observó al ser más hermoso de todo Valhalla, se escucho un sollozo en la habitación y desconcertó a Artemis. Orion la atrajo a su cuerpo y la abrazo protectoramente, estaba confundida pero no quería arruinar nada por lo que correspondió el abrazo.

-P-Pensé que te perdería... T-Tenía miedo de que jamás volvieses a despertar, que jamás volverías a estar a mi lado... Por un momento sentí que todo la oscuridad regresaba y tenía mucho miedo de perder a mi única luz que iluminaba mi camino y mi vida -dijo sollozando en el hombro de Artemis, era increíble para ella ya que era la primera vez que lo escuchaba llorar -. De ahora en adelante te protegeré con mi vida y no dejaré que nada malo te pase.

-P-Perdón por preocuparte, no lo volveré a hacer. No te abandonaré jamás porque tú eres lo más importante en mi vida, no quiero que lo olvides ni lo dudes. Te amo demasiado y no podría dejarte así como si nada y, es una promesa que jamás romperé.

Ambos juntaron sus frentes y entrelazaron sus manos manteniendo sus ojos cerrados.

-Yo también te amo mucho, no dejaré que te vayas tan fácilmente ni que te arrebaten de mi lado; antes tendrán que pasar por encima de mi si los demás querrán lograr su objetivo.

Se separaron y Artemis acercó sus brazos al casco de Orion los cuales al apenas tocarlos retrocedió un poco en la cama y ésta retrocedió un poco sus brazos pero los volvió a acercar. Colocó ambas manos y lentamente fue retirando el casco hasta dejar ver la identidad del amarillento.

Se miraba apenado y ganó una pequeña caricia en su mejilla, procedió a hacer lo mismo que su diosa. Retiró el casco de la diosa de a poco y también reveló la identidad de la diosa del espacio.

En su rostro estaba un leve sonrojo en sus mejillas, Orion tomó ambas mejillas del rostro de su pequeña y admiró su belleza ya que debía admitirlo. Su belleza no se comparaba con la de ninguna otra chica en Valhalla.

-Eres muy hermosa, no entiendo como jamás me di cuenta de lo bella que eres -frotó sus narices en un beso esquimal.

-Y tú eres muy guapo, jamás pensé que detrás de esa armadura había un joven completamente apuesto.

Ambos se fueron acercando de a poco hasta que sus alientos se mezclaron y podían escuchar sus respiración, como si estuvieran conectados mentalmente ambos pronunciaron la misma frase:

"Juntos por la eternidad"

Se dieron un beso completamente tierno dando inicio a su nueva relación.

FIN

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