Capítulo 14. Jugador Nº030

La puerta de la sala de descanso se abrió y Riddle se hizo paso a su interior, dejándose caer en uno de los pufs que quedaban libres.

—¿Habéis visto el juego de hoy? —preguntó a sus compañeros— ¡Ha sido una locura!

—He preferido no hacerlo, la verdad —refunfuñó Army—. Estaba intentando borrar de mi mente las muertes de hoy, ¿por qué no me ayudas callándote un rato?

—Es que necesitaba comentarlo con alguien, no he podido hacerlo hasta ahora.

—Eso te pasa por ir por libre —respondió Gambit—. Aunque comentar estos juegos como si fuese un partido de fútbol se me hace de mal gusto.

—Lo es —intervino Ouroboros—. La chica de la hermana pequeña, 003... Ha sido muy duro.

—Pero si Lidia estaba tan tranquila —dijo Riddle.

—¿No sabes qué es un shock o qué? —Army finalmente perdió los nervios. Un día más sin aguantar a Riddle— Se nota que no has vivido un evento traumático.

—Sí los he vivido, ¿vale? Pero me los tomo con humor. ¿O acaso os creéis que no es traumático que mi hermano pueda saber lo que pienso en momentos aleatorios del día?

—¿Que tu hermano qué...? —Ouroboros arqueó una ceja.

—Bueno, Riddle, mejor que cojas una lata de Coca-Cola y hablemos de algo que no sea el juego de la noria —propuso Gambit con una sonrisa forzada—. O si quieres te preparo un té.

—Nah, paso, la Coca-Cola me sirve... Aunque el sabor que tienen aquí no me termina de convencer.

—Tiquismiquis —murmuró Army.

—Por cierto, sí que quería hablar con vosotros de algo importante —dijo Riddle, llamando la atención de sus compañeros—. Mucho, además.

—Vaya, Riddle y las cosas importantes no suelen ir de la mano —vaciló Ouroboros con una sonrisilla inocente.

—Vete a la mierda. Pues si, es importante. Hoy un chaval ha organizado una reunión llamada El Reto Posible.

—Ah... Eso —intervino Gambit, perdiendo la expresión neutra para tornarla en una más preocupada.

—¿Qué coño es eso? —preguntó Army.

—Están intentando rebelarse contra nosotros y su líder se cree que tiene la forma de hacerlo. Sabe la identidad de Gambit.

Ouroboros y Army se giraron para clavarle la mirada.

—Sí, la conoce. No... No sé como. Pensé que no me conocía y... Fue un error mío, lo siento.

—El culpable es 030. Nos dio un papel donde explicaba que había personas fuera de Cryptica que llamarían a las autoridades si no conseguían extorsionarnos. Está chalado.

—Y es un mentiroso de remate —Army se cruzó de brazos con la mirada ahora fija al suelo—. Qué casualidad, ¿no? Conoce a Gambit, sospechó de este concurso antes de jugar...

—No, tiene razón, Army —dijo Gambit—. Nos conocemos. Es un compañero de la federación de ajedrez. Colgué uno de los folletos promocionales en el aulario donde practicamos y... me ha debido de reconocer pese a los cambios que nos hemos hecho.

—Pero no tenía forma de saberlo antes de llegar aquí —cuestionó.

—No... Eso no.

—Enigma lo dijo —Ouroboros agachó la cabeza—. No tendríamos que habernos promocionado en lugares donde os conocían.

—Tampoco esperábamos que pudiesen hacer algo al respecto —aclaró Riddle antes de darle un sorbo al refresco—. Daba igual que esto sucediese, el problema es que nos está intentando amenazar.

—Y si lo que dice es cierto, tenemos un problema —confirmó Gambit.

—Bueno, en el peor de los casos... —Army valoró por unos segundos— No creo que nos encuentren. Al menos no antes de que acabe el concurso.

—Eso es cierto, pero... —Gambit se detuvo.

—Te noto un poco tenso hoy —dijo Ouroboros, preocupado—. ¿Ha pasado algo más?

—Creo que es suficiente con que le hayan reconocido y amenazado —dijo Army.

—No... Hay algo más.

Sus tres compañeros le prestaron atención, extrañados.

—Apeiro... Es una organización secreta, ¿verdad? Aquí fuera, en el exterior, solo vosotros y Enigma deberían conocerlos. ¿Me equivoco?

Todos asintieron.

—Me estás asustando, Gambit —dijo Army con una expresión de suma preocupación.

—Un jugador me ha hablado de Apeiro.

Un incómodo silencio se formó en la sala. Gambit pudo ver como Riddle dejaba caer una ligera sonrisilla mientras que los otros dos observaban en busca de explicaciones.

—Y también tengo la sospecha de que Enigma lo sabía de antemano.

—Así que es cierto: Josemi conoce a Apeiro —dijo Riddle.

—¿Sabes algo?

—De lo poco que he tratado con él, ya me podía hacer una idea. Además, todos sabemos que Enigma le da un trato diferente al grupo A por algún motivo. Todo me cuadra ahora.

—¿Por qué Enigma le admitió entonces? —Gambit dejó su taza sobre la mesa— ¡Ni siquiera es la primera vez que Apeiro se cuela en uno de sus experimentos!

—Relax, Gambit —dijo Riddle—. Enigma lo tiene bajo control. Diría que Josemi no es uno de ellos, sino lo contrario. Sé más que vosotros y os garantizo que podéis estar tranquilos.

—¿Insinúas que también escapó de Apeiro? —cuestionó Army.

—Eso diría. Si me dais permiso, puedo observarle más de cerca...

—Tú no llames la atención. Si te descubren te eliminarán del juego y no podrás seguir paseándote por ahí espiando a los jugadores.

—Todo bajo control, Ouroboros. Parece que no me conoces...

—La verdad es que lo está haciendo bien —defendió su compañera, sorprendentemente—. Es un poco buscalíos, pero si no le han descubierto a estas alturas...

—Solo me gusta dar un toque personal allá por donde paso.

El silencio que se formó durante unos segundos se interrumpió con un pequeño eructo de Riddle.

—Buscalíos y guarro —bramó Army.

—Bah. Mirad, por zanjar el tema... No os preocupéis, que Enigma controla. Aun así, es posible que participe en vuestras pruebas personales solo por poder hablar con vosotros y chantajearos.

—Es la primera vez que suenas como alguien maduro —vaciló Army con una sonrisilla pícara.

—Anda, pero si también es la primera vez que te veo sonreír —Riddle se la devolvió.

—Imbécil. Aunque gracias por el aviso, lo tendré en cuenta. Mañana es mi turno, a fin de cuentas.

—Al menos tu juego es en equipo, así que le costará estar a solas con ella —mencionó Ouroboros, analizando la situación en su cabeza—. Yo, por otra parte, no creo que tenga esa suerte.

—Dios, prefiero que hable conmigo y poder mandarle a la mierda con claridad a que hable contigo y no sepas qué responder de los nervios.

—Eh, hablo mejor que tú.

—No lo niego, pero eres muy blando. Si tuvieses mi mano dura...

—O tú mis habilidades sociales.

—Ambas son opciones imposibles.

—Bueno, siento interrumpiros pero... —Gambit se levantó del sillón— Me voy a dormir. El día ha sido largo.

—¡Yo me voy contigo! Tengo que hablar contigo de una cosita de camino a la habitación.

—Dios me libre.

Gambit y Riddle se despidieron y salieron de la habitación a paso ligero. El silencio se hizo en la sala, pero no les era incómodo. Estaban acostumbrados a estar juntos.

—Estar aquí... no me acostumbro —dijo la muchacha, tirado en el sillón.

—Yo tampoco. Quiero volver, aunque tengo sentimientos encontrados.

—Desarrolla.

—No sé... —Ouroboros agachó la cabeza—. Todo esto... ¿Está bien? Entiendo a Enigma y Riddle, sé por qué lo hacen y no lo están gestionando mal. Pero por otra parte...

—Ya, te entiendo. La angustia de los jugadores.

—La noria... Hiciste bien en no ver el juego. Siguen siendo personas. Personas... reales.

—Lo sé. Yo creo que Enigma se ha pasado. Está obsesionado con Apeiro. Esto no arreglará nada. No arreglará su dolor, ni el futuro de estas personas... Ni el nuestro.

—¿Por qué aceptamos a hacer esto? —Ouroboros se echó las manos a la cabeza.

Army sonrió con lástima y le puso una mano en el hombro.

—Sabes perfectamente por qué, Fer.

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