Capítulo 9: La Guerrilla del Norte


Evein Coaster tomó su decisión y ahora tiene que afrontar las consecuencias, se ha quedado solo, sin Simma-Ron, es su deber enfrentarse a los peligros que acechan en el bosque del norte, sin saber que es lo que le esperará detrás de cada sombra y arbol...


Los lobos fueron tras él, eran cinco lobos, todos ellos enormes: de oscuro pelaje erizado, con afilados colmillos. Evein ya estaba cansado, no sabía cuanto tiempo había vagando entre el basto ejército de pinos. No escuchó aullidos, no había necesidad, podía ver como los lobos lo rodeaban, se preparaban para reclamar su presa.

Finalmente, el más grande de ellos se lanzó contra el muchacho.

Evein rapidamente lo golpeó con la hoja de la espada, un segundo lobo se arrojó contra él. A Evein le sorprendió lo veloces que eran, definitivamente no eran lobos comunes. Incluso Evein que por su cuerpo recorrían las memorias corporal y experiencias de todos los usuarios de San José que le precedieron, no era suficiente para evitar que el muchacho evitara la mordida al principio solo vió como el lobo le encajó los dientes en la pierna derecha. Un segundo después, el dolor se apoderó de él.

Evein levantó la espada y cuando trató de atacar al lobo, este al instante soltó al muchacho y retrocedió. Se adaptaban a su presa... Por detrás, otro lobo le agarró del brazo haciendo que Evein casi cayera, buscaban que soltara la espada. El muchacho volvió a levantar San José para atacar al lobo que le jalaba del brazo, cuando alzó la espada, el lobo retrocedió.

No había posibilidad de acabar con ellos, había pasado ya tres días sin comer algo, tenía frío y la sangre que perdía por las heridas lo hacían marearse...Por lo que el muchacho entonces decidió correr con todo lo que tenía.

Llegó al río , el cual estaba congelado.

Evein no lo pensó dos veces y comenzó a cruzar el río, los lobos fueron tras él , no tenían miedo y sabían que la capa de hielo era lo suficientemente gruesa para correr sobre su helida superficie.

Tres lobos entonces corrieron a los lados de Evein y le rebasaron solo para darse media vuelta y cerrarle el paso al muchacho...

"Me han acorralado..." Pensó Evein.

Mientras los lobos por detrás de él se acercaban al muchacho y los que estaban por detrás también, Evein se dio cuenta que solo le quedaba una última oportunidad.

El muchacho alzó la espada y de un fuerte golpe, clavó la espada en la superfice del hielo, el cual comenzó a agrietarse y finalmente se rompió. Tanto Evein como los lobos cayeron en las heladas aguas del inmenso río. Sin embargo, al momento que el muchacho cayó al agua se dio cuenta que ya no podía mover el cuerpo, se le había acabado el calor del cuerpo. Su cuerpo se hundió.

"Lo siento Yavine, pero hasta aquí llega tu hermano..." Se dijo a si mismo Evein.

En su mente continuaba viendo a su hermana Obvine y a Yavine mirando por la ventanal del comedor hacia la nivea y cegadora luz, mientras Evein solo contemplaba desde la distancia...

Todo se puso negro.

Sintió entonces la cálidez de una mano contra su frente, Evein abrió los ojos lentamente. Una borrosa silueta de una mujer estaba sentada a su lado...

—¿Simma? —Preguntó debilmente Evein.

—Veo que ya despertaste. —Dijo la mujer. Su tono de voz era diferente al de Simma, más autoritario y con más presencia que la de la cardinal. La mujer era joven, con cabello castaño, sin embargo, había algo raro en ella, ya que musgo parecía crecer de sus ojos y su cabello estaba lleno de pequeñas flores. La mujer vestía con chamarra de cuero marrón y pantalones de montar gruesos. Sus ojos eran verdes y brillantes. Pero lo más impactante era el par de alas de mariposa que crecían en la espalda de la mujer.

—No te muevas, iré a buscar al jefe.

—¿Qué?—Preguntó Evein, el muchacho trató de levantarse, más no pudo, al instante se dió cuenta que se encontraba en el interior de una tienda de campaña. Él yacía acostado en una cama con varias pieles de animal sobre su pálido cuerpo. El único sonido alrededor, era el sonido del crujir de la leña en la chimenea de latón que caldeaba toda la improvisada morada.


Entonces se escuchó al otro lado de la tienda el sonido de una persona caminando sobre la nieve. Poco después entró un hombre relativamente joven a la tienda. en su cabeza tenía un sombrero tejano y una gruesa chamarra de cuero, era un hombre de buen ver, con una barba bien recortada.

—¡Ah!, Que bueno que ya despertaste. Tuviste suerte que estuviesemos cerca del río. —Replicó el hombre en un jovial tono y se sentó al lado de Evein.

—¿Quién...quién eres tú? —Preguntó el muchacho con su voz casí inaudible.

—¡Ah pero donde están mis modales! Puedes llamarme, Nicolás. —Respondió el hombre. —¿Y tú eres?

Evein, trató de decir algo, pero luego se calló. Después de todo no sabía si este hombre estaba de lado de Alexander Noelius...

Nicolás entonces exhaló descepcionado.

—Entonces ¿solo debo llamarte, Usuario de San José de Arimatea?—Preguntó Nicolás y por debajo de la cama de Evein sacó la pesada espada.

Evein no pudo evitar sentirse un poco asombrado por la capacidad del hombre para poder usar la espada. Sin embargo, el color de San José era distinto. Se veía opaca, color grís. No escarlata, como cuando Evein la tenía en sus manos.

—Fue muy difícil sacarla del río. ¿sabes?—Le dijo Nicolás a Evein. —El vaquero meneó la espada como si no fuese nada y luego la dejó recargada contra el pie de la cama.

—¿De qué hablas Nicolás? ¡Yo fui quien sacó esa espada del lecho del río! —Replicó la mujer con las alas de mariposa. Apuntandose a ella misma con su dedo indice.Y haciendo un pequeño berrinche.

—Bayley, por favor, que no ves que trato de causar una buena impresión. —Dijo aquel hombre llamado Nicolás.

—Puedes causar una buena impresión, sin tener que estar mientiendo. —Replicó la mujer de alas de mariposa.

Entonces Nicolás volvió a ver a Evein.

—Muchacho, puedes estar tranquilo. Si quisiesemos hacerte daño, lo hubiesemos hecho mientras estabas inconsciente. —No ahora que estás despierto. ¿Crees que si te quisiera hacer daño, hubiese hecho que Hayley sacara tu casi inerte cuerpo del río?

—¡Ajá! Ya ves como...

—¡Hayley, por favor! Qué no ves que esto no se trata de ti, no exite un yo en un equipo. Y aquí todos somos del mismo equipo. —Respondió con velocidad Nicolás, interrumpiendo a la mujer de las alas de mariposa.

—Evein...Evein Coaster. —Dijo finalmente el muchacho.

—¿Y que es lo que estabas haciendo aquí, Evein Coaster? —Le preguntó la mujer.

—Estaba buscando a la guerrilla...

Nicolás y la mujer con alas intercambiaron una mirada incómoda y luego comenzaron a reirse.
—Ya no tienes que buscar más. —Replicó Bayley.

—La has encontrado. Yo soy el líder de está guerrilla. —Respondió Nicolás, mientras se apuntaba a si mismo con la mano enguantada.


Entonces, la mujer levantó la mano sobre la cabeza de Evein. Una luz ambarina ilumnó la cara de Evein. Al instante sintió como su cuerpo comenzó a calentarse hasta su estado más optimo. Ya no sentía más frío ni estaba cansado. Lo que finalmente le permitió al muchacho poder sentarse en la cama.

—Te dejaremos un momento a solas para que te vistas muchacho, te esperaremos afuera, pero no te tardes mucho. —Replicó Nicolás.

Los dos guerrilleros salieron y dejaron a Evein en el interior. El joven salió de las cobijas y se dio cuenta que ni siquiera llevaba su ropa interior. Sin embargo, vió que había una muda de ropa en una silla que se encontraba en un extremo de la tienda de campaña. Era distinta a la ropa que él llevaba: unos pantalones de lana negra, una camisa gruesa, una una casaca militar también negra y unas botas de cuero. Cuando se vistió sintió como las prendas comensaron a ajustarse mágicamente a su silueta.

El muchacho luego caminó hacia San José de Arimatea, cuando la sujetó del mango, la hoja rápidamente volvió a iluminarse con el fulgor escarlata. Entonces se dio cuenta que al lado de San José de Arimatea, había una funda de cuero.

"Probablemente la dejaron para que enfundara la espada, no sé que es lo que ellos quieran de mí, pero a final de cuentas, eso era lo que Simma quería, que me uniese a los guerrilleros. ¿Me pregunto si ellos también me habían estado buscando?" Pensó Evein.

Evein ajustó la correa de la funda de la espada en la espalda. Luego Evein salió de la tienda. Se sorprendió al ver que se encontraba dentro de un campamento militar. Elfos, enanos, centauros, faustos, hadas y demás criaturas humanoides realizaban distintas actividades.

—¡Evein Coaster, por aquí! —Exclamó Bayley. La mujer agitó la mano en el aire para que Evein se acercara a lo que era una tienda donde había algunos guerrilleros analizando un mapa de la región. El muchacho se acercó a la tienda y al instante todos las voces callaron cuando vieron entrar a Evein. Le observaron con curiosidad y precaución, después de todo, Evein seguía siendo un extraño.

—Camaradas, quiero presentarles a Evein Coaster, Usuario de San José de Arimatea: un guerrero vetado de la cristiandad. —Replicó Nicolás levantando el puño con orgullo frente a todos en la mesa. —Con él entre nuestras filas, podremos ejecutar este plan.

—¿Qué plan?—Preguntó Evein.

Nicolás entonces le hizo una seña con la mano a Evein, para que el joven se acercara a él. Cuando Evein llegó con Nicolás, ambos vieron el mapa. En él se veían unas extrañas figuras en forma de arañas de madera que llevaban edificios en sus lomos.

—Kringle. —Pronunció Nicolás. —Kringle está moviendo sus tropas hacia el norte, a traves de las fábricas moviles de su compañía. No tengo duda, él tratará de acabarnos. Sin embargo, sobrestima sus fuerzas. Podrá tener mayor numero de tropas, pero no sabe que tenemos a un guerrero vetado de la cristiandad de nuestro lado.—El líder de la guerrilla recorrió con su dedo el mapa; dibujado en el papel estaba una serie de caminos rodeados por cordilleras y montañas. —Las monstruosas fábricas de Kringle no puedeno moverse a través de los senderos ni traspasar la espesura del bosque del norte, por lo que para llegar a nuestro campamento tendrán que cruzar el paso a través del cañon de Vater-Johan. Y ahí es donde tendremos la ventaja del terreno a nuestro favor. —Respondió Nicolás.

—Igual igual tendremos bajas. —Replicó Bayley. —Si Kringle ha traido sus tropas, es porque espera presentar una batalla fuerte y continua. ¿Por qué razón el duende traería sus fábricas, si no esperara movilizar un ejército? Dudo que haya traido las tropas nada más para enfrentarse a nostros.

—Conozco a Kringle mejor que nadie, sé que si me ve, él atacará. Y eso es lo que usaremos como mi ventaja. —Replicó el líder de los guerrilleros.

—Kringle se ha enfrentado a ti antes, que tú estés presente no es señal de que vayamos a ganar.


—Con Evein de nuestro lado, ganaremos. De eso estoy seguro. —Entonces Nicolás alzó la vista hacia Evein. —Nos ayudarás, ¿verdad?

Evein exhaló...

—Sí. —Replicó Evein.

La reunión terminó poco después.

Otro lugar, otra historia...

El duende miró al muchacho desde cierta distancia ya que no le apetecía acercarse a él. Sin embargo, tenía que aceptar que él resaltaba, alto de cabello cobrizo, cuerpo atlético. A pesar de que usaba la pesada armadura de plata, y la capa con el escudo de armas del rey...era aquella condenada hacha que brillaba con una luz escarlata colgada en su espalda lo que le aterrorizaba al duende.

"San Iván de Ortodoxia".

—¿Qué ocurre Kringle? Puedo percibir que te me quedas viendo con gran extrañeza. —Preguntó el muchacho con su grave voz, el muchacho miró por sobre su hombro al duende, y Kringle sintió un poco de miedo ante sus ojos ambarinos.

—Solo me pregunto si será suficiente con traerte a ti. —Respondió el duende.

—Nuestro objetivo es detener la rebelión de Jack Frost, no es así, ¿Kringle?, Si recuerdo bien Jack Frost controla la escarcha, el hielo y la nieve, pero enfrentarnos a un ejército de hombres de nieve, no me parece peor que haber luchado contra Rattenfanger.

—Sí...pero en el frente de Rattenfanger tenías la ayuda del ejército real, de Nussnacker y de los pilares de adviento. Aquí solo estamos mi legión personal y tú. —Replicó enojado el duende.

Sin embargo, el guerrero vetado de la cristiandad solo esbozó una burlona sonrisa.

—Aún después de ver mi destreza con San Ivan de Ortodoxia, aun después de atestiguar como sobreviví al foso de las carboneras, ¿sigues pensando que soy débil?

—Por supuesto que sí, después de todo eres un humano, impredecible, lleno de errores, Faux Brawler, eres insidioso, violento y temperamental. —Replicó Kringle.

—¿Temes que pueda traicionar a Santa Claus? Ya te había dicho que le he jurado lealtad al rey, Alexander Noelius IV.

—Y aun así, eres un Guerrero Vetado de la Cristiandad y usuario de San Iván de Ortodoxia.—Respondió Kringle. —Por supuesto que desconfiaría en ti, es tu destino por usar esa arma, tratar de acabar con el rey.

—Ya te lo he dicho, yo no soy como El usuario de Santa Catalina de Asís, ni como el usuario de San José de Arimatea. —Replicó Faux. —Yo soy El Puño de la Justicia del Rey. Pude haberme aliado con Jack Frost, pero mi lealtad está con el rey.

—Tal vez confiaría en ti si hubieses logrado darle caza al Caballero Escarlata, la usuaria de Santa Catalina se te escapó en el frente.

—Y sigues con eso, detrás de la Caballera Escarlata están las fuerzas de Sylvia Silverhaus quien no es tan confiable como piensas, Kringle, y peor... la benefactora de la Caballera Escarlata es Ella, La Reina del Invierno. El poder de Iván de Ortodoxia no es tan grande como para enfrentarse al invierno en persona. —Replicó Faux. —Además, yo también tendría mis motivos para no confiar de ti y tu lealtad al rey.

—¡Pero cómo te atreves a dudar de mi lealtad al rey! ¡Le he sido leal por más de 10, 000 años! —Respondió Kringle, enfadado. Sin embargo, Faux no se dignó a verle directamente.

—Ha de ser difícil tener que enfrentarte a Nicolás, después de todo tú lo criaste, ¿no es así Kringle?

—¡Cómo sabes eso! —Exclamó Kringle.

Faux sonrió y entonces miró por sobre su hombro al pequeño duende.

—¿Quién crees que me lo dijo? —Pronunció Faux.

— Pasado...Fue ella quien te lo dijo. Aquella pequeña fantasma chismosa de Navidad Pasada. Le dije al rey que no era buena idea darle un puesto como uno de los pilares de adviento.

—Oh, todo lo contrario, si hay alguien que ha demostrado lealtad legítima al rey, esa ha sido Navidad Pasada. No la culpes Kringle, yo fui quien le preguntó sobre tu pasado... Replicó Faux con otra burlona sonrisa.

—¿Le has dicho a los demás?—Le preguntó Kringle, enojado.

—No. Tranquilo Kringle. No tengo interés en quitarte tu posición como Pilar de Adviento, ni quitarte tu lugar como consejero del rey, tú eres su cabeza y razón, yo soy solo su brazo ejecutor. —Replicó Faux.

La nieve comenzó a caer, sin embargo, la mirada de Faux era de preocupación.

—Frost...—Anunció el Guerrero Vetado de la Cristindad. —Kringle, hasta aquí llegó yo. Jack Frost está cerca y la orden del rey Noelius es encargarme de él, antes de que sea demasiado tarde.

—Sí, tú encargate de eso, mientras nosotros cruzaremos el Cañon de Vater-Johan. No tardes mucho, la guerrilla de Nicolás podría estar cerca.

Faux Brawler entonces dió un salto y se dejó caer de la fábrica hacia las montañas.

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