Capítulo 11: El futuro de la guerra


Evein había quedado perplejo... Las fábricas habían sido destriudas y de las carboneras ya no quedaban ni las cenizas. En un instante todo había terminado, era algo similar a presenciar una bomba nuclear.

—¡Eres humano!—Exclamó Evein sorprendido.

El muchacho caminó con paso presuroso hacia Nicolás, lo sujetó de los hombros y comenzó a agitarlo.

—¡Eso fue increible! ¡Tienes que ayudarme a salvar a Yavine, con tu poder podemos terminar con Alexander Noelius! —Exclamó Evein.

Sin embargo, Nicolás solo comenzó a reír. Tranquilamente alejó a Evein de su persona y luego le contó. —Evein, lamento decirtelo que no es mi destino acabar con Alexander Noelius, pues yo no soy un guerrero vetado de la cristiandad.

Sin embargo el joven no le escuchó y en cambió levantó su espada.

—¡Toma!, tú crees en San José de Arimatea. Tú serás capaz de empuñarla ¿no?

—No estarás hablando en serio, Evein Coaster.

—¡Claro qué sí! —Exclamó Evein.

—Ya veo... —Respondió Nicolás.

El guerrillero entonces le dió un puñetazo a Evein y lo tiró a la nieve helada.

—¿Cómo es que alguien tan débil como tú, fue elegido por San José de Arimatea? —Entonces Nicolás se arrodilló en la nieve y tomó a Evein por el cuello de su casaca. —¿Creés que si hubiese podido usar a San José de Arimatea, estaría perdiendo mi tiempo contigo.

Nicolás entonces tomó a San José por el mango de la espada, sin embargo, al momento de tocar la espada, un humo blanco comenzó a brotar.

—¿Qué?

—Pero, tú...

—Yo no soy un guerrero vetado de la cristiandad y tampoco soy humano. —Respondió Nicolás, el guerrillero ayudó a levantarse a Evein. —Escucha Evein, yo no puedo ganar esta guerra por ti, pero sí te puedo ayudar a ganarla.

A la mañana siguiente comenzó el verdadero entrenamiento.

Evein no esperaba que el entrenamiento consistía en pelear sobre una plataforma de hielo que se movía erraticamente en el río. Evein tenía problemas para mantener el equilibrio.

Sin embargo, Nicolás se movía con gran fluidez sobre el hielo. —Evein, como sabes. Un arma vetada de la cristiandad te da acceso a una serie de habilidades que jamás pensarías haber adquirido, una fuerza y habilidades sobrehumanas.

—Sí, me he dado cuenta de eso.

—¿Sabes por qué razón? —Le preguntó Nicolás.

—El caballero vagabundo, Lucas de Beltrán, dijo que era porque en las habilidades de los guerreros de la cristiandad están impregnadas dentro de la hoja. —Respondió Evein.

—Así es. "Vade Retros" la primera forma, el uso de la espada reviviendo las experiencias de todos los guerreros vetados que te precedieron, sin embargo, hay una segunda forma, tú me viste usarla. "Excomunión"—Respondió Nicolás. Entonces el guerrillero levantó uno de sus sables oscuros, un fulgor violeta y negro cubría la hoja de los sables.

—¿Si dices que no eres humano cómo es que puedes usar un arma vetada de la cristiandad? —Le preguntó Evein.

—¿Te refieres a mis sables? Estas lamentablemente no son armas vetadas de la cristiandad. Son armas fuertes, pero tanto el alma como la vida que impregan los sables se han perdido, estos sables son solo un cascarón que retiene fuerza y energía oscura, pero no la vitalidad de las armas vetadas de la cristiandad. —Respondió Nicolás.

Los dos volvieron a pelear.

—¿Cómo consigo realizar "Excomunión"? —Le prreguntó Evein.

—Muy diferente a Vade Retros, Excomunión sí exige parte de ti, de tus emociones y la intencidad de ellas.

—¿A que te refieres?

—Piensa en un recuerdo con gran intensidad.

Evein entonces intentó pensar en su familia, en Yavine y su familia, todos sentados en la sala durante la mañana de navidad, todas ellas abrirían sus regalos, e Evein se relajaría con una taza de chocolate caliente mientra veía sus caras sonrrientes.

—Okey, ¿Y, ahora? —Preguntó Evien.

—Canaliza tus emociones hacia la espada, trata de impregnar la hoja como la misma energía.

Evein trató de redirigir la energía hacia la hoja de la espada, esta comenzó a brillar, sin embargo, así como se iluminó así se apagó.

—Te tomará tiempo, joven Evein Coaster, pero con más práctica podrás lograrlo. De eso estoy seguro. —Respondió Nicolás.

—Nicolás, hay algo que quiero preguntarte.

—¿Qué cosa?

—Kringle había dicho que se alegraba de verte, ¿Lo conocías?—Le preguntó Evein.

Nicolás se quedó mudo y caminó hacia la orilla de la plataforma y miró hacia el bosque. Por un instante solo el sonido del agua corriendo, fue lo único que se escuchó.

—Cuando era niño, mis padres... ellos nunca se hicieron cargo de mí. —Respondió Nicolás. —Kringle me acogió en su casa y me crió como si fuese su hijo. Me alimentó, me educó y me formó. Me contó historias del Purgis de la Era de la Incertidumbre, cuando el reino quedó sumergido en el eterno otoño. Sin embargo, el Purgis que yo conocí era aquel de nevadas eternas, las hambrunas, la represión...del frío invernal. Cuando cumplí la mayoría de edad, me alejé de él y de todo. Estoy seguro que eso le rompió el corazón. Pero yo, yo tenía que luchar. Llegué a la frontera y comencé a liberar pequeños poblados y aldeas, al principo de Alexander Noelius, y luego de las fuerzas de Rattenfanger. Supongo que no entenderías el dolor de los huerfanos.

—De hecho, sí lo entiendo. —Respondió Evein. —Perdí mis padres cuando era niño. Ni siquiera los recuerdo, pero sí recuerdo el frío y el hambre. No recuerdo bien como llegué al pueblo de Stöm, pero si recuerdo cuando me caí al agua helada del río. De no haber sido por Obvine, probablemente hubiera muerto. —Replicó Evein.

Entonces en la mente de Evein revivía aquella escena donde se hundía en el río y sobre el puente estaba aquella silueta, La silueta de Obvine. Que gritaba, en su recuerdo, el sheriff del pueblo Fernando Barreda se arrojó al helado río para salvarle. Para Evein, Obvine le había salvado, para Evein, Obvine no solo le rescató ese día, sino que le dio una familia, hermanas, unos padres y un comodo hogar.

Sin darse cuenta el fulgor volvió a emanar hacia la hoja de la espada.

—¡Evein, cuidado! —Gritó Nicolás.

El muchacho entonces se dió cuenta como la espada de brillaba más y más fuerte. Evein no sabía que hacer... entonces clavó la espada en la plataforma de hielo. Al instante un rayo de energía escarlata salió de la hoja de la espada y destruyó la plataforma de hielo, y así mismo causó una explosión que hizo saltar el agua varios metros. Evein y Nicolás cayeron al agua. Los dos tuvieron que nadar de nuevo hasta la orilla del río.

Los dos ya cansados, se dejaron caer a la orilla del río.

—Bueno, al menos ya sabes como activar "Excomunión". —Dijo Nicolás.

—Sí... —Replicó Evein. —Supongo que sí. Aunque aun estoy lejos de rescatar a mi hermana.

Nicolás se quedó mudo por un momento. —¿Y si te dijera que hay una manera?

—¿Cual?—Preguntó Evein sorprendido.

—La Reina del Invierno. —Respondió Nicolás.

—¿Cómo?

—La Reina del Invierno. Ella es tan importante en este conflicto, como los guerreros vetados de la cristiandad.

—¿Es real? Tenía entendido que ella no era real, sino solo una leyenda.

—No, ella sí es real. Verás Evein. Alexander Noelius es el rey de Purgis porque tiene el control de la magia. Sin embargo, él no la produce, quien la produce es la Reina del Invierno. La Reina del Invierno y el Rey de Purgis tienen un contrato. La reina genera la magia y Alexander Noelius, es quien la aplica sobre Purgis. Alexander Noelius es quien ha dejado a Purgis sumergido en el eterno invierno. Y la reina del invierno, no ha podido hacer nada más que ver como su magia es utilizada para reprimir y someter a todos en Purgis. Y ella es la primera interesada en ver el fin del eterno invierno.

—Si la reina del invierno es quien produce la magia, ¿por qué ella no ha hecho algo? —Le preguntó Evein a Nicolás.

—La reina del invierno está condenada a no poder salir de su reino. Pero eso no significa que no esté apoyando al pueblo de Purgis. El capitán Claudio Silverwind comanda un batallón de soldados de las tierras invernales que luchan codo a codo con las tropas de Nussnaker contra el rey de los ratones, Rattenfanger.

—¿Y cómo podremos acercarnos a ella?—Preguntó Evein.

—Con una invitación. —Respondió Nicolás. —Antes de navidad, la Reina del Invierno hace una fiesta en su corte, tienes que ir y hablar con ella.

—Si ella no entró en la guerra antes, ¿Qué te hace pensar que nos ayudará ahora? Nicolás. —Le preguntó Evein.

Nicolás sonrió y sacó de su chaqueta de cuero el sobre de una carta de cristal.

—Porque por primera vez, habrá un guerrero vetado de la cristiandad, pidiendo su ayuda. —Replicó Nicolás y leugo le dió la carta de cristal a Evein.

—En el momento que la abras, serás transportado a su corte, Evein. —Respondió el guerrillero. —¿Estás listo?

—Sí. —Respondió Evein.

El muchacho tomó la carta y la abrió.

Así como había sido transportado a Purgis, Una rafaga de nieve apareció y se llevó a Evein lejos de la frontera.

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