Capítulo 10: ¡Excomunión!


Evein Coaster quien fue transportado a Purgis para su infernal pesadilla navideña, ha encontrado a Nicolás, un guerrillero que sueña con un reino liberado de la tiranía de Alexander Noelius IV; El Santa Claus. Ahora en el norte, Evein tendrá que luchar hombro a hombro con los que buscan liberar Purgis.


Una gelida brisa cubrió las mejillas de Evein. El muchacho miró a su alrededor, los guerrilleros de Nicolás yacían quietos en una completa calma, se le hacía raro. Entonces, comenzó a escucharse en la distancia el eco del metal y los silbatos. Las columnas de humo negro se veían en el horizonte. Y finalmente aparecieron las enormes fábricas motorizadas con enormes patas metálicas con las que se desplazaban por el camino montañoso. Eran al menos 12 de ellas, entonces se escucharon murmullos de entre los guerrilleros.

—¡Tranquilos, tranquilos! —Anunció Bayley con su autoritario tono. —No tengan miedo. Entonces Bayley caminó al risco y se puso junto a Nicolás y Evein. —¿Qué hacemos? ellos son más de lo que esperabamos.

Nicolás sonrió.

—No los suficientes...—Respondió Nicolás. El hombre entonces desenvainó un par de sables. —¡Hermanas y Hermanos, conmigo!—Nicolás entonces se dejó caer por el risco. Los demás le siguieron también. Con sus ganchos se sujetaron de la roca y descendieron y cayeron sobre las fábricas moviles. Entonces las puertas se abrieron y "ellas" aparecieron.

Aquellas criaturas de pesadilla, parecían duendes cubiertos de pedazos de carbón de ojos rojos brillantes con grandes garras de piedra con grandes y afilados dientes. Entonces estos se lanzaron contra los guerrilleros, cortandolos con una gran facilidad.

Evein desenvainó a San José de Arimatea, y comenzó a luchar contra las Carboneras. Evein se dio cuenta como era difícil matarlas. Tenían un exterior más sólido. Al cortarlas estas sangraban....

Las muertes eran muchas, los cuerpos cersenados de los guerrilleros caían por las fabricas a la nieve. Eran demasiadas carboneras. Entonces se escuchó por los megáfono la infame voz del duende.

Los guerrilleros entonces saltaron de la fábrica hacia el camino nevado, sin embargo las carboneras les siguieron.

—¡Nicolás! ¡Que gusto verte muchacho, has crecido mucho! —Dijo el duende.

—Kringle... —Respondió Nicolás.

—Por más que me gustaría hablar contigo, muchacho. Ya habrá otro momento, hoy solo me interesa acabar con ese guerrero vetado de la cristiandad. Entregamelo y le perdonaré la vida al resto de tus amiguitos.

—Veo que sigues siendo tan arrogante como siempre, Kringle... Ahora hace sentido de donde lo saqué.

—Evein Coaster. —Le llamó Nicolás. —Eres el usuario de San José de Arimatea. Un guerrero vetado de la cristiandad, ¿Crees poder sacarnos de este aprieto?

Evein, vio a su alrededor, las carboneras eran demasiadas. Aunque quisiera acabar con todas ellas, eran simplemente demasiadas.

—Podría darles algo de tiempo, pero no podría acabar con todas ellas...—Respondió Evein.

—Mal, Evein Coaster. —Dijo Nicolás y luego se acomodó su sombrero tejano. El guerillero miró a Evein por encima del hombro y sonriendo, Nicolás le guiñó el ojo. —¡Siempre debes creer!

Entonces Nicolás alzó sus sables, los cuales empezaron a brillar con un fulgor negro. Aquel fulgor le recordó al mismo de San José de Arimatea, es más la misma espada comenzó a vibrar en las manos de Evein.

Nicolás entonces comenzó a caminar hacia las carboneras y las fábricas.

—Supongo que este es nuestro adios...amigo mío.—Dijo en voz baja, Nicolás.

El guerrillero entonces alzó por encima de su cabeza los sables.

—¡EXCOMUNIÓN! —Gritó Nicolás y lanzó el tajo en el aire.

De la hoja de sus sables una inmensa ola de energía negra golpeó al ejército de Kringle. Las rafagas de aire, hicieron que el sombrero tejano de Nicolás saliese volando y entre los mechones de cabello, Evein notó por un instante sus orejas.

"¡Es humano!" Pensó Evein...

Las fábricas explotaron y las carboneras quedaron reducidas a cenizas... Nicolás había acabado con todos los enemigos.

—¡Cómo hiciste eso! —Exclamó Evein sorprendido. —¡Fue increible!

—Evein Coaster, tu encuentro con nostros no es coincidencia, has llegado en un momento definitorio para todos en Purgis. Yo te enseñaré los secretos de las Armas Vetadas de la Cristiandad y juntos veremos el fin del invierno.

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