thirty seven.

BRIELLE MONROE.

Libertad condicional significaba que podía continuar con una vida normal, lo más tranquila posible. O al menos intentarlo. Fue por eso que Calvin y yo volvimos a la universidad después de hablar con el padre de Nash para que nos cubriera las faltas. De alguna forma, Roy Becker ya se había enterado de todo, incluyendo la muerte de Jakob, lo que me pareció bastante extraño. Pero no le di demasiada importancia.

Eso era lo que me ocurría últimamente. Sentía que mi mente estaba en otro lado, menos en mí.

Sentía que me estaba perdiendo.

Un día viernes, tomé asiento bajo un árbol que se encontraba fuera de la universidad, le puse la bombilla a mi café helado y bebí en silencio.

—Un cinco en ciencias sociales —dijo Leandro, sentándose a mi lado y poniendo una hoja frente a mí—. Me fue mejor de lo que esperaba. ¿Cómo te fue en matemáticas?

Odiaba las clases de matemáticas, más de lo normal. No podía concentrarme bien. Todo era porque el puesto a mi lado, vacío, le había pertenecido a Nash. Ver su silla me recordaba los últimos días que pasamos juntos, donde lo único que hacíamos era reírnos sin razón alguna. Y nunca pensé que sería capaz de extrañar tanto a alguien.

—Un ocho —contesté con desánimo.

—Es genial, Bri.

—No cuando siempre saco arriba de nueve —repliqué, negando con la cabeza.

—Ah, se me olvidaba lo nerd que eras —dijo Leandro, haciéndome una mueca.

Dejé escapar una risa. Mi hermanastro inclinó la cabeza hacia atrás y se golpeó con el árbol.

—¿Qué te pasa? —le pregunté—. Te ves muy desanimado.

—Oh, nada —contestó, tomando su celular y mirándolo—. Es solo que... Creo que las cosas con Isaac se fueron a la mierda, no me contesta los mensajes hace mucho.

Separé mis labios. Efectivamente no había sido capaz de decirle a Leandro lo que había pasado porque no quería verlo mal, tampoco podía ya que me daba demasiado miedo, pena y rabia. ¿Qué le iba a decir? ¿Que el chico que le gustaba estaba muerto? ¿Que estuve en ese lugar y no pude detener la maldita bala que le atravesó el cráneo a mi hermano?

Sabía que Leandro tenía que saberlo, ya se estaba haciendo demasiado tarde. Pero no pensaba decírselo ahí, tampoco pensaba decirlo yo. Tal vez se lo pediría a mi madre porque yo no lo soportaría.

—¿Qué te pasó? —preguntó con tono preocupado—. ¿Por qué vas a llorar, Bri?

—No quiero... No voy a llorar.

—Pero si tienes el pucherito que haces cuando vas a llorar.

—Solo tengo sueño —respondí.

Me restregué los ojos, quitando rápidamente las lágrimas que habían querido salir.

Nailea llegó junto a nosotros con un montón de carpetas en los brazos y lo agradecí porque su presencia me distrajo. Leandro me abrazó por los hombros.

—No quiero seguir viviendo —dijo la pelinegra, dejando las cosas de golpe en el pasto.

—Yo tampoco —respondimos Leandro y yo al mismo tiempo.

—No entiendo en qué momento se me ocurrió estudiar Derecho —dijo Nailea, dejándose caer en el pasto frente a nosotros.

—Dijiste que era por el dinero —replicó Leandro, dándole una mascada a la barra de cereal que se comía. Me la acercó a los labios, pero negué con la cabeza.

—Sí, y ahora que lo pienso, fue un completo error. Tengo que leer la constitución política para mañana y odio leer —dijo Nailea, agarrándose la cabeza con las manos—. Por cierto, Bri, deberías dejar de tomar tanto café. He oído que causa taquicardia.

—De algo hay que morirse —murmuré para mí misma.

—¿No puedes pedirle a tu novio que te explique eso? —le preguntó Leandro—. Él es abogado, ¿no?

—No, no. Es informático —replicó Nailea.

—Hum... La única vez que hablé con él estoy seguro de que me dijo que era abogado —contestó Leandro, confundido.

—Ahora que lo pienso, nunca he visto su rostro —comenté.

—Pues es muy guapo —contestó Nailea, revisando su revoltijo de papeles—. ¡No!

—¿Qué pasa? —pregunté.

—¡Olvidé mis apuntes y Jeremy viene en camino! —exclamó, poniéndose de pie con desesperación y volviendo a entrar al edificio.

Miré alrededor en silencio. El equipo de básquetbol se subía al bus a unos cuantos metros de nosotros. Extrañaba tanto a Nash...

Y Ryan tampoco salía de mi mente. Pensaba en sus estudios, porque sacar la carrera de Medicina era lo más importante para él, y no estaba. Todo por culpa de Calvin.

—¿Tienes clases? —preguntó Leandro, sacándome de mi ensimismamiento.

—No —contesté—. Pero iré a dormir, estoy demasiado cansada.

—Te envidio, me quedan dos horas de historia —dijo él, suspirando—. ¿Papá te dijo que ya le entregarán el auto los del seguro?

—¿Cuál auto?

—El Ferrari —dijo con obviedad—. El que chocaste cuando te asaltaron, hermanita.

—Ah, cierto —murmuré.

—¿Qué onda? ¿Tu mente cambió de realidad?

—Eso creo —contesté.

Leandro me apretó contra él en un abrazo de lado.

—¿Y si retomamos nuestro mundo de Minecraft? —preguntó.

—Claro que sí. —Sonreí.

Desde la última vez que un creeper nos había matado hace un par de meses, habíamos dejado de jugar por la frustración.

—Ahí llegó Jeremy —dijo Leandro.

—¿Quién es Jeremy? —pregunté.

—El novio de Nai.

Jeremy...

Fruncí el ceño, pensativa. Por alguna razón ese nombre se me hacía bastante familiar.

—¿De dónde es? —pregunté, jugando con la bombilla de mi café.

—Es asiático, creo.

Giré la cabeza con brusquedad para mirarlo.

—¿Estás bromeando? —pregunté.

—¿Por qué bromearía? —inquirió—. Espera, no me mires así.

—¿Cómo?

—Siempre que te enojas como que te tensas toda...

—¿Puedes sostenerme esto, por favor? —pregunté, dejándole mi café en las manos.

—¿Qué piensas hacer?

—Nada —contesté, sonriéndole inocentemente.

El tipo que había señalado Leandro estaba apoyado junto a su moto, dándome la espalda, mirando alrededor. Afirmé bien mi bolso, me acerqué a él a paso firme y le toqué el hombro con el dedo.

—Hum... Disculpa —dije con voz falsamente melosa.

Se dio la vuelta. Rasgos asiáticos. Cabello castaño y desordenado. Robusto. El mismo tipo que estaba en la boda de mamá con un moretón en el ojo. Al verme, su rostro se tensó.

Tienes buen cuerpo, ¿alguna vez te has planteado ser modelo?

Antes de poder pensar con claridad, le lancé con todas mis fuerzas un puñetazo en la cara y un rodillazo en los genitales. Él cayó al suelo y me puse encima de su torso con la intención de seguir golpeándolo. Estaba de verdad muy enojada. No fui consciente de cuantas veces lo golpeé o a cuantas personas que intentaban alejarme de él empujé, mi cuerpo era controlado por la furia.

No tuve que confiar en nadie.

Sentí unos brazos alrededor de mi cintura que me levantaron con facilidad del suelo. Con la vista nublada, miré mis manos con sangre, vi el cuerpo de Jeremy inconsciente en el piso y a una profesora llamando a la ambulancia con la mano en el pecho, bastante pálida. Calvin le arrebató el celular a un idiota que estaba grabando y lo reventó contra la acera.

—Maldita sea, Brielle —susurró Calvin, arrastrándome por el estacionamiento—. ¿Qué te pasa por la cabeza?

Él sacó un pequeño botiquín de primeros auxilios de la guantera de su auto. Gracias a la adrenalina, ni siquiera me di cuenta de que mi mejilla sangraba. Seguramente Jeremy había intentado defenderse con las llaves de la motocicleta. Calvin me echó alcohol en la herida e hice una mueca de dolor.

—¿Pensabas cometer un asesinato en medio de la universidad? —preguntó.

—Sí.

—Creo que necesito algo de explicaciones.

—Pues ese imbécil es el novio de Nai y trabajaba para Jones —le expliqué—. Es el mismo tipo que me abordó en la boda de mi madre y me dijo que nos juntáramos en el Starbucks ese día que me apuñalaron, y seguramente ahí supo todo sobre el viaje de mamá, y por eso asaltaron el avión. Ahora, ¿te acuerdas que Nai se fue antes de que llegara Jones ese día en los bolos, porque su novio la había ido a buscar? Ajá, y además, seguramente supo por ella dónde mierda queda tu casa, y ese día que Isaac... ¡Mierda! Él es el idiota al que Nash golpeó en el baño del centro comercial, por eso tenía un moretón en el ojo el día de la boda... Era tan obvio.

Resoplé con fuerza, pasándome las manos por el cabello.

—Bueno, cálmate, tranquila —dijo él, poniéndome con cuidado un parche en la herida. Lo miré con los ojos llorosos y me acomodó el cabello—. Será mejor que nos vayamos, antes de que quieran arrestarte. Recuerda que estamos condicionales.

Asentí, me subí a su auto en silencio y Calvin salió rápidamente del estacionamiento. Ni siquiera me di cuenta del momento en el que llegamos a la casa, porque sentía que mi mente estaba en blanco.

—¿Quieres comer algo? —me preguntó Calvin.

—No, gracias —contesté, yendo a lavarme las manos al baño.

Cuando regresé al salón, él no estaba, así que tomé asiento en el sofá. Mi celular vibró en mi bolsillo, lo tomé y lo encendí. Ya había seis llamadas perdidas de Leandro y alrededor de cincuenta mensajes en el grupo que teníamos él, Nailea y yo.

⌨︎

Nai <3: ¡Estás loca! ¿Qué pretendías?

Leandro <3: ¿Qué te pasa? ¿Por qué hiciste eso?

Nai <3: Contesta, no te hagas la tonta. ¡Lo dejaste inconsciente!
Nai <3: Cobarde, contesta.

⌨︎

No seguí leyendo, apagué el teléfono y me acomodé, abrazando mis propias rodillas. Calvin salió de la cocina con un plato de fideos chinos.

—Quiero hablar contigo —dijo, sentándose a mi lado.

—Ya lo estás haciendo —contesté en voz baja.

—Quiero ir a buscar a la amante de mi padre. Quiero interrogarla y tal vez... matarla.

—Bueno —repuse—. ¿Y quieres que te acompañe?

—Sí.

—Está bien. —Me encogí de hombros.

—Espera... ¿De verdad? —preguntó con evidente confusión en su tono de voz.

—Pues sí —contesté.

—Creí que iba a tener que...

—¿Amenazarme? —pregunté—. No, Calvin, no es necesario.

Él tensó un poco la mandíbula.

Recuerda el plan, tonta.

—Era broma. —Meneé la cabeza rápidamente y me acomodé, fingiendo interés—. Bueno, háblame de tu plan.

Él asintió y dejó los fideos sobre la mesa que había frente al sofá.

—Viajaremos a Roswell.

—¿Cómo? —inquirí, porque quería todos los detalles posibles.

—En auto.

—Pero son ocho horas, Calvin —repuse, sorprendida.

—Lo sé —contestó—. Pero haremos una parada en Tennessee. Y podemos intercalarnos para manejar, si te parece.

—Bueno —repuse, forzando una sonrisa, intentando que pareciera genuina.

—Y cuando lleguemos a Roswell, buscaremos a esa mujer.

—Genial. ¿Cuándo sería?

—Durante la última semana de julio.

—Bueno.

Él suspiró y se acercó un poco más a mí. Cada parte de mi cuerpo se tensó, pero me mantuve quieta, mirando directamente sus ojos.

—Brielle, de verdad quiero que nos llevemos bien —dijo con tono sincero—. Eres la única que se quedó conmigo después de todo. Los demás se fueron.

Tú los alejaste.

—Está bien. Yo también quiero llevarme mejor contigo —repuse, jugando con las mangas de mi suéter, un poco nerviosa.

Él me sonrió antes de volver a agarrar los fideos.

—Bueno, ¿sabes dónde vive esa mujer? —preguntó—. Era la madre de tu mejor amiga, ¿no?

—No sé si seguirá viviendo exactamente donde vivía antes —contesté, pensativa—. Creo que es mejor averiguar eso cuando lleguemos allá. Todos se conocen con todos.

—Sí, eso hay que hacer —coincidió él—. Bueno... Hay otra cosa.

—¿Uh?

—Tengo que mudarme. Ya no hay seguridad en esta casa. Jakob está muerto, pero su gente sigue suelta por ahí. No han venido porque juran que sigo arrestado, pero no tardarán en enterarse, te lo aseguro.

Claro, Calvin había pedido que por favor no revelaran la información de que Jesse estaba encarcelado en su lugar, todo para que su madre no se enterara. Aunque dudaba que eso durara mucho, sobre todo porque Vanessa Knight era abogada y Jesse no sería tan tonto como para no llamarla.

—¿Y a dónde te mudarás? —pregunté.

—Hace un tiempo compré una casa cerca... Los chicos nunca se enteraron —me explicó—. Es parecida a esta.

—Hum, bueno —murmuré.

—Es solo para que sepas —aclaró.

—Te ayudaré con la mudanza —dije—. Pero exijo un cuarto para mí.

Él asintió con la cabeza y sonrió. Me aguanté todas las ganas que tenía de rodar los ojos y miré a un costado.

—¿Qué te parece ver una película? —propuso.

Lo pensé un momento, porque no me agradaba la idea. Sin embargo, si me iba a casa, tendría que enfrentarme a las consecuencias del error que cometí en la universidad, así que asentí con la cabeza.

—Está bien, veamos una película.

Hola!!!

Hace rato que no me reportaba, pero no me gusta hacerlo cuando hay tanta tensión en los capítulos.

Tengo varias preguntas. ¿Tienen alguna idea de quién pueda ser el asesino?

¿Creen que el plan de Calvin salga bien?

¿Se esperaban el hecho de que Nai era la fuente de información de Jones?

¿Alguna teoría extra?

Espero que les haya gustado el cap!!! Kisses💋

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