🎙 24

[Oficina del Director]

Esa nublada tarde, Asano y sus amigos fueron citados por el Director en su oficina, para discutir los resultados del festival escolar.

– Todos nuestros esfuerzos rindieron sus frutos. Estamos satisfechos con nuestra victoria en el festival escolar –objetó Asano.

– ¿Oh? –sonrió.– Parece que algunos estuvieron bastante cerca.

– Eso es prueba de la estrategia de la Clase E. Obtener una victoria aplastante sería imposibl-

– Te equivocas –interrumpió. El joven se sobresaltó ligeramente.– Ellos abrieron un restaurante. Habría sido fácil esparcir desagradables rumores, y un caso de comida envenenada podría haberlos arruinado. O aprovechar que tu hermana menor es famosa y puede atraer masas de personas con facilidad y explotarlo lo más posible. Ustedes...carecieron del impulso para dañar a su oponente.

Los Virtuosos se sobresaltaron, apretando la mandíbula con nerviosismo; envenenar comida o sobreexplotar a una niña de 14 años era un límite moral que ninguno de los cinco se atrevía a pasar.

«¡¿Lo dice en serio?!», pensó Tomoya.

«¿Dañar? ¡¿Se supone que deberíamos envenenar la comida de la Clase E?!», pensó Araki.

«¿Explotar a mi hermana menor? Tch. Monstruo...», pensó Asano.

Estaba molesto ante la simple idea de ello, pues para él su hermanita era sagrada. Levantó la cabeza, mirando nuevamente a su padre, y habló:

– Director, su educación es inconsistente. No sé el por qué, pero la Clase E en tan sólo un año ha crecido de forma desproporcionada. Lo suficiente como para competir con nosotros, lo elegidos de la Clase A. Tan irritante es esto, que siento que mis habilidades han crecido también. No puedo negar que ellos son mi fuente de motivación. Poderosos adversarios que han puesto a mis subor...quiero decir, a mis amigos –se corrigió.–, cuyas conexiones me han fortalecido.

– ¡Ibas a decir "subordinados", ¿Verdad?! –reclamó Tomoya.

– No te puedes volver fuerte si sólo derrotas a los débiles. Esa es mi conclusión, además, defiere del "camino" que usted ha enseñado.

– Asano-kun –sonrió.– ¿Podrías dejarnos a solas por tres minutos? –se levantó.– Me gustaría hablar con tus cuatro amigos aquí presentes. Ya sabes, será una pequeña charla.

Asano abrió ligeramente la boca, dudoso. Ren sonrió y colocó una mano en su hombro, llamando su atención.

– Puedes irte, Asano-kun. ¿Qué son tres minutos?

El chico de cabello anaranjado accedió, se dirigió hacia la puerta y la abrió, saliendo de la oficina; miró de reojo a su padre, y cerró la puerta. Se recargó en la pared a un lado de ellas, cruzándose de brazos y cerrando los ojos, esperando a que los dichosos tres minutos pasaran.


Los tres minutos parecieron ser eternos.

«¿Qué está pasando?», pensó.

– Asano-kun –llamó el Director desde dentro.– Puedes pasar.

Asano asintió, abriendo los ojos, y se acercó a la puerta para abrirla. Exclamó sorpresa y confusión al ver que en toda la oficina parecía haber una especie de oscura niebla; corrió hacia sus amigos, preocupado.

– ¡Ren! ¡Seo!

Se detuvo a un lado de ellos, mirándolos, y volvió a exclamar confusa sorpresa. Los cuatro chicos parecían zombies, tenían las miradas oscurecidas y los ojos blancos, y sólo murmuraban una frase:

– Asesina a la Clase E. Asesina a la Clase E...

– ¿Eh? –miró a su padre.– ¿Qué les hiciste?

Gakuhō se encontraba de pie delante del ventanal tras su escritorio, observando por él con las manos juntas tras su espalda.

– Sólo avivé sus llamas del odio, eso es todo. Con sólo susurrar una palabra o tres hice que sus "conexiones" colapsaran. La fuerza que enseño no es algo tan frágil. Me encargaré de los exámenes finales –se dio la vuelta, mirando a su hijo con los ojos bien abiertos y una sonrisa, como si estuviese loco.– Sin fuerza, tu sentido y determinación no significan nada. Les enseñaré eso desde la base.

Asano abrió la boca ligeramente, soltando un débil jadeo algo aterrado; estaba nervioso, las palabras no salían de su boca, y tenía una ligera capa de sudor frío en su rostro.

[Más tarde]

Ambos agentes del Ministerio de Defensa se encontraban a unos metros del escritorio de aquel hombre, quien los observaba con superioridad y sonreía con cierta malicia.

– Espere un segundo, ¿Podría repetirlo una vez más? –pidió la mujer.

– Necesito otro billón –repitió.– A partir de ahora el asesinato entra en su fase terminal, ¿No? No podemos predecir qué pueda ocurrir. Debo considerar el riesgo de mis estudiantes...además es costoso guardar todo esto en secreto. He vivido mucho tiempo en esta ciudad y puedo sentirlo: están realizando algún tipo de plan a gran escala.

– Pero es no significa-

– Suficiente, Sonokawa –la interrumpió Karasuma. Ella lo miró.

– ¿Cuántas veces hemos estado aquí para callarlo con dinero? ¡Para cuándo llegue marzo, le habremos pagado más de lo estipulado en la recompensa! –se quejó. Él la miró.

– No olvides que él gentilmente nos permitió usar esta escuela.

La agente bajó la cabeza, frunciendo el ceño con impotencia y apretando la mandíbula. Gakuhō sonrió, cerrando los ojos.

– Deposítenlo en mi cuenta, por favor.

[Viejo Edificio]

– Muy bien, haremos una revisión general del pasado año –dijo Koro-sensei.– Nuestro siguiente trabajo en clase será en batalla. ¿Estás preparado para tomar el puesto más alto, Karma-kun? –preguntó, mirándolo.

Karma sonreía como siempre, con los brazos colgando a los lados de su cuerpo.

– No sabría decirle. Idiotas como yo no entendemos cosas difíciles.

– Para sus primeros exámenes finales, les puse la meta de entrar en los primeros 50 lugares. Me disculpo por eso. Estaba impaciente por mostrar resultados, que no conté con la fuerza de sus oponentes. Pero ahora las cosas son diferentes, han madurado tanto en fe como en inteligencia. Deberían ser capaces de llegar a su objetivo contra cualquier problema o contratiempo. Con la cabeza en alto llegarán a los mejores 50, recibiendo su pase para regresar al programa regular, y se graduarán de la Clase E.

– Si tan sólo fuera así de fácil... –murmuró Sugino.

Todos exclamaron curiosidad, mirándolo y borrando sus motivadas sonrisas.

– La Clase A tiene un nuevo profesor...y no podrán creer quién es...

[Edificio Principal]

Gakuhō dejó la carpeta con la lista de alumnos de la Clase 3-A sobre el escritorio y colocó sus manos sobre él, sonriendo.

– A partir de hoy seré su nuevo profesor. Buena suerte, Clase A.

[Viejo Edificio]

– Así que eso es lo que viene...

– Honestamente, no quiero ser parte de su educación, o más bien lavado de cerebro. Su extraño carisma, controlando a la gente con su hablar o su mirada...Sus habilidades para enseñar se ponen a la par del Mach-20 de Koro-sensei.

Koro-sensei mordía un pañuelo blanco, mientras su sudor nervioso saltaba, y pegó un grito de miedo.

– Si él es su profesor...probablemente ya hayan perdido el poder de desafiarlo.

[Edificio Principal]

Gakuhō explicaba matemáticas, escribiendo en la pizarra con la mano derecha mientras con la izquierda sostenía el libro.

Los alumnos de la Clase A intentaban seguirlo a la rápida velocidad que él avanzaba, pero a todos les estaba costando; el único que parecía poder seguirle el ritmo era Asano.

«Es diez veces más difícil entender que nuestras clases normales...», pensó una chica de lentes.

«...y veinte veces más rápido», pensó otra de cabello corto.

El hombre detuvo su escritura de pronto y, sin voltearse a mirarlos, llamó a aquellos cuatro que más parecían tener dificultades:

– Hashizume-kun, Tanaka-kun, Fuiji-san, Kondo-san, Okuno-san...parece que les cuesta entenderlo.

Los cuatro se tensaron, nerviosos.

«¡¿Cómo puede saber eso sin siquiera mirarnos?!», pesó una de las nombradas.

– ¡E-Es que es demasiado rápido! ¡Tal vez si fuéramos los que están en los cinco mejores lugares, pero es imposible para nosotros!

El Director giró la cabeza hacia él, con una sonrisa y los ojos cerrados.

– Piensas que es imposible porque no entiendes el significado de una verdadera pelea –abrió la puerta, para que aquellos cinco salieran del salón.– ¿Por qué no caminan por la galería por tres minutos? –propuso, saliendo tras ellos.– Tendremos una pequeña charla –cerró la puerta tras su espalda.


Cuando los tres minutos pasaron, la puerta volvió a abrirse, y lo primero que ingresó al salón fue una extraña neblina negra. Los cinco jóvenes entraron nuevamente, con los ojos blancos y los rostros oscurecidos como si fueran zombies, murmurando constantemente una frase:

– Asesinar a la Clase E. Asesinar a la Clase E. Asesinar a la Clase E. Asesinar a la Clase E...

Los demás alumnos veían a aquel quinteto con nervios y sorpresa ante el repentino cambio.

– Su estudio no sólo es por su propio bien. Deben ser incluso más poderoso que de lo que la Clase E ahora es y demolerlos –cerró la puerta a sus espaldas.– Cuando los más jóvenes los vean, serán un camino a seguir, Clase A, y se esforzarán para quedar dentro de los mejores –caminó hacia el escritorio.– Sus acciones estimularán el curso de la humanidad –miró a su hijo.– Oh, y tú, Asano-kun. Puedes ir a casa y estudiar por tu cuenta –el chico levantó la cabeza, exclamando sorpresa. Él borró su sonrisa.– Con tus habilidades, serás capaz de mantener tu lugar si no bajas la guardia. Yo seré quien guie a todos hacia la cima.

Asano bajó ligeramente la cabeza, frunciendo el ceño con desconfianza.

[Más tarde]

Tn se acercó a su hermano, curiosa; lo había visto salir al jardín trasero, y no parecía nada contento, su ceño fruncido era diferente al de siempre.

Asano estaba recargado en uno de los pilares, con los ojos cerrados y los brazos cruzados; al sentir la presencia de su hermana, abrió los ojos y levantó la mirada para verla.

– Shū-aniki, ¿Estás bien?

– ...Él se está haciendo cargo de la Clase A.

– Oh...Entiendo –murmuró, haciendo una mueca.

– Tn.

– ¿Hm?

– ¿Recuerdas...antes de que fuera así?

– ...Siendo honesta, no recuerdo mucho de cuando éramos pequeños, como si mi memoria estuviese bloqueada.

– Ya veo –miró al nublado cielo.– Desde que puedo recordar, nuestra casa ha sido un salón de clases. Nuestro padre el maestro...y nosotros los alumnos. Y cuando no tenía nada en particular que enseñarnos, no hablamos en absoluto.

– Sí...Papá siempre ha sido riguroso, según recuerdo.

– Pero...hubo un tiempo en que era diferente –la miró.– ¿Verdad?

– Eso...creo... –llevó una mano a su cabeza, haciendo una mueca.– Tengo recuerdos difusos de nuestra infancia. Creo en algún momento nuestro padre fue...bueno.

– Tal vez. Pero han pasado...más de diez años de eso.

Ambos quedaron en silencio, pensativos; habían pasado tanto tiempo viviendo bajo el estricto régimen de su padre que no podían recordar ni un sólo momento feliz de su infancia, cuando él era un hombre bueno.


Un grupo de la Clase E bajó de la montaña hacia el campus principal, conversando.

– ¿Saben? El Director y Koro-sensei se parecen un poco –comentó Fuwa.

– ¿Cómo?

– Los dos tienen extraordinarios poderes, pero son maestros como cualquier otro. Con la rápida agudeza del Director podría ser el Primer Ministro o un asalariado exitoso, pero se ha dedicado a enseñar en una sola academia. No me asombro de que sea tan impecable.

Kayano observó hacia adelante, sobresaltándose ligeramente al ver a lo lejos a aquellos hermanos.

– ¿Eh? Esos son Asano-kun y Tn-san.

El grupo observó hacia adelante también, y se detuvo a unos metros de ellos.

– ¿Necesitas algo? –preguntó Sugino al hermano mayor.– No eres la clase de sujeto que nos guarda rencor.

Asano despegó su espalda del pilar, dando unos pasos para quedar de frente a ellos. Tn ladeó la cabeza curiosa, su hermano parecía algo nervioso.

– Duele decirles esto...pero les tengo una petición –dijo él, bajando ligeramente la cabeza y frunciendo el ceño.

Karma ladeó la cabeza a un lado, con su sonrisa intacta.

– Iré al grano –bajó la cabeza.– Ese monstruo...quiero que lo asesinen –todos exclamaron sorpresa.– No físicamente, por supuesto. Quiero que asesinen su política de estudio –sonrió nervioso.

– ¿Su política de estudio? ¿Cómo?

– Es algo sencillo –los miró.– Quiero que la Clase E lidere los 10 mejores lugares en los exámenes –llevó una mano a su pecho.– Seré el primer puesto, por supuesto, pero excelentes aulas no significan excelentes estudiantes. Que basura por debajo de la Clase A como ustedes...esté en esos lugares, destrozará la educación del Director.

– Asano-kun, he escuchado sobre la fría relación que hay entre ustedes dos...ustedes tres. Estás diciendo que... ¿Quieres que neguemos los métodos de su padre y sacarlo de su cargo?

– No me malentiendan. "Sean lo suficientemente fuertes para derrocar a su padre". O así nos lo enseñó...y ahora es momento, para mí, de ponerlo en práctica. No conozco cómo serán los demás, pero así es nuestra relación –volvió a bajar la mirada.– Pero esto no incumbe a los demás estudiantes. En estos momentos, la Clase A es el infierno.

[Clase 3-A]

– Hasta aquí la clase de hoy.

Gakuhō levantó una mano y chasqueó los dedos.

Los alumnos cayeron como peso muerto, algunos sobre sus escritorios y otros sobre sus sillas, completamente agotados.

– Recuerden repasar lo que vimos hoy –recalcó, dirigiéndose a la puerta.

El Director abrió la puerta, salió del salón, y volvió a cerrar aquella a sus espaldas.

El salón volvió a llenarse de aquella siniestra niebla negra, y todos se incorporaron, ahora con los ojos blancos y los rostros oscurecidos, algunos con saliva corriendo por las comisuras de sus labios. Repetían sólo una frase constantemente: "Asesinar a la Clase E".

[Jardín trasero]

– ¡Con su odio hacia ustedes como apoyo, los ha hecho estudiar más allá de sus límites! –miró su mano.– Si llegasen a ganar...este será el único método en el que confiarán. Sólo podrán ser más fuerte odiando, humillando, engañando a sus adversarios. Incluso oponentes como ustedes han superado dificultades. Ellos aún siguen siendo mis lacayos en esta escuela. Pero si la fuerza de mis lacayo se tuerce, no podré gobernar al gobernante. A veces la derrota puede...abrir los ojos a la gente. Por eso les pido que le muestren la derrota a mis amigos y a mi padre –hizo una reverencia eshaku.

Todo quedó en silencio unos segundos, con aquellos de la Clase E y la Asano menor mirando al chico de cabello anaranjado con sorpresa.

«No esconde su arrogante naturaleza, porque habla desde el corazón. El gran ego de Asano-kun se inclina hacia nosotros. Él realmente se preocupa por alguien que no sean él o Tn-san», pensó Nagisa.

Karma se acercó al chico de la Clase A, sonriendo burlón e inclinándose hacia él.

– ¡¿Ehhh?! ¿Crees que es el momento para preocuparte por otros? No tomarás el primer lugar, yo lo haré –se burló, sacando la lengua.

El tenso pero emotivo momento se rompió completamente. Asano frunció el ceño, irritado, mientras la Clase E veía a su pelirrojo compañero con incredulidad. Tn cubrió su boca con una mano mientras apretaba los labios, para no reír.

– Ya te lo dije: la próxima vez la Clase E no se contendrá. Seré el número uno, con el resto de la Clase E detrás de mí. Creo que el décimo lugar es apropiado para ti, Asano-kun.

– ¡Oh, Karma lo dijo! –sonrió Maramatsu.– ¡Tomará el primer lugar!

– Sólo espero que no termine del mismo modo que los exámenes finales del primer semestre –advirtió Takebayashi, acomodando sus lentes.

Karma se enderezó y bajó la cabeza, con un pequeño sonrojo de vergüenza. Terasaka se le acercó y lo tomó por los hombros desde atrás, sonriendo burlón.

– Asegúrate de no perder esta vez, ¿Quieres? –dijo en tono burlesco.

El pelirrojo chasqueó la lengua molesto y tomó a aquel por el saco de su uniforme, para golpearlo con la rodilla en el abdomen repetidamente.

Tn y Asano lo observaron, con ella ladeando la cabeza a un lado. 

– Asano –llamó Isogai, con una sonrisa. Él lo miró.– Hemos estado haciendo nuestro mejor esfuerzo todo este tiempo, y lo haremos esta vez también. Así es como siempre ha sido para nosotros y para ustedes. Felices en la victoria, y frustrados en la derrota. No necesitamos rangos más allá de eso. ¿No es eso suficiente? –extendió un poco los brazos.– Daremos nuestro mejor esfuerzo para así no arrepentirnos de la oportunidad que nos han dado.

– No hay que pensarlo demasiado... –dijo de repente.

Todos lo miraron. Karma, sonriendo con malicia, hizo un ademán con su dedo como si cortara su cuello.

– Sólo ven como si quisieras asesinarnos. Así será mucho más divertido.

Asano sonrió divertido, con la misma malicia.

– ¡Hm! Interesante. Siendo así, iré sin guardarme nada.

– Y cuando te gane en los exámenes... –se acercó a la menor.– ...te diré qué vestido usarás para mi boda con tu bonita hermana –la rodeó con un brazo.– Uno rosa te quedará bien –miró a la fémina.– "Akabane Tn" suena genial, ¿No crees? Mejor que "Asano Tn" –rió, sacando la lengua.

Tn abrió la boca para decir algo, pero las palabras no salían de su boca, sólo podía sentir su corazón acelerado y su rostro arder. Asano frunció el ceño, apretando la mandíbula al punto de hacer rechinar sus dientes.

La Clase E sólo observó al pelirrojo con sonrisas nerviosas.

– Suelta a mi hermana –gruñó.

– No vas a rendirte, ¿Verdad?

– Nope –rió.– Tengamos una cita hoy, puedo ayudarte a estudiar.

– Mi hermano me ayudará.

– ¡Exactamente!

– No importa, te ayudaré mejor que él –acercó su rostro al de ella.– ¿O prefieres que le diga lo que hicimos? –susurró.

La idol volvió a sonrojarse como un tomate, balbuceando sin saber qué decir.

– ¡Te oí! –señaló, acusando.– ¿Qué le hiciste a mi hermana?

– Oh, nada –lo miró.– Sólo nos be-

– ¡Nada! –gritó ella, cubriéndole la boca.– No le creas, es sólo un acosador.

Asano frunció el ceño molesto, mientras Karma reía contra la mano de Tn, quien seguía completamente sonrojada tratando de callarlo desesperadamente.

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