Prefacio
Existen varias investigaciones cuyo objetivo es revelar que una gran parte de la población humana padece trastornos del sueño, en específico, parasomnias, es decir, movimientos y actitudes anormales durante el sueño.
Las parasomnias no son curables, y pueden presentarse a cualquier edad y en diferentes etapas del sueño. Así mismo, se puede contraer debido a múltiples factores, tales como el estrés y la ansiedad.
Este mal empeora con el mundo onírico, aquel sitio donde eres capaz de montar un poni o batallar contra un dragón. Claro que la tierra de los sueños es maravillosa pero créeme, los sueños son extremadamente peligrosos.
Los sueños aparecen en la fase MOR/REM del sueño, cuando es posible movilizar nuestros ojos a alta velocidad. Cabe destacar que son múltiples las razones por las que soñamos, pues reflejan nuestros mayores anhelos y peores temores.
De hecho, debido a que nuestros sistemas están en relajación profunda, podemos realizar varias actividades durante el sueño; e inclusive, en los casos más trágicos, no despertamos.
Para que conozcas un caso extremo, me gustaría contarte la experiencia de una adolescente, quien era conocida por ser una come libros, que tras crecer, conseguir un puesto empresarial estresante, y consumir un género literario nuevo, se hizo temible.
Tabatha Myers era una aficionada a la literatura. En sus ratos libres, visitaba las cuatro bibliotecas de su ciudad para no estar en casa sin algo que hacer. Más aún, era capaz de permanecer en ellas por más de ocho horas continuas.
Su pasión por los libros juveniles de fantasía y romance, cómics, artículos de investigación y libretos para obras de teatro, conllevó a que adquiriera conocimiento en un sinfín de temáticas que le parecían interesantes, atrayentes e indispensables.
Durante los meses de julio y agosto, ella siempre era vista con un libro en mano. Para ser precisos, Tabatha era apta para terminarse diez libros en un mes o, tal vez un poco más; aunque sería difícil de descifrar, nadie llevaba la cuenta.
Aparte de ser una ardua lectora, ella era una estudiante aplicada en la escuela, así que también la podías admirar en el cuadro de honor de su secundaria.
Sin importar donde estuviera la gente, todos sabían de su existencia. Más bien, era extraño no tener datos acerca de su paradero.
En una ocasión, ella se quedó dormida en una librería tras revisar los estantes del establecimiento, y debido a que no había mandado señales de vida a sus padres, el pueblo puso una alerta.
Una vez que la encontraron, la ciudad armó una celebración, pues los habitantes de Orangescape generaron ansiedad porque el icono del territorio estaba perdido.
A partir de ese momento, Tabatha se vio forzada a notificar a las autoridades acerca de su paradero cada cinco horas. Por obviedad, ella consideraba que eso era obsesivo-compulsivo y posesivo dado que la sociedad tenía control en su cotidianidad.
Los años pasaron y, Tabatha se convirtió en una joven adulta que encontró trabajo como editora en la reconocida Orquídea Editorial.
Sus aptitudes consiguieron que en su segunda semana, se le asignara revisar una tetralogía literaria madura, pero eso solo le trajo estrés y problemas del sueño.
Ella desarrolló dos trastornos del sueño en la fase REM/MOR (sueño de movimientos oculares rápidos o Rapid Eye Movement): trastorno de conducta del sueño REM y pesadillas; y dos parasomnias al despertar, sonambulismo y terrores nocturnos.
Apenas fue consciente de sus problemas, les ocultó a todos acerca de su estado mental, y ese fue un error. Un día despertó dentro de un callejón vacío, sucio y apestoso; cubierta de un líquido escarlata, y con la extraña sensación de haberse divertido.
Ella sabía que alguien podría inculparla por un crimen que no cometió... O, ¿sí? Bueno, al menos los forenses hicieron enésimas pruebas de ADN para encontrar una conexión entre las muertes, y Tabatha, y el resultado fue impreciso.
Desde ese instante, Tabatha perdió el cariño de Orangescape y se refugió nuevamente en lo único que no la juzgaba: la lectura. Pero tras varios meses, conoció a alguien que estaba dispuesto a ayudarla en recuperar su reputación.
Este misterioso joven decidió que era tiempo de acabar con las acusaciones hacia Tabatha, sin esperar que ella tuviera agallas para continuar alimentando las suposiciones de la gente, y que además prefiriera esconderle la verdad acerca de las personas que la satisfacían mientras dormía.
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