El despertar es el alumbramiento a la vida,

Un nuevo devenir que empieza

Cuando los parpados vislumbran la luz

Que inicia al amanecer,

Donde en medio del horizonte

Imponente y ostentoso el sol se levanta,

Un nuevo comienzo para ser,

La oportunidad que no ha sido encontrada por azar del destino

Ni procedente de la vida como un hecho fortuito,

Ha sido labrada desde las lágrimas cristalizadas

E impávidas sobre la piel

De un rostro carente de alma

Y agonizante ante el abandono de su ser,

Una oportunidad que ha sido ganada

Por la sangre derramada,

Y el sudor que corrió cual río desbocado

Sobre las heridas que formaban el mapa

De un funesto enfrentamiento.

Salir vencedor tiene un precio,

Un costo a asumir desde el momento en que se renuncia,

En el instante en que el alma cede y cae,

Como el presagio del provenir incierto e inquietante,

Como un lienzo envejecido y olvidado,

Guardado bajo el manto del abandono,

El cual ha sido reencontrado en el afán

De volver a continuar y reiniciar el nacimiento,

El momento en que el reloj marca la hora cero,

Para que la inmolación haya expandido

Sus raíces y cimentado las fortalezas,

Anidado en la resurrección del cuerpo

Y fortalecido en el ímpetu del espíritu,

Que el ser ahora proclama la venida de su alma

A un mundo condenado e indiferente.