EL RETORNO DEL NÓMADA
La iluminación comienza
Como guía del camino,
Antes borroso y desbordado,
Sin límites establecidos más que los impuestos
Como un mandato supremo,
Que paulatinamente fue perdiendo su resplandor ardiente
Siendo un supresor de voluntades,
Que doblega y desintegra la voz que emana
De una garganta lacerada y desgastada.
Es justo allí, en ese intervalo,
Convertido en momento y sonido del tiempo,
El instante póstumo del ser
En donde la energía del cosmos,
De un universo que fue el cultivo biológico para la vida,
Por medio del polvo estelar
Integrado a la aleación genética que nos construye,
Es que el ser levanta su mirada
Y observa más allá de las paredes de una crisálida
Construida como refugio,
Pero erigida como un grillete que sostiene la consciencia plena de lo que se es.
Ahora, aquí, en esta extensión,
Se aclara y la niebla se hace menos densa,
Develando un camino,
Que allí esperaba y aguardaba bajo la penumbra del silencio,
Siendo testigo del ser que errante caminaba,
Confundido y perdido,
Por rincones engañosos y cegadores,
Que obnubilaban los sueños que refulgían
En un alma inquieta,
Pero, ha terminado,
El ser se ha levantado
Y su camino se halla presente y tangible,
Se observa la magnificencia
De lo oculto e ignorado,
Aquello que fue despreciado
Se ha transformado en una realidad ingrávida y flamante.
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