EL CAZADOR DEL HOMBRE


"Homo homini lupus"

Proviene del latín, y se traduce como "el hombre es un lobo para el hombre"

Es una frase utilizada por el filósofo inglés del siglo XVIII Thomas Hobbes en su obra El Leviatán (1651) para referirse a que el estado natural del hombre lo lleva a una la lucha continua contra su prójimo

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Las contrapartes constituyen y forman la vida,

Permean y extrapolan los opuestos,

Todo cuanto es,

Tiene su todo que lo complementa o lo desintegra,

Como fuerzas que deben permanecer

En constante movimiento y supervivencia,

Evitando la aniquilación

Que la desigualdad

Marcada por el desequilibrio

Se impone contra la fuerza gravitatoria de su par,

De un igual que debe existir

Y no se puede aplastar hasta la extinción,

Porque como ciclo de vida y muerte,

La luz invade la oscuridad para hacer de ella un hogar,

El sol y la luna dan luz y atracción al planeta sinigual,

Como el amor puede ser arrinconado por el odio corrosivo,

Tan solo es una muestra

De uno sumado en igualdad con su otro lado,

Su opuesto que debe cohabitar la existencia del ego contrapuesto a la esencia.


Tanto así es la existencia del hombre,

Que primitivo y siniestro

Se ha impuesto en la cadena de la vida,

Como el ejecutor y dictador de las leyes

Y mandatos a cumplir,

Para luego destrozarlos y manipularlos a su deseo colérico,

Que enfermizo y envenenado

El equilibrio de las fuerzas que lo integran se ha diluido,

Solo se convierte en un ser maquiavélico y prepotente,

Que subyuga y enajena a la masa de vida

Pérdida y en busca de un guía,

Cae por quienes están famélicos de poder,

Para compensar los deseos ruines que una mente corrompida grita por poseer.


Es donde el ser ya no es,

Ha dejado de ser la evolución en la cadena de la vida,

Para convertirse en los vestigios

De un hombre fragmentado y atroz,

Siendo la degradación de una persona

Que solo busca la caída de los otros,

Y la imposición de su existir como ley natural de atracción

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"El hombre que solo busca y anhela su imposición ante la imperiosa necesidad de compensar su vacía y flagelante existencia, se obnubila y cae preso de sí mismo, un viaje sin retorno, desgarrando el balance de la vida y las fuerzas contrapuestas, porque, la vida no atenta contra su semejante, no se trata de la supremacía del más fuerte o de la aniquilación egoísta e injustificada, que traspasa el equilibrio que compone a las fuerzas contrariadas, se trata de la coexistencia donde las energías volubles y cambiantes sean guiadas y transformadas"


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