Colmar central bookcase
Esta historia participa en el concurso: Cupido lanza flechas de colores en el Team Anticupido realizado por el perfil de LGBTQ-ES.
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Lie estaba caminado siguiendo a la pequeña pelinegra frente a él, podía decir por su mirada gacha y la forma en la que se aferraba a su casaca mientras evitaba las decoraciones de San Valentín le dejaba en claro que ella no estaba a gusto estando fuera lo que le daba inmensa curiosidad y disponía su mal humor el saber que la niña delante de él no cedía a las decoraciones de la fecha.
***
Azul iba concentrada en la música que escuchaba a través de sus audífonos, centrándose en cada letra, muchos no entendían sus gustos y hasta habían criticado el que escuchara románticas y tristes pero desde que ella podía recordar siempre había sido así, en ese momento escuchaba Volverte a oír de Ventino.
Esa era una canción que le traía recuerdos dolorosos.
No pienses en eso Azul se dijo pero una mirada alrededor suyo y supo que sería imposible.
Las decoraciones por San Valentín estaban por todo el lugar y no es que ella odiara la fecha, no, lo que odiaba era que un día como aquel aprendió de la manera más cruel que no todo era tan hermoso como lo pintaban en los carteles; sin embargo, ahí estaba ella, viendo a parejas ser felices en las calles de Colmar.
Sólo porque lo necesito.
El motivo no era otro más que el que su mejor amiga y jefa de la librería central la había llamado diciéndole que le quedaba solo un ejemplar del último libro de su saga favorita y que si quería tenerlo debía ir lo más pronto posible.
Y solo hasta ahora avisa pensó mientras sonreía al ver que por fin había llegado a su destino.
Al entrar la campanilla sonó anunciando su llegada.
Cuando pagué ire a hablar con Ariel pensó yendo directamente a la sección de romance a buscar el libro que quería y que para su suerte nadie había tomado antes que ella.
Estaba casi que saltaba de la alegría, cuando por fin iba a tomarlo y celebrar su victoria alguien lo cogió antes que ella.
— ¿Q-qué?
— ¡Hey! Hola —dijo la chica detrás de ella haciéndola cerrar sus ojos.
— Ese libro... —empezó a decir cuando la chica la volvio a interrumpir.
— ¡Oh sí! Es un libro genial, he leído los anteriores y se que este es el último aunque no estoy segura de comprarlo —por favor no lo compres pensó Azul— sin embargo aún no lo he decidido, por cierto ¿como estás?
— Uh... Bien —le respondí con un suspiro, sabía que era imposible no responderle desde hace años, lo que hacía aún más difícil la situación.
— Me alegra saber eso.
— Si, eso es seguro —nótese el sarcasmo.
— Azul... —fruncí una ceja— Yo... yo... —la voz se le quebrantaba mientras hablaba— Yo lo siento.
— Si, yo también —le respondí tratando de mantener mi tono de voz firme— ¿Qué es lo que quieres Violet? —pregunté.
Hace poco más de un año había dejado claro que era mejor si ambas dejábamos de vernos y algo me decía que el que ella estuviera ahí no era coincidencia.
***
La pregunta de Azul fue dicha suavemente pero yo lo sabía mejor, ella podía no cambiar su tono voz y estar matándose, o queriéndola matar, por dentro.
— Quería verte y hablar contigo —le respondí siendo sincera en ese punto no le quedaba nada más.
— Ya hemos hablado y dejamos las cosas claras —me respondió.
— Por favor, solo dame una oportunidad, te prometo que esta vez será diferente —le suplique.
— Te di miles de oportunidades Violet, lo siento pero no te daré otra —respondió y no pude refutar a ello porque tenía razón.
Hace más de tres años ambas habíamos estado juntas como salientes y cuando pensé en formalizar no lo hice porque no creía que estuviera lista y Azul entendió quedándose a mi lado y esperando a que llegara ese momento pero no sucedió y siempre la tuve en la limbo.
— Por favor —le pedí acercándome a ella— Por favor perdóname, lo haré bien esta vez, ya no soy esa niña de antes —dije acariciándole el rostro— Por favor —susurré juntando nuestras frentes — Por favor —repetí está vez sobre sus labios antes de dejar un casto beso.
***
Lie miró a ambas chicas y negó, esa relación fue demasiado tóxica como para que vuelvan a estar juntas.
La más pequeña de ellas, Azul, había sufrido bastante haciendo que su personalidad tranquila y relajada, se convirtiera en retraida y melancólica, mientras que la otra sólo había continuado su vida con un pesar buscando la seguridad que la pelinegra pudo darle y terminó perdiendo.
Alistando su arco y flecha estuvo listo para disparar cuando ambas se separaron despues de ese corto beso; sin embargo se detuvo un momento sintiendo la presencia de su hermano Eros detrás suyo.
— Ellas no tienen una oportunidad —le señaló, porque a pesar de lo tratado y creído que podía ser su hermano, tenía un mínimo de sentido común cuando veían ese tipo de casos.
Eros se quedó sin decir nada y aunque su mirada no decía que lamentaba la situación y quería darle una oportunidad a ambas chicas no lo hizo.
Lie disparo directo a la nuca de Azul y desapareció su trabajo estaba hecho.
***
En el momento en que Violet se separó de ella después de besarla, Azul sintió una picazón en la parte de su nuca.
— Esto no es una novela Violet —le dijo— Esto —señalo a su alrededor— Es la vida real y un beso no va a cambiar todo el pasado —como sucedía en la mayoría de las novelas todo se arreglaba después de un beso, lamentablemente este no era el caso.
Violet soltó un sollozo ante sus palabras, sabía que la chica frente a ella era sensible pero Azul no podía lidiar más con eso.
— ¿Tendrás el libro? —le preguntó señalando el libro en sus manos.
— Azul...
— Me voy —dijo girándose hacía la puerta, no podía más con la situación.
No dió ni un par de pasos cuando fue detenida— Espera —Violet se puso frente a ella y le extendió el libro— Toma.
— Gracias.
— Espero que seas feliz —le dijo antes de abrazarla e irse.
Azul se quedó mirando a través del cristal de la librería como su ex amor desaparecía llorando.
Es mejor así se dijo.
El dolor puede estar presente por un tiempo pero no sería eterno.
Después de pagar por el libro y conversar brevemente con su amiga quien le preguntó por el encuentro que tuvo con su ex, y del cual no le dió detalles, Azul regresó a su departamento sintiéndose triste.
Ya era entrada la noche cuando empezó a llover Azul se acercó a su ventana y miró a través de ella sintiendo como el clima iba con su estado de ánimo.
— Puedo con esto —se mientras sollozaba y se abrazaba a sí misma rogando a cualquier entidad que viera su sufrimiento que lo detuviera, que sanará su corazón y ella pudiera volver a enamorarse como hace años.
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