Epílogo

Al detenerse frente a los jueces, Jinwoo analizó cada uno de los rostros presentes, tragando saliva con nerviosismo, hasta que de repente lo reconoció. Su corazón se aceleró con fuerza bruta contra su pecho cuando estuvo frente a frente con aquel hombre. Su primer impulso fue querer volver y abandonar ese salón; sintió que lo que estaba haciendo era un error. Sintió la tentación de golpear a su amigo por haberlo llevado a esa situación, pero al mismo tiempo, se sintió tan avergonzado que quiso golpearse a sí mismo por experimentar tales sentimientos de cobardía. Pero en el fondo, Jinwoo sabía que quería verlo a él de nuevo.

Mordió su labio inferior, como era habitual. El nuevo arete le provocaba punzadas de dolor, así que decidió dejarlo en paz y exhaló un profundo suspiro. Después de que hubiera llenado en cuestión de segundos la hoja para inscribirse, volvió a mirarlo. Siendo sincero, no tenía esa intención al principio, pero al entrar al club, la nostalgia nubló su juicio y ceder a la persuasión resultó ser más sencillo de lo que imaginaba. Inicialmente, su intención era acompañar a Johan, pero tras reflexionar sobre ello, se dio cuenta de que en realidad anhelaba volver a bailar.

No importaba cuál fuera el pronóstico.

Al acercarse a la superficie de vidrio cubierta de papeles donde reposaban las manos de Seojun, Jinwoo carraspeó suavemente, jugando con sus cortos mechones de cabello mientras depositaba el formulario sobre la mesa. Su mirada se encontró primero con los ojos del chico de los lentes, y luego, de reojo, pudo notar al hombre de cabellos castaños que estaba a su lado. No podía quedarse allí, como un tonto, maravillándose de lo diferente que lucía con su cabello oscuro.

No supo qué palabras elegir; simplemente regresó a su sitio y exhaló profundamente todo el aire que había retenido en sus pulmones, confrontando finalmente aquello que tanto había temido. El sonido de la música retumbó por todo el salón; también gobernó su sistema auditivo. Sin comprender completamente lo que sucedía, su cuerpo se fusionó con el ritmo y la energía de la música, convirtiéndose en una extensión de su esencia. Se movió con una perfección asombrosa, ya que, en esencia, siempre había estado destinado a hacerlo. En el momento en que comenzó a bailar, su mente se vació por completo; las suaves luces del lugar se transformaron en una brillante tonalidad fosforescente, donde el color rojo reinaba por encima de todo. Una sutil y delicada película de sudor adornaba su cuerpo con una elegancia magistral, mientras la melodía de "Know About Love" de Donny llenaba el aire desde los altavoces.

Se movía al ritmo con una gracia asombrosa, como si conociera por instinto cada paso, sin preocuparse por el paso del tiempo ni por la posibilidad de ser aceptado. Anhelaba recuperar esa sensación familiar de libertad que solo el baile podía ofrecerle; deseaba entregarse al movimiento y observarse en plena acción. Cuando la música llegó a su fin, una sonrisa se dibujó en su rostro, evidenciando la alegría que le había faltado. Había anhelado con intensidad esa conexión inexplicable con su cuerpo, el ritmo vibrante que latía en su ser y la penetrante mirada del público que lo envolvía en ese momento mágico.

Hyusang, por su parte, tuvo en claro que Kim Jinwoo iba a quedar incluso antes de que pudieran debatirlo. La noticia de su audición se esparció rápidamente, atrayendo a los miembros más veteranos, ansiosos por presenciar este acontecimiento. Era, de por sí, un insulto que él tuviera que audicionar, siendo él el actor principal de Eros. Sin embargo, verlo nuevamente, con su porte imponente y su cabello corto, tuvo un impacto mucho mayor del que había anticipado.

Seojun le dio un ligero pellizco a Hyusang en la pierna debajo de la mesa, generando que este se sobresaltara de sorpresa. Su rostro estaba encendido por la vergüenza y, a pesar de sus intentos por permanecer sereno, sus emociones se desbordaban al tenerlo tan cerca después de casi tres años y medio. No quería decirlo en voz alta, pero anhelaba que Kim Jinwoo regresara a su club. Su presencia en el escenario era algo que echaba de menos profundamente, por lo que no vaciló en aprobar su solicitud, incluso antes de que concluyera su actuación. Aprovechando la vívida conversación que los jueces y los bailarines mantenían con el exbailarín, Hyusang vio la ocasión perfecta para dirigirse al baño. Había estado allí desde las seis de la mañana y su vejiga estaba a punto de estallar, así que decidió actuar. Casi juró tocar el cielo cuando pudo hacerlo; mientras lavó sus manos, miró su reflejo y lo encontró allí.

Kim Jinwoo, a pocos pasos, mientras se apoyaba contra la pared con sus brazos cruzados contra su pecho. Tragó saliva, sintiéndose intimidado y nervioso, sin saber cómo reaccionar después de haber sido él quien cerró el capítulo tras su encuentro íntimo en Año Nuevo. La pregunta que lo atormentaba era: ¿qué podía decirle ahora? ¿Cómo debía dirigirse a él una vez que ambos volvieran a laborar en un mismo entorno?

Todo era un completo caos.

—Si deseabas regresar a Eros, bastaba con que enviaras tu currículum a mi correo; es el mismo de siempre —dijo Hyusang, rompiendo el silencio mientras continuaba lavándose las manos. Estuviste bien, como siempre.

—Opté por adherirme al protocolo. —Una pequeña risa abandonó los labios del mayor.

Sus ojos permanecieron fijos en el hombre que había llegado a considerar una forma de amor imposible, incluso en los momentos en que solo habían rozado la superficie de lo que podrían vivir juntos. Sin duda alguna, ambos seguían rememorando lo acontecido. Jinwoo podría apostar su mano en el fuego por eso. Apenas se dio cuenta de que él había escapado, no dudó en buscar una excusa trivial para su amigo, como sus antiguos colegas, que aparentemente también había sido admitido. Sin pensarlo dos veces, abandonó aquel salón y se apresuró a seguirle. Queriendo escucharlo una vez más.

Han transcurrido casi tres años, y pensó que había logrado olvidar el eco de su voz. Sin embargo, en ese instante comprendió que no era así: los recuerdos se agolpaban en su mente con una claridad asombrosa. Era evidente que Jinwoo aún albergaba esa intensa emoción por Hyusang, y en su corazón nació una certeza inquebrantable: no podía permitir que se le escapara.

No otra vez.

Al girar la esquina del pasillo, pudo distinguir su silueta, que era unos centímetros más baja que la de él. En ese preciso instante, comprendió que debía perseguir aquello que había anhelado durante tantos años. Hyusang se había desvanecido inesperadamente de su vida; su ausencia era palpable, y en ese instante, su corazón anhelaba escuchar una respuesta de él. Al cerrar la puerta del opulento baño a sus espaldas, se topó con esos ojos avellana y almendrados que, desde siempre, habían suscitado en él una profunda fascinación.

A pesar de sus esfuerzos, Jinwoo no pudo dejar de pensar en esa persona. Estaba convencido de que nadie más poseía esos intensos ojos, ni esa cautivadora sonrisa, y mucho menos ese irresistible aroma. Nadie jamás volvería a hacerle sentir lo que él le hacía sentir.

—¿Estás huyendo de mí? —Jinwoo inquirió aquello enseguida; deseó tanto otro acercamiento con él. No dudó en avanzar y el contrario retrocedió en respuesta con su estómago apretado. Jinwoo se acercó hasta que rodeó aquel cuerpo adverso, posicionándose frente a él, y una vez más estableció un contacto visual directo—. ¿Acaso afirmas que también deseas algo de mí, pero no te atreves a confrontarme, Lee Hyusang?

Su nombre escapó de su boca de aquella forma adictiva. Jinwoo ha logrado acorralarlo contra el lavamanos en un abrir y cerrar de ojos.

—No estoy escapando, Kim, solo necesitaba ir al baño de inmediato. No lo tomes de manera personal.

—¿Entonces, por qué? ¿A qué se debe que no pueda tenerte conmigo? —Parecía que se ha estado haciendo preguntas a sí mismo, y no encuentra respuestas—. ¿Después de tres años de distancia, eso es todo lo que tienes que decirme?

—¿Qué se supone que quieres que diga?

—La verdad. —Hyusang frunció el ceño.

—Siempre fui honesto contigo, Jinwoo-ssi.

—Quiero respuestas. Necesito entender cómo puedes hacerme el amor y luego desaparecer como si nada. Sin embargo, lo que más anhelo es una disculpa de tu parte por haberme evitado hasta ahora. —Jinwoo tragó saliva, observando detenidamente el rostro del otro—. Quiero que dejes de huir, Hyung; ya no hay justificación para que sigamos en esta situación.

—Lo hice por tu bien y lo sabes...

—¿Acaso no ves el resultado que trajo el supuesto "bien" que tanto me deseaste? Volví a Eros, de nuevo. —Se miraron intensamente durante un largo período.

Hyusang intentó desviar su mente de lo innegable: aún anhelaba a Kim Jinwoo. Su cuerpo respondía de la misma manera que lo hizo en su primer encuentro. ¿A quién iba a engañar? Desde el preciso momento en que aquel joven de 22 años cruzó la puerta para audicionar en su club, algo dentro de él despertó. Jinwoo siempre le había cautivado, a tal punto que ni siquiera notó sus imperfecciones. Su fascinación por esa persona lo llevó a dejar de lado su actitud homofóbica. Se preocupó por él y lo demostró desde su debut como bailarín.

Hyusang se mantuvo alerta para asegurarse de que ningún cliente cruzara la línea con él, porque, por supuesto, no iba a permitirlo. La comunidad no estaba exonerada a tener personas degeneradas y llenas de malicia. Cuidó a cada bailarín como si fueran sus pequeños hermanos, teniendo aquella figura paternal que algunos necesitaron. Sin embargo, Hyusang nunca llegó a entender lo que realmente sucedió. ¿En qué momento comenzó a ver a ese hombre de una manera distinta, cuando poco a poco fue adornándose con tatuajes y piercings? Solo supo que hubo un punto en que no lo percibió como el pequeño conejito bailarín que tanto instinto de protección despertaba en el dueño del club.

Jinwoo se convirtió en un hombre, uno hermoso y tentador, como si se tratara de la misma reencarnación de Eros.

Sintió cierto recelo cuando pudo reconocer los rumores que circulaban en su nombre, y quiso confirmarlo. Si bien, para entonces Hyusang excusaba sus actitudes de rebeldía, que todo joven pasaba como una simple fase. No pudo resistirse a la tentación de hacer tal propuesta, motivado no solo por el deseo de corroborar los rumores, sino también por la necesidad de entender los sentimientos de Jinwoo hacia él y la persona que realmente era a su alrededor.

Ese hombre había generado múltiples controversias; sus excentricidades parecían seguirlo a todas partes. Cuando creyó que podía dejar eso atrás, se dio cuenta de cuán equivocado estaba, pues allí mismo lo enfrentaba nuevamente. Estaba a un paso de embarcarse en una nueva locura: provocarlo.

Otra vez.

—Escuché que estuviste en el hotel; ¿qué te motivó a reservar esa habitación? ¿La piensas usar con tus nuevos amantes? —preguntó pasando su mano en su brazo para acariciar este, acciones que fueron observadas por el mismo—. Lo entiendo. Allí tienen los mejores colchones de la ciudad... Casi se siente como follar en una nube. No te juzgaría de todos modos porque eres joven, Jinwoo-ssi; tienes todo el derecho de disfrutar de tu sexualidad.

—¿Cómo sabes eso? —Hyusang chasqueó la lengua mientras su rostro se sonrojaba.

Elevó la barbilla para poder establecer contacto visual con el otro. Jinwoo se vio obligado a hacer lo contrario para poder mirarlo a los ojos; se concentró en los orbes dilatados que tenía frente a él y relamió sus labios, observando con fascinación el arco de Cupido que adornaba los suyos. Era increíblemente hermoso, como si fuera la primera vez; incluso pensó que había olvidado cómo se veía su rostro, pero estaba equivocado. 

Tenía grabado cada rasgo en su mente de forma puntual.

—¿Qué te motiva a querer regresar a mi club? No lo entiendo. —El acercamiento de Jinwoo fue preciso; se inclinó hacia adelante y apoyó sus palmas abiertas en el lavamanos, creando un espacio en el que pudo rodearlo con sus brazos. Así, lograron quedar frente a frente, con una mínima distancia entre ellos. Sabía que la única razón por la que quiso experimentar su identidad era porque había estado confundido durante mucho tiempo.

Intentó convencerse de que solo estaba reconociendo su atractivo y nada más, que no sentía nada por él. Sin embargo, se dio cuenta, dolorosamente, de que había experimentado una intensa oleada de nuevos sentimientos en su ausencia. Esos sentimientos lo dejaban sin aliento, le robaban las palabras y lo despojaban de toda defensa emocional.

—¿Quieres saber si me he acostado con más personas desde que dejamos de vernos? —Hyusang tragó saliva con fuerza.

—Jinwoo-ssi...

—Sí, la verdad es que sí, pero resulta increíblemente imposible dejar de verte en cada persona —el contrario murmuró al instante, al fijarse en unos ojos claros que, a pesar de su profundidad, eran tan hermosos que parecía que le conferían un aire aún más etéreo de lo habitual—. He intentado alejarte de mi vida, esforzándome por eliminarte de mis pensamientos y por no recordar únicamente la manera en que tus manos se posaban sobre mí. Es imposible que pueda conseguirlo.

Con una sonrisa a medias, apartó varios mechones de cabello de su frente con sus largos dedos, revelando en detalle su rostro y cada uno de sus rasgos, gesto que hizo estremecer al más bajo. Hyusang experimentó intensas punzadas en el pecho.

¿Celos? Se regañó por eso porque no tenía ni siquiera el derecho a experimentar esos sentimientos.

—No sé qué fue lo que hiciste, pero han pasado tres años y todavía conservo esa misma sensación que sentí al darme cuenta de que me atraías. —Se encogió de hombros con naturalidad, llevando su mano hasta su mejilla, acariciando la misma—. No puedo dejar de pensar en ti, haga lo que haga.

—Creí que si tomaba distancia, tendrías la oportunidad de reconectar con tu vida. Pensé que sí, simplemente me distanciaba... Podrías recuperar la vida que realmente mereces, Jinwoo-ssi. Y lo siento. Estaba seguro de que estaba haciendo lo correcto, pero no fue así y lo siento, lo siento mucho. —Sus dedos recorrieron su cuello hasta llegar a la mandíbula, acariciándola suavemente. 

Al acercarse, un suave ronroneo surgió de su garganta al percibir su fragancia, lo que lo llevó a maldecir en silencio.

—Hyung...

—Esa noche, pensé que nuestra conexión era solo un pasatiempo; creí que las circunstancias no estaban de nuestro lado. Tu carrera estaba en pleno apogeo, y consideré que podría ser un obstáculo en tu vida. —siguió apoyando su peso en el lavamanos, sin moverse—. Yo... lo siento. Por todo.

—Hyung... —el tatuado soltó un gemido mientras sacudía la cabeza en señal de rechazo—. Eres un idiota.

—Lo soy. —Soltó un suspiro en el instante que Jinwoo le agarró el mentón, frunciendo ligeramente el ceño. Su cuerpo se tensó al oír los golpes persistentes en la puerta, un ruido que interrumpió su concentración. Al percatarse del estado en que se encontraban, su corazón dio un vuelco.

—Debería abrir la puerta. —Su voz resonó con un tono inquietantemente profundo y grave. Hizo un intento de alejarse, pero Jinwoo se erguía ante él como un impenetrable muro. Algo le provocó un gruñido mientras lo miraba de nuevo con el ceño fruncido—. ¿Vas a hacerte el difícil?

Jinwoo se negó a dejarlo ir, no en ese momento, ni nunca. 

No le importó en absoluto quién estuviera tocando la puerta; mantuvo el contacto visual que se había establecido hasta ese momento. Con una delicadeza sorprendente, colocó una de sus manos en la cintura del castaño, atrayéndolo hacia su cuerpo y abrazándolo con una posesividad intrigante. Lo abrazó con fuerza, en esa forma que lo llevó a un éxtasis indescriptible al tenerlo tan cerca.

—Jinwoo... —Ambas respiraciones pronto estuvieron mezclándose; su pulgar va directo a sus labios, para acariciar el inferior y conseguir entreabrirlo.

Una sonrisa se apresuró a colocarse en el rostro del mencionado, porque le tenía como tanto había deseado. No había día o noche en el que Kim Jinwoo no dejaba de quererle. Los sentimientos para ese punto se habían convertido en una avalancha sin precedente. Por lo tanto, reconoció que quizá había sido un error tratar de olvidarle estando íntimamente con alguien más.

Todo lo que logró fue evocar en su mente las mismas imágenes de él en una posición sumisa; además, no podía deshacerse de la sonrisa que solía volverlo loco cada día.

—Te voy a recuperar. —Su respuesta ante la pregunta fue un susurro contra sus labios; anhelaba besarlo. Lo ha compartido en las pocas ocasiones que lo ha hecho, describiéndolo como algo increíblemente adictivo.

—Jinwoo-ssi...

Sus labios se apresuraron a encontrarse con los de él, en un intento desesperado de encontrar alivio. Sus brazos envolvieron su cintura, dejando atrás cualquier distancia que les separaba, acto que lo hizo temblar. El sabor de sus labios estaba tan presente que, al poder reconocerlo, jadeó profundamente. Era tan familiar que le abrumaba el hecho de pensarlo de esa forma.

—¿Me extrañaste? —preguntó después de morderle delicadamente el labio.

—Te he echado de menos más de lo que puedo confesar, y te amo más de lo que sería apropiado —Hyusang confesó mientras sus labios se encontraban con los ajenos, reclamando ese beso con mayor intensidad mientras rodeaba el cuello de su bailarín. 

Con su trasero totalmente respaldado en el lavamanos, abrió las piernas, creando el espacio perfecto para que él se posicionara entre ellas; solo así pudo estar a su altura, o al menos lo intentó porque Jinwoo era demasiado alto. Atrajo su cuerpo sin perder el contacto, dejando escapar un gemido de placer que motivó al contrario a sonreír.

Su sabor... Ese maldito sabor que había añorado por tres largos años sintió que le devolvía a la vida. Cada terminación nerviosa de su cuerpo se alteró y sintió la necesidad de poseerlo allí mismo. Pero el llamado de la puerta con más insistencia lo hizo maldecir.

—Oye, Lee, ¿estás seguro de que solo tenías que ir al baño? ¿Sientes dolor de estómago? Distinguió la voz de Seojun resonando al otro lado. Pero su atención estuvo en aquel hombre varonil.

Jinwoo soltó una risita al ver cómo el rostro de su nuevo jefe se teñía de un intenso color rojo, su matiz favorito gracias a él. 

—Voy a seducirte, Lee Hyusang.

—¿Acaso hemos intercambiado papeles? ¿Serás tú quien me presente una oferta irresistible en forma de contrato? —Hyusang exclamó con voz entrecortada.

—No es una mala idea —Jinwoo susurró de la misma forma sobre su boca.

Tal vez había estado perdido consigo mismo durante mucho tiempo, buscando distintas maneras de reencontrarse. Sin embargo, nada lo había hecho sentir de la misma manera que ahora. Cada vez que estaba cerca de él, experimentaba una transformación positiva, pero esta intensa conexión le generaba un conflicto interno. Su mayor dilema radicaba en que nunca había sentido algo similar, ni siquiera con la chica con la que había estado ni con las otras personas con las que estuvo después.

—Lee Hyusang, "tengo una propuesta exclusiva para ti". —El mencionado abrió los ojos en respuesta, al reconocer sus propias palabras que salían de su boca—. Reconozco que estás buscando un bailarín y que la popularidad de tu club no se compara con lo que era en mi tiempo laborando en él.

Hyusang soltó una carcajada.

—Eres un auténtico narcisista.

—... Por esta razón, estoy aquí para ofrecerte el triple de lo que usualmente ganas como gerente de este lugar. No solo recuperarás a este bailarín, sino que también tendrás la oportunidad de hacerlo completamente tuyo, sin ningún tipo de restricciones.

—Suena fascinante —admitió Hyusang entre risas—. ¿Tiene condiciones?

—Ninguna. Nada más que amarme.

—¿Cuánto tiempo durará ese contrato?

—Toda la vida. —Hyusang sintió cómo las lágrimas comenzaban a brotar de sus ojos, lo que a su vez conmovió al otro, llevándolo también a un estado de profunda emoción—. Te amo, Hyung, mi lindo Kitten.

Hyusang lo miró por un largo momento antes de sonreír.

—Tendrás que esforzarte mucho para conquistarme, ¿lo sabías?

—No me importa, ¿acaso no sabes quién soy? Soy Kim Jinwoo. —Ambos rieron.

Jinwoo dirigió su mirada hacia la puerta mientras envolvía el cuerpo ajeno con una ternura casi reverente, como si se tratara de un objeto extremadamente frágil que ni siquiera se atrevería a tocar. Temía descomponerlo en fragmentos; seguramente era consciente de que, de alguna manera, él terminó destrozado tras lo que compartieron. No quería volver a vivir esa experiencia, no de la misma forma ni en ninguna otra que se presentase.

Ese había sido su mayor dilema: al tenerlo entre sus brazos, pudo vislumbrar con claridad lo que anhelaba expresar, lo que deseaba comunicar y alcanzar. Lo retiró del lavamanos de inmediato y abrió la puerta, saliendo junto a él. Al entrelazar sus dedos con los de él, sorprendió a Hyusang en el acto y, con precisión, esquivó al intruso, llevándose a Hyusang de la mano y dejando al tercero paralizado.

Estaba acaparando las miradas de todos, pero ya no le importaba demasiado. Vivió mucho tiempo temiendo por el resto, y aunque quiso no ceder, ya era imposible. Definitivamente, las cosas habían llegado a un límite.

Regresaron al área de reuniones con los miembros; para ese entonces ya habían concluido el día final. Tenían apartada la lista de todos los candidatos que habían pasado a consideración, por lo que allí estaban los más cercanos a Lee Hyusang, debatiéndose quién sería el más acorde para el club. Hyusang le ofreció su silla al tatuado, dándole la oportunidad de expresar su opinión. Frente a ellos había una pantalla que mostraba una a una las grabaciones de los participantes.

—Shin Woohyu, me gusta. Creo que sería un buen partido —Hyusang mencionó, apoyando la cadera contra el hombro del tatuado para revisar las carpetas en manos.

—Park Jungsoo también volvió a audicionar, ¿no es así? —Estos asintieron. Dejó la carpeta en los escogidos—. Siento que haría un buen dueto con Yeonsuk. Pásalo directamente, me gusta la forma que baila, ¿tienes a alguien en mente, Woo?

—¿Son un buen partido, cielo? —Su valentía no tambaleó cuando Jinwoo murmuró aquello de forma distraída, analizando los perfiles en aquellas carpetas sobre el cristal de la mesa, causando un fuerte sonrojo al castaño.

Sus brillantes orbes grandes estaban atentos a los detalles escritos en aquellas páginas; en tanto su lengua viajó por su labio inferior, notó el sabor intacto de los labios ajenos contra los suyos, detalle que lo hizo sentir distinto, como si hubiese un detalle que antes se había pasado por alto.

A veces creía que eran como una montaña rusa, pero, fuera como fuera, le gustaba lo que Hyusang provocaba en él. Quizá era porque jamás se había sentido de tal forma con alguien más; vaya que sus relaciones pasadas eran una completa mierda insignificante justo ahora para él. 

Terminó alzando la mirada de soslayo y observó las expresiones asombradas del resto, y le dio igual ese minucioso hecho. Lo que entró en su campo de visión fue el rostro de Hyusang, ardiendo en el tono carmesí que normalmente acaparaba su piel cuando solía darle aquel trato. Lo conocía tan bien; había estado admirando cada detalle de su cuerpo durante años; era más que devoto a cada partícula suya. Decir que se arrepentía de haber coincidido con él era tan erróneo, porque jamás había pensado de esa forma.

—Creo que Jung Seokmin también es buen partido; tiene buenas habilidades, él y Shin Woohyu —terminó diciendo ahora en voz alta, en tanto acabó dejando las carpetas en su sitio, y se empinó la primera botella de agua que tuvo a su alcance. Había pasado varios meses sin bailar, así que volver a hacerlo provocó una descarga inusual de adrenalina. Además, el solo hecho de estar cerca de Hyusang también implicó sentirse distinto.

—De acuerdo entonces. —Hyusang separó ambas carpetas, ignorando el hecho de que Jinwoo se había abrazado a su cintura, en especial las miradas perplejas de todos.

—Por ahora, creo que hemos acabado, ¿no? Tú y yo tenemos planes. —No esperó mucho para guiñar hacia él, esa sonrisa típica suya, llena de picardía, no flaqueó cuando mordió el aro de metal ajustado en el mismo, extendió su mano hacia él y besó sus nudillos tan pronto como sostuvo la mano ajena—. Nos vemos luego, chicos.

Musitó convencido de que una ola de murmullos de seguro que se iba a desatar una vez partieran, pero Jinwoo ya no era un joven inseguro que no tiene mucho consigo... Era alguien que no solo adquirió valor económico y se volvió un millonario de renombre, también estaba seguro de quién era, de lo que quería, lo que le gustaba y lo que quería ser.

—¿Quieres almorzar comida italiana conmigo? Tú y yo tenemos mucho de qué hablar —Jinwoo susurró contra su oído, antes de que pudieran salir del salón donde aquellas audiciones se habían llevado a cabo hace no mucho.

Hyusang se sintió abrumado ante la marejada de sentimientos que lo envolvió mientras Jinwoo desafiaba la cotidianidad, revelando su afecto sin reservas. Y su efecto se hizo notorio en la función errática de su pulso y el calor latente en su cara. Cada paso hacia el automóvil del mayor se sintió nervioso, muy nervioso, y después de mucho tiempo, finalmente se sincronizaron en armonía, sin algo que les impidiera estar juntos.

Los ojos de Hyusang reflejaban la asombrosa transformación que estaba presenciando. Antes, su vida era una sinfonía monótona, días grises que se deslizaban sin mucha emoción. Sin embargo, en ese momento, sintió que la vida se manifestaba en colores vibrantes a medida que caminaban juntos, desafiando las convenciones con gestos públicos de amor. Importándole poco si estaban siendo el centro de atención.


FIN

https://youtu.be/H761LZAvaZM

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