22
"DESPERTAR DE EMOCIONES"
Las luces de neón se acentuaron, la música retumbaba, y el sonido de copas chocando también abundaba en el espacio del prestigioso club. Jinwoo guiñó por última vez al mayor, antes de empujarlo al sillón más cercano del escenario. De todos modos, no lo haría solo; gastó varias horas practicando con Woojin y Seojun días previos a la presentación, así que, de cualquier forma, la música ha cambiado y el trío pareció coordinarse bien con la misma donde la canción Trust Issues de The Weeknd resonó por encima del bullicio.
Solo que el cuerpo de Jinwoo parecía tener el protagonismo de la pista, la música que tenía en esos momentos aparentaba tener concordancia con él y el cómo se sentía... Su aura y la manera en la que se ha estado moviendo, en conjunto con expresiones faciales, hacían todo un espectáculo a la vista que no solo recordaba a sus clientes el porqué K. JW era la función principal, sino también hacía sentir al rubio la forma en que había mejorado su danza a lo largo de los años.
La manera en que se metía en su rol y su cuerpo transmitían el sentimiento de la música era alucinante. Aunque Kim sabía que debía concentrarse en su trabajo esa noche, sus ojos fueron ocasionalmente hacia su jefe y a la invitada especial, en especial al anterior.
Esquivó a las personas que se encontraban eufóricas, observando a su colega, quien se sacó la camisa casi encima de la que suponía era la novia, y se encaminó a la salida del sitio cuando la canción individual de Woojin comenzó. Sus ojos fueron directos al mismo sillón en el que había dejado Hyusang, mismos orbes que captaron la forma en la que parecía estar ensimismado en la copa que tenía en una de sus manos, que no tardó en llevarse a la boca para beber su contenido. No pudo no fijarse en lo pomposos que lucían sus labios, que no pudo evitar preguntarse cómo era posible tener aquellos rasgos.
Al final, terminó cediendo a su necesidad de acercarse cuando se encontró vestido de nuevo. Pasó a sentarse a su lado, volviendo a ocuparse en echarse el pelo hacia atrás para mirar al mismo, ignorando los intentos de los invitados a su alrededor por llamar su atención.
—¿Lo ha disfrutado? Estoy dispuesto a darle uno de esos shows en privado si lo desea —Jinwoo bromeó enseguida cuando se inclinó para ahora robarle del líquido que resumía en la copa del mismo.
Hyusang soltó una risita antes de inclinarse hasta la oreja de Jinwoo.
—Estaría más que dispuesto a verlo —le susurró.
Las damas de honor no tardaron en abalanzarse alrededor del tatuado para obtener su atención. Por lo que el mayor se apartó con una sonrisa divertida para volver a la barra, donde tomó algo de bebida sin alcohol. Después de todo, ese día iba a conducir.
Observó desde lejos el evento y, cuando se aburrió, subió a la oficina, donde tomó lugar frente a su escritorio luego de desabotonarse la camisa debido al calor en el interior. El aire acondicionado se había averiado aquel día, por lo que el no tener ventilación hizo del sitio un lugar acalorado que fue poco tolerante con el pasar de los minutos.
Aprovechando que tenía una botella de agua a medio terminar a disposición, se humedeció el torso y el cuello en un vano intento de aminorar el calor. Al no lograr una gran diferencia, Hyusang cerró los ojos, soltando un bufido y echando su cabeza hacia atrás. Apoyando la misma en el espaldar de la silla mientras se mecía ligeramente de un lado a otro.
El silencio no duró mucho, ya que su teléfono empezó a sonar. Desistió en tomarlo porque sabía de quién se trataba y no estaba de ánimos como para tolerarlo, por lo que lo dejó sonar hasta que, después de un par de veces de insistencia, se quedó en silencio. Fue entonces cuando notó unas manos calientes en sus piernas, por lo que abrió los ojos con prontitud. Era Jinwoo. Tragó saliva ante lo intimidante que era su mirada con el maquillaje puesto; observó sus pómulos marcados y lo jugosa que se veía su boca usando bálsamo labial.
Jinwoo no supo cómo, pero logró huir del abrumante círculo de chicas que de repente se formó a su alrededor. Quizás sería porque su atención se encontraba puesta en otra cosa, o en otra persona, que no colocó especial cuidado en las féminas que le habían estado tocando los antebrazos en un fallido intento de llamar su atención. Enseguida escapó del sitio, yendo directo fuera de ahí, vigilando de forma vaga la entrada del club. Sabía que debía irse, pero no quería hacerlo, y también era consciente de que la causa del porqué era su jefe.
Para cuando pudo caer en razón, ya estaba atravesando el umbral de la puerta que conocía bien. Ha pisado aquella oficina varias veces, pero se le hizo diferente cuando entró en esa ocasión y no supo explicar el porqué. Sus orbes oscurecidos fueron directos al hombre detrás del escritorio, fijándose en aquella silueta, y recorrió sin descaro su abdomen desnudo cuando, al acercarse, se dio cuenta en las condiciones en que se hallaba. Jinwoo, aún a esa distancia, podía percibir pequeñas marcas que sabía que han sido hechas por él días antes, porque recordaba bien la zona donde las había hecho y ese pensamiento llegó de un enfermo orgullo.
Compartieron una larga mirada antes de que Hyusang rompiera el silencio entre ambos.
—Debería irte a desmaquillarte. —Jinwoo le ofreció una sonrisa socarrona de por medio. Su lengua atravesó su labio inferior y se topó con el aro metálico en su labio.
—¿Por qué? —inquirió aquello, observando la forma en la que su respiración y la ajena empiezan a mezclarse mutuamente a medida que su cuerpo se vio inclinándose al ajeno.
—Es malo para tu piel, además, sudaste —Hyusang explicó luego de tragar saliva.
No sabía por qué, pero Jinwoo desde las últimas semanas tenía la necesidad de tenerlo así de cerca en cualquier momento o circunstancia que se le presentara. Sus ojos abandonaron la cara de su jefe para bajar a la piel expuesta de su torso mientras inclinaba la cabeza.
—¿Mojarse el abdomen es su forma de quitarse el calor? —preguntó cuando sus dedos se deslizaron de modo irreverente hasta el inicio de su pecho. No sabía si en verdad ha estado bromeando o si en serio está inmiscuido con ese hombre hasta lo más profundo, sin saber que aquello que han estado haciendo estaba dejando consecuencias de por medio.
¿Estaba interesado? La pregunta volvía a su cabeza después de muchas semanas... Sí que lo estaba. Odiaba la idea de saber que podía ser reemplazado también, no solo en su puesto en el club durante los días que estuviese fuera, sino en todos los ámbitos que lo involucraran con el rubio. Hyusang tragó saliva, siguiendo con la mirada la forma en que sus dedos trazaron las curvas de su pecho y abdomen; solo entonces se lamió los labios.
—El aire no está funcionando, es lo único que se me ocurrió hacer —murmuró con voz gutural, tomando la muñeca ajena, deteniendo su traviesa aventura por la desnudez de su torso. Sus ojos volvieron a encontrarse.
Los pálidos dedos rodearon a la del tatuado y se la llevó a los labios. Dejó un pequeño beso en su dorso interno, los fue deslizando al norte, donde besó sus nudillos, rozando sus dientes con estos. Lamió una de sus falanges hasta la yema de sus dedos, causando que la respiración de Jinwoo se tornara pesada. Quien en todo momento su atención se mantuvo en aquella escena lo suficientemente sugerente como para ocasionar que su sistema completo se alterara.
Hyusang introdujo su dedo índice y corazón a su boca para chuparlos, dedicándole una oscura mirada al tatuado. Trazó pequeños círculos con su lengua por sus dedos antes de sacarlos de su boca.
—Chúpalos —el rubio exigió, lamiendo sus belfos, inclinándose adelante para tirar de las caderas ajenas, acercándolo con su respiración errática.
Fue cuando Jinwoo pudo sentir que el aire le faltaba de golpe y que en ese instante todo estaba colapsando en su interior. Sabía que ambos tenían muchas semanas viéndose, involucrándose de manera tan inmoral, pero jamás iba a poder acostumbrarse a lo que ocasionaba cada vez que le tenía lo suficientemente cerca de esa manera irreverente. Es decir, Jinwoo se sentía mareado cada oportunidad que el contrario lo provocaba de forma desinhibida.
—Ni siquiera estando lejos de ti, y en otro sitio durante esta semana, logrará deshacerse de mí —susurró aquello antes de atrapar las falanges entre sus labios de forma obediente, sin perder jamás el contacto visual con el adverso.
Creía que, en cualquier momento, iba a ceder, y parecía que ambos eran los culpables del jodido clima al que en aquel momento pertenecían.
—¿Cómo piensas hacer eso, Jinwoo? —Hyusang lo provocó con voz inestable.
—Haré que no olvide nada de esto —susurró aquello cuando había acabado con la acción tan jodidamente impúdica que había hecho.
Le dio una descarada lamida a sus propios dedos antes de rodear con sus manos la cintura de Hyusang.
Sus dedos se apretaron contra la carne, sujetándolo para alzarle de la silla y estampar la espalda ajena contra el escritorio. Los labios de Jinwoo pronto se perdieron en un camino sucio a lo largo del cuerpo contrario, haciendo jadear al mayor, quien se sujetó de los hombros de Jinwoo con aturdimiento mientras intentaba regular su respiración.
—J-Jinwoo... —jadeó Hyusang.
Su lengua fue la protagonista cuando se cernió sobre la dermis ajena. Los dientes rozaron con suavidad su abdomen, a la vez que procedió a sostener por encima de su cabeza las muñecas ajenas para inmovilizarle de tal manera. Entre tanto, se encontraba perdido en lo mucho que le gustaba el cuerpo de aquel hombre, sintiéndose tan ansioso y necesitado de solo tenerlo para él. Más tarde, sus labios se encajaron en la curvatura de su cintura mientras se envolvió con el tacto.
Un jadeo entrecortado abandonó los labios de Hyusang, en medio de una sonrisa socarrona. Su piel hormigueaba; sus ojos hicieron el esfuerzo por seguir las acciones ajenas a la vez que juraba que su ritmo cardíaco iba a explotar.
—Eres muy seguro de ti mismo, Kim Jinwoo —murmuró con burla, sintiendo sus caderas moverse de forma inconsciente—. ¿Quieres llevarte acaso un recuerdo antes de irte? ¿Vas a extrañarme, precioso?
—¿Está mal admitirle que lo haré? —murmuró todo eso, aunque en realidad está distraído en lo que genera aquel cálido tacto suyo.
—N-no. No lo está. —Su ronroneo ronco deambuló ante la cruda tensión entre ambos. La palidez de sus manos resaltaba en el amplio agarre de las contrarias. Suspiros abandonaron su boca—. Pensé que no querías algo en tu ambiente de trabajo, ¿algo que quieras justificar, conejito? —interrogó Hyusang encorvando la espalda.
Jinwoo no deseaba saber nada más, ni siquiera se preocupó en preguntar por otra cosa; solo necesitaba tenerlo de ese modo; al menos podría quedarse con esa jodida imagen durante toda la semana, y aunque había algo dentro de él que decía que debía sentirse culpable al respecto, no quería poner mucha atención en ello.
Ha estado ignorando por completo esa parte suya racional, que siempre está recordándole que era un jodido inmoral, que estaba haciendo las cosas mal, pero lo cierto era que cada vez que podía tocarlo o probarlo, se olvidaba por completo de lo que sea que estaba atándole a la moralidad.
Sus ojos se conectaron por un momento con los ajenos, en tanto se mantuvo con sus manos rodeando las ajenas, y con su boca completamente ida en probar aquella piel suya que le mantenía poco cuerdo.
—No puedo quedarme mucho tiempo aquí. Tengo que regresar a casa, pero en cuanto esté de regreso, vendré por esto —Jinwoo declaró aquello como si fuera cualquier cosa, soltando una risita ronca contra su piel cuando escuchó aquel último reclamo—. Por la misma razón, por la que tú mueres por besarme, exactamente por esa he cambiado de opinión sobre el lugar.
Su voz incluso sonó sugerente. Jinwoo se alejó de aquel agarre solo después de haber plantado una marca violácea y grande en aquella área cerca de la pelvis ajena, con una sonrisa en su semblante. Se recompuso, colocándose la chaqueta de cuero que había llevado consigo, y observando al mayor con notorio orgullo del desastre que había causado en él.
—Nos vemos en una semana, Hyung. —Sin más se marchó.
Hyusang bebió grandes tragos de agua después de dejar las treinta y cinco carpetas que tenían el currículum de cada uno de los postulantes al cargo. Seojun y Woojin estaban a sus costados manteniendo una conversación sobre cómo debían actuar frente a los participantes, algo que al principio le pareció un debate interesante hasta que decidió enfocarse en el papeleo que tenía a disposición.
—Tú pondrás la cara de Minjae-nim cuando nos juzga en los ensayos —Woojin dijo, imitando al coreógrafo.
Algo que hizo reír a Hyusang, porque había presenciado aquellas expresiones; eran divertidas para él, pero para sus aprendices era una completa pesadilla, ya que daba esa sensación que incluso juzgaba la forma de respirar.
Hyusang, más que nadie, disfrutaba las interacciones de sus bailarines. Le gustaba que tuvieran una buena relación entre ellos, por lo que presenciar aquellos momentos era como algo que el rubio solía valorar mucho.
Aquel trío, a excepción del ausente Kim Jinwoo, eran excelentes bailarines. Trabajaban como nunca para hacer que el negocio siguiera prosperando, por lo que el dueño trataba de involucrarlo siempre en cada ocasión en que querían añadir más personal para tomar en cuenta su opinión. Esa fue la excepción.
El primer participante apareció frente a ellos luego de ser llamado por la asistente. Se presentó de forma descarada e hizo una extraña presentación, que para Hyusang la consideró incluso burlesca y bochornosa. La misma situación pasó con varios participantes, quienes no tardaron en mencionar comentarios homofóbicos en su contra, por lo que se ganaron insultos de sus bailarines principales e incluso tuvo que detenerlos en varias ocasiones cuando la paciencia de ambos terminaba por irse al diablo conforme las horas pasaban.
—A este paso nadie entrará —Seojun mencionó con pesadez cuatro horas más tarde.
Hyusang soltó un pesado suspiro. Le dolía la espalda al estar en aquella posición. Y aunque las audiciones fueran de tal modo, casi le resultó innecesario enviarlas a su bailarín principal.
—¡Siguiente! —Woojin vociferó estirando las piernas.
Se escucharon pasos antes de que una figura esbelta apareciera frente a los tres jurados. Realizó una venia en el momento en que Hyusang abrió su carpeta. Gong Hwan. Apenas se había graduado en artes escénicas, por lo que sus estudios eran recientes. El rubio volvió a evaluarlo con la mirada con cierto recelo. Su cabello corto le daba protagonismo a facciones masculinas y marcadas.
—Buenas tardes. Soy Gong Hwan; es un honor para mí tener la oportunidad de audicionar para ustedes —mencionó y los tres se miraron escépticos.
—¿Cuántos años tienes, Gong? —Woojin interrogó.
—Veintiséis, señor.
—Muy bien. Suerte entonces —Seojun le animó.
—Sí. Gracias. —La música dio inicio y el joven no tardó en ponerse en disposición.
Sus movimientos eran elegantes y fluidos, mantenía su técnica y tenía buenas expresiones faciales. Casi pudo adivinar que adquirió mucha influencia del hip-hop por su forma de moverse y acentuar ciertos pasos en concreto.
Algunos postulantes que tenían potencial fueron presentándose a lo largo de los días. Hyusang se encargó de enviarle los videos a su bailarín principal para tomar en cuenta su opinión al respecto. Fueron días agotadores. No iba a negarlo. Días en los que gastó una fortuna en numerosos spas para que aliviaran su malestar físico, ya que se vio obligando a no buscar solución en otros cuerpos. Estaba agradecido a que la masajista no se atreviera a mirar el enorme chupetón que Jinwoo le había dejado en su piel, incluso cuando ya tenían confianza para hablar temas triviales con ciertas masajistas que solía visitar.
Esa tarde no fue la excepción. La mujer deslizó con firmeza sus manos por los hombros tensos del rubio, causando al mismo quejarse.
—Escuché que hiciste audiciones esta semana; había todo un revuelo en las redes sociales respecto a eso —mencionó la mujer.
—Siempre ha habido revuelo desde que Eros existió —Hyusang recordó.
—¿No te molestan?
—No.
—¿Y a tus trabajadores? —Hyusang meditó un momento aquella pregunta.
—Creo que si lo hiciera lo habría notado. —La mujer rio.
—Olvidaba que eres demasiado observador; a veces creo que estudiaste algo relacionado con la lectura del comportamiento humano. —Los hombros de Hyusang se sacudieron en una silenciosa risa.
—¿Eso piensas?
—Lograste descubrir que una de nuestras empleadas era víctima de abuso doméstico; ni siquiera lo sospechamos; si no fuera por ti eso habría terminado en una tragedia —le memoró.
—No fue la gran cosa que hice.
—¡Por supuesto que lo hiciste! ¡Salvaste una vida! —Hyusang se quejó cuando la mujer le pellizcó la cintura—. A veces quiero odiarte por no tomar el crédito que te corresponde.
—No creo que sea necesario. Estoy seguro de que habrías hecho lo mismo en mi lugar.
—Tienes razón, pero...
—Olvídalo. Solo intenté ayudar. —Hubo un silencio después—. ¿Cómo está la mujer ahora?
—Logró obtener la custodia de su hijo. —Hyusang se sintió aliviado ante la noticia.
—Me alegra escuchar eso.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top