Complex

2. Atadura.

— puedes dejar tus cosas en ese sillón, o ahí o allá, no sé, donde quieras. — Hoseok entró viendo "la segunda casa" de Hyungwon, observaba cada detalle y al mínimo que le indicara que el idiota era algún asesino en serie, saldría corriendo como un loco de ahí.

Sólo a ti se te ocurre seguir a un pervertido guarro.

Calmó su respiración e hizo lo que Hyungwon le dijo, soltó su libreta dejándola en la pequeña mesa que decoraba la sala, más no se deshizo de su morral; acomodando su flequillo esperó a que el idiota saliera de donde fuera que se hubiese metido.

— ¿qué sucede? ¿Estás nervioso? — su pregunta era tonta ¿no era evidente? Luego de decirle un sin fin de guarradas lo arrastró a una casa desconocida donde seguramente nadie lo escucharía gritar; era un cínico inconsciente si ni siquiera consideraba eso.

¿Por qué diablos se comporta de esa manera?

Deberías irte y ya.

— ¿para qué me obligaste a venir a aquí? — Hoseok habló cansado ya queriendo comprender de una vez. — ¿dónde están tus padres? ¿Vives sólo a caso? — Hyungwon bebió del vaso que tenía en la mano, sus ojos viajaron a una de las esquinas de la casa y asintió de manera tranquila.

— Mis padres están de viaje en el exterior. — comentó relajado — no vendrán en al menos unos seis meses debido a sus negocios. — el castaño no lo podía ni creer.

— ¿seis meses? — comentó consternado porque su madre no estaba fuera ni una hora — ¿No es eso demasiado para dejar a alguien solo? — Hyungwon frunció el ceño al escucharlo y se encogió de hombros.

— nop, porque ellos me envían mucho dinero, como bien, me traen regalos y nadie me molesta la vida. Me quieren y eso es lo importante. — Parecía que aquello no lo afectaba lo suficiente, pero quizá y en realidad era un tema sensible para él. Se dispuso a caminar por la sala viendo las decoraciones finas y lo elegante del lugar.

La segunda casa de Hyungwon era por mucho muy bonita, espaciosa y con el toque elegante que caracterizaba a las casas de esa zona de la ciudad; quizá realmente sus padres sí tenían todo el dinero suficiente para estar fuera por tanto tiempo, así que no cuestionó nada más y lo aceptó. Dio varios pasos husmeando una que otra cosa  y volteó a ver a Hyungwon que estaba siguiéndolo con la mirada.

¿Qué mierda te ve? 

— ¿ahora qué?

— Te amo. — Hyungwon dijo esas palabras como si nada le costaran. Hoseok se quedó en medio de la sala mirándolo fijamente en completo silencio, cada cosa que hacía el cara de rana era más inestable y sin sentido que la anterior.

Vamos, Hoseok, sólo sigue su juego y ve qué es lo que busca de ti.

— perfecto ¿y desde cuándo? — lo preguntó seguro de que sacaría ventaja de ello y se quedó mirándolo esperando por una respuesta que fuera a corde a lo que decía.

— desde- ¿desde cuándo? — la pregunta a modo de respuesta por parte de Hyungwon no hizo nada más que dejarlo al descubierto; para Hoseok era obvio que estaba diciendo esas palabras sólo para obtener quién sabe qué cosa ¿quién diablos caería en algo como eso? Sólo un iluso, quizá.

Pobre cara de rana, es todo un estúpido.

— sí, ¿desde cuándo estás enamorado de mí? Dijiste "te amo" ¿no es así? — usando sus dedos acentuó la palabra y continuó — pues bien, debes decirme desde cuándo te fijaste en mi, qué hizo que te enamoraras y cuánto me amas. Así funciona el amor, es complejo.

— ¿complejo? — la manera fresca del más alto supo ponerlo a pensar — No es complejo, absolutamente nada en el amor es complejo. Yo simplemente te amo. — él usó su cuerpo para afirmar la obviedad de sus palabras, sus ojos de rana se abrieron enormes y sus labios ni siquiera temblaban al pronunciar esas palabras una y otra vez.

Es un mentiroso.

— Por supuesto que es complejo ¿Cómo no lo sería? — le refutó Hoseok intentando hacerlo entender — El amor necesita de mucha dedicación para que crezca y florezca de una bonita manera, se necesita de mucho más que simplemente un te amo mal dicho, estúpido cara de rana.

¡Es un idiota que no sabe nada, nada!

— ¿cara de rana? — por fin logró ver una profunda y genuina reacción en su rostro — ¿cómo que cara de rana? ¿Qué clase de apodo es ese? No tengo cara de rana, soy un humano. — Hyungwon se defendió firmemente, se veía fuera de sus cabales y su expresión corporal lo retaba por completo. Creyendo que aquella actitud era demasiado extraña y tonta, rodó los ojos totalmente impaciente — ¿Cómo podría yo tener cara de rana si mi rostro es sumamente hermoso. Soy muy atractivo, estoy seguro de ello.

Santísimo Dios, pero si eres horrible.

Hoseok chasqueo la lengua al escuchar sus razones y se acercó al sillón de cuero blanco tirándose en el, descansó sus piernas en la mesa de madera y acomodando su flequillo para que lo dejara ver, habló. — Bien, señor "soy más atractivo que Choi MinHo" y "nada es complejo en el amor" ¿Cómo fue que te enamoraste de mi entonces? Lo dices demasiado convencido ¿Me vas a decir que fue a primera vista? — se burló — Bulchiets.

— it's bullshit y no me enamoré a primera vista, por supuesto que no. — el idiota tuvo el valor de corregirlo, y de pasó, seguir insistiendo en la locura. — La primera vez que te vi estabas tocandote mientras yo tenía sexo con Kiki ¿Quién se enamora de esa manera?

Pero qué hijo de puta...

como un golpe que dio directo en su cabeza, el castaño se irguió y miró en dirección a Hyungwon que se cruzaba de brazos abriendo esos ojotes feos que tenía — Por Cristo ¿¡sigues con eso!? — reclamó — no estaba tocando nada, ni siquiera acostumbro a masturbarme ¿estás mal de la cabeza? Además ¿no eras tú el que estaba cogiendo sobre la mesa del profesor? — Hoseok bufó seguro de que no había hecho nada mal — eres un maldito guarro. — La risa de Hyungwon retumbó por la sala de repente, parecía un maníaco riéndose de quién sabe qué cosa e hizo que el castaño comenzara a fastidiarse en serio; resoplando se levantó tomando la libreta de asistencia — como sea, será mejor que me vaya. Tengo que estudiar para el examen de literatura de la próxima semana y lo mejor es que lo haga, en lugar de perder mi tiempo aquí con un morboso demente. — reacomodó su flequillo, miró su reflejo en la enorme televisión que se encontraba apagada y comenzó a salir. — buena suerte, señor cara de rana.

— ¡ya te dije que no tengo cara de rana! — la voz de Hyungwon sonó fuera de sí, Por Dios, si que le molestaba el tonto apodo pero eso no le importaba en lo absoluto. Siguió buscando la salida por donde lo recordaba, sin embargo, sintió cómo Hyungwon agarró su morral deteniendolo y jaladolo de regreso. — disculpate por decirme cara de rana ¡no tengo cara de rana! ¡Mi rostro es el más bello de todo Seúl!

— ¡ja, maldito idiota. Mira, aquí están mis disculpas! — le mostró su dedo medio y bufó en su cara importandole medio centavo si era la misma Miss Corea o lo que sea, no sentía siquiera que ameritara el ofenderse tanto si parecía una rana de verdad.

¡Cara de rana, cara de rana, cara de rana!

¡De lo merece!

— voy a tener que castigarte para que entiendas. No quieres escucharme, eres una perra tonta desobediente. — era una locura, el cara de rana en serio estaba molesto porque la expresión en su rostro no mentía.

¿qué hiciste mal? ¡Sólo le dijiste la verdad! ¿Y qué maldita cosa es eso del castigar? Maldito cara de rana.

— guat?

— it's what not Guat. — Hoseok se vio siendo arrastrado hacia dentro de nuevo, al  dar un traspiés dejó caer su libreta y miró hacia atrás hallando todas las hojas regadas en el suelo, luego vio la espalda del pelinegro y tuvo en serio un choque en su cabeza, uno que lo despertó al instante.

¡Ahora si lo mataré, lo mataré!

— ¿¡qué demonios crees que haces!? — se safo de su agarre y le dio tremendo manotazo en la cabeza para que dejara de estar diciendo estupideces; qué castigar ni que ocho cuartos, a su abuela en traje de baño era a quien iba a castigar el condenado idiota.

Jodido pervertido ¿qué no conoce lo que significa ser normal?

— ¡ve a recoger mi libreta y si encuentro aunque sea una hoja malograda, juro por mole-dora que te arranco esos horribles ojos de rana que tienes! — levantó su puño derecho y luego el izquierdo indicándole que no le iría nada bien una vez se sintiera de nuevo amenazado. Entre refunfuños Hyungwon se regresó a recoger una a una las hojas, las limpió sobre su ropa sin necesidad y las soplaba mirandolo de reojo con rencor.

— estúpida perra tonta... — murmuró entre dientes el pelinegro y en la frente de Hoseok latió una vena, porque en serio estaba siendo un cínico inconsciente.

¿Es que no se va a detener?

— ¿quieres que te enseñe lo que puede hacer Mole en tu rostro? — levantó su puño derecho amenazandolo con firmeza, pero de inmediato algo igual a la rebeldía se vio reflejado en el rostro del más alto y se levantó dejando olvidada la libreta que organizaba.

— ¡yo sólo quiero follar contigo! ¿¡qué mierda está mal en eso!? — resoplaba, el pecho de Hyungwon se movía de arriba a abajo con ahínco y tenía los puños apretados, casi amarillos de la fuerza que aplicaba.

— ja! es obvio que lo quieres  ¿crees que me engañas o algo así? Puedo predecir todos tus movimientos de alimaña mentirosa. — lo juzgó completamente convencido de lo que decía; Hyungwon podía creer que lo engañaba, pero el siempre estaba un paso adelante.

— no soy un mentiroso. — se atrevió a defenderse como si ya no hubiese quedado en evidencia, era absurdo.

Sólo está tratando de remediarlo.

— dijiste que me amabas para obtener sexo — le recalcó y Hyungwon miró a todos lados seguro sintiéndose atrapado. — eso es una mentira y mentir te hace un mentiroso ¿no? — abrió los ojos luego de dejar salir una voz infantil, pero ni mostrándole la verdad hizo que el tonto cara de rana se rindiera.

— te amo, es en serio. — Hyungwon lo reafirmó y Hoseok soltó el aire acercándose a él que era más alto, tomándolo de los hombros lo miró directamente a la cara desde su posición; sus labios húmedos estaban más cerca y esos horribles ojos de rana lo veían con atención.

Entre más cerca más feo es. Por Dios, perdoname, pero alguien así de feo no puede ser bueno.

— querido amigo — intentó poner buena cara — puedes tú morir diciendo que me amas, pero yo a ti definitivamente no te amo. Así que, recoge mi libreta y déjame salir de aquí ya. — él se quedó mirandolo sin perder ningún detalle, Hoseok no sabía qué tanto le sucedía así que se retiró abrumado debido a la intensidad con la que le clavaba la mirada; Hyungwon lo tomó del brazo y se acercó tanto, que su aliento caliente le golpeó el rostro.

Pero ¿qué demonios?

— sólo di que sí y ya. No sabes todo lo que he pensado en hacer contigo desde ese día...

Ese tipo debía estar muy lejos de estar cuerdo,  Hoseok comprendía muy bien que la hora de la retirada se había anunciado muchísimo tiempo atrás, pero quizá porque era un tonto, lo único que hizo fue empeorar todo.

Sólo necesitas a alguien para tener sexo, Hoseok ¿no? Él se está ofreciendo, sólo hazlo y ya.

¿Debería en serio?

Mirándolo al rostro por varios segundos se lo preguntó una y otra vez, hasta que rompió la brecha entre los dos con un beso, nerviosamente lo hizo porque no estaba convencido de si era lo debido; es que ni siquiera le atraía un poco. Movió sus labios sobre los suyos que eran carnosos y suaves, le vio cerrar los ojos e hizo lo mismo buscando hacer que el intenso sentimiento de incertidumbre y fastidio se fueran con ello.

es horrible...

Pasando sus manos por la nuca del más alto lo acercó, hundió su lengua, jadeo al contacto de sus grandes manos en sus caderas e inesperadamente soltó un sutil gemido de satisfacción cuando la lengua de Hyungwon chocó con la suya.

Es - es ¿horrible?

Con más libertad inclinó su cabeza a un lado buscando acceder más, apretó su labio inferior entre los suyos y chocó con su lengua nuevamente encontrandolo no tan malo como lo pensaría; cuando lo vio suficiente sus manos pasaron por su hombros y lo empujaron rompiendo el beso. Mirando como abría los ojos lentamente se saboreo los labios intentando recuperar el aire.

— debo-debo llamar a mamá o se preocupará. — intentó hablar con normalidad, se separó más dando un salto hacia atrás y miró a otro lado de la sala que no fuera a Hyungwon que se había quedado mirandolo fijamente a los labios.

— iré a - Mmm tomaré una ducha. — Hyungwon se retiró en dirección a la parte de la casa donde había un pasillo hacia el fondo, Hoseok lo siguió con la mirada y cuando lo perdió al cerrar la puerta de una de las habitaciones, se permitió golpearse la cabeza reprendiendose.

No, no, no, no, no, no.

— guat te jel crees que haces, Hoseok? — se cubrió el rostro con ambas manos agachandose en el suelo, en su mente sólo se recreaba la manera en que había besado a Hyungwon y se sintió culpable porque ni siquiera era su tipo, no le gustaba absolutamente nada ¿realmente sería capaz de ir más allá de ese espantoso beso? Es decir, un beso no era lo mismo que tener sexo ¿no?

Diablos, Hoseok ¿qué hiciste?

Miró hacia el pasillo escuchando el mínimo ruido del agua correr, luego miró hacia dónde estaba su libreta y acomodó su morral en la espalda, levantándose para conseguirlo mucho mejor. Pensó en huir, en salir corriendo de esa casa y luego ya vería la forma de callar al imbecil sobre su mentira sin sentido.

No puedes hacerlo, no puedes hacerlo y debes admitirlo.

Sí, no podía, no podía por nada del mundo acostarse con alguien así, no era capaz de imaginarse teniendo sexo con él que era una persona a la que odiaba por el simple hecho de ser un tonto y que no le gustaba en lo absoluto; Dios, quería morir de sólo haber intentado algo que no sabía si hubiese podido continuar.

¡Corre!

Levantando la libreta sin ningún cuidado corrió por la espaciosa sala bien decorada, llegó al lobby, puso sus zapatillas a medias y salió hecho un huracán del apartamento; prácticamente bajó como un loco las escaleras metálicas que daban a un jardín bien cuidado, corrió por el camino de cemento y sin perder tiempo abrió la reja alta sin cuidar de cerrarla, simplemente corrió sin atreverse a mirar atrás.

En serio debiste estar igual de loco de tan sólo considerarlo, tú, tonto bastardo.

◇◇◇

— ¡a desayunar, Hoseok! — su madre lo llamó desde el pie de las escaleras, pero eso era lo que menos estaba importandole. Había revuelto toda la habitación y no lograba encontrar una de las  hojas de asistencia que debía presentar ese día; era el reporte mensual y todo tenía que estar en orden o sino sería regañado severamente.

— ¡un momento, mamá! — gritó de vuelta y siguió moviendo cosas al azar — vamos, vamos, vamos ¿dónde estás?

Cansado de alborotar la habitación se detuvo a pensar dónde diablos podría haber dejado la maldita hoja si se suponía que estaba todo en orden, soltó una queja gutural y se cubrió el rostro con las manos en tanto profundizaba en sus pensamientos; justo cuando sentía que perdería toda paciencia una cara de rana apareció en su mente haciendolo sobresaltar.

¡Mierda, el guarro! Seguramente él la tiene ¿Quién más la tendría?

Claro, cómo podía haberlo olvidado.

Cerró los ojos retrocediendo y cayendo en su silla de escritorio ¿Cómo era que había olvidado ese momento tan aterrador y desastroso? Por la virgen María, quería morir ese día luego de casi haberse acostado con el pervertido de Chae Hyungwon, y lo peor es que ahora cabía la muy alta posibilidad de que en su casa estuviese la puta hoja de asistencia que le hacía falta para el reporte.

¿Debería ir a su casa ahora?

Miró el reloj en la pared, eran las seis de la mañana, incluso si quisiera no alcanzaría a ir jamás a la segunda casa de Hyungwon y no tenía ni puta idea de cual de todas las casas del vecindario era su primera casa.

¿Siquiera había una primera casa?

Maldita sea ¿Cómo pudiste perder esa maldita hoja, Hoseok?

Cubriéndose con ambas manos volvió a quejarse de su tan mala suerte, realmente creía que se había librado de él con solamente huir de su adinerada casa, ya que luego de eso no volvió a saber lo quera ser molestado por Hyungwon, incluso cuando estaban en clase hacía hasta lo imposible por no verlo y así no darle ningún tipo de esperanzas; pero ahora resultaba estar metido en ese enorme problema.

Bajó con la libreta y su morral en mano, se sentó en el comedor estando pensativo mientras su madre puso un plato de cereal, fruta y jugo en frente; en silencio comenzó por tomar un gran sorbo al jugo, pensando en cómo le entraría al cara de rana para convencerlo de que lo dejara buscar la hoja, sin que creyera que iba por otra cosa.

A lo mejor él lo malinterpretará.

— ¿sucede algo, cariño? Te ves cansado. — su madre le acarició el rostro y organizó su cabello abriéndolo para que el flequillo dejara ver mejor su rostro, Hoseok negó con la cabeza comiendo fruta.

— nada, sólo... Perdí algo importante y no sé dónde debería buscarlo. — medio le confesó porque no tenía forma de explicarlo.

— oh, hijo — ella sintió lástima a lo mejor, se sentó a su lado y lo animó a continuar comiendo hasta que no quedó nada.

Subiendo por la calle hacia la escuela se dedicó a pensar en mil y un maneras en las que pudiese decirle a Hyungwon lo mucho que su vida dependía de que, por favor, le regresara esa hoja de asistencia, que lo necesitaba como respirar; con cada paso que daba, mayor era su frecuencia cardíaca.

Se detuvo.

— no puedo hacerlo. — la libreta tembló en sus manos cuando fue consciente de que realmente tenía que acercarse a él, trató por todos los medios de alejar ese infame día en que besó sus regordetes y feo labios, lo cerca que lo tuvo que hasta pudo sentir su suave fragancia; Por Cristo, nada estaba bien y era demasiado aterrador como el infierno.

¿Qué sí el vuelve a pedirte que tengan sexo?

Vamos, no seas cobarde. Sólo dile que se vaya a la mierda.

Tomó una enorme bocanada de aire terminando de subir el tramo que le faltaba hasta la puerta y entró creyendo que en cualquier momento cargaría sus pantalones, subió las escaleras principales casi sin ser consciente y cuando comenzó a ir por el pasillo ni siquiera se dedicó a ver el panorama de la ventana, sino que siguió derecho hasta que llegó a su aula correspondiente.

Bien, ahora inventa una excusa.

Entró abriendo la puerta encontrando que, en la mesa, estaba su profesor de literatura y no su titular; el estaba centrado revisando varios papeles que al parecer eran exámenes.

— profesor... — lo musitó captando la atención del hombre moreno; levantando la cabeza Hyunwoo le dedicó una encantadora sonrisa y sintiéndose aliviado se acercó.

Oh, por Dios. Es un héroe ¡mi hombre es un héroe!

— Yo- creí que estaría aquí el profesor Gong. — comentó y de inmediato se retractó porque sentía había sonado como si no lo quisiera ahí; no maldición, al contrario, era una dicha infinita. — lo que quiero decir es que ¿está el profesor Gong bien?

Hyunwoo rio — claro que está bien. Sólo tuvo que excusarse por un par de días, ya que su esposa dio a luz hoy. — respondió — Has venido temprano, eres muy puntual. Creo que eres un buen estudiante y estoy muy orgulloso de ti, Hoseok.

En serio, no me haga esto...

Corazones salían de sus ojos, Hoseok se acercó al profesor y se sentó mirando lo que hacía, detalló sus manos fuertes que sostenían el bolígrafo y la hoja, luego sus labios jugosos que sabían hacerlo temblar con sólo verlos; se humedecio los propios y apoyó los codos sobre la mesa fijándose en él y solamente él.

Es bellísimo, es un dios griego. 

— Por cierto, Hoseok — el profesor levantó la vista miradolo directamente al rostro, el de Hoseok comenzó a cobrar un color carmesí intenso y Hyunwoo simplemente sonrió haciendo que sus ojos pequeños se volvieran unas hermosas medias lunas — ¿tienes la libreta de asistencia contigo? La necesito para revisarla y enviarle el reporte a Gong hyung —

Oh no.

— pues- verá... — se retiró de la mesa mirando la libreta, en tanto Hyunwoo frunció el ceño tratando de entender.

— ¿qué pasa, Hoseok? — él tomó su mano haciendo que el corazón le latiera como loco, no podía pensar de manera adecuada y en su cabeza sólo se repetían las palabras que le decían de acercarse a besar esos labios que lo llamaban tan insistentemente.

La puerta siendo abierta fue lo único que lo salvó de cometer un delito.

Al mirar hacia la misma se encontró con Hyungwon, él entró haciendo una reverencia dizque respetuosa y siguió por su hilera buscando el puesto del medio como todas las mañanas. Hyunwoo, quien sonrió, le dio un apretón de fuerza y se dispuso a saludar.

— Buenos días, Hyungwon ¿cómo estás esta mañana? — el tonto debía creerse muy importante porque tirando su cuerpo agitó una mano haciendo un ademán desinteresado; parecía que el profesor de literatura fuera su igual o algo más bajo.

¿Está loco?

— bien, bien. Algo cansado. — Hyunwoo lo vio y sonrió, pero Hoseok quería en serio gritarle muy fuerte de que al menos respetara el que se dirigía a alguien mucho mayor que el. Bufando negó con la cabeza y retiró su mirada dirigiendola a un bonito cartel con dibujos, el cual había sido hecho por el grupo de chicos que se sentaba justo delante del aula.

— ¿tú estás bien, cariño? ¿Llegaste bien a casa anoche? Lamento no poder llevarte por mi mismo.

Ya terminó de chiflarse. Lo que faltaba.

Pobre bicho raro, no le bastaba con tener una cara de rana, que ya andaba comportándose como un rarito hablando solo; el castaño soltó un suspiro lastimero porque a pesar de todo le tenía unas lástima increíble, lo vio, de lo solo que se encontraba y vivía, así que quizá ya era muy evidente de que su tuerca estaba afuera.

— ¿Hoseok? Amor, te estoy hablando.

Espera, espera, espera ¿¡qué demonios está diciendo este infeliz!?

Como un titan Hoseok se levantó de su puesto dispuesto a partirle la cara al imbecil de cabello negro, lo haría, lo iba a hacer, hasta que notó lo que sostenía doblado en su mano derecha y que elevaba con suficiencia. — Anoche cuando saliste de casa dejaste esto. Seguramente es importante, así que vine tempranisimo por ti, cariño. Espero hayas amanecido bien ¿te duele mucho?

Hoseok se puso pálido, pálido; qué decir pálido, Hoseok parecía un fantasma.

Su profesor aclaró la garganta regresando a los exámenes y cerró los ojos totalmente apenado, no tenía ni la fuerza necesaria para decirle que el imbecil que sonreía plácidamente estaba mintiendo en su totalidad, ¡ni siquiera le había prestado el mínimo atención en las últimas dos semanas!

Sólo matalo, debería ser legal matarlo.

Dio zancadas hasta alcanzarlo, su cabeza retumbaba de manera violenta sólo queriendo darle de a patadas en las costillas, hacerlo trizas con sus propias manos, desaparecerlo y que no quedara nada ni para el chiste, cuento o anécdota. Lo odiaba, sólo Dios sabía cuánto odiaba justo en ese momento a Chae Hyungwon y si no se controlaba lo más probable es que cometería una locura.

— pasame, esa maldita hoja. — lo murmuró buscando que su profesor no escuchara nada, sus dientes estaban a un triz de astillarse por lo mucho que los apretaba y estaba completamente rojo de la ira y la vergüenza.

¿Qué mierda gana haciéndote esto a ti?

— Tratame bien y dame un beso de buenos días, luego veremos si te lo regreso o no. — su voz también era un murmullo, pero lo que decía era completamente inconcebible; su petición no sólo rozaba la locura, era lo peor que podía habersele ocurrido en toda la vida. — Beso. — estirando sus horribles labios Hoseok supo tragar grueso y sentirse de lo peor.

Que diga que está bromeando.

Pero no era así.

— por - por favor, Hyungwon — se sintió acorralado y con unas terribles ganas de llorar. — haré lo que quieras después, pero no aquí. Por ahora dame esa hoja, te lo pido por favor. — sus cejas se fruncieron por la inmensa desesperación que estaba creciendo en su interior, no sabía si eso realmente funcionaría, pero esperaba que al menos le diera la ventaja.

Por favor, por favor, por favor...

— con un demonio, esto es demasiado aburrido. Toma tu maldita hoja y deja de verme con esa cara de perra tonta. — Hyungwon arrugó y le tiró el papel a los pies, casi aliviado Hoseok lo recogió y lo miró estando con los brazos cruzados y los ojos cerrados como si no hubiese hecho nada; regresando a dónde estaba el profesor pensó en miles de excusas para lo que había ocurrido, pero nada era lo suficientemente creíble, al final de cuentas Hyunwoo lo miró con una sonrisa llena de comprensión, una que no debería estar ahí en primer lugar.

No...

— lo siento, profesor. Yo- yo realmente no sé de lo que habla, algo-algo debe ir mal con él — trató de sonreír, pero con cada segundo que pasaba se sentía más avergonzado. Movió su flequillo inquieto y remojo sus labios casi entrando en pánico porque no sabía cómo explicar todo.

— no te preocupes, no le diré a nadie. Pero dile a tu amigo que sea más discreto con ello. Eso podría acarrearte algunos problemas ¿entendido? — Hoseok quería desaparecer, el rencor que minutos antes era el suficiente como para quererlo muerto, ahora se había convertido en una inmensa cólera que no se le comparaba en nada; Aquiles  quedaba en pañales ante el imenso y desmedido odio que sentía.

Todo es su culpa.

Asintió sin decir ni una palabra más, tenía la garganta seca y un nudo en la misma le impedía hablar igual. Se dedicó a arreglar la hoja en silencio y a alisarla con fuerza, odiaba doblar o arrugar las cosas, no era propio y se vería terrible ¿qué diría Hyunwoo? Nunca habría querido mostrar ese lado irresponsable suyo a él jamás; como si nada sus ojos se nublaron. Trató de respirar, pero por alguna razón no podía hacerlo y gotas gruesas de agua salada cayeron en el papel volviendo todo un desastre peor.

— ¿Hoseok, estás bien?

— Lo siento, lo siento tanto.

Hoseok lo dijo con la voz quebrada y enseguida rompió a llorar porque lo había jodido todo, no sabía cómo repararlo y que todo volviera a ser como era antes de toparse con Chae Hyungwon.

─ 〄 ─

"eso no es mio", "ya lo hice", "no tuve la culpa" "no lo he visto", "me robaron", " se averió el bus en el que iba", "mis padres están de viaje", "él lo tomó", "ella se acostó con su padre", "su esposo la engañó con su amiga"

Su lista de mentiras iba mucho más allá de eso, si se ponía a pensar, ya ni siquiera tenía un recuerdo exacto de cuando comenzó o si algún día terminaría; Hyungwon simplemente no podía evitar mentir.

Desde muy joven su padre siempre fue absolutamente frío y estricto, nunca conoció a su madre y terminó por vivir solo, por la sencilla razón de que era la ropa sucia que su papá debía ocultar de la sociedad; caminando por la calle iluminada con luces blancas sorbio la nariz, refugió sus manos dentro de los grandes bolsillos del abrigo negro y siguió su camino hasta llegar a su casa, la única que tenía a donde llegar con seguridad y que había sido pagada por su padre en un lugar aleatorio en la ciudad, lejos de sus negocios y cosas políticas.

Abrió la reja con decoraciones elegantes, cerró y tembló levemente debido al frío, yendo por el camino de cemento alcanzó las escaleras metálicas subiendo una a una hasta llegar al final. Sacando sus llaves abrió la puerta principal mirando el suelo, levantó el sobre blanco, cerró, quitó sus zapatos y fue hacia dentro mientras lo abría

Por fin

Sacó la tarjeta de cumpleaños de tienda que no le interesaba ni en lo más mínimo y se dedicó a ver el resto del contenido; una tarjeta de crédito y dinero en efectivo.

No necesitas nada más.

Atravesando la sala y yendo por el pasillo hacia el fondo, abrió la puerta de la habitación, dejó el dinero sobre el escritorio y quitando su abrigo pensó en lo que podría comer.

Hamburguesa con Coca-Cola.

Sí, hamburguesa con Coca-Cola era siempre la mejor opción.

Desabrochó sus jeans negros deslizandolos por sus piernas delgadas y lampiñas, dejándo el mismo sobre la silla que decoraba la habitación de manera moderna; se quedó con la camiseta y su ropa interior, pasó la mano por su cabello llevándolo hacia atrás y entró al baño sintiendo el suelo estar frío.

Al entrar lo primero que hizo Hyungwon fue ir al espejo y revisar su rostro muy meticulosamente; miró por si tenía ojeras, líneas de expresión o cualquier otra imperfección. Siempre se sintió seguro de su belleza natural, ya que nunca tuvo que recurrir a algún tratamiento especial o cirugía; era sólo él siendo el hombre con el rostro más bello de toda Corea.

Pero él dijo que tienes cara de rana. Esa estúpida perra tonta.

No quería ni recordarlo.

Saliendo del baño tomó el teléfono marcando al Macdonald, pidió lo que comería y colgó moviéndose hacia la sala de espera.

Era 15 de enero, se había convertido en un chico de 19 años ya, era ¿especial? Nah, su cumpleaños no era exactamente especial, simplemente un día más donde recibía mucho más dinero de lo habitual; dinero que podía usar para comprar juguetes.

Le encantaba el sexo, le fascinaba experimentar con su propio cuerpo y dar placer cuando deseaba a alguien lo suficiente; si una persona le gustaba, buscaba mil razones para llevarlo a cama, no importaba si tenía que mentir para lograrlo ¿tenía un problema? Nop, no tenía ninguno diría, y a pesar de que debía asistir a terapia, mentía y evitaba las citas mismas porque las odiaba.

Era mitómano, un mentiroso cumpulsivo que no dudaba siquiera un segundo en crear cualquier tipo de mentira, ya fuera para salir de cualquier situación, crear un ambiente que lo dejara bien parado o llamar la atención del mundo entero y que le permitieran sacar la ventaja sobre sea quien quisiera; no era personal, no lo hacía de manera selectiva, sólo sucedía y ya.

Sufría ataques de ansiedad cuando no mentía, se sentía cohibido, desastroso y su cuerpo entero tenía que ser víctima de lo mismo, y, a pesar de las pocas terapias que recibió, no le era posible contener la mentira que quería salir siempre disparada de su boca a nada más abrirla; no importaba si en la mañana había desayunado cereales, si Jongho decía que había comido emparedados, entonces Hyungwon vehementemente decía que tomó para el desayuno panqueques, o si veía algo, aunque fuera mínimo, distorsionaba la realidad a su antojo sin importarle las consecuencias de ello.

Y por eso terminaste aquí, Hyungwon.

Su padre no era exactamente lo que podría llamar un buen padre; esta vez no mentía. Mientras crecía, vivió creando un mundo en el que fuera más llevadero el desprecio que sentía le tenía aquel señor de mirada fría tras sus lentes, en aquel entonces solía vivir en la casa principal en una habitación refundido sin hablar con nadie, sin casi el contacto con ninguna persona.

Es igual ahora, solamente que no tienes que ver su fucking cara.

Odiaba a su padre y su firme imposición de que fuera plenamente culto, una persona sobresaliente, un estudiante ejemplar y lleno de méritos; solía mentir, lo hacía constantemente y buscaba en ello una manera de ganar la aprobación de él, quien siempre fue inflexible y frío; pero eso empeoró una vez cumplió los quince años y tuvo la oportunidad de ir a la escuela media en uno de los colegios más prestigiosos de la ciudad.

Estando en ese lugar logró conocer muchas personas, experimentar nuevas sensaciones y ver que la vida que llevaba en casa de su padre no era la que se suponía debía llevar; no lo era. Las mentiras blancas comenzaron a distorsionarse y a volverse motores que mejoraban su panorama ante los demás; un ejemplo de ello era que, al principio cuando no era nada fácil conseguir encajar, luego de mentir resultó mucho más sencillo de lograr y cada que sentía podría estar en problemas con su padre, no dudaba en mentir para que no lo mirara con esos ojos que odiaba mucho.

Lo que un día comenzó ya simplemente no lo pudo detener y ahora sólo le quedaba vivir con ello.

Sólo una de las pocas y distinguidas veces que dijo la verdad le costó el tener que mudarse de la gran casa de su padre a otro lugar al azar, así que desde ese momento sólo mentía porque sí, porque no, por sí a caso y  porque quería; no le importaba en realidad, y como ya lo había dicho, ahora simplemente sucedía, estallaba y no lo podía contener ni por un momento.

El timbre de la casa se escuchó melodioso, aún con sólo su camiseta cubriendolo salió hacia la puerta y la abrió apoyandose en la misma. El joven domiciliario abrió los ojos impresionado, los mismos viajaron por sus piernas y luego volvieron a subir; para cuando llegó a su rostro, Hyungwon ya poseía uno profundamente afligido y apenado.

— Hola — saludo con voz quedada. — verás, estaba seguro de tener el dinero para mi pedido, pero al parecer fui demasiado tonto y he perdido mi cartera.

— woah — el chico se rascó la nuca mirando a otra parte que no fueran las piernas del hombre de cabello negro. — bueno, creo que hay un problema entonces. No te puedo entregar tu orden si no tienes el dinero. — el chico se veía preocupado, pero también nervioso.

— lo sé y realmente estoy hambriento. No he comido absolutamente nada durante el día, mis padres no llegarán hasta quién sabe cuando; Dios, fui un verdadero idiota al perder todo mi dinero. — se pasó la mano por la frente preocupado, su rostro mostraba una expresión de completa incertidumbre y aflicción. — ¿qué tengo que hacer para obtener esa hamburguesa? Haré lo que sea que me pidas.

— yo-no-no lo sé, sería bueno que, pues bien-que me diera el dinero, pero...

— ¿te parece bien una mamada por la hamburguesa?

Sí, Hyungwon no dudaba en mentir ni por un segundo sin ninguna necesidad, no había un motivo especial o algo personal, sólo lo hacía y sacaba ventaja de ello como mejor le parecía; luego de veinte minutos ya estaba en la sala comiendo su hamburguesa mientras reía y veía una película.

◇◇◇

Estando en aquel establecimiento de videojuegos, Hyungwon, quien estaba rodeado por un par de amigos, se vio afrontando un estado deplorable en el momento en que lo vio pasar afuera.

Exactamente habían pasado ocho meses desde que Hoseok arrancó a llorar frente al profesor, luego de que quisiera molestarlo con una simple mentira; era una tontería ¿por qué tenía que sentirse tan mal hasta ese punto? Hoseok lo hizo sentir culpable y por primera vez creyó que algo en su actuar estuvo verdaderamente mal.

Se lo merece ¿por qué tuvo que llamarte cara de rana? Tú no eres una rana, eres malditamente sexy y él sólo te rechazó y te dijo que tenías una cara de rana.

That stupid bitch.

Lo odiaba.

Hoseok era el primero en muchísimo tiempo que no había caído en sus mentiras, incluso si se había comido el cuento de que tenía dos casas — que no era mentira del todo — no logró siquiera pescarlo cuando le dijo que lo amaba; lo único que la perra tonta respondió con obviedad fue que el amor era complejo.

¿De qué manera podría ser complejo?

Just move on Hyungwon, you don't need that dumb bitch.

Hoseok era un tonto sin sentido ¿por qué había perdido tanto tiempo siguiéndolo y luego tratando de convencerlo de llevarlo a la cama? Al principio creyó que el inútil de buen cuerpo estaba en la misma tónica, es decir, él se había quedado mirando a través de la pequeña ventana de la puerta cómo se cogia a Kihyun, así que intuyó que accedería fácilmente.

Pero no, él era un tonto y un completo incompetente.

Uno que te llamó cara de rana.

Oh, gosh. I wanna kill him.

No quiso prestarle más atención, era aburrido como el puto infierno y no le importaba si su cuerpo era todo lo que deseaba poseer, no seguiría tras de alguien que era un hipócrita y un llorón; no tenía por qué haber soltado a llorar de esa manera que le hizo doler el pecho, y cuando lo vio levantarse e irse junto a idiota profesor de literatura, supo que no podía hacerlo más, que tenía que dejarlo en paz porque no valía la pena.

Pero comenzaba a sentir la presión de nuevo.

El ruido de las máquinas de juegos lo comenzaron a aturdir, las manos comenzaron a sudarle y de manera compulsiva movía la pierna sin ser consciente de que lo hacía. No debía, él no debía por ningún motivo acercarse a alguien como ese tonto aburrido que le había hecho la vida de a cuadros cuando, al salir de su habitación cegado y hambriento de él, lo único que halló fue la sala completamente vacía; era un maldito por haberlo besado y calentado de esa forma, para luego abandonar como un maldito cobarde.

I hate him, I really hate that fucking asshole.

El sonido de las máquinas y las voces de las personas que lo rodeaban hablando insistentemente retumbando en su cabeza; Hyungwon pasó su mano por el cabello negro llevándolo hacia atrás y se levantó de un tirón.

— debo irme — vociferó a los cuatro vientos  intentando salir.

— espera un momento ¿a dónde vas? — un chico de cabello negro lo detuvo y frunció el ceño porque no entendía a qué se debía tal ola de energía inesperada

— Mi hermano me necesita. Debo ir con él y lo olvidé completamente. — dio un paso más buscando la salida.

— ¿y quién pagará por todo esto? — la pregunta del chico lo hizo reaccionar, se regresó sacando dinero de su bolsillo y lo puso sobre la mesa sin contar siquiera cuánto era, sólo lo dejó y salió del lugar. — ¡Eres un puto ángel, Chae! — corriendo por el pasillo del centro comercial se empinó para ver sobre las personas que iban por ahí y a lo lejos logró verlo con la cabeza gacha, su cuerpo era matador y su cabello castaño mantenía ese corte que le hacía ver estúpidamente sensual.

What the hell are you doing now?

Just go and look for that, fucking bitch.

Comenzó su andar esquivando personas, a medida que se acercaba iba llenándose de una fuerza y vigor que le hacía  aumentar el ritmo del paso "cara de rana" "cara de rana" "cara de rana" Hyungwon quería subirse encima suyo, atarlo y hacerlo gritar de placer hasta que no le quedara un hilo de voz; lo detestaba, porque había roto cada uno de sus estándares y creencias con sólo el abrir y cerrar de esa boca que lucia tan perfecta para...

Calm down, Hyungwon. This is not a good moment.

Llegando casi a donde estaba, sólo los separaba una señora con un coche que caminaba al lado de otra conversando, mientras que Hoseok seguía con la cabeza gacha caminando a paso lento; sonrió porque incluso desde atrás sabía verse bastante cogible la tontita. Miró a los lados, apretando los puños dio uno, dos, tres zancadas sobrepasando a las mujeres y como con todo lo que tenía se fue contra en cuerpo del castaño, empujandolo con su hombro y desestabilizandolo en el proceso; dio varios pasos y se detuvo.

Yes! That is what he deserves, you're right.

Mirando a Hoseok movió sus cejas de arriba a abajo, Hoseok tenía los ojos abiertos de par en par y en cámara lenta bajó la mirada al suelo donde, la mujer del coche, pasaba por encima de un celular y luego lo pisaba dándose cuenta demasiado tarde.

— oh, por dios. Lo siento.

Mierda, no me digas qué...

— ¡pagame mi maldito teléfono ahora mismo!

◇◇◇

— ¿desea pagarlo completo o por cuotas?

— completo, por favor. — Hyungwon se imaginaba a sí mismo con ojeras negras en su rostro; no podía creer que en serio él inútil hubiese sido tan tonto de soltar su teléfono y haberlo roto ¿acaso quería volverlo loco? Fuck, cada vez que se lo encontraba terminaba envuelto en cualquier tontería.

Como la vez que lo seguiste hasta su casa.

Ese día no tenía ni puta idea de donde estaba y tardó más de una hora en volver a encontrar la calle principal y así abordar un taxi que lo regresara a su hogar; Hoseok un puto dolor de ano, lo era y lo peor es que no hallaba manera de desligarse de las ganas inhumanas que le tenía, porque a pesar de todo estaba buenísimo.

— firme aquí, por favor. — no quería, era injusto ¿por qué tenía que estar gastando esa cantidad de dinero en un teléfono súper moderno que ni el mismo había comprado, sólo para convencerlo de que no se enojara tanto? Con todo eso seguramente habría comprado dos, hasta tres juguetes sexuales y varios arneses para amarrarlo a su cama como debía ser.

Miró la hoja con atención y luego la pasó.

— ahora firme usted, por favor. — Hoseok le arrebató el bolígrafo de las manos; Hyungwon juraba que algo en el interior del castaño no le permitía soltar la gran furia que tenía dentro, así que sólo se dedicó a mirar al rededor de la tienda.

— listo, este es su nuevo equipo. Lo puede activar cuando quiera y si gusta puede revisar que cuente con todos los accesorios.

— Gracias. — el castaño sonrió de manera brillante a la vendedora, quien hizo una leve reverencia dejándolos solos. Hyungwon abrió levemente los ojos en un gesto de haberse casi impresionado.

— de nada. — respondió y paulatinamente la sonrisa de Hoseok se convirtió en una expresión de odio que lo hizo reír. — what the heck, bro?

— ¿de nada? ¿De nada? — Hoseok re soplaba furioso. — ¿quieres que te recuerde que fuiste tú quien salió de quién sabe dónde infiernos y tiró mi teléfono a los pies de una señora y su bebé? Te odio, Chae Hyungwon ¡así que ya deja de seguirme y hacer mi vida una mierda!

Hyungwon lo tomó de la barbilla haciendo que se detuviera y sin darle tiempo de reaccionar a nada  atrapó sus labios firmemente; fue intenso al apretarlos entre los suyos y luego mordió el inferior haciéndolo jadear.

— mmhhg, me encanta cuando juegas a hacerte el difícil. — Hoseok se quedó viéndolo por varios segundos en los que sólo se dedicó a respirar con dificultad, dio otro beso corto y al parecer eso hizo que despertara, porque de la nada comenzó a lanzarle puños como si el fuera algún criminal que lo estaba acosando.

— ¡estúpido cara de rana!

Oh no ¡eso si que no!

— ¡no soy una maldita rana! ¡Si yo soy una rana, entonces tú eres un conejo y una perra tonta!

This dumb bitch makes me crazy, seriously.

— comete una mierda, Hyungwon ¡no quiero que te acerques nunca más a mi, guarro! — tomando todas sus cosas Hoseok salió de ahí y Hyungwon lo siguió con la mirada hasta que lo perdió por completo. Tenía la sangre en la cabeza y el corazón le bombeaba como loco.

Sólo deja que se vaya y ya, no tiene sentido insistir.

Y así lo hizo.

Esa misma noche, mientras dormía, Hyungwon sintió unas dulces caricias por sus piernas, jadeo y suspiró ante él cálido beso en el interior de su muslo que lo calentó en seguida; abriendo los ojos lentamente halló que estaba en su habitación y gimió al sentir una boca caliente tomar su miembro. Desconcertado miró hacia abajo encontrando que alguien permanecía bajo las sábanas

Pero qué mierda...

Soltó otro gemido más profundo, sus músculos se tensionaron ante el inmenso placer y mordió su labio porque jamás se había sentido tan bien.

— oh, come on. Sí — la persona se detuvo y comenzó a subir buscando salir de entre las sábanas, así que curioso y deseoso de que continuara las levantó llevándose un susto de muerte.

Cabello castaño, su flequillo largo partido en un lado casi cubria su ojo y sus labios rojos húmedos se encontraban entreabiertos; él pasó su lengua por los mismos y sonrió tan brillante que inclusive pudo haberse quedado ciego.

— Hyungwon, más~

— Fucking shit! ¿¡Hoseok!?

Hyungwon soltó un grito de muerte en medio de la noche, se levantó sudando a mares y respiraba con dificultad absoluta; aterrado quitó las sábanas buscando por todos lados y lo único que halló fue una increíble erección y nada más.

Eran las jodidas 3:01 de la madrugada, había ido a la cama temprano porque el día fue una mierda por su culpa, por culpa de Hoseok. Se tiró de nuevo rebotando levemente, cerró los ojos y su cara de perra caliente le asaltó hasta el alma, contuvo un jadeo y apretó los labios abriendo los ojos de nuevo.

— vamos, Hyungwon ¿qué te sucede? — se lo preguntó mirando el techo, recordando el par de besos que habían tenido. Eso no era nada, había hecho cosas más grandes con muchos otros y no por eso soñó con ellos — está empeorando.

Debía estarlo

No era un excelente conocedor de su enfermedad, porque para comenzar no aceptaba en absoluto que tuviera algo demasiado grave o de importancia, pero aquella obsesión con Hoseok debía signicar que algo iba realmente mal.

Miró su celular sobre la mesa de noche, encendió la lámpara y se dedicó a revisar hallando su número.

"¡[...] ya deja de seguirme y hacer mi vida una mierda!"

No debía hacerlo ¿por qué? Ya el inútil le había dejado claro que no quería nada, así que no tenía sentido insistir de ninguna forma en algo que seguramente sería una pérdida de tiempo y que se desperdiciaría en su totalidad, porque él seguramente era de los que tenían esa mente cerrada y débil.

Pero nunca lo sabrás si no lo pruebas.

Con sólo ese pensamiento bajó sus pantalones de pijama lo suficiente hasta descubrir su erección y abrió la cámara de su teléfono tomando unas fotos esplandidas y cuando estuvo satisfecho comenzó a grabar mientras se masturbaba.

¿Estaba mal?

En la mente de Hyungwon no, en su cabeza sólo podía recordar la sensación de su sueño, esos labios gruesos cerrándose en su polla, y esa voz en un tonito dócil que lo ponía caliente y le ponía vellos de punta. Era una locura, deseaba a Hoseok tanto que su mente inquieta comenzaba a desvariar sobre todas las cosas que quería hacer con él.

Mierda, sí...

Gimió sin contenerse, su mano pasaba por su erección y se aseguraba de grabar muy bien cada lento movimiento, mientras pensaba en él.

Llegando al clímax dejó su cuerpo llenarse de esa inmensa y placentera sensación, su cuerpo se sacudió y gimió más fuerte disfrutando cada instante. Le encantaba el sexo, le encantaba experimentar, pero seguro amaría más hacerlo con ese cuerpo que le despertaba un deseo inimaginable.

Después de limpiarse y recuperar la razón — al menos un poco — se dispuso a hacerlo. Tenía la ventana del Chat de Hoseok lista y el puntero del texto parpadeaba insistentemente, se quedó mirando la pantalla y levantó la vista creyendo que era tonto.

¿Por qué no puedes buscar a alguien más y ya? Él es aburrido.

Tenía que hacerlo hacerlo, debía rendirse de una vez porque si seguía así seguramente haría una locura. Salió de Kakao, apagó el teléfono y lo dejó en la mesa de noche volviendo a la cama; no estaba para tonterías y Hoseok no era para nada su tipo, definitivamente no lo era.

Estúpida perra tonta.

◇◇◇

Desastre

Lo que en un momento creyó era imaginativo se convirtió en realidad; tenía su hermoso rostro hecho una mierda debido a las ojeras, todo por culpa de Hoseok que insistentemente iba a visitarlo en sus sueños, cada vez en alguna posición o vestuario erotico diferente.

Quería molerse los cesos de un tiro.

Estaba harto, lleno de estrés y lo único que podía aliviar eso era comprando un juguete nuevo.

¿Qué adquiriría esta vez? ¿Quizá un anillo para pene? ¿O un vibrador? ¿Tal vez un estímulador de próstata con mando a distancia? Quería algo genial, algo que lo hiciera gritar de placer o el culo de Hoseok; ambas opciones eran tentadoras.

Caminó por ese lado de la ciudad sin prestar atención más que por donde iba, en sus audífonos 'You Really Got Me' de the Kinks, sonaba a todo volumen haciendo que el ruido del mundo exterior se pusiera en off

Así es mucho mejor

Asintió la cabeza ante las tonadas de guitarras al estilo retro, siguió caminando tarareando y cuando llegó a su tienda erotica favorita hizo el intentó de empujar la puerta, casi cayendo hacia adelante en el intento. La puerta se abrió por sí sola y quedó justo en frente de un sujeto que tenía una sudadera enorme negra, tenía cubrebocas de igual color y la capucha arriba; lo único que se podía notar con claridad era un flequillo castaño que casi cubría su ojo.

La tonada en sus auriculares se detuvo por completo, las voces al rededor regresaron a la normalidad y la sorpresa fue aún mayor porque estaba seguro de que, lo que estaba sucediendo, no era ningún maldito sueño

— ¿¡Hoseok!?

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Hola, personitas 😆✌️

Aquí un nuevo capítulo para ustedes. Espero que lo disfruten mucho, recuerden que si tienen alguna pregunta, duda o lo que sea entonces pueden dejar sus comentarios.

Nos leemos al rato con el cap 3📌

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