#8
—¡Hola! —saluda Leo entrando a la sala, abrazado a Abby.
—¡Ya estoy aquí, perras! —grita Iris con energía desbordante, pasando a un lado de la pareja recién llegada.
—Pensé que te había sucedido algo —alega Daniel—. Estube a punto de salir a buscarte, Iris.
Todos rien al escuchar a Daniel, excepto Eros. Su vista está perdida en algún lugar de la sala, su respiración es suave. Sus labios se encuentra entreabiertos, dejando escapar pequeños suspiros.
La botella de cerveza en su mano derecha, se encuentra medio vacía y gotas de agua caen de ella, producto del ambiente caluroso.
Sin previo aviso Eros voltea su cabeza y de inmediato apartó mi mirada, poniéndola en el suelo.
—Muy bien —dice Emma—, llego la hora de calentar está fiesta.
—¿Qué juego nos tienes para hoy Emma? —pregunta Ares.
—Para hoy he escogido: la botella —responde—. Muy bien, ¿quién comienza?
—Yo lo haré —se ofrece Ares, colocando su botella de cerveza vacía, en la mesa que se encuentra en medio de todos—. ¡Y que comience a girar!
La botella de vidrio café, arranca a girar rápidamente para luego comenzar a disminuir la velocidad y detenerse frente a Camila.
—Yo Ares, te reto a ti, Camila, a darme una manada.
Lo miro estupefacta y con mi mandíbula casi llegando al suelo.
—Ares, te romperé la cara si te vuelves a insinuar como una prostituta barata, a mi novia —le amenaza Oriel.
—Okay, fue solo una broma —se defiende Ares con las manos al aire—. Te retó a que te bebas de un tragó, dos copas de tequila. Es un reto suave.
Todos miran a Camila esperado su reacción. Para mí sorpresa está se levanta de enzima de Oriel y camina en dirección al chico de rostro perfecto y enrrollador de chicas.
—Sírveme dos tragos, Leiton —le ordena Camila a este.
—¡Claro! —responde este comenzado a servir los dos tragos—. Solo, no hay limón, ni...
Las palabras de Leiton quedan en el aire, a ver como Camila toma las dos copas y las bebe una tras otra, sin problema.
—...Ni sal —termina minutos después.
—La sal y el limón son para maricas como tú y Ares —afirma esta, caminando de regreso hacia su lugar junto a Oriel.
—O mi hermano te pone a tragar mucha leche y ya tienes garganta de acero —enfatiza Ares.
—Vete a la mierda, Ares —insulta su hermano.
—Muy bien, me toca —Camila no pierde tiempo y pone a girar la botella.
Cierro mis ojos esperando que esta vez, pueda salvarme de nuevo.
—¡Puf! Le a tocado a Leiton —brama Ares.
—Te reto, a que beses con Emma —apunta Camila.
—Con gusto —admite Leiton—, pero ¿qué opinas tú Ares?
—Que haga lo que se le dé la gana, es una mujer libre —responde este, bebiendo un trago de tequila.
Leiton no lo piensa dos veces y pronto se encuentra besando a Emma.
Yo por otro lado, fijo mi vista en el piso de madera, no me importa si doy la impresión de ser una mojigata.
—¡Dije que la besaras, no que te la comieras frente a todos! —exclama Camila horrorizada.
Todos ríen a carcajadas excepto Eros y yo. A juzgar por su rostro, a él tampoco parece hacerle mucha gracia este tipo de juegos.
—¡Gira, Gira! —pide Leiton a la botella, pero rápidamente está se detiene frente a Ares—. Reto fácil, te retó a que te quites la camisa.
—Juro que estoy comenzando a dudar de tu heterosexualidad, Leiton —opina Leo, con semblante serio.
—No jodas Leo, solo le hago un favor a Emma —se defiende éste.
—Esta hecho, ya no importa. Lo que importa aquí es que es mi turno de nuevo y solo diré que comenzaré a sacar la artillería pesada amigos —informa Ares continuando con el juego.
Elijo no ver en qué momento se detiene la botella, ni en qué dirección termina.
—¡Oh! Es tú turno Blair —indica Ares—. Pues, te reto a que te beses con la persona que se encuentre frente a ti.
Aterrada levanto mi vista de golpe en dirección a Eros y para mi pesadez este ya se encuentra mirándome.
Su ceño se frunce en señal de molestia y tal como en la clase de marketing, se levanta de su lugar bruscamente.
—Vete a la mierda Ares —expresa Eros, colocando su cerveza en la mesa, con evidente irritación.
—Es solo un juego, Eros —habla Ares restando importancia.
—Tú y tus juegos se pueden y al infierno —vocifera.
—Solo bésala, Eros —pide Emma.
—No creo que su apariencia represente a una cualquiera, como tú lo haces al enrrollandote con quién te lo pida —ratifica Eros.
Todos se quedan en silencio al escuchar las fuertes palabras de Eros. Este no pierde más tiempo y sale de la sala, cruzando por mi lado, rozando su mano izquierda contra mi hombro derecho, provocando que un escalofrío me corra por todo el cuerpo.
Minutos después el rugido de un auto se escucha a las afueras de la cabaña y no dudo en saber que se trata Eros.
—¿Qué carajos le pasa? ¿Por qué trata a Emma así? —pregunta Ares, con desconcierto reflejado en su rostro.
—Paso, que tus malditos juegos y los de Emma, son una mierda, que hacen enojar a Eros —responde Oriel, levantándose de su asiento junto con Camila.
—¿Se van? —pregunta Ares.
—Nosotros también nos vamos —avisa Leo—. Blair, si quieres podemos llevarte de regreso a la residencia.
—Sí, por favor —pido poniéndome de pide rápidamente, dejando a Ares sin la menor duda de que no quiero estar más en su cabaña.
—Vamos —pide Leo, comenzando a salir de la sala.
—¿Te vas entonces? —pregunta Ares poniéndose frente a mí y demaciado cerca para mí gusto.
—Sí —murmuro dando un paso hacia atrás.
—Okey —susurra acercándose más y dejando un beso en mi mejilla izquierda, muy cerca de mis labios.
—¿Blair? —me llama Abby.
Paso a un lado de Ares y camino lo más rápido posible, para que no se le ocurre volver a detenerme. Salir de la cabaña fué más fácil que cuando entre.
—Esperemos aquí, Leo irá por el auto —avisa Abby, deteniéndose a la orilla de la calle.
Yo solo asiento con mi cabeza.
No esperaba que esto terminara así. Eros marchándose cabreado, por culpa de su hermano y Emma terminando de sufrir las consecuencias.
Las crudas y frías palabras de Eros, le llegarían al alma a cualquier persona. Sigo sin creer que haya podido soltar eso frente a todos, sin importar lo que la pobre pelirroja hubiera podido sentir.
—¿Blair? ¿Está todo bien? —interroga Abby—. Leo nos espera al otro lado de la calle.
—Estoy bien —murmuro comenzando a avanzar en dirección al auto de Leo.
—Claro —la escucho decir tras de mí.
Subo a la parte trasera del auto sin soltar palabra, solo espero llegar a la residencia y lanzarme sobre mí cama, para no despertar hasta mañana.
—¿Todo bien, Blair? —pregunta esta vez Leo, mirándome por el retrovisor.
—Sí. —respondo.
Ni Leo y Abby, vuelven a dirigirme la palabra en todo el trayecto hacia la recidencia, aunque ellos siguen conversando.
—Gracias —agradezco cerrando la puerta del auto.
Leo se despide con una de sus manos antes de arrancar y volver a avanzar por la carretera.
Miró la entrada de la residencia, mientras froto mis manos tratando de generar calor. El frío es más fuerte a altas horas de la noche y mi chaqueta ya no pude competir contra este.
Empujo una de las puertas de cristal para conseguir adentrarme en la recidencia. Subo a paso rápido todos los escalones hasta llegar al tercer piso y camino por lo pasillo en busca de mi puerta.
A escasos metros de esta, sacó mis llaves y me preparo para insertar una de ellas en la cerradura.
En cuanto la puerta se abre deja a la vista mi habitación de paredes blancas.
De nuevo esta me hace el recordatorio de que aquí en Bagusth, estoy sola y que posiblemente, los amigos que logré hacer durante este tiempo, en algún momento de mi vida se irán o talvez sea yo la que termine por irse.
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No sé les olvide dejar su voto!!!!
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