#27

Abro de golpe los ojos al no sentir su presencia a mi lado. Me siento y observó a mi alrededor en su búsqueda, pero rápidamente caído en cuanta que se a marchado hace rato. Salgo de la cama rascando mis ojos en dirección al baño en donde me cepillo los dientes y me ducho. Camino hacia mi closet y saco un short y una blusa con mangas, aún sigue lloviendo y hace frío. Me visto y luego peino mi cabello con lentitud hasta que mi atención cae en mi laptop abierta, la pantalla está apagada, pero intuyo que Eros la a utilizado antes de irse. Me movilizó por la mi habitación y enciendo mi portátil de inmediato.
Retrocedo un paso al ver la fotografía familiar que siempre a estado en la entrada de la sala de mi abuela, totalmente reparada con la pieza faltante. Hay un hombre exactamente igual que mi padre, abrazándome a mí y a mi madre mientras sonríe al igual que todos los demás hacía la cámara.

El cepillo se resbala de mi mano y me sobresalto. Cierro el aparato y tomo mi teléfono celular.

—¿La viste? —La voz de mi prima hace aparición.

—¿Cómo es posible? ¿En donde encontraste la parte cortada?

—En el sótano, en un cofre vacío —responde.

—Te das cuenta de que si eso es real...

—Lo sé. ¿En dónde esta ese otro hombre? ¿Podría ser tú padre?

—No, yo ya tengo un padre.

—Pues en esa fotografía parece mostrar lo contrario.

—Solo... Avísame cuando vengas. —Cuelgo.

Miro el cepillo en el suelo con temor de moverme, pero me sobresalto al escuchar la puerta abrirse con brusquedad. Por ella entra Eros con bolsas de comida y con sus jeans, y chaqueta de ayer, sin embargo su camisa no está y su pecho está al aire.

—Nena, espera un segundo —pide quitándose la chaqueta con violencia—. Iré a romperle la cara a ese imbécil.

—¡¿Qué?! —me alarmo y salgo al pasillo junto a él—. ¡¡Eros Dickerson, ven aquí inmediatamente!!

El mencionado se detiene y me mira con la mandíbula apretada. Frente a él está un tipo que no conozco, pero que está a punto de salir corriendo por la escaleras.

—Vamos adentro —hablo, logrando que deje vivir al otro chico un día más—. ¿Por qué ibas a golpearlo?

—Al parecer el hecho de que esté con una mujer les vuelve más entrometidos que de costumbre —responde cerrado la puerta de mi habitación—, y eso que no escuchaste a ese imbécil decirle a todos que escucho como te follaba toda la noche.

Abro mis ojos exageradamente.

¿Él y yo teniendo sexo?

—Como si yo permitirá que escucharán a mi mujer gemir mientras le hago el amor —continua desahogándose—. Por Dios, ¿Te imaginas a ese hijo de puta tras la puerta escuchando como te...¡Joder! Debiste dejarme quebrarle una mano al menos.

—Eros, tu yo no...

—El día en que te haga el amor por primera vez y las mil siguientes, será en una playa muy solitaria y lejana o en mi departamento, hay quien se atreva a...

—¡Puedes calmarte! ¡Solo esta mintiendo! —suelto, tomándolo de los hombros y haciendo que se siente en la cama—. De tomas maneras yo jamás...yo no...

Una cara perversa lo domina y tira de mí logrado que acabe sobre él.

—¿Tú no qué? —susurra besando mi cuello—. ¿Sabes cuánto de deseó?

—Eros...

—¿Sabes cuando fué la última vez que estuve con mujer? —arrugo el entrecejo—. No te enojes. Fué cuando tuve diecinueve años.

—No te lo creo. Estoy segura de que hubo alguien que te provocó —razono.

—Lo sé, no suena real, pero después de la muerte de mi hermana no hubo ni tiempo ni ganas —confiesa, tirándome en la cama y posándose sobre mí—. Y en mi defensa la única que me exita eres tú. ¿Recuerdas la vez en el elevador?

Asiento con la cabeza.

—Tuve que estar en mi tina una hora completa tratando de enfriarme —. Siento que mi cuerpo se calientan lentamente con su confección—. Me existas y mucho. Blair, tengo ganas de ti todo el tiempo.

—No vamos a tener sexo aquí, no importa lo que me digas —aseguro, al sentir sus caricias en mis piernas.

—Lo sé nena. Y hay tres cosas.

—¿Cuáles? —pregunto.

—La número uno: no hemos desayunado y no tenemos fuerzas. Número dos: no voy a tenerte aquí y tercera, pero no menos importante: yo solo podría hacer el amor contigo, el sexo es para estúpidos como mi hermano.

—¿Sabes que las personas que hacen el amor es porque se tienen cariño o se aman? —pregunto con detenimiento.

La mirada de Eros es intensa. Una sonrisa torcida se amolda en su rostro.

—Ahora lo sabes, Blair.—murmura en mi oreja, para después levantarse he ir por nuestro desayuno.

¿Me ama?

¿Eso es lo que trata de decirme?

—¿Me amas?

—Estube a segundos de golpear a alguien por difamarte, ¿tú qué crees?

—¡Dios, Eros me ama! —exclamo mirado el suelo—. Y todo este tiempo creí que me odiaba.

—Corrección, si te odiaba, pero la otra parte pudo más —aclara—. Además eres demaciado sexy como para dejar que sigas por el mundo sin ser mía.

—¿Ahora eres posesivo?

—O sí, nena y es solo el comienzo.

********************************

Hola volví, esperó les guste el capítulo.

Espero volver pronto.

Los ama,

Celeste.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top