#22 (Especial).
Eros.
Miro por la ventana la lluvia caer. El repicar de las gotas contra el cristal una y otra vez. La ausencia de sol y colores.
Todo era gris. El clima perfecto para describirme, porque así es como me siento casi todo el tiempo.
Desaparecer.
Eso es lo que quiero muchas veces, ser invisible. Aunque debo decir que en cierta manera lo era, solo es cuestión de ignorar a todos a mi alrededor y listo, Eros no existe.
Años encerrado en un mismo e inhóspito lugar, me enseñaron que ser silencio y escurridizo, era la mejor forma de sobrevivir aquí.
No me siento roto, ni desgarrado, me siento de una forma mucho peor: Destruido.
Ella se fue y con ella se llevó parte de mí. Gracias a eso no e logrado recuperarme, no hay pieza que encaje en el rompecabezas que soy. Eso explica porque es que no puedo sanar por completo. Pensé que desaparecer me daría la fuerza suficiente para salir de esta pesadilla, pero aún cargo con ella. El pasado se niegan a abandonarme aún.
Nada a cambiado. La rutina se a vuelto cansada y agobiante, los libros, nadar, mi piano y escribir, ya no pueden con mi tristeza. Sí. Eso es lo que siento a cada minuto, en cada instante, asfixiándome más en la miseria y el dolor.
¿Cómo deje que pasara? ¿En dónde demonios estaba? Ella me necesito y yo no estuve ahí.
Me duele tanto, como si los días, meses y años no hubiesen pasado y yo siguiera enganchado en ese día todavía.
Jamás me perdonaré por no haber estado ahí a tiempo, por la lágrimas de mi madre y por los gritos de Ares.
Impotencia, rabia, eso sentimos todos, al verla sin un rastro de vida en su rostro.
No había una hermosa historia ni mucho menos un final feliz.
Sigo y seguiré así de muerto.
Pero ahora también hay algo más ocupando mi mente y no hablo de mis partituras o escritos, si no de alguien.
Blair.
Tan solo con recitar su nombre en mi mente me hace soltar un suspiro. Una niña inmadura reclamaba de forma dura un lugar en mi cabeza. No era para menos, aún recuerdo sus manos delineandolo mi pecho, mi voz irreconocible y respiración frenética.
Ella vuelve loco mi sistema, todo en mi pierde el control y el sentido.
Sus ojos risueños y sus perfectos labios, me recuerdan que la perfección si existe, y la he tendido frente a mí.
El calor de sus manos, el olor de su piel me llenan de éxtasis y...¿felicidad?
Ya no sabía como se sentía eso, todas esas sensaciones habían sido borradas ese nefasto y negro día. Estar en mi mente seguramente era peor que el infierno, al menos ahí hay una función, en mi mente no hay nada mas que recuerdos oscuros llenos de culpa.
Tanto tiempo tratando de repararme que al final olvidé como de hacerlo, de todas formas ya nada tenía sentido para mí. Perdí a mi familia ese día y la seguí perdiendo después de mi regreso, ya nada fue igual, todos teníamos ese agujero dentro de nosotros.
Después de ese día también perdí a Ares, ese chico dulce y cariñoso del que ahora ya no queda ni quiera la sombra.
Iris, ella fue todo lo contrario, pareció absorber todo el amor del mundo y lucho por esparcirlo a nosostros. Por fortuna lo logró con mamá, papá y Oriel, apaciguando así lágrimas de tristeza.
Oriel, él prometió seguir adelante y no dejarse caer por más que le fuera difícil seguir. Me atrevo a decir que fue el más fuerte de los cinco, lo ví llorar solo una única vez. Los demás días no derramó ni una lágrima demostrando y enseñándome a sufrir en silencio.
Yo, solo fui un cobarde que sin saber se hundió cada día a más, no aprendí lo suficiente de mi hermano ni supe tomar el amor de mi hermana.
A pesar de todo, mi familia seguía ahí, firme y protectora, pero yo, ya no me siento parte de ella. Me siento solo a pesar de tener a personas que me amaban a mi alrededor.
Mi encierro y su partida me obligo a madurar más rápido, supe como alejar y alejarme de las personas. Si algo había aprendido: es que cuando permites que alguien entre en tu corazón, le das el permiso de romperlo.
Ahora solo había una cosa para mí. Papá al final logro convencerme de tomar su puesto en la empresa familiar, en cuento me gradúe. Sentí terror al principio, pero luego la sensación de poseer la confianza de mi padre de nuevo me aliento. Al final todos tenemos un lugar asegurado en cuanto saliéramos de la universidad, pero ¿qué pasara con Blair?
¿Y si no la vuelvo a ver?
¿Y si se marcha tan lejos que no podré encontrarla?
En poco tiempo preguntas cómo esas llenaron mi mente y ya no pude sacarlas de ahí, por primera vez desde hace mucho tiempo tengo miedo de perder a alguien que nunca a sido mía.
A veces mientras trato de escribir, recuerdo avergonzado, el momento en que me atravesé en su camino por la acera, intencionalmente, provocando que chocaramos. No estoy orgullo de eso, pero en ese momento fue mi única reacción para poder mirarle más de cerca. Unos hermosos ojos café y unos apetecibles labios pidiendo disculpas por algo ajeno a su culpa, pero ¿y qué fué lo que hice? Me comporte como un cretino.
Y a pesar de mi comportamiento, Dios hizo que la encontrará al día siguiente, con su mirada sobre mí. ¿Yo nervioso por una mujer? Ni siquiera lo podía creer y no pude más que mirarle directo a los ojos mientras tensaba mi mandíbula al punto que mis dientes se romperían por completo.
El probar sus labios por primera vez, el sabor inolvidable, la suavidad acogedora que desprendían aquella mañana lluviosa, que logro calentar mi sistema, pero sobre todo mi destrozado corazón.
Blair, ¿qué estás haciéndome?
—Toque la puerta, pero no abriste —escucho decir—, así que decidí entrar para mirar que no te has caído en la ducha y te hayas roto un brazo.
Aparto mi vista de la venta y la pongo en ella al reconocer su voz.
—Madre de Dios —la escucho susurrar—. ¿Qué tienes contra las camisas?
Parpadea de forma rápida, con las manos dentro de los bolsillos de su suéter.
—Ares me dijo el número de vuestra habitación —informa viniendo hacia mí.
—¿Qué quieres? —suelto de forma brusca y esto la hace pegar un salto.
«Claro, continua siendo un idiota, Eros».
—Yo...vine a buscarte —murmura mirando por la ventana —, pero creo que es mejor que me valla.
«¡No!».
—Quedate, solo si quieres.
Su mirada se aparta de la ventana y la pone en mí.
—No creo —concluye alejándose algunos centímetros de mí.
Una sonrisa pícara se forma en mis labios al verla luchar para no mirar mi torso.
—¿Te gusta el espectáculo?
Mi pregunta parece sorprenderla profundamente y de inmediato noto la tensión que se empieza a formar entre nosotros
Se toma su tiempo para responder y eso me hace comenzar a sentir un tsunami de escalofríos. Su belleza es realmente irresistible, tanto que llega a exitarme.
—Sí —susurra.
«¡Joder!»
«¡Quiero lanzarme sobre ti en este momento!»
Quisiera tenerla así de cerca siempre, solo nosotros dos, sin nadie más a nuestro alrededor, pero en la verdadera vida no es así y sinceramente me pregunto: ¿cómo es en realidad?
Frunce el ceño pero no hace ningún gesto para alejarse más de mí, viéndonos ahora, solo somos un par de amigos intercambiando palabras, pero ambos sabemos que hay algo más.
Sus ojos se han vuelto más sombríos y profundos.
Se me acelera el corazón.
Pasa una mano por su cabeza y se aclara la voz.
—¿Qué sucede?
Da pequeños pasos hasta quedar frente a frente. De inmediato mi otros sentidos se ponen alertas, su olor llega a mí y se me hace más cautivador de nunca. Cada mirada de deseo multiplica las sensaciones dentro de nosotros.
—¿Te noto algo perpleja?
—Lo estoy —confirma.
—¿Por qué?
—Mis acciones de hoy por la mañana, no han sido correctas —murmura provocado que me congele.
—¿Qué? —pregunto mirándole sin entender.
—Lo de hoy por la mañana fué un error —concluye haciendo que deje de respirar por un momento—. Lamento haber invadido tu privacidad, prometo que no volverá a pasar.
Y al terminar de decir sus últimas palabras sale de mi habitación dejando un hilo de su perfume.
—Me has lástimado, Blair —susurro mirando la puerta por la que a salido—. Así que yo también te lastimaré a ti.
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