#15

Escucho un grito masculino junto con pasos apresurados por el pasillo me hacen abrir los ojos de golpe. Escucho risas y el indescriptible sonido de una olla ser golpeada de forma rápida.
Miro en dirección a la puerta y suelto un bufido al reconocer la voz de Ares y Leiton.

«¡Idiotas!».

—¡A levantarse, pequeños retoños de mamá!

Me deshago de la cobija que me cubre, y estiro mi mano hacia la mesa de noche y tomo mi goma para el cabello.

Doy pasos lentos y pesados en dirección al baño, en minutos me encuentro frente al lavado y tomo el nuevo cepillo de dientes junto con la pasta dental.

—¡Mi lady! ¡Hora de levantarse! —ruego mis ojos al escuchar como me a llamado Leiton.

En cuanto termino de cepillarme salgo del baño y camino hacia la puerta para abrirla de golpe.

—¡Si no dejan de hacer ruido les voy a partir el culo! —el grito de Eros me hace reír, pero en cuanto lo veo salir de su habitación mi risa desaparece.

—¡Alguafiestas! —grita Ares antes de salir corriendo junto a Leiton escaleras abajo.

Inicio a cambinar, mientras las plantas de mis pies absorben el frío del suelo. Pasos fuertes y pesados se escuchan tras de mi, pero prefiero no voltear, no quisiera encontrarme con el mal humor de Eros Dickerson, tuve suficiente ayer.

—Al parecer los modales no son dados de ti —escupe pasando por mi lado y bajando las escaleras antes que yo.

«Claro, yo soy la que acaba de gritar que le va ha partir culo a su hermano».

Bajo las escaleras lentamente evitando hacer algún ruido que llamé la atención de cualquiera. En cuanto finalizó los escalones miro al mi alrededor, botellas y vasos plásticos se encuentran por todas partes.

—Este café sabe asqueroso—se escucha la voz de Leiton.

—Pues la próxima vez lo preparas tú. ¡Oh, claro! No sabes ni siquiera como hacerlo —puntualiza Camila.

—¡Eros! ¡Buenos días! —los chillidos de Emma me hacen poner los ojos en blanco.

—Cierra la boca —refuta el susodicho.

En cuanto entro a la cocina, puedo observar como todos de encuentran alrededor de una encinera blanca. Unos de pie y otros sentados en las finas sillas de madera embarnizadas, o mejor dicho en el caso de Emma y Ares, ella sobre él.

—Miren quien a despertado —habla Leo sonriendo.

—¡Buenos Días! —saludo.

—Hay café y tostadas con jalea —comunica Iris mostrándome una de sus tostadas a medio comer.

—Gracias —agradezco entrando a la cocina.

Miro a mi alrededor en busca de una jarra y las diviso sobre un mueble aéreo blanco, con puertas de madera y cristal. Camino hacia el y estiró mi mano para abrir la puerta con dificultad, pero mi tamaño no es suficiente como para lograr alcanzar una del las jarras.

—No puede ser, porque tienen que ser tan altos —mascullo.

—O tal vez tú eres muy pequeña —su voz provoca un escalofrío en toda mi espalda.

—Me pasas una por favor —murmuro.

Eros me mira unos segundos antes de estirar su brazo y fácilmente tomar una jarra azul y pasármela.

—Gracias —murmuro alejándome lo más rápido posible de él.

Rápidamente tomo el pichel de cristal y vierto café en mi jarra.

—¿Azúcar? —ofrece Abby mostrándome otro recipiente de cristal.

—Sí.

Camino hacia la azúcar, pero me distraído mirando como Eros se sirve su jarra y sin un poco de azúcar empieza a beber su café.

—¿Hermano, azúcar? —Eros sale de la cocina ignorando a su hermana menor—. A veces lo detesto a él y su comportamiento de idiota.

Encontrarme sentada en una roca y mirando la ancha espalda de Eros, no estaba dentro de mis planes para este fin de semana, pero ¡diablos! Es casi imposible mirar hacia otra parte teniendo tan magnífica vista de su tracero, cubierto por solo unos shorts de baño rosa. Sin mencionar la fascinación que me provoca mirar el lunar que se encuentra bajo su omóplato izquierdo. Además, tampoco es que pudiera hacer algo más, no saber nadar me mantiene en donde estoy, sentada acosando a un hombre que cada vez que me mira se encarga de hacerme saber cuanto me odia.

—¡Llego la ahora para ti, Blair! —giro mi cabeza en dirección a Ares.

—¿Qué? —pregunto poniéndome de pie.

Este solo me sonreí con malicia antes de llegar a mi y empujarme con fuerza.

Y claro, como lo estúpida que soy, me encontraba sentada no en cualquier roca, sino en una de las más altas, en donde perfectamente podría hacer un clavado en dirección a la parte más onda del lago.

—¡¡Ares!! —suelto un grito asustada, pero este solo ríe.

Tomo todo el aire que puedo antes de que mi cuerpo impacte de forma violenta contra el agua y comiéndose a hundirme. Rápidamente comienzo a mover mi brazos y piernas tratando de poder subir a la superficie que cada vez se me hace más lejana.

Nunca había tenido más miedo en mi vida, nunca quise tanto poder respirar un poco de aire. En minutos mis pulmones se encontraban al límite y las burbujas que salían de mi boca, mostraban que estaba perdiendo el poco oxigeno que me queda.

De pronto, dejo de mover mis extremidades cansada, sabía que no lograría salir, el dolor en los oídos y el ardor en mis ojos, eran una muestra de la falta aire.

Cierro mis ojos molesta conmigo misma, por no poder hacer nada más por mi. Sentir como mis pulmones se llenan de agua y mi nariz me traiciona dándole paso.

De repente un brazo me envuelve por las costillas y tira de mi hacía arriba. En segundos, más de la mitad de mi cuerpo se encuentra fuera del agua y el aire fresco golpea mi rostro.

—¡Oh Dios! ¿Tiene pulso? —puedo escuchar voces llenas de angustia, pero me siento incapaz de reaccionar.

Quien me salvó, pasa uno de sus brazos bajo mis piernas y me levanta sacándome del agua de una vez por todas.

—Cuanto lo siento, Blair.

—Alejate de ella, Ares.

Mi espalda toca una superficie dura y un par de manos me sujetan de la mejillas.

—Blair, respira.

Y como si las palabras de Eros fueran mágicas, de inmediato retomó mi respiración y vomitó el agua que entro en por mi boca.

—Eso es, vas a estar bien —sus palabras dulces y reconfortantes, logran que mi ojos se humedezcan.

—Blair, perdóname —logro reconocer la voz de Ares, pero lo único que me genera es enojo.

—Alejate, crees que con un maldito perdón, vas ha saldar el hecho de que casi muere por tu culpa —las palabras de Eros suenan llenas de rabia.

Trato de levantarme con mis codos, pero mis brazos son incapaces de soportar mi peso, se sienten como gelatina, débiles y frágiles.

—Me la llevaré de aquí —informa Eros levantándome del suelo y comenzado a caminar conmigo a cuestas.

—Mi auto está a cuatro metros de aquí —dice Oriel—. Tómalo, Iris irá contigo, ella ayudará con el baño.

—Muy bien.

Nos tomo menos de media hora llegar a la cabaña, Eros no me dejó sola ni un solo momento, hasta que mi baño de agua caliente lo obligó a dejarme a solas con su hermana.

Más tarde una de las suaves y ligeras pijamas de Iris me arropan, mientras Camila peinada​ mi cabello y Emma parloteba sobre uno de sus fracasos amorosos.

—Saben fue estúpido, tenía dieciocho años y él veinte. Me dejó solo porqué no accedí a practicar sexo anal con él —su voz se escucha llena de indignación—, pero de todas maneras me dejara él o no, yo lo hubiera hecho después, debía reconocer que yo era demaciado para su pequeño pene.

—No puedes hablar sobre algo más productivo, escucharte parlotear sobre Rander dan ganas de vomitar —protesta Camila.

Emma hace caso omiso a la petición de Camila provocando una discusión a la que más tarde se unió Iris.

Cansada de escucharlas digo en voz alta:

—Quiero irme a casa.

Todo a mi alrededor queda en silencio.

—¿Estas segura? Aquí podemos cuidarte —dice Iris poniéndose de cuchillas ante mí.

—Sí.

—Bien, iré ha hablar con Eros —informa saliendo por la puerta abierta.

Estar alojada en la última habitación de la cabaña, me brindaba el lujo de mirar hacia todas las puertas de las demás habitaciones. Iris camina por el pasillo, hasta detenerse frente la puerta de Eros y tocarla con su puño derecho.

Minutos después un Eros despeinado y sin camiseta, abre la puerta rascando su cabeza.

«¡Genial! Dormía, una razón más para que me odie.»

Desde donde estoy, no logro escuchar lo que dicen, solo puedo ver el movimiento de sus labios. De pronto Eros gira su cabeza a mi dirección y me mira fijamente, para después regresar la atención a su hermana, intercambiar unas cuantas palabras más y volver a su habitación.

—¡Dios! ¿Vieron esos pectorales? Está tan bueno —rápidamente me levanto de la cama, harta de escuchar a Emma.

Iris quién ya camina devuelta a mi dirección, asiente con su cabeza dando a entender que Eros accedido a llevarme a casa.

—Ha dicho que prepares todo, en cinco minutos saldrán —asiento sin soltar una palabra.

—No te preocupes, puedes llevarte lo que llevas puesto —aclara Iris—, solo me encargaré de ir por una bolsa para tu ropa mojada.

—Gracias.

—Les parece si bajamos, sería bueno que la sobreviviente coma algo —propone Emma.

Sus palabras me provocan mirarla con odio por unos segundos. Tal vez a ella le parece gracioso, pero a mí no, casi muero por una maldita broma de su novio, si es que se les puede catalogar así.

—Regreso en un momento —susurra Iris en mi oído—. Ignora a Emma, es muy estúpida cuando se lo propone.

El sonido de una puerta ser cerrada de forma ruidosa me hace mirar en dirección al pasillo.

Eros camina había mí, ahora trae puesta una camisa, para mala suerte de Emma y carga una bolso en su hombro izquierdo. Sus ojos están fijos en mí, hasta que Emma trata de llamar su atención, pero lo único que consiguió fue una provada del la gran amabilidad de la que es portador Eros.

—Eros, ya tengo el apodo perfecto para Blair, después de lo vivido hoy no me queda me...

—Abre la boca cuando vayas a soltar cosas importantes no estúpidas​. Y si es imposible para ti, entonces nunca la abras —ratifica Eros—. Vamos, Blair.

Una de sus manos se extiende hacia mí, trago saliva y sin apartar mis ojos de los suyos la tomo. Su gran y fuerte mano, envuelve la mía suavemente reemplazado el frío de esta por el calor de la suya.

—Sigo creyendo que la sobreviviente necesita comer —Eros se detiene de golpe al escuchar a Emma nuevamente.

—Si la vuelves a llamar así, te sacaré a patadas de mi casa —le informa.

Emma murmura disculpas, mientras que yo me dedico a caminar junto a él mayor de los Dickerson. Mi mirada​ va puesta en el suelo restando importancia a todo mi alrededor, hasta que una mano levanta mi cabeza, haciéndome mirar la puerta de cristal.

—¿Quieres mirar al frente? No quiero llevarte al hospital por una nariz roca —me susurra.

—S-Si, lo siento —murmuro.

Eros corre la puerta de cristal y aún con mi mano unida a la suya, comienza a bajar las escaleras. En segundos llegamos a la sala y la vista de todos se posa en nuestras manos, instintivamente trato de soltarme, pero Eros me toma más fuerte.

«Ahora no me va ha soltar. ¡Genial!».

Ares camina hacia mí, pero de inmediato retrocedo instintivamente.

—Alejate —demanda Eros acercándome a él—. Es lo mejor por ahora.

Ares asiente, para después ir hacia las escaleras y subirlas a paso rápido.

—Toma —Iris levanta la bolsa con mi ropa mojada hacia mí, pero Eros la toma antes que yo.

—Dile a Oriel que las llaves​ de la cabaña están en mi escritorio, no vemos en Bagusth.

—Nos vemos —se despide su hermana.

Eros me jala en dirección a la puerta, pero antes de abrirla extiende su brazo izquierdo hacia el perchero de abrigos y toma el suyo para después ponerlo sobre mis hombros.

—Pronto lloverá —dice abriendo la puerta.

Le observo. Siempre la misma elegancia en cada uno de sus gestos, incluso en los más anodinos. Camina con mi mano entrelazada a la suya. Eros es hermoso, tal vez más de lo legal. Su barbilla cuadrada, pómulos marcados, una nariz recta y sus largas y frondosas pestañas, que esconden sus exuberante ojos de mi vista. Era una lástima que toda esa belleza fuera opacada por su estrés, soledad y amargura. Sus ojos lo delatan y muestran el vacío en su interior, quizá si lograra esconderlos, sería un perfecto mentiroso.


----------------------------★----------------------------

¡Hola! Mis enamoradas de Eros!!

¿Cómo le ha parecido el capítulo​?

Podré de nuestro Ares, creo que debe controlarse un poco. ¡¡Casi mata a nuestra Blair!!🙄😄

Es un capítulo de más de dos mil palabras, es el más largo que he escrito (por ahora 😈). Espero les guste y comenten sus opiniones.

Ahora, ¿A qué equipo perteneces?

#TeamEros.
#TeamAres.

¡Comenten su respuesta!

M.C. Moreno.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top