#13
—¿Ares?
El susodicho pasa su vista de mí hacía Eros examinandonos con una ceja arqueada.
—El mismo y único —responde acercándose.
—¿Q-Qué haces aquí? Pensé que tú y Emma...Bueno en tu motocicleta.
—Lo se, pero acordamos que ella se iría con Daniel por el Alcohol y yo vendría por ti —aclara—, vamos en mi motocicleta y no te preocupes, te daré mi casco.
De inmediato mi estómago se revuelve y digo:
—Gracias, pero no me agradan los vehículos de los ruedas —informo—. Además solo hay un casco ¿qué pasará contigo?
—No te preocupes, yo voy a estar bien —habla mientras me tiende su casco rojo—. Entonces, ¿vienes?
Mi boca de abre y se cierra sin poder soltar una palabra. Ni siquiera miro a Eros, no se si podré volver a hacerlo.
—Yo...
—Nos vamos —avisa Eros tirando de mi brazo izquierdo.
Miro a Ares quien vea a su hermano con rostro serio, pero este solo le da la espalda.
—Gracias —agradezco a Ares mientras me despido con mi mano derecha.
—No hay problema preciosa, nos vemos en la fiesta —grita este a mis espalda.
El agarre de Eros es fuerte, pero no llega a causarme daño. Camina tan rápido que me cuesta seguirle el paso.
—Ya puedes soltarme —le informo jalando mi brazo con la intención de liberarme.
—No voy a arriesgarme a perderte de nuevo —responde.
Rápidamente abre la puerta de su camioneta y me obliga a entrar a ella.
—Ponte el cinturón —ordena cerrando la puerta.
Gruño y lo hago. Minutos después arranca su camioneta y salimos del campus a toda velocidad.
—¡Acaso piensas matarnos! —exclamo asustada—. ¡Baja la velocidad!
—No. Gracias a ti, voy tarde —responde.
—Juro que si no bajas la velocidad, me lanzare fuera de la camioneta —sentencio mirándolo—. Hablo enserio.
—Adelante, házlo —responde sin ni siquiera mirarme—. Sigue comportandote como una niña de cinco años.
—¡Idiota! —exclamo cruzandome de brazos.
El viaje continúo en silencio, hasta que el celular de Eros sonó y la asistente de voz aprecio.
—Tienes una nota de voz de Ares —informa.
—Escuchar nota —dice Eros mirando al frente.
De inmediato la enigmática voz de Ares empezó a sonar.
—¡Hermano soy yo! Necesito un favor, compra gobos anti bebés —la nota finaliza, Eros suelta un resoplido.
«¿Globos anti bebés?»
—Grabar nota de voz para Ares —en seguida la asistente de voz responde y comienza a grabar—. Ares, vete a la mierda, no compraré tus malditos condones —habla—. Enviar nota de voz.
Levanto mi cejas sorprendida, pero antes de que pueda artícular algo, otro mensaje de voz llega, y nuevamente este le ordena reproducirse.
—¡Hola, hermano! Tenemos un problema, el idiota de Leiton invito a casi media universidad a la fiesta, ¿qué hacemos? No creo que quieran irse ahora q... —la voz de Oriel es interrumpida por la de Leiton—. ¡Cierra la maldita boca o te patearé el culo! —grita y la nota de voz termina.
—¡Maldita, Mierda! —exclama Eros, antes de responder a su hermano—. ¡Dile a ese idiota que saque a todos de mi casa o le romperé la cara!
Suelto un suspiro antes de decir:
—¿Siempre eres tan violento? —pregunto mirándolo.
—¿Y tú siempre eres tan preguntona? —pregunta de vuelta, mirándome de reojo.
—Amargado —murmuro.
—Bajaremos ha comprar algunos víveres para el fin de semana —informa desviándose de la carretera y entrando a la zona de parqueo de un supermercado.
—¿Fin de semana? ¿A qué te refieres?
«¡Oh, mierda!».
—¿Qué? ¿Acaso piensas que mañana sábado, alguien dejara la cabaña? —pregunta—. Eres muy ingenua.
«Oh, mierda y más mierda.»
—¿Porqué no me dijiste? —pregunto alarmada—. He traído nada más lo que llevo puesto encima.
—No es mi problema —musita apagando la camioneta—. Ahora baja, tenemos mucho que comprar.
Lo miro fijamente, mientras esté baja y la rodea para llegar a mi puerta.
—No es mi problema —respondo del mismo modo que él lo hizo—. Además no traígo dinero.
Eros abre la puerta y él mismo me desabrocha el cinturón, para luego decir:
—No hace falta, yo me hago cargo —dice mientras me entiende una mano.
Dudosa acepto su mano y este me jala hacia afuera cerrando la puerta tras de mí.
Eros no suelta mi mano hasta que llegamos a la zona de los carritos y toma uno, para luego dirigirse a la entrada del supermercado a paso rápido.
—¿En dónde estamos?
—Green Forest —responde
—¡Vaya nombre! —exclamo—. Como si un bosque no fuera verde.
—Le llaman así, porque el lago refleja el tono verde de la hojas de todos lo árboles a su alrededor —puntualiza—. Green lake.
—No me sorprende el nombre —mascullo—. ¿Traes una lista o algo así?
—No, pero necesitamos lo suficiente para alimentar a diez personas por dos días —insinúa—. ¿Alguna sugerencia?
—¿Mucho pan?
—Bien.
Una hora en el supermercado fue más que suficiente para agotarme por completo. Eros tampoco se quedaba atrás, no paraba de soltar maldiciones a cada momento, mientras hacíamos fila en la caja. Nuestro carrito estaba apunto de desbordarse por tanto, ni siquiera sabía cómo Eros pagaría todo.
Miró a mi alrededor y mi vista recae en la refrigeradora que se encuentra llena de botes de helado. Busco con la mirada en cada compartimento, hasta que por fin encuentro lo que quiero. Un gran bote de helado de vainilla me roba un suspiro, tentándome a ir por el y agregar algo más a la gran cuenta de Eros
—¿Qué miras? —la voz de Eros me sobresalta.
—Los botes de helado —respondo, tratando de restar importancia.
Eros abre su boca para decir algo, pero la cajera habla primero.
—Siguiente.
Eros me mira unos segundos antes de empezar a pasar las cosas a la cajera. Sin nada más que hacer ahí, me limito a pasar por detrás de él y mirar como otra chica empaca sus cosas en bolsas de papel.
De pronto mi celular vibra en uno de mis bolsillos traceros y mi atención recae en el. Rápidamente lo saco y miro su pantalla.
Mamá.
¡Cariño! ¿Cómo te encuentras? Papá y yo te extrañamos.
Responde en cuanto puedas. Te amo.
Rápidamente tecleo una respuesta.
Mensaje para mamá:
¡Hola, mamá! Me encuentro bien. Estoy con unas amigas en el supermercado, te llamaré mañana.
También te amo, los amo.
—¿Disculpa? —me giró.
—¿Si?
Un chico moreno me mira con timidez y comienza a soltar palabras nervioso.
—Soy Freire, yo...me preguntaba si tú bueno...¿Me darías tu número celular?
Lo miro sin saber que responder.
—Es hora de irnos —la voz de Eros hace que el chico palidezca.
—¿E-Es tú novio? —pregunta con sus ojos exageradamente abiertos.
—No él...... —Eros me corta de nuevo.
—No va a darte nada amigo —informa Eros—. Así que te aconsejo que te alejes de ella, es mía.
—Así es, no te daré mi... —dejo de hablar por un momento—. ¿Qué? —pregunto sorprendida, por su última afirmación.
—Vámonos —responde esquivando mi pregunta.
Suelto un resoplido y miro al pobre chico que se aleja a paso rápido de nosotros.
—Camina. —ordena.
—Puedo hacer mis cosas sola, no necesito tu ayuda —alego pasando por su lado molesta.
—Claro, tanto que no pudiste soltar una sola palabra cuando el chico de pinta brasileña te pidió tu celular —comenta—. Si no hubiera intervenido, todavía estarías ahí de pie sin responder y a él en minutos le habría dado un ataque de pánico.
—No tienes que pretender que te importo, mantente alejado de mí.
—Es lo único inteligente que te he escuchado decir, ahora sé que hay un cerebro en tu cabeza —enfatiza sus últimas palabras en burla.
—Eres un idiota, ni siquiera se que hago aquí contigo, preferiría estar con Ares en este momento —suelto.
El carrito de compras se detiene y una de la mano de Eros me toma del brazo izquierdo y me detiene de forma violenta.
—Entonces ¿porqué no te largaste con él, cuando te lo ofrecido? Oh! Cierto, te quedaste como estúpida soltando una respuesta igual de tonta que tú —sus palabras se clavan como cuchillos—, pero claro, desearías estar con él, para emborracharte hasta la mierda, despertar en su cama mañana, y quedar como una de las zorras con las que se acuesta cada fin de semana, ¿no es así Blair? ¿Crees que estoy agusto teniéndote tras de mí? Eres una jodida plaga que lo único que hace es joder.
Mis ojos se humedecen y no lo pienso dos veces antes de soltar un golpe contra su mejilla izquierda.
—Eres un imbécil...Eres la persona más horrible con la que me he podido cruzar —le grito con voz entrecortada—. Te odio, no sabes cuánto me arrepiento de haber pensado en ti y haberte defendiendo de Ares. Él tenía razón, Leiton también, eres una mierda de ser humano y por eso estás solo, por eso nadie te soporta.
Eros empuja el carrito de las comparas y se precipita sobre mi tomandome de los dos antebrazos.
—¿Así? Pues no me importa lo mierda que puedo ser, jamás te pedí que me defendieras de mi hermano ni nadie más. Es mejor dejar que piensen que soy así, a ser un hipócrita —sus ojos me miran fijamente y su respiración es irregular—. Eres muy ingenua como para ver que él mundo está lleno de mierda y que personas como yo, ya nos cansamos de luchar contra ella. Ahora sube a la estúpida camioneta y larguémonos de aquí.
Me suelto de su agarre y doy un paso atrás.
—No iré contigo a ninguna parte, ¿qué parte de que te odio no entendiste?
—La misma que tú, en la que te dije que nos largamos de aquí —responde dandome la espalda para continuar su camino hacia su camioneta.
Miró a mí alrededor y como si fuera de lo más casual, no hay nadie más que nosotros dos en el parqueo. Sin decir una palabra empiezo a cambiar lejos de él.
—¿A dónde vas?
Ignoro sus gritos y continuo. Sabía que era una decisión estúpida, no tenía dinero, estaba apunto de llover y no conocía a nadie para que viniera por mí.
—Esto solo hace ver lo inmadura que eres —lágrimas salen de mis ojos.
Odio ser así.
Odio ser tan sensible.
Lo odio a él, por tener el poder de hacerme sentir así.
—Detente, por favor —su voz suena más calmada.
Detengo mis pasos y siento como su pecho se pega a mi espalda y sus brazos me envuelven.
La las gotas de lluvia ahora son más contantes y empiezan a empaparnos.
—Ven, vamos —me susurra.
Inesperadamente sus brazos me alzan del suelo y comienza a caminar conmigo hasta su camioneta.
Cierro mis ojos y sollozo.
No tengo idea de como logro abrir la puerta, pero en segundos estoy en mi asiento y el abrocha mi cinturón. Cuando lo logra, me mira, pero yo no tengo ganas de responder su mirada.
Siento como por segunda vez su rostro se hacerca a mí, en dirección a mis labios, pero sin pensar este se desvía a mi frente y deja un beso en ella.
—Lo siento, de verdad lo siento —murmura—. Perdóname.
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¿Qué les pareció el capítulo? ¿Qué creen que pensara Eros al decirle tantas cosas a Blair?
Nos vemos en la próxima actualización, los amo.
M.C.Moreno.
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