✑02
Palabras: 6,574-
Escritor: JaquiiAleWorld
Fecha de publicación: Miércoles 09 de agosto del 2023.
Fandom: BlueLock
Nota del escritor:
Recuerden, no usen nada de lo escrito aquí como un buen ejemplo de solucionar una ruptura de relación xd, este fic es mero entretenimiento y porque se me ocurrió con ayuda de otras dos personas en una noche de locura.
ESTE CAPITULO HA SIDO COMPLETAMENTE CENSURADO POR CULPA DE LAS POLITICAS DE WATTPAD. SI QUIERES LEERLO SIN CENSURA Y COMPLETO, VE A LAS APPS Y PERFIL QUE YA SEÑALE EN LA DESCRIPCIÓN DE LA HISTORIA. GRACIAS POR SU COMPRENSIÓN.
[...]
Itoshi Rin no creía soportar más aquella situación que se está presentando todos los días.
Hace mucho tiempo, pensó que seria feliz el día en que su hermano y el demonio de antenas rompieran. Que se alegraría por ya no detectar en su casa el olor a culo, porque sí, Shidou cada que puede molestarlo es diciéndole que mientras él y sus padres no estén en casa, se folla a su hermano en cada rincón de está y no limpian. El azabache no sabe que tan cierto es aquello y prefiere ni imaginarlo, pero a su vez le da náuseas si quiera recordar esas palabras.
Más no puede soportar a su hermano más callado de lo normal, con ojeras y ojos hinchados de tanto llorar en las noches. La única vez que lo vio salir fue hasta el lunes para las clases, y durante la tarde compra muchos botes de helado para ahogarse en su tristeza y agrio dolor de una reciente ruptura.
Ni siquiera lo ve haciendo sus rutinas de ejercicios o el yoga, cree que si sigue así, dentro de unas semanas va engordar de tanto helado que consume al día.
Itoshi Sae es la clase de persona que siempre aparentaria, llegó a la universidad como si nada pero notoriamente más serio y amargado que de costumbre. Solo hablando con profesores y sus amigos siendo muy cortante y frío, pero cumplido con sus clases.
Con Shidou fue un poco diferente, él si faltó dos días seguidos a la Universidad, y cuando por fin apareció, todos le fueron a preguntar que sucedió con él y Sae, esté solo dijo que no es un buen momento para hablar de ello y que prefiere no tocar el tema. Además que durante las clases o todo el día que estuvo con compañeros y amigos, así como su familia, se mantiene distante y demasiado serio, una mirada afligida y cargada de dolor es lo que refleja.
Nadie sabía que pasó y como arreglar aquello, por supuesto que en poco tiempo notaron que ninguno de los dos se junta con el otro. Solo dieron por hecho de que están pasando por un mal momento, dando teorías que pudieron discutir por algún desacuerdo y en el peor de los casos, habrán terminado. Pero eso es algo que nadie podría saber con exactitud hasta dentro de un buen tiempo, si es que ninguno de los dos habla para aclarar las cosas con sus conocidos.
Pero claro, nadie sabe que Rin estuvo un poco presente en el momento en que rompieron, más no escuchó ni sabe realmente cuál fue la causa exacta del porque.
Cuando pasaron cinco días sin arreglar nada y ambos deprimidos como notoriamente desvelados, es que Rin decidió hacer algo para arreglar las cosas, y quizás, con un poco de ayuda de sus amigos más íntimos. Sobre todo porque el es ajeno a los pleitos de pareja.
Además que sus papás han notado el comportamiento de su hijo mayor y le insistieron a él que hiciera algo o no firmarían el consentimiento para que viajará a Francia para unas prácticas de fútbol.
No tiene muchas opciones.
[...]
Sus amigos más cercanos que se resumen a Bachira e Isagi, y tal vez un poco Nagi y Reo, le aconsejaron que primero debe acercarse a hablarle a Shidou para averiguar más que fue lo que pasó.
Por lo que durante su tiempo libre tuvo que malgastarlo en el único lugar donde sabe esté podría encontrarse, el gym de la Universidad. Público para los estudiantes y sudoroso como apestoso ya que rara vez limpian ahí, por eso prefiere no asistir al de la escuela.
No tardó casi nada en encontrarlo.
Sus miradas se toparon por unos segundos, y cuando estuvieron lo suficientemente cerca, el moreno solo atinó a decir por mera educación:
—Itoshi.
Para Rin fue una gran sorpresa, es la primera vez que Shidou se dirige a él sin decir alguna grosería, cara burlesca o expresión asquerosa.
Observó al rubio haciendo levantamiento de pesas, después de algunos minutos mientras se mentaliza como empezar una conversación sin sonar tan directo, Shidou nota que el azabache se lo queda mirando demasiado así que dice preguntar en tono burlesco pero con su expresión seria:
—¿Se te ofrece algo o ahora eres gay?—cuestiono mientras hace una breve pausa para tomar agua.
Rin casi escupe del enojo por aquella pregunta, pero recordó a que vino ahí.
Intento fingir hacer calentamiento cerca de por ahí, casualmente, hasta que hablo en voz alta para romper el hielo entre los dos.
—Desde que te dejaron, al fin Sae trae a alguien más decente a casa.
Aquello detuvo en seco a Shidou, quién le miró molesto y tenso.
—¿Qué mierda dijiste?
El azabache hizo una mueca para imitar una extraña sonrisa.
—Es una broma.—ríe nervioso.
—Vaya broma de mierda.—escupe para virar los ojos irritado y continuar con sus ejercicios, esperando que el Itoshi menor no lo siga molestando.
Vaya error.
—Mira, voy hacer directo.—suspira incómodo, tampoco quiere seguir hablando con el rubio por más tiempo pero no tiene opción.—No soporto ver a mi hermano con el corazón destrozado.—confiesa, llamando toda la atención del rubio.
Escuchar el nombre de Sae de algún familiar de esté, lo deja conmocionado. Estos días ha querido saber de él, pero no puede acercarse al pelirrojo por miedo hacer rechazado e insultado.
—¿Él está así? No lo parece en la universidad.—frunce el ceño, a veces piensa que al Itoshi mayor no le afectó en lo más mínimo la pelea y rompimiento que tuvieron, mientras que a él, le sigue doliendo y le es imposible ocultar su tristeza como molestia.
—Porque él sabe hacerse el frío y serio en público, pero apenas llega a su cuarto se pone a llorar mientras come litros de helado y balbucea cosas que no logro escuchar.—vuelve a suspirar mientras se rasca el cuello, recordando todo lo dicho.— Es obvio que te extraña.—agrega sintiéndose raro por mencionarlo en voz alta.
Shidou se hace una imagen de Sae llorando y comiendo helado, hace su corazón temblar como querer saber más del estado de esté.
A pesar de que no se sienta cómodo en presencia del azabache y tampoco confíe mucho en él, puede asegurar que por lo menos, él no mentiría con respecto a su hermano.
—Yo también lo extraño.—menciona cabizbajo.
—Si pudieras decirme que fue exactamente lo que pasó, creo que puedo ayudar a que ustedes dos regresen.
Ryusei lo piensa detenidamente antes de aceptar, por lo que, aprovechando que no hay nadie en los alrededores a esas horas, le cuenta todo lo sucedido mientras el menor lo escucha atentamente, no lo interrumpe ni hace algún gesto molesto, por fin, lo escucha hasta el final.
—¿Le fuiste infiel a Sae?—cuestiona Rin incrédulo, y comprendiendo porque su hermano terminó con él.
El rubio negó repetidas veces, ofendido e indignado por la acusación.
—¡No! Fue una tonta confusión y mal entendido. Me empecé a juntar con ese tipo porque él me ayudaría con la sorpresa que quería darle a Sae en nuestro aniversario ya que casualmente no solo estudia en mi facultad y juega fútbol, sino que también trabaja en una joyería.—explica de manera desesperada.
Rin lo pensó detenidamente en si creerle, carcomido por la duda.
Sin darles más vueltas al asunto, decide marcharse del gym, asegurándole al rubio que hablará con su hermano, ya que una vez sabiendo la versión de Shidou, se propuso que al llegar a casa, tendría una seria conversación con su hermano para escuchar la versión de él y así poder llegar a una conclusión.
En saber a quien darle la razón y saber si esto tiene reparado. Pero lo único que puede asegurar de antemano, es que ambos se extrañan y todavía se aman.
[...]
Tratar con Itoshi Sae estos días es tedioso y difícil, incluso se ha mantenido muy distante con sus padres quienes están preocupados por el estado emocional y de salud de su hijo.
Rin se dirigió a su cuarto pasada las siete de la noche. Pasó un buen rato tocando la puerta hasta que el pelirrojo se dignó a abrirle y aparte tuvo que convencerlo de dejarlo pasar para poder hablar.
El azabache se dio cuenta que su hermano mayor cuando está en su cuarto, no suelta un peluche de pingüino que el moreno le obsequio en su aniversario pasado. Sae siempre decía que aquel regalo le pareció tan cursi e infantil y rara vez le prestaba atención, pero ahora que ya no ve a Shidou, no lo suelta y duerme con él como si fuese su mayor tesoro y consuelo.
—Se que sigues bastante...—se aclara la garganta, estuvo a punto de decir "sensible" pero sabe que eso molestaría a Sae y lo mandaría al carajo, así que rápidamente pensó en otra palabra.—Emocional en estos momentos por lo que pasó hace unos días, pero quiero ayudarte.
—¿Ayudarme?¿En qué?—arqueo la ceja dudoso, con una expresión aburrida y de fastidio de por medio.
—En que tú y ese sujeto arreglen las cosas.—señala, a lo que el pelirrojo bufa molesto. De todas las personas que pensó que lo molestarían con ese tema, el que jamás imaginó siquiera, era su propio hermano por obvias razones.
—No te metas en asuntos que no te incumben.
—Resulta que eres mi hermano, mi familia y claro que me incumbe.—responde sin darle opción de quedarse con la palabra. El contrario resopla fastidiado, su pequeño hermano es terco y no lo puede correr de la casa porque vive ahí.
—¿Y cómo piensas ayudarme, eh?—suelta con fingido interés.
—Primero dime, ¿qué fue lo sucedió exactamente?¿Qué te hizo él?
Rin supo que no debía revelar que ya habló con Shidou y esté le contó su versión, primero debe escuchar lo que diga su hermano, analizar la situación y poder dar una opinión sincera.
—Me engañó. Me fue infiel con otro chico.—su voz sonó molesta como dolida, está claro que le duele y entristece decirlo. Su mirada se encuentra perdida en algún punto de la habitación.
—¿Sabes quién es ese otro chico?
—... Sólo se que juega en algunos partidos con él.
Rin suspira pensativo, no quiere ponerse de lado del rubio, pero está vez no está seguro de darle la razón a su hermano.
Incluso cuando esté se toma la molestia de enseñarle las fotos que aún conserva en su celular, reconoce casi de inmediato al otro chico del que Sae dice y acusa ser con quién le están poniendo el cuerno.
No se acuerda de su nombre, pero es uno de los amigos de Isagi Yoichi. No es alguien muy bueno o destacable en el fútbol, medio aplicado en los estudios pero está casi seguro que ese chico está más interesado en las mujeres que en los hombres.
—Escucha, estoy seguro que Shidou tuvo una buena razón para pasar tiempo con él. Sabes que él de por sí es muy expresivo y casi con medio mundo es alegre y le gusta abrazarse con sus compañeros o amigos.—le comenta, aunque por lo general son abrazos breves y de compañerismo.—Además, ¿no lo viste besándolo o tomándose de la mano, verdad?—cuestiona con intriga, ahí sí, Shidou podría ser acusado de infiel.
Sae se queda callado unos segundos, pensándolo. Claramente se siente como un niño al que dejan en evidencia su error.
—No....
—Se que tener celos muchas veces es inevitable, no son sencillos de controlar. Pero si al menos te permites escuchar a ese tipo para que te cuente quién es él y porque pasaban mucho tiempo juntos, seguramente debe haber una explicación buena.—le argumenta.
—Aunque quisiera intentarlo, no creo que él quiera verme.—suspira triste y desganado.
—¿Se han mandado mensajes?
—No... Le dije que no me buscará.
—Mira, Shidou me caga como no tienes idea, de hecho, sigo preguntándome el porque hago esto, pero me duele verte así.—hace una breve pausa, al menos el mayor parece hacer un esfuerzo en no ignorarlo y responderle.— Shidou podrá ser feo, un idiota, sin cerebro, violento estúpido hijo de puta, pero...—se aclara la voz, Sae le presta mucha atención.—Si algo que le reconozco es que te ama demasiado. Nunca he visto a ese hombre ver a otra persona con los mismos ojos con los que te mira a ti.—admite, ya que tampoco cree que realmente le haya sido infiel a su hermano y Sae solo este exagerando porqué a lo mejor, sigue siendo inseguro al respecto.
—Entonces, debería hablarle yo...—menciona, pensando en como hacerlo.
—Si, debes hablar con él y disculparte sinceramente.
—¿Por qué tengo que disculparme yo?—frunce el ceño descontento, aquello ya no le gustó.
Sae realmente quiere creer que Shidou lo ama y todo es un mal entendido, pero la ansiedad y el miedo lo carcomen por dentro.
—Por tus celos exagerados.—dice sin tacto, causando que su hermano se sienta ofendido.—Tienes que aceptar cuando cometes un error, además estoy seguro que él te perdonará.—agrega, suspirando exhausto. Piensa que deberían pagarle por ello.
—No me voy a disculpar, él debe disculparse conmigo por hacerme sentir celos.—bufa cruzado de brazos.
Rin se estresa, no puede creer que en serio su hermano no quiera aceptar que muy probablemente se equivocó en culpar a Shidou de infiel, y todavía quiere que el otro se disculpe con él, cosa que ve imposible. Shidou tendría que dejarse pisotear por Sae para aceptar algo de lo cuál no tuvo la culpa.¿Hasta donde puede llegar el orgullo de este par? Sobre todo de su hermano, parece que le cuesta infinitamente aceptar el error e ir a disculparse.
—¿Cómo puedes ser tan terco?—suspira frustrado. Se frota la cien cansado mientras piensa que más hacer.— Incluso más que yo. Agh,—se queja, hasta que por fin se da por vencido.— ¿Sabes qué? Ahora lo que pienso mejor, está bien.
—¿Huh?
Rin no piensa rogar o suplicarle a su hermano que regrese con su ex, no es algo que deba afectarle. Aunque se preocupa por ver al mayor depresivo, tampoco puede insistirle demasiado hasta que haga caso.
Si Sae realmente es más maduro e inteligente que él, deberá reconocer por si mismo que cometió el error y que debe disculparse con el otro o por lo menos escuchar las explicaciones del rubio. Ya no piensa alentarlo ni persuadirlo más, al carajo.
—Que me alegro que ya te hayas separado de ese tipo. Tardaste mucho. Sinceramente, me alegro de saber que ya no veré a ese mojón merodeando te o estar aquí en casa.—se expresa despectivamente y con una sonrisa fanfarrona.
Aquello hizo molestar en verdad a Sae, como si el insulto fuese para él. Además que es insoportable ver a Rin tan feliz y expresarlo de aquella manera tan... Horrible.
—¿Cómo carajo le dijiste?—se pone de pie y aprieta sus puños con coraje, ahora entiende las veces que Shidou le decía las ganas que tenía de darle un buen golpe al azabache.
—Estas mucho mejor sin él, sin ese perro que te sigue a todos lados y no deja de hablar de ti.
Sae se enoja más. Le enfurece la forma en como su hermano se expresa así de Ryusei, de su moreno.
Piensa en todos los insultos que le puede decir a su hermano, sin tocar el tema de los padres ya que ambos vienen de los mismos, pero no va a permitir que Rin hable así de Shidou.
—¿A sí?Ahora para que se te quite lo pendejo, voy a regresar con él.—sentencia con firmeza, queriendo llevarle la contraria al azabache.
El Itoshi menor no puede creer que la única forma de conseguir que Sae acepte en ir a pedir disculpas y escuchar lo que Shidou tenga que explicar, sea diciéndole cuánto le alegra que hayan terminado e insultando feo al rubio. Sencillamente le parece una ridiculez que terminó por funcionar.
—¿¡Hablas en serio!?—exclama con estupefacto.
El pelirrojo lo piensa mejor, se le baja un poco el enojo, suspira irritado pero ya no piensa cambiar de opinión, de todas maneras es algo que ha estado pensando mucho estos días, solo que necesitaba un empujón, y eso lo terminó por dárselo su propio hermano a través de insultos hacia Shidou.
—Si, pero... No quiero solo ir a su casa y decir algunas palabras.
—Mmm, ¿Cuándo se supone que era su aniversario?—pregunta pensativo, lo único que sabía de la fecha es que se encontraba muy cerca, pero como terminaron perdió la noción del tiempo.
—...Era hoy.—contesta triste, regresando a su cama y echarse boca abajo a lamentarse.
—¿Aún conservas el regalo que le ibas a dar para esta fecha?
—Si...
—Yo que tu voy corriendo,—le alienta, hasta se le ocurre una mejor idea de la que espera, no arrepentirse después.—¿Oh, sabes que? Te presto mi motocicleta.
—¿¡De verdad!?—suelta emocionado, aquello lo motiva a levantarse y tener esperanza.
—Si. ¡Pero apúrate!
—Necesito que me des espacio para arreglar todo.—añade avergonzado, no quiere cambiarse frente a su hermano, y mucho menos que esté se entere que hará para salir a pedir disculparse y posiblemente reconciliarse con Ryusei.
De hecho, ni siquiera le va a dar el obsequio que planeo, pensó en algo totalmente diferente pero que cree, puede funcionar mejor que unas aburridas disculpas. Además, Shidou se lo merece después de aguantar la bofetada y demás cosas que le dijo aquella última vez que se vieron.
Tiene lo necesario cerca ya que desde hace mucho tiempo lo había estado pensando hacer más jamás había tomado el coraje para llevarlo a cabo, pero cree que ha llegado el momento.
—Esta bien. Te dejaré las llaves en la mesa.
Rin sale del cuarto de su hermano para bajar a la sala más tranquilo, y más tarde ir a la recámara de sus padres y darles la noticia que pronto todo se solucionará.
—Y diles a papá y mamá que saldré.—comenta Sae antes de que Rin desaparezca de su vista.—Si todo sale bien, es probable que no regrese temprano.—agrega, puesto en el fondo aún tiene esa duda de que Shidou al final lo rechace.
Sería un gran golpe para él.
—No quiero saber los detalles.—objeta Rin haciendo una mueca de asco para dirigirse a la recámara de sus padres y contarles de su gran progreso. Extrañamente, se siente orgulloso de su logro.
Mientras que Sae, pone manos a la obra. Motivado en pedir las disculpas adecuado y confiando en que Shidou de verdad lo sigue queriendo y no le fue infiel, se prepara para el viaje y llegar antes de que la familia Shidou duerma y no quieran abrirle.
[...]
Son alrededor de las nueve y cuarenta de la noche.
Ryusei esta en la sala viendo la televisión para distraerse y no deprimirse más en pensar que ese día, era su aniversario con Sae, y todos los planes que tenía para celebrarlo.
Justo bajan sus padres y se levanta para despedirlos hasta la reja de fuera, ya que ambos saldrán a una fiesta y le advirtieron de que llegarían hasta la mañana del siguiente día alrededor de las siete u ocho temprano, o sea que pasaría la noche solo. Le dejaron suficiente dinero por si se le antoja merendar algo en la noche y por si tuviera mucha hambre por la mañana.
Cuando sus padres se fueron, Ryusei regreso a sentarse en el sofá para seguir viendo aquella serie sobre dinosaurios.
Pasaron alrededor de diez minutos cuando escuchó a alguien tocar la puerta.
Cuando hay visitas, tocan el timbre de hasta afuera, donde está la reja que da hacia la banqueta. Los únicos que pueden entrar hasta la puerta de entrada de la casa es la familia. Y aunque pensó en que a sus padres se les olvidó algo y regresaron, no tiene sentido que toquen la puerta si ellos pueden entrar libremente por su casa.
Curioso e intrigado, incluso preparado por si se trata de algún ladrón que quiere despistarlo, está listo para los golpes.
Claro que mayor es su sorpresa cuando ve a una persona inesperada de pie en la entrada, con las mejillas encendidas y una expresión difícil de describir. Carga una enorme gabardina de color capuchino, zapatos blancos y unas medias negras.
El corazón del rubio se estruja y jadea sorprendido, a tal punto que cae de trasero al suelo, sin poder creerse lo que sus ojos ven. Es tanta su sorpresa y conmoción que la voz no le sale, sus manos tiemblan nerviosas y con miedo de que sea solo una ilusión o mala jugada de su mente.
—Sae...—murmura apenas audible.
Tiene muchas preguntas pasando por su cabeza.¿Qué hace ahí?¿Cómo ha estado?¿Tiene frío?¿Por qué no dice nada?¿Por qué tiene que aparecerse justo ahora?¿Por fin lo escuchará y se arreglarán las cosas?
Pero, contradictorio a todo lo que llegó a pensar que pasaría, el mencionado entra, cierra la puerta detrás de sí y se pone encima suyo, estremeciendo por completo al moreno por la repentina acción del pelirrojo. ¿Qué planea hacer?
—¿Qué estás hacien,—
El Itoshi lo toma por sorpresa al unir sus labios y empezar un vaivén desesperado, húmedo. Es algo que ambos estuvieron añorando desde que se separaron pero difícil de admitir, sus lenguas se empapan con la otra, sus alimentos chocan, gemidos de gusto y deleite se escapan de sus bocas devorándose y se escapan sonidos húmedos por el beso.
Cuando Shidou quiso tomar el control y rodearlo por la cintura para cargarlo, llevarlo hasta su habitación y pedir explicación alguna, el Itoshi se detiene abruptamente, se separa de él poniéndose de pie, le mira fijamente por algunos diez segundos, los cuales Ryusei traga saliva duro, nervioso y confundido como con ganas de más, hasta que Sae hace algo que Shidou jamás podrá olvidar y quedará grabado en su memoria hasta el día de su muerte.
El pelirrojo se quita la enorme gabardina, dejándola caer al suelo.
[...]
—Te amo Sae, no volvamos a pelear así, por favor.—pide empalagoso, besando repetidas veces el rostro bonito del pelirrojo quién se avergüenza por tanto afecto, pero sintiéndose cómodo y amado en los brazos de su moreno.
Realmente añoraba escuchar esas palabras del rubio y abrazarlo.
—Yo también te extrañe, demonio cachondo.—admite feliz y enamorado, sonriendo satisfecho mientras se entrega al Dios del sueño junto a su acompañante.
Shidou decide levantarse dejando a Sae acostado en el sofá para recoger la gabardina que esté trajo, regresar con él y cubrirlo con está. Teniendo pensando en cargarlo para llevarlo hasta su cuarto, Sae le dice que duerma con él ahí mismo por unas horas y luego se levantarán. Que no quiere moverse ni un poco y tampoco quiere que Ryusei lo haga.
En pocos minutos, ambos se quedan dormidos a merced del sueño, Shidou se obliga así mismo para levantarse temprano mañana antes de que sus padres lleguen y vean todo el desastre que hicieron.
Definitivamente estará en serios problemas.
[...]
Los papás de Ryusei llegaron en la mañana del siguiente día, llevándose un enorme y sofocante sorpresa.
A su propio hijo con el pequeño Sae— quién se supone ya no son pareja—, recostados en el sofá y solo cubriendo los una enorme gabardina. Pero se ve bien abrazados y durmiendo profundo que ni siquiera escucharon sus pasos.
Claro que los que les llama la atención y deja en un shock, es la ropa de su hijo tirada en la alfombra y unos extraños parches.
Oh, pero claro que tendrán una larga y pesada charla.
No sabían si asustarse aún más o no ya que por lo ven entre las cosas tiradas, ninguna es un preservativo.
Itoshi Sae quizás pasaría la mayor vergüenza en toda su vida además de unos regaños extra, pero al menos logro reconciliarse con su amado Ryusei, y está tan feliz por aquello que aguantará cualquier cosa por él.
«Fin de la Historia»
(2/2)
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top