Capítulo 48

JUSTIN

Después de contemplar una abrumadora oscuridad que parecía nunca acabar, Justin finalmente vio luz. Primero fue un pequeño destello, pero luego se fue haciendo más grande y comenzó a refulgir con más intensidad. La luz lo envolvió completamente y experimentó una calidad sensación. Después empezó a distinguir formas y algunos colores.

Justin no sabía en donde se encontraba o que era lo que había pasado, pero, curiosamente, no sintió ningún temor. La intensidad de la luz disminuyó y las figuras se volvieron más claras. Ahora Justin podía ver que se encontraba en un lugar amplio y con un techo muy elevado, como el de una iglesia. Había personas a su alrededor, personas que le hablaban, pero sus oídos solo podían captar algunas palabras distantes.

<<Él>>

<<Despertando>>

<<Pócima>>

Trató de mover los brazos o las piernas, pero sus extremidades estaban tan entumidas que solo lograba mover los dedos con esfuerzo. Murmuró un par de palabras que ni él mismo pudo entender.

De repente, sintió que alguien le ponía un objeto frío y duro en la boca, y un segundo después, un líquido espeso resbalaba por su garganta. El sabor era tan amargo y poco placentero que hizo que Justin saliera de su estado de aturdimiento.

Sin saber de dónde sacó fuerzas, Justin consiguió usar sus brazos para apoyarse y sentarse en la cama. Sentía como la movilidad de cada uno de sus miembros rápidamente regresaba a él.

-¡Estás despierto! ¡Finalmente estás despierto! -Escuchó la voz de una chica.

-¿Qué... qué fue lo que me...? -Justin se interrumpió al sentir que alguien abrazaba con fuerza el lado derecho de su cuerpo.

Volteó la mirada hacia la derecha y descubrió una cabeza rubia que reposaba en su hombro.

-¡Lo lamento mucho, Justin! -Dijo la voz sollozante de un chico-. ¡No quería que nada de esto pasara!

Justin examinó la cara del chico y no tardó en reconocer a su amigo Ernie, aunque ahora estaba más flaco, cansado y tenía los ojos llenos de lágrimas, muy diferente a la última vez que se habían visto.

De repente, Justin sintió que otra persona lo abrazaba por la izquierda con mucha fuerza. Era Hannah, quien también lloraba y se veía cansada.

-Está bien, tranquilos -Les susurró Justin a sus amigos, intentándolo consolarlos-. ¿Pueden explicarme que fue lo que me pasó?

-Fuimos petrificados -Respondió una voz que no era ni de Ernie ni de Hannah.

Los tres se separaron un poco y miraron hacia la cama en donde estaba la persona que había hablado.

-El basilisco nos petrificó -Volvió a hablar Hermione Granger, quien lucía igual de desorientada que Justin-. Estábamos en la biblioteca y después todo se volvió negro.

-¿Petrificados? -Respondió Colin Creevey desde su cama, con voz chillona. La señora Pomfrey lo estaba examinando.

-¡Esos horribles ojos amarillos! -Gritó Penélope Clearwater, y Justin sintió un horroroso escalofrío al recordar los mortales ojos de aquel terrible ser.

-¿Cuánto tiempo llevamos petrificados? ¿Una semana? ¿Un mes? ¡¿Un año?! -Siguió indagando Hermione.

Justin se horrorizó aún más al escuchar la palabra "mes". De repente, desde la entrada de la enfermería, otra persona llamó la atención de todos en la sala. Era la profesora McGonagall, cuya imponente figura seguía viéndose igual de pulcra con su cabello negro recogido, sus gafas cuadradas, y usando su elegante túnica verde.

-Me alegra saber que el mal que sufrió no disminuyó en nada su capacidad para indagar y hacer conclusiones, señorita Granger -Comentó McGonagall, entrando a la sala.

-Profesora McGonagall, ¿en dónde se encuentran Harry y Ron? -Preguntó Hermione, preocupada.

Todas las personas en la sala concentraron su completa atención en la profesora McGonagall.

-Precisamente de eso vengo a hablarles -Respondió la profesora-. Mis estimados estudiantes, me apena decirles que sufrieron un gran mal que los dejó petrificados por mucho tiempo. Merecen tener respuestas, y con el fin de brindarles un poco de consuelo, yo se las daré.

Y fue así como la profesora McGonagall comenzó a relatarles todo lo que sabía respecto a la Cámara de los Secretos, el heredero de Slytherin y los ataques. Al parecer, Harry Potter le había confesado a la profesora McGonagall que, poco antes de que un ataque sucediera, él escuchaba una voz que provenía de las paredes; Hermione intervino para explicarle a todos que, después de que Hannah le enseñó una fotografía de Justin parado frente a la inscripción sangrienta que apareció en octubre, se percató de que había una sombra en la foto que se asemejaba a una serpiente.

-Fue entonces cuando empecé a sospechar que el monstruo que dejó Salazar Slytherin en la Cámara de los Secretos podría ser una serpiente -Les relataba Hermione, muy satisfecha consigo misma por haber acertado-. Después de haber investigado en la biblioteca llegué a la conclusión de que el basilisco sería el candidato ideal para un monstruo que Salazar Slytherin quisiera controlar, sin embargo, tardé un poco en descubrir cómo era que el basilisco había pasado desapercibido por el castillo y la razón por la cual las víctimas solo habían sido petrificadas y no asesinadas. No fue hasta el día del partido de Gryffindor contra Hufflepuff que presencié a Harry escuchar la voz misteriosa junto a la escalera de mármol, lo cual me hizo pensar en la habilidad que tiene Harry para comunicarse con las serpientes, y entonces me di cuenta de que esa voz que solo él podía escuchar en realidad era un basilisco moviéndose por las tuberías. Inmediatamente me dirigí a la biblioteca para confirmar mi hipótesis y fue entonces cuando me topé con Penélope Clearwater, quien estaba ocupada mirándose en un espejo de mano.

-¡Me estaba arreglando para una cita! -Aclaró Penélope Clearwater, avergonzada.

-A lo que me refiero es que el reflejo de tu espejo me hizo pensar en el agua de la inundación del segundo piso en la misma noche que la señora Norris fue atacada. -Le respondió Hermione.

-La gata vio al basilisco reflejado en el piso y se petrificó -Inquirió Ernie, sin poder contenerse.

Hermione le sonrió y asintió con la cabeza.

De repente, Colin Creevey soltó un chillido de gran pena.

-¡Mí cámara está totalmente chamuscada! -Sollozó Colin. La señora Pomfrey había dejado el objeto junto a su cama durante todos esos meses.

-Y cuando ibas a la enfermería a visitar a Harry, viste al basilisco a través de tú cámara, por esa razón te petrificaste -Señaló Hermione.

Justin recordó el momento en que vio esos infernales ojos amarillos.

-Yo lo vi a través del cuerpo fantasmal de Nick Casi Decapitado -Confesó Justin.

-Y nosotras usamos el espejo de Penélope para protegernos de la mortal mirada del basilisco -Añadió Hermione.

-Qué bueno que nadie lo vio directamente, de lo contario, todos hubieran pasado a mejor vida -Dijo el señor Weasley, en un intento de aligerar el ambiente.

-¡Arthur! -Exclamó su esposa, escandalizada.

Después la profesora McGonagall tomó el control de la explicación y relató como Harry y Ron habían descubierto la entrada a la Cámara de los Secretos. También les relató como Harry había peleado heroicamente con una espada para asesinar al basilisco y salvar a Ginny Weasley, quien había sido la responsable de los ataques y de abrir la Cámara de los Secretos.

-Deben entender que la señorita Weasley no estaba actuando conscientemente -Se apresuró a explicar McGonagall cuando Colin, Filch y Penélope voltearon a ver con furia a la pequeña niña-. Ella estaba bajo el poderoso embrujo de un maligno diario escrito por El-que-no-debe-ser-nombrado. Ginny trató de resistirse, pero la magia oscura fue mucho más fuerte. Ella misma desconoce cómo fue que el diario terminó en sus manos, pero hay que tomar en cuenta que le pudo haber pasado a cualquiera de ustedes.

Ahora Justin entendía que la misteriosa persona que había visto en los corredores del segundo piso poco antes de que lo atacaran y en la noche en que se ocultaron en el despacho de Lockhart había sido Ginny. Durante un segundo Justin quiso enfurecerse con ella y culparla de todo, pero sabía en su corazón que la pequeña niña había sido obligada contra su voluntad a realizar todos los actos perversos del heredero de Slytherin, o más específico, El-que-no-debe-ser-nombrado. Si antes no estaba completamente seguro de porque todo el mundo le temía a ese mago tenebrosa, ahora ya no le cabía ni la menor duda.

-Suficiente por ahora -Sentenció la profesora McGonagall-. En poco tiempo se celebrará un banquete para celebrar la derrota del heredero de Slytherin y el despertar de los petrificados. Si se sienten con ánimos de festejar, les sugiero que en pocos minutos se dirijan al Gran Comedor.

Hannah y Ernie se ofrecieron para ayudar a caminar a Justin, pero el muchacho de cabello rizado los rechazó con gentileza y les dijo que podía caminar perfectamente.

Justin y Hannah se adelantaron mientras que Ernie se quedó en la enfermería para expresarle a Hermione lo feliz que estaba porque ella hubiera despertado.

En uno de los corredores se toparon con Ron Weasley y Gilderoy Lockhart. Ambos estaban igual de sucios y andrajosos que Ginny, pero a Gilderoy no parecía importarle su aspecto personal, algo que era casi imposible tratándose de él, y actuaba fascinado por todo lo que veía a su alrededor.

-¡Profesor Lockhart! ¡¿Qué fue lo que le sucedió?! -Exclamó Justin

-Me temo que hubo un penoso accidente -Habló Ron, haciendo una mueca-. Utilizó mi varita rota para hacer un embrujo desmemorizante y ahora ya no recuerda ni siquiera quién es él.

-Todo este lugar parece sacado de un sueño -Dijo Gilderoy Lockhart, mirando a través de los ventanales-. ¿Será un castillo en las nubes?

-¿Pueden llevarlo con la señora Pomfrey? Me gustaría ir a mi dormitorio para lavarme un poco antes del banquete -Dijo Ron, irritado.

Hannah sujetó uno de los brazos de Lockhart y lo condujo suavemente hacia la enfermería.

-Eres muy amable, niña. Estoy seguro de que tú eres la princesa que vive en este enorme castillo -Comentó Lockhart, justo antes de doblar la esquina.

Una vez que se quedaron solos, Justin aprovechó para preguntar.

-¿Ron, por qué el profesor Lockhart intentó hacer un embrujo desmemorizante? -Preguntó Justin.

-Es un inútil -Respondió Ron, con disgusto-. Nos es capaz de hacer nada de lo que está escrito en sus libros. Todas son historias que les robó a otros magos. Harry y yo los descubrimos y él me quitó mi varita para borrarnos la memoria. Que bueno que le salió mal el truco.

El muchacho pelirrojo se marchó y Justin se quedó completamente pasmado. Harry y Ron habían arriesgado sus vidas para salvarlos, y ninguno de los dos tenía alguna razón para mentir sobre Lockhart. La persona que él más había admirado no era más que un farsante que había sido lo suficientemente tonto cómo para embrujarse a sí mismo.

-Pelmazo -Susurró Justin y decidió desquitar su enojo con toda la comida del banquete.

Sabía que Ernie y Hannah probablemente iban a tardar un rato en la enfermería, por lo que decidió seguir caminando hacia el Gran Comedor. Los pasillos comenzaron a llenarse de estudiantes en pijama, fantasmas y profesores felices, así que no sintió ningún temor.

Cuando llegó el vestíbulo, se topó con alguien que acababa de subir las escaleras del sótano.

-Susan -Dijo Justin, atónito.

Ella estaba igual de impresionada que él. Justin se dio cuenta de que Susan tenía el cabello más largo y parecía más alta, y una vez más tuvo que recordase a sí mismo que habían pasado meses desde la última vez que hablaron, aunque para Justin solo habían transcurrido un par de horas.

-Te despertaron -Dijo Susan, con voz temblorosa y ojos lloroso.

-Acaba de suceder -Respondió Justin, acercándose lentamente a ella-. Aún sigo un poco confundido, pero estoy muy feliz de verte.

Se empezaron a escuchar muchas voces conversando que provenían desde el interior del Gran Comedor. Justin miró a su alrededor y se percató de que estaban completamente solos en el vestíbulo.

-Yo también me alegro de verte -Dijo Susan, acercándose aún más.

-Quiero decirte que lamento profundamente haberte lastimado -Confesó Justin, apenado-. No era verdad nada de lo que te dije, nunca lo fue. Yo estaba muy asustado y temía que las cosas se arruinaran entre nosotros. Todavía no se si puedo comprender lo que siento por ti, pero sí sé que te quiero en mi vida sin importar lo que...

Justin no pudo terminar de hablar, ya que, en ese momento, Susan cortó la poca distancia que había entre ellos, se le echó al cuello, y presionó sus labios contra los de Justin.

El muchacho abrió los ojos con sorpresa, y a modo de reflejo, rodeó el cuerpo de Susan con sus brazos. Nunca había besado a nadie antes y temía hacer algo que pudiera arruinar el momento. Afortunadamente, su cuerpo se acostumbró rápidamente a la agradable sensación y cerró los ojos instintivamente.

Después de un par de segundos ambos se separaron por falta de aire.

-Está bien si aún no podemos entender lo que sentimos, ya tendremos tiempo para descubrirlo -Le susurró Susan.

Con las mejillas sonrojadas y esbozando sonrisas de complicidad, ambos se dirigieron hacia el Gran Comedor tomados de la mano.

🦝🦝🦝

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