Capítulo 32
Hannah
Un día antes del gran partido de Hufflepuff contra Gryffindor, Hannah y Ernie se encontraban almorzando en el Gran Comedor cuando Luna Lovegood se les acercó, quien, por alguna extraña razón, usaba en la cabeza una diadema con adornos de cebollas verdes reales, y alrededor de su cuello colgaba un enorme amuleto con forma de ojo azul.
-Tengo curiosidad por saber si las pulseras de gemas granates dieron buenos resultados -Habló Luna, en un tono soñador-. ¿Así fue?
Hannah abrió muchos los ojos, y sintió como el alma se le caía a los pies. Había estado tan ocupada desde diciembre que se olvidó por completo de las pulseras que Luna le regaló para las víctimas petrificadas en la enfermería.
-¡Cl-claro que funcionaron! -Mintió Hannah, nerviosa-. La vibra en la enfermería mejoró mucho desde que puse tus pulseras en las camas de los pacientes... fuiste de mucha ayuda, Luna.
Pareció que la mentira de Hannah había sido lo suficientemente convincente, ya que Luna esbozó una sonrisa satisfecha, y regresó a la mesa de Ravenclaw sin agregar algo más.
-Te olvidaste completamente de las pulseras, ¿correcto? -La interrogó Ernie, aunque se notaba que ya conocía la respuesta.
No se molestó en seguir fingiendo, Hannah no podía ocultarle nada a Ernie.
-Iba a dejarlas en la enfermería, pero las guardé en mi mochila y no volví a pensar en ellas -Confesó Hannah, metiendo la mano en su abarrotada mochila para encontrar las gemas-. Voy a ir a dejarlas ahora mismo, no me siento bien despreciando el gesto de Luna.
En ese momento, una lechuza voló sobre la mesa de Hufflepuff y dejó caer un par de sobres marrones al lado del plato de Ernie.
-¿Correo importante? -Le preguntó Hannah.
-Solo son un par de cartas -Aclaró Ernie-. Una es de mi padre, y la otra es de mi hermano Edrick.
Ernie rompió el sello rojo de la carta de su padre y comenzó a leerla. Hannah encontró las pulseras y se levantó de la mesa enseguida.
-¿Llevas los aretes de bronce contigo? -Preguntó Ernie, leyendo el inicio de la carta.
Instintivamente, Hannah se llevó una mano a la oreja.
-Los olvidé en el mueble junto a mi cama -Respondió, alarmada.
Ernie soltó la carta que estaba leyendo, y rápidamente se retiró el anillo de bronce de la mano.
-Llévate el anillo para que estés segura -Dijo Ernie, entregándole el anillo-. Luego me lo devuelves, voy a quedarme aquí leyendo las cartas.
Hannah asintió con la cabeza, se colocó el anillo en el dedo y se dirigió a la salida. Cuando la señora Pomfrey la vio entrar a la enfermería, se le acercó desesperada.
-¡Que oportuna eres, niña! -Exclamó la enfermera, entregándole una vieja y oxidada cubeta-. Toda el ala médica está a punto de inundarse. Las tuberías del castillo tienen cientos de años y hay fugas por todas partes. Los jugadores de Quidditch tienen equipos nuevos todos los años, pero no hay presupuesto para reparar ninguna de estas fugas. Como si atender la enfermería por mi cuenta no fuera suficiente trabajo, también debo arreglar cada desperfecto que surge. Voy a que el profesor Flitwick me enseñe un encantamiento que solucione todas las fugas, mientras tanto, pon una cubeta debajo de cada gotera que veas, hay más en mi despacho, la puerta está abierta.
La señora Pomfrey ni siquiera le dio oportunidad a Hannah de aceptar el trabajo, aun así, ella obedeció con gusto e hizo su labor a la perfección. Después de terminar, Hannah cumplió con la promesa que le había hecho a Luna y depositó una pulsera debajo de las almohadas en las camas de la señora Norris, Colin Creevey, y Justin.
Habían pasado un par de semanas desde que Hannah visitó a Justin. Ahora tenía un poco de tiempo libre antes de la siguiente clase, así que arrastró una silla hasta la cama del muchacho y le hizo compañía por lo que restaba de hora. Durante ese tiempo, a Hannah se le ocurrió ponerse al corriente con uno de sus proyectos personales y sacó un enorme álbum de su mochila.
Adentro del álbum, Hannah guardaba las fotos que había tomado con su cámara instantánea desde primer año, sin embargo, todavía no las había ordenado como era debido, aunque había dejado de tomar fotos desde el ataque de Justin.
Hannah sacudió su cabeza en un intento de apartar todos los pensamientos tristes de los últimos meses, y comenzó con su tarea de acomodar cada foto. Estaba tan inmersa en su labor, que Hannah no se dio cuenta de la presencia de otra persona en la entrada de la enfermería.
-Disculpa, ¿puedo entrar? -Preguntó Hermione Granger, desde el umbral de la puerta.
-¡Si, claro! -Dijo Hannah, sorprendida.
La chica de Gryffindor se adentró lentamente a la enfermería. Estaba tan ocupada examinando a los pacientes petrificados en sus camas, que no notó la cubeta llena de agua junto a una de las camas vacías. El objeto metálico se volteó y derramó una considerable cantidad de agua por el suelo.
-¡Lo lamento mucho! -Se disculpo Hermione-. ¡Soy una tonta! ¡La cubeta estaba enfrente de mí y no le puse atención!
Hannah dejó el álbum de fotografías sobre el espacio libre en la cama de Justin, y se dirigió rápidamente hacia Hermione.
-No pasa nada, fue mi culpa por no advertirte desde que entraste -Declaró Hannah, sacando su varita.
La apuntó hacia el armario en la esquina al fondo de la sala, e hizo un ágil y veloz movimiento con ella. Al instante, un trapeador salió volando del armario y fue directo a secar el charco de agua clara que se había formado.
-Hay goteras por todas partes -Dijo Hermione, recorriendo toda la sala con la mirada.
-La señora Pomfrey dice que las tuberías tienen cientos de años, y que causan problemas frecuentemente. Me encargó que pusiera cubetas debajo de cada gotera en lo que ella iba con el profesor Flitwick por un encantamiento para solucionarlo.
-Conoces el ala médica como la palma de tú mano, ¿verdad? -Indagó Hermione.
Hannah regresó a su silla junto a la cama de Justin, y continuó ordenando las fotos.
-He pasado mucho tiempo aquí en los últimos 4 meses, ayudando a la señora Pomfrey más que nada -Confesó Hannah, un poco apenada-. ¿Vienes a visitar a uno de los pacientes, o buscas a la enfermera para que te ayude con algo?
Hermione pareció sorprendida por su pregunta. Permaneció en silencio por varios segundos, y cuando su semblante se volvió serio, Hannah entendió que aquella no era una visita de cortesía.
-Si soy honesta contigo, Hannah -Volvió a hablar Hermione, acercándose a la cama que contenía el cuerpo de Colin Creevey-. Venía a revisar los cuerpos de los pacientes petrificados, quiero averiguar si el atacante dejó alguna marca o pista en sus cuerpos, algo que nos ayude a identificar lo que el heredero de Slytherin está usando para petrificar a los estudiantes.
A Hannah se le heló la sangre. No podía entender porque Hermione quería investigar eso por su cuenta, cuando todos sabían que ella era de la clase de estudiantes que preferirían dejarles misiones como esa a los profesores mejores calificados. Sin embargo, Hannah debía reconocer que ella también intentó buscar respuestas a esa agobiante interrogante, y comprendía que era natural que cualquier persona deseara resolver ese misterio.
-Te recomiendo que no pierdas el tiempo, Hermione -Dijo Hannah, inmiscuyéndose-. La señora Pomfrey examinó a los pacientes detenidamente, y no pudo descubrir algo que diera un solo indicio sobre que fue lo que los atacó. Uno de mis trabajos en la enfermería era limpiar con un trapo los cuerpos de los pacientes para evitar que se acumulara polvo, o que pequeños insectos hicieran sus nidos entre las extremidades, y jamás descubrí algo fuera de lo normal, salvo un cuerpo petrificado, por supuesto.
Hermione suspiró con decepción y se alejó de la cama de Colin Creevey. Resignada, la chica caminó hacia donde estaba Hannah.
-Ese anillo de bronce en tu mano es muy interesante -Comentó Hermione, como un intento por iniciar una conversación.
-Gracias -Respondió Hannah, elevando la mano para que la otra chica pudiera observarlo mejor-. Ernie me lo regaló, es muy especial.
-¿Qué raza de perro es?
-Francamente, no tengo idea -Y decía la verdad, en su casa en Londres, Hannah había buscado en un par de libros sobre animales fotos que le ayudaran a descubrir la identidad de la forma de su anillo, pero aún no había tenido éxito-. Al principio creía que era un dóberman, pero después me di cuenta de que la forma de la cabeza era muy diferente a la de un verdadero dóberman. Me gustaría averiguar de que especie se trata.
-Sé que lo averiguarás -La alentó Hermione-. Creo que he visto esta raza de perro antes, pero en este momento no logro recordarlo.
Después, un par de fotos encima de la cama de Justin llamaron la atención de Hermione.
-¿Tú tomaste todas estas fotos? -Le preguntó, agarrando una para examinarla de cerca-. Son muy lindas.
-La mayoría las tome yo -Confesó Hannah, sonrojada.
Ya había acabado de ordenar la mayoría de las fotos en el álbum, únicamente le faltaban la que Hermione tenía en su mano y la que se encontraba sobre la cama. Hannah estiró el brazo, y una vez que la tuvo en su mano, descubrió que se trataba de la última foto que le había tomado a Justin, aquella en la que posaba enfrente de la escritura sangrienta que anunciaba la apertura de la Cámara de los Secretos. Sin embargo, además de la cara de sorpresa de Justin o de las sangrientas palabras en el muro, hubo una cosa que atrapó la atención de Hannah.
-Qué raro -Susurró Hannah.
-¿Qué es raro? -Preguntó Hermione, volteándola a ver.
-Nada fuera de lo normal, es una foto que le saqué a Justin -Explicó Hannah-. Poco después de que apareciera la señora Norris petrificada junto a la escritura sangrienta, Ernie, Justin y yo fuimos a investigar el lugar para saber si descubríamos una pista sobre lo que era la cámara de los secretos. No tuvimos ningún resultado, pero, antes de irnos, le saqué una fotografía a Justin junto al muro para examinarla después. Había muy mala iluminación en el corredor, por lo que salieron varias sombras en la foto. En ese entonces me pareció que la foto era inservible, y solamente la guardé por costumbre, sin embargo...
-¿Qué pasa?
Hannah le pasó la foto para que ella pudiera examinarla de cerca.
-La sombra que está encima de Justin -Le señaló con el dedo-. A simple vista luce como una sombra común y corriente, pero si la observas detenidamente, te darás cuenta de que hay una curva bastante perfecta en la esquina derecha de la foto, y centímetros más arriba de donde está Justin, la sombra comienza a verse un poco triangular, como si fuera una cabeza plana. Más que una simple sombra, podría decirse que, en conjunto, parece la silueta de una...
-Una serpiente -La interrumpió Hermione, abruptamente.
-Una muy grande, aunque podría tratarse de una simple coincidencia -Repuso Hannah-. Es probable que la perspectiva de la cámara haga que la sombra parezca una serpiente gigante, pero una criatura así no puede pasear por la escuela sin ser vista por alguien... ¿Hermione?
De un momento a otro, la chica de Gryffindor había desaparecido de su lado, y ahora se encontraba dirigiéndose hacia la salida de la enfermería. Pero se detuvo abruptamente cuando se percató de que aún llevaba consigo la foto de Justin.
-Tengo que irme, necesito ir a la biblioteca a investigar un asunto pendiente -Dijo Hermione, impaciente. Volvió a recorrer el camino hacia Hannah, y en cuanto le devolvió la foto, salió corriendo del lugar como si le fuera la vida en ello.
Confundida, Hannah acomodó las últimas fotos en su álbum, y acto seguido, abandonó la enfermería para asistir a su siguiente clase.
🦝🦝🦝
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