Capítulo 30
ERNIE
-Te estoy diciendo lo que vi, ella lo tenía en su cuaderno de dibujo -Le dijo Hannah a Ernie, después de haberlo llevado a un rincón privado de la sala común.
-Esto es demasiado que procesar -Respondió Ernie, sujetando temblorosamente el dibujo de Justin en sus manos-. ¿Y dices que Elber estaba con ella?
-¡Ya te lo dije! -Contestó Hannah-. Él la estaba acusando de saber algo sobre los ataques del heredero de Slytherin.
Un par de estudiantes mayores pasaron a su lado y les lanzaron una fugaz mirada de curiosidad. Hannah y Ernie adoptaron voces menos ruidosas, ya que la sala estaba llena de estudiantes y cualquiera podría escuchar su tan alarmante conversación.
-Las cosas que Elber le decía a Bridget eran muy alarmantes, y considerando los dibujos que cayeron de su cuaderno, creo que deberíamos afrontar la posibilidad de que ella es la verdadera heredera de Slytherin -Concretó Hannah, después de que los otros estudiantes se alejaron.
-Pero el que Bridget resulte ser la responsable de los ataques no tendría ningún sentido -Discrepó Ernie.
-No me digas que aún sigues aferrado a que Potter sea el culpable.
Ernie negó con la cabeza.
-No tiene nada que ver con Potter, pero tampoco me parece factible que Bridget sea la heredera de Slytherin -Expresó Ernie, bajando el volumen de su voz-. Ella es una Griffin, he convivido con esa familia durante toda mi vida, por lo que conozco un poco de su historia, por ejemplo, ellos provienen de Irlanda.
Hannah lo miró confundida.
-¿Y que tiene eso que ver con esto? -Preguntó ella.
-La probabilidad de que Bridget o cualquiera de la familia Griffin sea descendiente de Salazar Slytherin es casi nula, ya que no hay serpientes en Irlanda. El profesor Binns nos habló sobre eso a principios del año escolar; en el quinto siglo después de Cristo... -Comenzó a recitar Ernie de memoria-. San Patricio fue el responsable del exilio de las serpientes en Irlanda, ya que el creía que esas criaturas representaban el mal y quería liberar a la isla de ellas.
>>Es muy improbable que Salazar Slytherin provenga de Irlanda, debido a que es popularmente conocido que desde pequeño manifestó su don para hablar con las serpientes, algo que no podría hacer en Irlanda.
-¿Recuerdas lo que nos contó Justin sobre la noche en que nos ocultamos en el despacho de Lockhart? -Tanteó Hannah-. Dijo que vio a alguien con cabello pelirrojo corriendo por el pasillo afuera de la oficina, Bridget es pelirroja, Justin pudo haberla visto en el momento en que escapaba de la escena del crimen. Tal vez Bridget también lo vio, y por esa razón decidió atacarlo.
-Hay muchos estudiantes con el cabello pelirrojo en Hogwarts, está toda la familia Weasley, por nombrar algunos -Refutó Ernie-. Además, Colin Creevey fue atacado antes que Justin, ¿por qué ella decidiría esperar tanto para petrificarlo?
Sin una respuesta, Hannah recuperó el dibujo de las manos de Ernie.
-¿Y qué me dices del dibujo? -Cuestionó ella-. ¿Qué razones tendría Bridget para dibujar a Justin con la misma expresión en su rostro de cuando fue petrificado?
-No lo sé, y no puedo pensar en alguna razón que lo explique -Dijo Ernie, confundido-. Sin embargo, incluso si Bridget fuera descendiente de Slytherin, no tendría ninguna razón para atacar a los hijos de muggles. Es imposible que un miembro de alguna familia de Smallstar sea capaz de eso.
-¿Por qué estás tan seguro? -Preguntó Hannah, frunciendo el ceño.
-Porque ninguna familia de Smallstar está en contra de los muggles, al contrario, seríamos los últimos en atacarlos sin razón. Yo ya te he contado que toda mi familia es de sangre pura, pero mi padre jamás se ha opuesto a que nos relacionemos con muggles, ¿recuerdas?
Hannah asintió lentamente.
-Escucha, no sé exactamente qué fue lo que ocurrió -Continuó Ernie-. Pero una vez, cuando era pequeño, le pregunté a mi padre la razón por la que cinco familias de magos vivían en Smallstar. No dijo mucho al respecto, pero me explicó que las cinco familias del valle se habían atrevido a defender a los muggles durante la época de Quién-tú-ya-sabes. Y por ese motivo, las cinco familias fueron severamente afectadas por los creyentes de la superioridad de la sangre, no les quedó de otra más que esconderse en Smallstar por un largo tiempo. Repito, aún no sé que fue lo que ocurrió con exactitud, sospecho que Edrick y Elber saben más al respecto, pero sí me queda muy en claro que cada familia sacrificó mucho defendiendo a los muggles, por esa razón no creo que Bridget sea capaz de atacar a familiares de personas sin magia, y darle la espalda a todo lo que su familia ha luchado durante muchos años.
Hannah se quedó en silencio, completando el dibujo de Justin durante un largo rato. Le daban escalofríos con tan solo verla, pero no podía apartar su mirada de la hoja. Lo que había allí era muy desconcertante y siniestro, pero también era muy enigmático y atrapante.
-De acuerdo -Habló Hannah, finalmente-. Está decidido de que seguiremos mi consejo de mantener un perfil bajo y no lanzar acusaciones ni a Potter y ni a Bridget, pero tampoco bajaremos la guardia. Seguiremos buscando pruebas o indicios del verdadero heredero de Slytherin. De todas formas, no falta mucho para que las mandrágoras terminen de madurar, tal vez Justin pueda decirnos quien fue su atacante una vez que despierte.
Ernie asintió con la cabeza, y ambos se reunieron con los demás, con el fin de no levantar sospechas.
***
Las siguientes semanas transcurrieron con bastante tranquilidad. Podría decirse que lo más hostil que los estudiantes presenciaron durante todo ese tiempo fue el comportamiento del profesor Snape, a quien se le notaba todavía irritado por la celebración del 14 de febrero, y, aún más desconcertante, se volvía peligrosamente celoso cuando algún estudiante se acercaba a su armario privado.
Dejando al profesor Snape de lado, el ambiente en el colegio había regresado casi a la normalidad. El heredero de Slytherin no había atacado a nadie, los profesores y estudiantes ya no estaban tan alterados, y Peeves había dejado de gritar por los pasillos su canción ¡Oh, Potter, eres un zote!
Ernie comenzaba a creer que la guardia que había organizado con los de Hufflepuff ya no servía de mucho, y gracias a la reciente información que había adquirido sobre Bridget, finalmente empezaba a creer que Harry Potter no era el verdadero responsable de los ataques, y que haberlo encontrado junto al cuerpo petrificado de Justin tan solo fue una desafortunada coincidencia. Incluso, durante una clase de Herbología, Ernie le pidió cortésmente a Harry que le pasara un cubo de hongos saltarines. Harry pareció muy sorprendido, pero no le dijo nada y se limitó a pasarle el cubo.
Ernie también consideró en intentar hacer las paces con su hermano, ya que Elber podría compartir con él sus sospechas sobre Bridget y los ataques, pero aún seguía muy enojado con Elber por haberlo tratado como un niño idiota y decidió por no hacerlo. Además, aunque Ernie se disculpara con él, estaba casi seguro de que no obtendría ninguna respuesta por parte de su hermano mayor. Frustrado, Ernie se resignó a esperar a que surgiera una nueva pista sobre el heredero de Slytherin, o a que Bridget se delatara en algún momento.
El mes terminó con una escandalosa fiesta que las mandrágoras montaron en el Invernadero. Esto alegró mucho a Hannah y a la profesora Sprout, ya que significaba que faltaba poco para que las mandrágoras comenzaran a cambiarse unas a las macetas de otras, señal de que habían alcanzado la madurez.
Poco antes de que las vacaciones de Semana Santa iniciaran, la profesora McGonagall les avisó a todos los estudiantes de segundo año que muy pronto deberían escoger que materias optativas cursarían el siguiente año. Después de que la profesora le entregó a cada alumno una lista que contenía todas las asignaturas disponibles, también les aconsejó que usaran el tiempo libre de las vacaciones para meditar detenidamente la elección que harían.
***
Llegó el 22 de abril, y al igual que el año pasado, aunque por diferentes razones, Ernie no sintió ánimos de celebrar su cumpleaños 13. En lugar de una fiesta y un pastel, Ernie pasó la mañana de su cumpleaños en la lechucería, cuidando de Arquímedes.
Era fácil de percibir que la lechuza experimentaba un poco de ansiedad por no haber visto a su dueño durante un largo tiempo, pero Ernie le brindaba los mejores cuidados disponibles.
Ahora mismo, Ernie se encontraba sentado en una de las enormes ventanas de la lechucería, acariciando las suaves plumas marrones de Arquímedes, mientras contemplaba los campos y alrededores de Hogwarts, los cuales volvían a ser verdes y repletos de diferentes flores.
Sin previo aviso, Arquímedes se alejó de Ernie y salió volando de la torre. Tal vez tenía ganas de un pequeño paseo, o quizá su virtuosa visión de ave logró detectar a un pequeño ratón que merodeaba por los campos. Sin importar a que se debiera, Ernie sabía perfectamente que no tenía de que preocuparse, y que muy pronto Arquímedes regresaría a la torre.
Apoyó la parte trasera de su cabeza sobre el marco de piedra de la ventana, y cerró los ojos por un rato. En su mente apareció la idea de que, si Justin no estuviera petrificado, a Ernie le hubiera encantado celebrar una enorme fiesta de cumpleaños en la sala común, pero sin él la celebración no tendría ningún atractivo.
De repente, Ernie escuchó el sonido de un par de alas agitándose en el aire, y casi inmediatamente después, sintió como algo caía sobre sus piernas. Al principio creyó que se trataba de Arquímedes que había regresado a la torre, sin embargo, lo que estaba sobre sus piernas era demasiado ligero como para tratarse de una lechuza.
Abrió los ojos, y descubrió encima de sus piernas un sobre dorado que tenía un llamativo sello azul. La mente de Ernie llegó a la rápida conclusión de que todo el asunto se trataba de una carta que su padre le había enviado por su cumpleaños, pero desechó esa explicación cuando no vio a la lechuza de su familia por ningún lugar en la torre.
Intrigado, y también un poco nervioso, Ernie rompió el sello azul con sus dedos y leyó el contenido del sobre. Se trataba de una simple nota con una sola frase escrita:
<<Te estoy vigilando>>
Ernie se sobresaltó al leer esas palabras. Llegó a imaginar que alguien lo observaba desde un lugar oculto entre los árboles del bosque prohibido, y rápidamente se escondió detrás del muro de piedra de la torre.
No podía pensar en un posible candidato del responsable de enviarle la carta, y tampoco podía imaginarse las intenciones que esa persona tendría con Ernie. Después, se le ocurrió la terrible posibilidad de que Hannah y Elber tuvieran razón, y él había hecho enojar al heredero de Slytherin, quien ahora lo vigilaba y le había mandado una carta de advertencia (posiblemente como consideración por pertenecer a una familia de sangre pura) para que Ernie dejara de entrometerse en su camino.
Asustado, Ernie abandonó la lechucería y corrió lo más rápido que sus piernas le permitieron hasta el castillo. No hace falta decir que llegó al interior del coelgio con la cara roja y respiración agitada. Se tomó un momento para recuperar fuerzas antes de continuar su carrera hasta la sala común de Hufflepuff, sin embargo, a Ernie se le ocurrió una idea en el último momento.
Si iba a la sala común en su estado actual, Hannah seguramente se daría cuenta de que algo estaba mal con él. Los últimos meses fueron muy difíciles para los dos, y las cosas apenas comenzaban a mejorar un poco. Ernie se había dado cuenta de como su amiga había recuperado un poco de la felicidad y el optimismo que tanto la caracterizaba, y él no quería ser el responsable de arrebatárselo otra vez. No podía regresar a la sala común sin aparentar tranquilidad, lo que significaba que solamente le quedaba otro lugar a cuál ir.
El camino hasta la enfermería le llevó menos tiempo de lo que imaginó. La señora Pomfrey no se encontraba por ningún lado, algo bastante inusual. Sin embargo, Ernie no estaba en la enfermería para visitarla a ella. Pasó de largo las camas que contenían a Colin Creevey y a la señora Norris, y se sentó en el borde derecho de la cama de Justin.
Él seguía igual a como lo había visto la última vez. No había sufrido ningún cambio en los últimos meses, y eso perturbaba a Ernie de una forma que no sabía cómo explicar. Y a pesar de todo lo malo, en ese momento, Ernie no quería estar en cualquier otro lugar.
Sentía que era su deber permanecer junto a su amigo hasta que este se recuperara de su petrificación, y el único consuelo que le quedaba era que las mandrágoras estarían maduras muy pronto. Notó que Hannah había hecho un buen trabajo ayudando a la señora Pomfrey con las labores del ala médica. No había ni una sola mota de polvo en todas de las camas, y era bastante obvio que a Hannah había sido la responsable de poner jarrones con flores junto a cada paciente.
Ernie estaba tan absorto analizando cada detalle del lugar que no se percató de que alguien había entrado a la enfermería hasta que esa persona se paró junto a él. Se sorprendió al principio, pero logró recobrar la calma al darse cuenta de quien se trataba.
-¡Susan! -Exclamó Ernie-. No esperaba verte aquí.
-Yo tampoco pensé que te encontraría aquí -Respondió ella, con voz apagada.
Después, Susan se sentó en el borde izquierdo de la cama, y se quedó contemplando en silencio el rostro inmóvil de Justin. El rostro de la chica exhibía una rara expresión que se asemejaba a una mezcla entre tristeza y agonía. Ninguno de los dos dijo una sola palabra durante varios minutos (que más bien habían parecido horas), y justo cuando a Ernie se le ocurrió algo con que iniciar una conversación, Susan se le adelantó en el último segundo.
-Es la primera vez que lo veo, me refiero a desde el ataque -Aclaró Susan-. No había tenido el valor de visitarlo ni una sola vez en todos estos meses, pero ya no puedo seguir así. Si realmente quiero avanzar con mi vida, tengo que enfrentar lo que la pasó a Justin ahora.
La chica hablaba con voz débil, pero Ernie sentía que cada palabra que salía de su boca estaba llena de convicción.
-Permíteme hacerte saber que estás manejando esta difícil situación con mucha fortaleza y control -Confesó Ernie.
Susan esbozó una triste sonrisa, y arrugó los ojos como si se esforzara por retener las lágrimas.
-Solo lo hago porque no tengo otra opción -Respondió ella, negando despacio con la cabeza-. Lo que le pasó a Justin fue mi culpa, Ernie. Nadie lo sabe, pero... Yo hablé con él poco antes de que fuera atacado.
El mundo se detuvo momentáneamente para el chico rubio. Ernie no alcanzaba a asimilar la totalidad de esa nueva revelación, un millón de preguntas habían surgido al mismo tiempo en su mente, sin embargo, logró contenerse y se limitó a seguir escuchando a Susan en completo silencio.
-Las cosas se habían puesto muy extrañas entre nosotros -Continuó Susan-. Nos habíamos distanciado por esa razón, pero yo quería arreglar las cosas y fui a la sala común para confrontarlo. Las cosas no salieron muy bien, salí llorando de la sala y corrí hasta llegar a la torre del reloj. Y como era de esperarse, Justin me siguió preocupado.
>>Alcancé a oír como gritaba mi nombre y me rogaba que volviera con él, pero en ese momento no quería verlo, por lo que solo me enfoqué en correr más rápido hasta que deje de escuchar su voz, pero jamás imaginé que esa sería la última vez que la escucharía.
Susan no pudo seguir aguantando y rompió en llanto. Ernie la observó sin decirle nada, mientras ella lloraba y sujetaba una de las blancas y frías manos de Justin. De repente se le ocurrió la idea de que sería muy fácil adjudicarle toda la culpa a Susan, después de todo, era muy probable que Justin no hubiera abandonado la seguridad de la sala común si no fuera por Susan. Todo sería muy diferente si no hubiera sido por ella.
Sin embargo, Ernie también sabía que eso no era verdad. Sin importar cuanto lo deseara, no podía echarle toda la culpa a Susan. Ernie era responsable de haber convencido a Justin de quedarse en Hogwarts, y también lo había dejado solo en la sala común el día de su ataque. Si Susan era culpable de la petrificación de Justin, Ernie también lo era, pero, sobre todo, él más culpable era el miserable del heredero de Slytherin.
-No te tortures así, Susan -Habló Ernie-. No podías saber lo que el heredero de Slytherin le haría a Justin. Y si él hubiera sabido que sería petrificado por salir de la sala común para buscarte, aún así, lo habría hecho sin dudar.
-¿Cómo estas tan seguro? -Respondió Susan, limpiándose una lágrima que caía de su mejilla llena de pecas.
-Porque tú le importas mucho, todo el mudo se da cuenta de eso -Dijo Ernie, levantándose de la cama-. Y también porque Justin es la clase de persona que haría eso por otros.
Ernie caminó hacia Susan y la abrazó por la espalda. Ella inmediatamente ocultó el rostro en el cuello de Ernie, y se hundió más en el abrazo.
-Él también significa mucho para mí, lo quiero más de lo que parece -Susurró Susan.
Ernie dirigió su mirada hacia el rostro de Justin, el cual estaba inerte y blanco como el mármol.
-Lo sé -Contestó Ernie, en voz baja-. Es imposible no poder quererlo.
🦝🦝🦝
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