Capítulo 20
ERNIE
Era casi imposible seguirle el paso a Justin. Ernie y Hannah gritaron su nombre durante todo el camino hasta la sala común de Hufflepuff, pero el muchacho de cabello rizado no les hizo caso ni una sola vez. Simplemente se dedicó a seguir con su trayecto, sin emitir ni una sola palabra, y se arrastró lo más rápido que pudo por el pasadizo secreto que conducía a la sala.
-¡Justin! -Exclamó Ernie, después de haber atravesado el umbral de la puerta redonda, con la respiración agitada y la voz entrecortada, debido a tanto esfuerzo físico-. Tenemos que hablar sobre lo que acaba de ocurrir.
Hannah salió del estrecho túnel medio minuto después, con la cara roja y las trenzas rubias casi desechas. Justin se detuvo a la mitad de la sala, dio media vuelta, y habló por primera vez desde que habían salido corriendo del Gran Comedor.
-¿Qué hay que discutir? -Respondió de manera brusca y con el ceño fruncido-. Todos vimos como Potter hechizaba a la serpiente para que me atacara. No quería reconocerlo, pero en el fondo sabía que mis sospechas hacia él eran correctas. Es el heredero de Slytherin y está decidido a exterminar a todos los hijos de muggles en el colegio. Colin fue el primero, y estoy seguro que yo soy el siguiente en su lista. ¡Nunca debí decirle que yo era de familia muggle! ¡Solamente quería tener una amigable conversación con él!
-No estamos seguros de si Harry tenía intenciones de lastimarte, puede que todo se tratase de una simple confusión -Intervino Hannah, utilizando la voz más suave que pudo.
Justin caminaba de un lado a otro por toda la sala común. Repetidamente se llevaba las manos a la cabeza, y se frotaba con desesperación el rostro.
-Tal vez puedas hablar con la profesora McGonagall y decirle que cambiaste de opinión respecto a pasar las navidades en Hogwarts -Hannah escogía cuidadosamente sus palabras para no alterar más al muchacho.
Justin se detuvo en seco para meditar detenidamente esa idea, sin embargo, al cabo de un par de minutos, se dejó caer rendido en el sillón más cercano.
-No puedo hacerlo. Mi mamá se dará cuenta de que algo malo me pasa en el primer segundo que ponga un pie en la casa -Respondió en voz baja, con una mirada desesperanzada en los ojos-. Si ella llega enterarse de lo del heredero de Slytherin, jamás me permitirá regresar aquí, o practicar un solo encantamiento en lo que me reste de vida. Y por muy asustado que esté, no quiero dejar de hacer magia para siempre.
-No tiene por que enterarse -Habló Ernie, usando un tono de total seguridad que no era nada típico en él-. Puedes quedarte aquí y podemos protegerte de Potter.
-Ni siquiera sabemos que es lo que utiliza para petrificar a sus víctimas -Respondió Justin.
-No importa. Conocemos la escuela y tenemos las reliquias de bronce para protegernos. Nos mantendremos rodeados de profesores y otros estudiantes en todo momento. No habrá forma de que nos ataque sin que los demás lo vean, y aunque lo llegue a intentar, ni siquiera Dumbledore lo defenderá. Será su fin.
Justin y Hannah estaban asombrados por la seguridad y dura expresión en el rostro de Ernie, si ambos hubieran vivido varios años con la familia Macmillan, se habrían percatado de que era el mismo comportamiento estoico que Elric Macmillan le había heredado a sus tres hijos.
Justin no parecía muy convencido, pero asintió con la cabeza lentamente en silencio. Después, la sala común comenzó a llenarse de estudiantes, y varios comenzaban a asfixiar a Justin con preguntas sobre lo sucedido con Harry y la serpiente en el club de duelo. Cuando Justin vio que Susan lo observaba atentamente desde la entrada de la sala, le susurró a Ernie al oído que se retiraran al dormitorio.
Ambos se despidieron de Hannah antes de irse, y corrieron lo más rápido que sus piernas les permitieron hasta llegar al dormitorio. Wayne no se encontraba ahí, pero Zacharias sí. Ernie lo había visto llegar junto al resto de estudiantes que abarrotaron la sala común; seguramente Zacharias se había propuesto llegar al cuarto antes que ellos para sacarle toda la información posible a Justin en privado.
Los observaba a los dos mientras reposaba tranquilo en su cómoda cama, exhibiendo una sonrisa burlona. Su cabello rubio le cubría casi toda la frente, lo que hacía que resaltaran sus ojos azules. Unos muy irritantes ojos azules.
-Dime, Justin -Comenzó a hablar Zacharias, utilizando un tono vago y juguetón-. ¿Cómo te sientes después de casi ser convertido en alimento para serpiente? ¿Viste toda tu vida pasar frente a tus ojos? ¿Es cierto eso de lo que no te mata, solo te vuelve más fuerte?
Ernie vio como Justin estaba tan afectado que era incapaz de responder o hacer un solo movimiento. Solamente se quedó parado en su lugar, observando sus pies mientras trataba de ocultar la humillación en su rostro. Ernie no quería seguir viéndolo de esa forma, por lo que caminó hasta la cama de Zacharias y lo sujetó fuertemente del uniforme. Su expresión cambió rápidamente de burlona a impresionada.
-Hoy no estoy dispuesto a tolerar tus burlescos comentarios -Espetó Ernie, tirando del uniforme del muchacho hasta sacarlo de la cama. Después, Ernie empujó a Zacharias por toda la habitación hasta el pasillo que conducía a la sala común. No le importó ninguno de los gritos de protestade su compañero-. Vas a dejar de atosigar a Justin y te llevarás tu nefasta personalidad a otro lado.
-¡Este también es mi cuarto! -Vociferó Zacharias, mientras se sujetaba con fuerza del marco de la puerta.
Ernie nunca acostumbraba alzarle la voz a nadie, casi siempre se mantenía al margen cuando algo lo incomodaba, pero cuando atacaban a Justin o Hannah, y en especial si Zacharias era el responsable, Ernie sentía que era capaz de arrancarle la cabeza a cualquiera.
-Si vas a atacar a Justin cuando se encuentra en un estado tan vulnerable, tu cuarto será la sala común.
Dicho esto, Ernie tomó su varita del bolsillo de su túnica y encantó la puerta del dormitorio para que se cerrara en la respingona nariz de Zacharias, un conjuro que sus hermanos mayores habían utilizado en varias ocasiones con el propio Ernie.
Durante el siguiente par de minutos, escucharon los golpes furiosos que Zacharias daba a la puerta, seguidos de un par de gemidos de dolor, ya que el azote de la puerta le había propinado un buen golpe en la nariz. Los golpes cesaron eventualmente, y Ernie y Justin llegaron a la conclusión de que Zacharias se había dado por vencido e ido a otra parte.
-No tenías que hacerlo -Habló Justin, después de un par de incomodos minutos de silencio.
Ernie se alejó de la puerta y caminó hasta su cama.
-Si yo no hacía algo pronto, Zacharias no hubiera parado de molestarte -Ernie se quitó la túnica del uniforme, la dobló cuidadosamente, y la guardó en el cajón junto a su cama antes de recostarse-. Mereces descansar un poco después de un día tan horrible.
A diferencia de Ernie, Justin se limitó a quitarse la túnica y a dejarla caer a un lado de su cama. Se recostó en su propia cama al igual que Ernie, pero Justin no pareció relajarse ni siquiera un poco.
-Sigo sin poder asimilar que Harry intentara atacarme con una serpiente, parecía ser un tipo muy agradable -Confesó Justin, en voz baja-. ¿Cómo logró hipnotizar a la serpiente para que hiciera lo que él quería? ¿Es algún conjuro que nos enseñarán en Encantamientos cuando seamos mayores?
-No la hipnotizó, simplemente habló con ella -Respondió Ernie, muy serio, mientras recordaba la conversación que su padre y Edrick habían tenido en la cocina de su casa-. Le habló en Pársel, la lengua que hablan las serpientes.
Justin se levantó rápidamente de la cama y miró a Ernie con los ojos muy abiertos, sus rizos marrones estaban muy alborotados.
-¡¿Habló con una serpiente?! ¡¿Los magos pueden hacerlo?! -Preguntó, subiendo exageradamente su tono de voz.
-Es muy poco común el don, pero algunos pueden hacerlo. Es algo que usualmente solo se lee en los libros o cuentos infantiles, nunca esperas presenciarlo en la vida real, pero reconocí los extraños siseos que Harry producía.
-¿Y qué crees que le estaba diciendo? -Justin se dirigió a la cama de Ernie y se sentó en el borde-. ¿Crees que, tal vez, Harry intentaba impedir que la serpiente me...?
-¡No! -Lo interrumpió Ernie, incorporándose en la cama-. Préstame mucha atención, Justin. Existe una verdad universal respecto a los magos que hablan Pársel. Es la marca de alguien malvado y cruel. Aquellos que tienen la habilidad de hablar con las serpientes, no pueden estar tramando nada bueno. Mi padre ha lidiado con varios hablantes de Pársel, y jamás resultó nada bueno.
Justin se quedó muy callado, se puso de pie y caminó lentamente hasta su cama. Acto seguido, se metió debajo de las cobijas y no volvió a hablar en toda la noche, aunque Ernie sabía perfectamente que no se quedaría dormido hasta muy tarde.
Una hora más tarde, se volvieron a escuchar golpes en la puerta y Ernie supo que tenía que quitarle el conjuro, ya que podría tratarse de Wayne y no sería justo que él saliera perdiendo por las acciones de Zacharias.
Efectivamente se trataba de Wayne, pero Zacharias también estaba con él. Este último estaba muy enojado y se la paso cinco minutos gritándole un montón de cosas a Ernie, pero él no lo escuchaba en absoluto. Estaba más ocupado haciendo conexiones en su cabeza que demostraban que Harry Potter era el legítimo heredero de Slytherin.
Ernie no podía creer que alguna vez se sintió culpable por lo que le había pasado a Harry al final del curso anterior. Ahora dudaba si era verdad esa historia de que él había impedido que el profesor Quirrell robara un objeto importante de la escuela, y se cuestionaba si no había sido al revés. Claro que ya nadie podía preguntarle nada a Quirrell.
Tal vez las reliquias habían intentando advertirles sobre lo que tramaba Harry. ¿No había dicho Justin que creyó haber visto a alguien con el cabello pelirrojo merodeando cerca de donde encontraron a la señora Norris petrificada? Podría tratarse de Ron Weasley, tal vez él era cómplice de Potter, después de todo, él es su mejor amigo.
Aunque Ernie no creía que Hermione Granger fuera capaz de participar en este asunto. Ella era de familia muggle y era muy respetuosa de las reglas del colegio, sin embargo, existía la posibilidad de que Harry solo fuera amigo de ella con el propósito de guardar las apariencias y que nadie sospechara de él.
No sabía exactamente a que se debía, pero Ernie estaba empeñado en culpar a Harry. Tal vez se debía a que quería identificar al heredero de Slytherin lo más pronto posible para así poder alejarlo de Justin, o podría deberse a todas las pruebas que apuntaban hacia él.
La habilidad de hablar Pársel, algo que haría el heredero de Salazar Slytherin.
Sus conexiones con cada uno de los atacados, y que él se encontrara cerca de ambas escenas del crimen.
Según lo que le había comentado Hermione, Harry odiaba a su familia muggle.
Todas estas pruebas apuntaban a que Harry era el responsable de todo, pero había algo más que hacía que Ernie tuvieras sospechas hacia él. Algo que no era una prueba muy sólida, pero que reafirmaba su deseo por hallar a Harry culpable.
Desde el final del curso escolar anterior, cada vez que Ernie veía o pensaba en Harry, una inquietante sensación lo invadía por dentro. Algo que lo atemorizaba y le aceleraba el corazón. Un sentimiento que le quitaba el sueño, el hambre, y hasta las ganas de hablar. Antes no sabía de qué se trataba, pero no podía evitar darle vueltas en su cabeza una y otra vez sin parar, sin embargo, ahora Ernie lo relacionaba todo con su instinto que le advertía sobre Harry y sus malas intenciones. A Ernie se le había erizado la piel cuando lo vio caminando como un fantasma sobre la tarima, siseando con voz macabra cosas siniestras a la serpiente para incitarla a atacar a Justin.
La sensación de alarma que había experimentado durante el club de duelo se parecía mucho a la que Harry le hacía sentir casi diario. Y Ernie anhelaba desesperadamente que todo se relacionara con sus sospechas sobre el heredero de Slytherin.
🦝🦝🦝
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