Capítulo 12
Las citas con Wheein iban bien, muy bien.
Era sorprendente, pero quizá porque ambos sabían que lo que tenían que desarrollar no eran sentimientos románticos por el otro, sino simplemente una amistad para que sus cuerpos fueran compatibles, les resultaba muy fácil hablar y reír juntos.
Wheein era muy divertida, siempre tenía un comentario ingenioso o alguna anécdota que contarle, y Chanyeol se reía de verdad, de corazón. Ella también parecía encantada con Chanyeol, le parecía muy interesante su trabajo y decía que era divertido decirle algo sorprendente por la cara que ponía.
Con Wheein, casi, casi podría olvidarse de que, en realidad, estaban conociéndose porque debía renunciar a Baekhyun, asentarse y tener relaciones con alguien que su cuerpo considerara compatible. Pero en realidad era mentira que podía olvidarse, porque hablaban también mucho de Baekhyun y de Hyejin, la mujer de la que Wheein estaba enamorada. Podía ver en los ojos de Wheein el mismo brillo que sabía que él tenía cuando hablaba de Baekhyun, o cuando estaba con él. Porque igual que él mismo, la chica sabía lo que era no ser capaz de romper del todo con la persona que, internamente, sabes que está hecha para ti.
Pero no se autocompadecían, en su lugar, preferían ir a comer, a los recreativos o a dar un paseo por el parque mientras bebían algo calentito. Incluso comenzaron a darse la mano a veces, y para sorpresa de Chanyeol, su cuerpo reaccionó bastante bien a aquel contacto. No era mágico como cuando su piel entraba en contacto con la del compositor, pero se sentía cómodo con Wheein y su cuerpo la aceptaba. Ella también parecía contenta con su reacción y, aunque no lo hicieran muy a menudo, a veces simplemente sus manos se encontraban y se agarraban el uno al otro, como si fueran el único apoyo con el que podían contar contra el mundo. Y en parte, pensaba Chanyeol a veces, era así.
Pero todo cambió poco antes de Navidad.
Chanyeol había quedado con Wheein en verse en un pequeño restaurante a la hora del almuerzo para planear la que sería su primera Nochevieja juntos. Baekhyun no iba a estar en casa, y no quería molestar a su madre, que le había comentado que a lo mejor se iba con sus amigas de viaje en Año Nuevo. De hecho, tampoco le tentaba el pensamiento de pasar en su casa aquella fecha, rodeado de recuerdos del compositor y él, mientras Baekhyun disfrutaba de la entrada al nuevo año en pareja en un amplio apartamento en el centro de Seúl.
—Podemos quedar en mi casa —se había ofrecido la híbrido durante el postre—. Así al menos sales y te despejas.
—¿Insinúas que no salgo de mi casa? —fue la respuesta pretendidamente ofendida que le brindó, pero ella rodó los ojos y le sonrió.
—Trabajas y vives en tu casa, Chanyeol, ¿acaso sales para algo más que hacer la compra y salir conmigo?
Ahí tuvo que darle la razón, pero no le hizo gracia así que juntó sus labios en un puchero que provocó que la chica se riera a carcajada limpia. Era una suerte que a ninguno les gustaran en exceso los restaurantes elegantes y que prefirieran encontrarse en sitios más pequeños y familiares como aquel, donde la risa de Wheein no estaba fuera de lugar.
—Entonces decidido, ¿no? —le sonrió la chica—. Nos vemos el treinta y uno en mi cas...
La frase de Wheein murió con su sonrisa, dando paso a una expresión de absoluta confusión. Chanyeol la miró, parpadeando, confuso a su vez.
—¿Wheein? —preguntó con precaución.
Pero la híbrido seguía sin moverse, así que siguió la dirección de la mirada de la chica hasta la entrada del restaurante, donde pudo ver a una mujer de largo pelo negro y muy atractiva, que miraba de un lado a otro con la angustia pintada en su bonito rostro de ojos negros y labios rojos. Wheein jamás le había mostrado ninguna foto, pero a Chanyeol no le hizo falta para saber que aquella era Hyejin.
La mujer finalmente los vio, o al menos vio a Wheein, y se dirigió hacia ellos con pasos largos y decididos, sin quitarse el abrigo ni apartar su vista de la chica. Cuando llegó hasta ellos se paró un segundo antes de agacharse junto a Wheein, tomándola de la mano.
—Por favor, no hagas esto —le suplicó Hyejin con la voz temblorosa—. No me dejes.
—Dijimos que era lo mejor —susurró Wheein de vuelta, su voz también sonaba afectada—. Encontraste otra persona con la que ser feliz y yo estoy encontrando mi camino también.
—No puedo —Hyejin negó con la cabeza y apretó el agarre en la mano ajena—. No puedo ser feliz si no es contigo. Sé que dije cosas que te hicieron daño, pero lo hice porque pensé que era lo mejor para las dos... No lo sentía así realmente.
—Pero tu familia... —lo intentó de nuevo Wheein, pero esta vez, Hyejin la miró con los ojos llorosos, pero decididos, sus labios apretados en una línea roja.
—No me importa —su voz mostraba la decisión que transmitían sus ojos—. Solo me importas tú, nosotras, y me da igual lo que digan, o si tengo que cambiar de trabajo o mudarme. No amaré a nadie que no seas tú, Wheein.
A Wheein se le escapó una risa estrangulada y se inclinó, siendo recibida a medio camino por los labios de Hyejin. Chanyeol, que no se había perdido detalle de la conversación, miró sutilmente su móvil, como si lo que estaba pasando frente a sus ojos fuera de lo más usual un jueves a medio día. Cuando las oyó reír suavemente de nuevo, se atrevió a volver a mirar, descubriendo que se miraban y se sonreían. En ese momento, Wheein pareció recordar que se suponía que tenía una cita, porque miró a Chanyeol, repentinamente avergonzada, tratando de limpiar con sus dedos los restos de pintalabios rojo en sus labios.
—Yo, um... —empezó, cohibida—. Esta es Ahn Hyejin.
—Me lo había imaginado —le sonrió el híbrido, saludando con una pequeña inclinación de cabeza a la mujer, que le devolvió el saludo de igual manera.
—Chanyeol, yo... —pero el alto alzó una mano y la detuvo.
—Idos, no os preocupéis.
—Pero... —podía ver en sus ojos que quería ir, pero que también le dolía dejarlo allí solo; y no se estaba refiriendo únicamente al restaurante.
—Está bien, Wheein —le sonrió el híbrido—. Ve y sé feliz. Por los dos.
La chica se levantó en ese momento y fue a darle un abrazo, uno que casi hizo que se le saltaran las lágrimas a Chanyeol, porque podía sentir la calidez y la honestidad de Wheein en ese abrazo. Se lo devolvió, rodeando su pequeña figura con sus brazos.
—Todo saldrá bien, Chanyeol —le susurró ella—. Estoy segura.
Se separó con una sonrisa y se fue de la mano con Hyejin. Chanyeol estaba tan ensimismado que ni siquiera notó cómo la chica pagaba por la comida antes de irse, tan sólo se dio cuenta cuando fue a pedir la cuenta y el camarero le dijo que su acompañante ya la había pagado.
Aquella tarde, Chanyeol no pudo volver a casa inmediatamente. No dejaba de darle vueltas a lo que había presenciado aquella tarde; las correlaciones en el caso de Wheein y en el suyo eran tantas que le era dolorosamente imposible no comparar su situación con la de la otra híbrido. Pero la diferencia entre ambos radicaba en que Hyejin aceptaba a Wheein, incluso parecía que había habido algo entre ellas antes de alejarse. Sin embargo, en su caso, Baekhyun y él tan sólo tenían un par de besos en el recuerdo y nada más. Quizá llevaban tanto tiempo viviendo juntos que el más bajo tan solo podía verlo como a su hermano, o medio hermano. Puede que esa fuera la razón por la que el más bajo quería dormir con él, como si no le afectara en absoluto la persona que yacía junto a él. Simplemente porque se sentía en casa, como en familia.
Aquel pensamiento hizo que el pecho se le oprimiera dolorosamente, así que lo desechó de su mente y comenzó a andar de vuelta a casa.
—¡Chanyeol! —cuando estaba a punto de entrar en el portal, vio a Baekhyun que se acercaba a él con una sonrisa. El compositor no llevaba abrigo, y se fijó en que su coche mal aparcado estaba unos metros detrás de él.
—¿Qué haces fuera de tu coche y sin abrigo? —le sonrió el alto, pero Baekhyun infló sus mejillas de forma adorable.
—Te estaba llamando pero no me escuchabas —le replicó, haciendo que Chanyeol se sonrojara ligeramente y se disculpara—. Me han dicho en el trabajo que hay un puesto de dulces de Navidad en la plaza al lado del supermercado, ¿me acompañas?
En ese momento, con los ojos brillantes de Baekhyun fijos en los suyos, las palabras de Wheein resonaron en su mente. Todo saldrá bien. Nada tenía pinta de que fuera a salir bien, pero, pensó Chanyeol con una sonrisa mientras seguía a Baekhyun de vuelta al coche, iba a aprovechar cuanto pudiera mientras la vida le diera oportunidad.
Aquella tarde no mencionó nada de que las citas con Wheein se habían acabado, y tampoco se encontró con fuerzas de hacerlo al día siguiente, no cuando vio llegar al mayor tan cansado de la discográfica. Sabía que Baekhyun se había tomado muy a pecho las noticias sobre su necesidad de encontrar una pareja, así que no quería preocuparlo más.
Sí que llamó a Choa, no obstante, cuando el mayor se escurrió a la ducha.
—Te agradezco que me hayas llamado y que no haya tenido que descubrirlo por tener que ir a buscarte cuando colapses en el suelo —a pesar de la broma, Chanyeol pudo notar la sinceridad en la voz de la mujer.
—No le he dicho nada a Baekhyun aún, pero la verdad es que tampoco me siento con ganas de conocer a nadie antes de Navidad —le dijo.
—Tampoco tengo tiempo de buscarte ninguna cita, Chanyeollie —respondió la mujer con preocupación—. La clínica cierra a partir de mañana y hasta después de Año Nuevo, no abriremos.
—Entonces, ¿seguiremos con la búsqueda después de Año Nuevo?
—Eso parece —respondió Choa—. Trata de desfogar a diario, Chanyeol, incluso dos veces al día si te es necesario...
—¿De verdad me estás diciendo que me masturbe?
—Como si quieres tirarte un cojín con la cara de Baekhyun impresa, Chanyeol, pero hazlo, ¿de acuerdo? Es por tu salud, no por gusto —hubo una pausa—. No enteramente por gusto, al menos —Chanyeol bufó.
—Está bien, lo haré —accedió finalmente.
Se despidieron rápidamente, justo antes de que Baekhyun saliera de la ducha con su albornoz medio abierto mostrando su torso y abdominales. Chanyeol tuvo de repente la necesidad de entrar él mismo en la ducha y de seguir el consejo de Choa, imaginando a Baekhyun en su cabeza mientras lo hacía, así que se disculpó y se deslizó dentro del cubículo, aún caliente y lleno de vapor. A pesar de lo vergonzoso que fue, y de que después tardó un buen rato en poder mirar a Baekhyun a la cara, debía reconocer que aquello le quitó parte de la tensión interior que sentía en su parte animal, y comprendió lo que la doctora pretendía decirle. Al menos hasta que encontrara a alguien con quien fuera compatible, debía cuidar de sí mismo para no colapsar.
Aun sabiendo que el mayor estaba preocupado por él, Chanyeol no esperaba la reacción de Baekhyun al enterarse de que iba a pasar la Nochevieja solo. No era solo preocupación, que habría sido hasta esperable, sino pura angustia lo que sintió de parte del mayor. Esa mezcla de sentimientos fue a más cuando le dijo que ya no salía con Wheein, mezclado a su vez con una gran dosis de nerviosismo cuando le preguntó si su pareja debía ser necesariamente híbrida. Suponía que, al estar buscando Choa candidatos que fueran híbridos, se temió que sólo pudiera limitarse a los que eran de su misma condición. Pero al decirle que no, Chanyeol notó cómo el alivio recorría a Baekhyun, quizá porque el mayor pensaba que de esa manera, Chanyeol tendría más posibilidades de encontrar una pareja y establecerse; y de que su salud dejara de estar en peligro.
Eso fue lo que el híbrido se dijo a sí mismo, porque cualquier otro pensamiento podría acabar haciéndole daño.
Pero no dejaba de ser un idiota enamorado de Baekhyun, y el hecho de que notara al mayor todavía preocupado cuando se fueron a dormir fue lo que hizo que se levantara de la cama sibilinamente y que montara él solo el árbol de Navidad, en lugar de sorprender al mayor como tenía pensado hacer y que lo montaran juntos al día siguiente. Porque quería verlo sonreír, y sabía que la sorpresa lo animaría. Porque la felicidad de Baekhyun seguía siendo lo más importante para Chanyeol.
También le regaló un casco para la moto a juego con el suyo de forma completamente intencionada, porque sabía que no siempre iban a poder estar juntos como lo estaban en ese momento, no cuando llegara el día en el que él mismo tuviera que asentarse con otra persona, o el día en el que Baekhyun se fuera a vivir finalmente con Changmin. Sabía que esto último era algo mucho más inminente, y que el mayor solo lo había pospuesto porque le preocupaba que Chanyeol colapsara. Pero en cuanto tuviera a alguien que pudiera ayudarlo, el compositor desaparecería de su hogar, y él se quedaría con el amargor de la soledad que lo rodearía. Por eso le había regalado el casco, para que de algún modo, seguir conectados aunque fuera a través de los accesorios para la moto que Chanyeol le había ido regalando, a juego con los propios. Porque, a pesar de que tratara de reprimir ese sentimiento a diario, Chanyeol sentía que Baekhyun era para él, y quería sentirse ligado a él aunque fuera de una manera tan absurda.
—Tengo otro regalo para ti —anunció Baekhyun—. Bueno, es para los dos, más bien.
—¿Otro regalo? —Chanyeol ladeó la cabeza, eso no se lo esperaba. El otro carraspeó, con las mejillas tiñéndose ligeramente de rojo.
—Bueno, no lo tengo aquí exactamente, tengo que ir a por él, y como necesito ayuda para traerlo, esperaba poder hacerlo contigo.
—Me vas a hacer ir a cargar con mi propio regalo, ¿es eso? —sonrió Chanyeol, divertido ante las reacciones de Baekhyun, quien en este caso, infló las mejillas y frunció el ceño.
—He intentado que me ayudaran Kyungsoo o Sehun, pero ninguno estaba disponible.
—Está bien, no he dicho que no —rió Chanyeol, realmente cualquier cosa que implicara pasar tiempo con Baekhyun le parecía bien. El otro sonrió ampliamente y le dio las gracias antes de arrastrarlo finalmente a por el desayuno.
Desayunaron en abundancia, comieron también algunos dulces navideños que Chanyeol se había encargado de comprar y disfrutaron de la tranquilidad del día de fiesta. Al haberse levantado tan temprano, prefirieron tomar turnos en la ducha antes de salir de casa, y cuando llegó una hora decente, se abrigaron bien y fueron a buscar el misterioso regalo.
Casi se rió cuando vio la cama nueva que Baekhyun le había comprado. No era una cama de matrimonio, pero sí que era más ancha, con espacio de sobra para dos personas. Y fue eso, junto con el sonrojo de Baekhyun, lo que impidió que riera, porque el mayor le había regalado una cama en la que cabrían dos los sin problemas de espacio. Tu colchón está hecho una pena, fue la excusa oficial de Baekhyun, quien la dijo sin mirarlo a los ojos y ligeramente sonrojado, pero Chanyeol lo entendió. Era la manera silenciosa de decirle que, de momento, Baekhyun no pensaba dejar de dormir con él, y eso le hacía palpitar fuerte el corazón.
Llevaron la cama a casa con la furgoneta de la propia tienda, pero luego corrió a su cargo subir el somier y el colchón hasta su piso. Las piezas que conformarían el somier pudieron meterlas en el ascensor, pero el colchón tuvieron que cargarlo por las escaleras, y cuando todo estuvo arriba, tiraron el colchón en el salón y se lanzaron sobre él sin importarles lo más mínimo el plástico que lo recubría. Aún jadeando, Chanyeol miró a Baekhyun.
El pelo negro se le pegaba a la frente, perlada por el sudor, sus mejillas estaban coloreadas por el esfuerzo, pero sus ojos oscuros brillaban mientras miraban a Chanyeol, con una sonrisa que adornaba sus labios rosados. Era tan, pero tan bonito, que el híbrido tuvo que controlarse para no hacer algo estúpido como escurrirse por el colchón y besarlo.
—Feliz Navidad, Chanyeol —le sonrió el más bajo. Y el híbrido no puedo más que devolverle la sonrisa.
—Feliz Navidad, Baekhyun.
Los días que siguieron a la Navidad fueron bastante normales. Ninguno de los dos tenía vacaciones como tal, así que seguían con su ritmo habitual de trabajo; aunque disponían de las tardes libres, por lo que Baekhyun solía tratar de sacarlo a que le diera el aire a algún lado "porque si fuera por ti, no saldrías ni para ir a comprar," le había dicho mientras le encasquetaba un gorro en la cabeza.
Tenía que reconocer que tenía razón, normalmente salía poco, y desde que habían terminado sus citas con Wheein, salía aún menos, porque no tenía una razón para hacerlo. Así que dejaba que el mayor de los dos tirara de él para levantarlo del sofá y le pusiera el abrigo para ir a pasear a pesar del frío que hacía en Seúl en diciembre. Alguna de las veces que salieron en la moto del alto, ambos llevaban sendas chupas de cuero y los cascos a juego, lo que hacía que el alto lo sintiera casi como si fueran pareja y ellos salieran de cita. También podía ver que la gente los miraba por eso mismo cuando aquello ocurría, pero aparte de un matrimonio mayor que los miró con desdén y desprecio, nadie más pareció que pensara que hacían una pareja rara. De hecho, hasta escuchó a unas chicas comentar que eran una pareja adorable, lo que hizo que sus mejillas se colorearan y que Baekhyun le preguntara si estaba bien. Él no había escuchado a las chicas, y el alto prefirió no decirle nada.
Sin embargo, se acercaba Nochevieja, y podía notar el nerviosismo de Baekhyun. No sabía si era porque el mayor seguía preocupado por su estado de salud o porque era el primer fin de año que iba a pasar a solas con su novio, pero notaba su estado alterado. Parecía que cuanto más se acercaba el final de diciembre, peor estaba, y un día, antes de que ambos salieran hacia el trabajo, Chanyeol le preguntó.
—¿Por qué estás tan nervioso? —no trató de ocultar que estaba preocupado y Baekhyun lo miró sorprendido—. ¿Es porque mañana es treinta y uno?
—Sí —admitió el más bajo volviendo al trabajo de terminar de preparar la pequeña mochila que llevaba al trabajo.
—No te preocupes —le sonrió él, tratando de que su sonrisa fuera sincera—. Estoy seguro de que te lo pasarás muy bien.
Y ahí estaba, ese brillo en los ojos del más bajo que descolocaba a Chanyeol, porque era intenso y él no sabía cómo interpretar aquella mirada.
—Tienes razón —admitió Baekhyun finalmente, suspirando y se colocó la mochila antes de salir—. ¿Vas hoy a la oficina? —le preguntó, cambiando de tema.
—Sí, hoy entra la persona nueva a trabajar y me quiero pasar a saludar —asintió el híbrido mientras se colocaba los zapatos—. De paso entrego en mano la última nómina firmada.
Miró al más bajo una vez estuvo listo, con su cola moviéndose alegremente tras él y una sonrisa en su cara, lo que hizo reír a Baekhyun con esa risa musical que tanto le encantaba al menor.
—Es como cuando tenías doce años y te decía que podíamos ir a comer helado en verano —le dijo Baekhyun.
—No es verdad —hinchó sus mejillas el híbrido, pero Baekhyun volvió a reír y él no pudo más que sonreír en respuesta.
Fueron en coche con Baekhyun de conductor, quien lo dejó a la entrada de su trabajo y lo despidió, deseándole buena suerte con el nuevo miembro de su equipo. Chanyeol entró en el edificio con un sentimiento extraño en su interior. Se olvidó de todo eso, sin embargo, cuando su jefe, Kim Junmyeon, lo recibió con demasiado entusiasmo y lo instó a que lo acompañara a su despacho.
—Chanyeol, menos mal que te he pillado a tiempo —le dijo con una gran sonrisa. El hombre era agradable y simpático, pero demasiado entusiasta—. No quería que te fueras antes de presentarte a Hongbin.
—¿A quién? —pero el otro tan solo abrió la puerta y la pregunta tuvo su respuesta.
Hongbin, de apellido Lee según dijo su jefe, estaba allí, visiblemente nervioso. Cierto era que Chanyeol era un híbrido, y le resultaba más fácil captar las emociones de los demás a través del olor, pero en este caso, el chico ante él era un manojo de nervios bastante aparente. Hongbin era un híbrido de perro, como él mismo, aunque su pelo era castaño claro con reflejos dorados y liso, a diferencia de la oscura maraña de rizos del propio Chanyeol.
—He pensado que podrías enseñarle un poco la empresa antes de irte, ¿no crees? —le sonrió Junmyeon, con esa sonrisa que decía que no aceptaría un no por respuesta—. Como sois los dos híbridos, seguro que os entendéis bien.
—Junmyeon, ¿sabes que he venido para eso, verdad? —rió Chanyeol, algo incómodo con la manera en la que lo miraba Lee Hongbin, como si creyera que habían obligado al otro a estar allí.
—Ah, es verdad —se palmeó la frente el jefe, y se giró hacia Hongbin—. Disculpa, tengo la mente en muchas partes y se me olvidan detalles como ese. Chanyeollie te enseñará dónde están las cosas. ¡Encantado de tenerte en el equipo! —y sin más, se fue como una exhalación hacia el departamento de márketing.
—¿Tienes mucha confianza con el jefe? —le preguntó Lee, algo cohibido aún por el despliegue de energía de Junmyeon.
—No, pero él es así —se encogió de hombros el alto—. Dentro de nada comenzará a llamarte "Hongbinnie", y cuando te quieras dar cuenta, te habrás acostumbrado.
—Oh, ya veo —parpadeó el otro, sin saber realmente qué decir, y Chanyeol sonrió con simpatía.
—Ven, voy a enseñarte los departamentos y a presentarte a los compañeros.
Durante la siguiente hora o así, Chanyeol estuvo mostrándole a su nuevo compañero dónde estaba cada cosa, a los compañeros que sí trabajaban en la oficina y los distintos departamentos que conformaban la empresa.
—¿Sabes utilizar TRADOS? —le preguntó al nuevo.
—¿El programa? Nos lo enseñaron en la universidad, pero hace tiempo que no lo utilizo —admitió Hongbin, algo cohibido.
—No te preocupes —le sonrió—. Te mandaré nuestras bases de datos para que te instales los diccionarios y demás, y te pasaré un par de documentos para ver cómo te manejas, ¿de acuerdo? —Hongbin asintió y Chanyeol sonrió un poco más—. No tengas miedo de preguntarme cualquier cosa, que para eso estoy aquí.
Hongbin lo miró como si fuera alguna clase de ángel caído del cielo, y Chanyeol se preguntó cómo lo habrían tratado en su vida antes para que eso pasara. Sin embargo, era día 30 y debía apresurarse para ir a casa y que le diera tiempo de ir al supermercado en caso de que le faltara algo para la comida de los próximos días. Normalmente habría ido antes, odiaba las compras de última hora, pero no había tenido tiempo y, la verdad, prefería ir el día 30 por la tarde antes que el 31 por la mañana. Así que se despidió del otro híbrido, una vez le hubo dado su contacto, y se dirigió al ascensor. Miró su teléfono móvil, pensando si debería escribirle a Baekhyun por si había terminado, cuando el aparato sonó, mostrando que tenía una llamada entrante del mayor. Su corazón se saltó un latido por la coincidencia, pero deslizó el dedo y aceptó la llamada.
—Hola, Baekhyunnie —lo saludó con una sonrisa en sus labios.
—Hola, Chanyeollie —le respondió el otro de buen humor, y Chanyeol imaginó que algo bueno había pasado—. ¿Has terminado ya en la oficina?
—Sí, estoy saliendo —y como demostrar su afirmación, el ascensor emitió un ding que indicaba que había llegado al hall—. ¿Por?
—Mi jefe ha decidido que no nos quiere ver en la oficina y me iba a casa. ¿Te recojo y vamos a hacer la compra?
—Por qué no me extraña eso viniendo de Jaehwan —rió el alto—. De acuerdo, te espero en el paso de peatones frente a la puerta.
—Estaré allí antes de que me puedas echar de menos —le respondió con una risa Baekhyun.
Chanyeol colgó con una sonrisa en la cara. Podía notar el aleteo rápido de su corazón dentro de su pecho, y sabía que era peligroso, pero no podía evitarlo. Amaba a Baekhyun y lo hacía muy feliz que el otro se preocupara tanto por él y por su bienestar. Al final estuvo casi quince minutos esperando a que Baekhyun apareciera, y cuando abrió la puerta, no tardó en hacerle una broma al respecto.
—Eres un mentiroso, Byun Baekhyun, me ha dado tiempo de echarte de menos.
—Pero si solo han sido diez minutos —el mayor infló sus mejillas, tratando de ablandar su corazón con aegyo.
—Quince —lo corrigió el híbrido con una sonrisa, queriendo continuar con la broma—. Y en cualquier caso, te eché de menos en cuanto colgué, así que...
Chanyeol no pudo acabar la frase, porque Baekhyun lo miró con una expresión sorprendida y las mejillas rojas, y a él se le olvidó lo que estaba diciendo. Podía oler el nerviosismo y la excitación ajena, y aquello lo descolocó.
—¿Baekhyun...? —probó, todavía inseguro. Sin embargo, el otro parpadeó y golpeó su brazo, como si acabara de salir de un trance.
—I—idiota, entonces no había manera de que llegara a tiempo —le dijo antes de volver su vista a la carretera y reanudar la marcha.
Se hizo el silencio entre ellos, Baekhyun estaba concentrado en la carretera y Chanyeol trataba de pensar con lógica en lo que había ocurrido, pero su corazón no dejaba de latir fuerte en su pecho, contagiado por el estado de ánimo de Baekhyun y no era capaz de pensar con lógica.
—¿Qué quieres comprar en el supermercado? —preguntó el mayor de los dos al cabo de un rato de estar en silencio. El híbrido lo miró, podía ver que aún tenía las mejillas coloradas, pero trataba de aligerar el ambiente.
—Me faltan un par de ingredientes para mañana y pasado —respondió.
—El día uno estaré de vuelta a la hora de comer —le aseguró Baekhyun, y Chanyeol sonrió.
—Entonces tengo que comprar un poco más de carne.
Al final acabaron comprando mucho más que los dos ingredientes y la poca carne que Chanyeol pretendía. Ya que no iban a estar juntos en Nochevieja, Baekhyun sugirió que celebraran juntos el año nuevo el día uno, ya que su madre tampoco iba a estar presente. Así que acabaron comprando bebidas, snacks, incluso decoraciones como confeti y demás, como si fueran a celebrar una gran fiesta. En realidad, solo iban a ser ellos dos, pero el solo pensamiento emocionaba al híbrido, que no podía dejar de mover su cola de un lado a otro mientras elegían todos los detalles.
Podía ver a Baekhyun mirándolo de reojo con una sonrisa en la cara mientras elegían los diferentes componentes de su fiesta improvisada y, a la hora de pagar, ambos se habían olvidado de lo ocurrido en el coche.
—No me voy a morir esta noche, Baekhyun —bufó Chanyeol desde el sofá, divertido con la cara que estaba poniendo el mayor.
Era el 31 por la tarde, el sol ya se había puesto y las farolas iluminaban a los transeúntes en las calles. Habían terminado de comer juntos y habían recogido la cocina antes de que Baekhyun hiciera su pequeña maleta para irse con Changmin. Era la primera noche que Baekhyun iba a pasar fuera de casa desde aquel día a mediados de noviembre que fueron a visitar a Choa. Era extraño saber que no iba a poder dormir abrazado al mayor, pero al menos lo consolaba la promesa de la fiesta que iban a pasar juntos. Pero no pudo pensar en eso cuando Baekhyun lo miró con cara compungida desde la puerta, con su cara semienterrada entre el gorro, la bufanda y el abrigo extra largo. Parecía una especie de elfo adorable de Papá Noel con cara triste y mejillas coloradas, y él no pudo reprimir su risa.
—No te rías, estoy preocupado —se quejó Baekhyun mientras se acercaba para darle un puñetazo suave en el brazo.
—Lo sé, pero ha sido gracioso —le respondió el alto. Se frotó la zona dolorida con suavidad, sin perder la sonrisa—. Gracias por preocuparte, pero estaré bien —alzó la vista para mirar al mayor a los ojos—. Te lo prometo.
En ese momento, Baekhyun se inclinó para darle un abrazo, uno que pilló por sorpresa a Chanyeol, pero que no pudo decir que no le gustara.
—Más te vale que no te pase nada, idiota —murmuró, con la voz ahogada por las capas de ropa. Se separó finalmente y fijó su vista en los ojos del otro—. Nos vemos mañana, ¿de acuerdo?
Chanyeol sonrió y asintió de vuelta antes de despedirlo con la mano. El sonido de la puerta al cerrarse lo dejó sumido en un silencio extraño. No era la primera vez que estaba solo en su casa, pero estaba tan acostumbrado a tener a Baekhyun alrededor que se le hacía extraño no tener su presencia alrededor. Era un pensamiento idiota, sabía que el mayor volvería al día siguiente y que se había quedado solo otros días mientras Baekhyun iba a trabajar a la empresa; pero de algún modo, el sentimiento era distinto. Suspiró profundamente, no iba a conseguir nada pensando en eso, así que decidió comenzar a cocinar su cena en solitario justo cuando su teléfono comenzó a sonar. El nombre que aparecía en pantalla lo hizo parpadear con sorpresa antes de descolgar.
—¿Wheein? —preguntó, dubitativo.
—¡Hola, Chanyeol! —la voz alegre de Wheein lo saludó desde el otro lado del teléfono. Había un poco de ruido, por lo que supuso que la chica estaba en la calle—. ¿Cómo estás? ¿Sigues sin tener planes para hoy?
—No sé si ofenderme por eso —le dijo, pero estaba sonriendo—. Sí, voy a cenar aquí solo, Baekhyun se ha ido ya con Changmin.
—No puedes ofenderte porque es verdad —casi podía imaginar la cara de la chica mientras le decía eso, burlándose de él con la lengua fuera—. ¿Te gustaría venir a mi casa? Hyejin y yo damos una pequeña fiesta, vendrán varios amigos y he pensado en invitarte.
—Vaya, eso no me lo esperaba —respondió el alto con honestidad.
—Sé que ahora estoy con la mujer que amo, pero no por eso vamos a dejar de ser amigos, Chanyeol —el tono de Wheein era dulce, y él no pudo evitar la sonrisa que se expandió por su cara. Aquello parecía una tontería, pero lo hacía feliz.
—Está bien, iré allí. ¿A qué hora sería?
Las diez de la noche tocaban en el reloj cuando Chanyeol llamó a la puerta de Wheein. Podía escuchar el sonido ahogado de la música, de las risas y de las conversaciones, y se planteó que la "pequeña" fiesta de Wheein no iba a ser tan pequeña como había creído. Al menos Baekhyun estaría más tranquilo, le había enviado un mensaje diciendo que iría a la fiesta para que supiera que iba a estar acompañado.
—¡Hola! —la puerta se abrió, dejando paso a Hyejin, que seguía tan guapa como aquella vez en el restaurante. O puede que más, porque la felicidad que desprendía la hacía aún más hermosa—. Chanyeol, ¿verdad? Te estábamos esperando, pasa, pasa. ¡Hace mucho frío fuera!
La mujer lo tomó del brazo y lo introdujo dentro del piso sin esperar realmente a que él se moviera y apenas sin darle tiempo a quitarse los zapatos. El salón de la vivienda estaba lleno de gente, con la comida y la bebida a un lado para que cada uno eligiera cuándo y cómo surtirse. Las decoraciones navideñas y el árbol casi habían sido aplastados contra la pared para dejar sitio a una improvisada pista de baile.
—¡Wheein! ¿Dónde estás? —gritó Hyejin, tratando de hacerse oír por encima del ruido—. ¡Ha llegado Chanyeol!
—¡¡Chanyeol!! —la inconfundible voz de Wheein se hizo oír por encima de las conversaciones, y a los pocos segundos, apareció de entre la multitud el menudo cuerpo de la chica—. ¡Ya era hora!
—Me dijiste que viniera a las diez —se defendió el alto con una sonrisa, agachándose para dejar que la chica lo abrazara.
—Porque sabía que no ibas a venir antes —le replicó ella con una sonrisa.
Wheein estaba espléndida, su sonrisa era brillante y sus ojos parecían tener luz propia. Se notaba que era feliz y Chanyeol se alegró por ella de corazón. Dejó que la chica lo guiara entre la multitud, parloteando sobre las últimas semanas mientras le servía un vaso de refresco y le daba a elegir entre una selección de canapés.
Estuvieron hablando mucho rato, sobre todo la chica, que no tardó en ponerlo al día de su vida hasta ese momento mientras le iba presentando al resto de invitados. Los amigos de ambas fueron muy amables con él, y en ningún momento se sintió cohibido o avergonzado.
Eran sobre las once menos cuarto de la noche cuando recibió un suave toquecito en el hombro que lo hizo girarse y cortar la conversación que estaba teniendo con Hyejeong. Cuando distinguió la cara de aquella persona, su boca se abrió en una O de sorpresa.
—¡Hongbin! —exclamó. El otro sonrió.
—Hola, no esperaba encontrarte aquí.
—Puedo decir lo mismo —Chanyeol rió suavemente—. ¿Cuándo has llegado?
—Hace un rato, estaba atascado en tráfico —el chico puso cara de hastío y el otro rió con diversión—. ¿Y de qué conoces a Hyejin?
—En realidad conozco a Wheein, vamos los dos a ver a la doctora Park —respondió Chanyeol, no quería ser demasiado explícito, pero hubo algo en la mirada de Hongbin que le dijo que había entendido más de lo que él había dicho.
—Comprendo —asintió Hongbin—. ¿Es el odio mutuo al médico lo que os ha unido?
Chanyeol soltó una carcajada y aplaudió involuntariamente, lo que hizo que Hongbin sonriera a su vez. Comenzaron a hablar de banalidades, sobre sus gustos y aficiones, y, a pesar de que no tenían muchos en común, era fácil y agradable hablar con Hongbin. El tipo parecía muy interesado en todo lo que Chanyeol tuviera que contar, y lo cierto es que se lo estaba pasando bien, hasta que alzó la vista y vio a Wheein rodeando con sus brazos a Hyejin, murmurando algo muy cerca de su cara, antes de juntar sus labios en un beso. En ese momento recordó a Baekhyun, sin poder evitar pensar en cómo él estaría en ese momento haciendo algo parecido con Changmin.
Fue como si le hubieran quitado toda la alegría. La música ahora era solo un murmullo ininteligible, las conversaciones eran ruido. La comida no le sabía a nada y la perspectiva de pasar fin de año acompañado ya no le resultaba atractiva. Solo quería irse a casa y esperar a que llegara Baekhyun, porque era un idiota que sólo podía pensar en el hombre al que amaba.
—¿Chanyeol, estás bien? —la voz preocupada de Hongbin le llegó distante
—Sí, es solo que... —hizo un sonido con la garganta, como indicando que no se sentía bien, pero sin tener que dar más explicaciones—. Creo que me iré a casa.
—Te acompaño —se ofreció, pero Chanyeol negó con la cabeza.
—Estaré bien, gracias, es solo un poco de malestar —sonrió—. Dile a Wheein que lo siento.
Y se marchó sin mirar atrás. Eran cerca de las once y media en su reloj cuando comenzó a caminar de vuelta a casa, con el frío azotando sus mejillas. Apenas le había dado tiempo a pensar que hacía frío suficiente como para que empezara a nevar, cuando el primer copo de nieve cayó sobre su nariz. Se tapó la cabeza con la capucha del abrigo y apretó el paso para no mojarse, pero aún así, el agua lo había calado hasta los huesos cuando llegó a casa.
Puso la televisión de fondo mientras conectaba la calefacción y se cambiaba de ropa por algo un poco más cómodo y seco. Eran las doce menos cinco cuando finalmente se sentó frente al televisor con una taza de chocolate, el favorito de Baekhyun, a ver cómo en la televisión daban paso al nuevo año.
Era extraño, porque el estar rodeado de cosas que eran del mayor, de su olor, hacía que Chanyeol estuviera feliz y triste a la vez. En cualquier caso, y a pesar de lo confuso de sus sentimientos, se sentía mejor en casa que en la fiesta. En su hogar no tenía que fingir que estaba bien tener que encontrar pareja, podía simplemente perderse en el olor de Baekhyun y esperar a que sus brazos lo rodearan al día siguiente cuando volviera de casa de Changmin.
—¡Sólo queda un minuto para el año nuevo! —anunció con emoción el presentador del programa.
Chanyeol dio un sorbo a su chocolate y sonrió, pensando en Baekhyun y en sus abrazos cálidos.
—¡Treinta segundos!
Un pitido anunció que la puerta del piso se estaba abriendo. ¿Quién demonios podría ser? Chanyeol se levantó y miró la puerta, expectante, con su corazón latiendo estúpidamente en el pecho. Cuando ésta se abrió, reveló a la persona que Chanyeol menos esperaba.
—¡Diez! ¡Nueve! ¡Ocho! ¡Siete! ¡Seis!
—Pero...
La mochila hizo un ruido seco al caer al suelo.
—¡Tres!
Pasos apresurados.
—¡Dos!
—Chanyeol...
—¡Uno!
Unos brazos lo rodearon, los mismos que Chanyeol había soñado que lo rodeaban antes, cuando sorbía su chocolate.
—¡Feliz Año Nuevo!
Y, a pesar del ruido procedente de la televisión, el híbrido pudo escuchar esas palabras susurradas solo para él.
—Feliz año nuevo, Chanyeol —y Chanyeol tan sólo sonrió y le devolvió el abrazo antes de responder.
—Feliz año nuevo, Baekhyun.
Un capítulo largo para compensar la ausencia <3
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